Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤
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miércoles, 26 de octubre de 2022

El reencuentro será maravilloso

 

«El 22 de abril de 2014, murió mi hijo Jaume. Cumplía tres años y tres meses justo aquel día. En este libro voy a intentar trasmitiros todo lo que sentí y cómo lo viví. Describiré cómo sucedió e intentaré hacer un recorrido por estos casi tres años que han pasado desde entonces. Cuando muere un hijo, nada vuelve a ser igual. Parte de ti muere con él. El dolor es tal, es tan indescriptible que, a veces, he tenido la sensación de que iba a perder la cabeza o estallar en mil pedazos. Lástima que en ese momento no lo hiciera; hubiese sido mucho más fácil. Pero no, tienes que seguir viviendo, tienes que seguir levantándote por las mañanas y ver cómo el mundo sigue, la vida sigue, la gente sigue y tú… tú no puedes ni quieres seguir, pero no hay opción. O sí la había: podía morir en vida, convirtiendo a mi hijo en mi verdugo o, por el contrario, podía poner todo de mi parte para sobrevivir. Yo elegí la segunda: elegí vivir y convertir cada día de mi vida en un homenaje a mi hijo. Por todo lo que me dio, lo que me enseñó y por la persona en la que me convirtió solo siento agradecimiento. También por los que estaban a mi lado, que no eran pocos; más adelante hablaré de ellos. Todos estábamos sufriendo mucho, teníamos que salir de esto sin más tragedia. Por todo eso, decidí vivir. Busqué y busqué. Estaba inmersa en una búsqueda sin fin: terapia, libros, cursos, reiki, yoga, documentales… Buscaba respuestas y actividades que me hicieran sentir mejor y a la vez me acercaran a mi hijo. Lloraba y lloraba. Gritaba hasta caer rendida un día tras otro. Ahora me doy cuenta de que llorar es la única manera de sanar el alma».

El reencuentro será maravilloso

 


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El reencuentro será maravilloso de Mónica Lidon eBook => https://silaloco.blogspot.com/?i=B099V89MKB Le pasa a todo el mundo a medida que crece. Descubres quién eres y qué quieres, y luego te das cuenta de que las personas que conoces desde siempre no ven las cosas como tú.
Entonces conservas los maravillosos recuerdos, pero te encuentras siguiendo adelante.

martes, 18 de octubre de 2022

Superar el duelo: ¿Dónde está mi ilusión?


Una preocupación habitual que manifiestan las personas que están atravesando un proceso de duelo tiene que ver con la pérdida de la ilusión y de las ganas de emprender proyectos o actividades, o simplemente fantasear con ellas. Muchos dolientes temen que ya nunca volverán a sentir esta emoción y que van a estancarse en esa sensación de bloqueo o de tristeza que todo lo cubre.

La ilusión va asociada a volver a estar presente en la vida, a interesarse y participar de nuevo como agente activo, pasando del modo automático al consciente. Por eso, la tristeza profunda que trae el duelo en sus momentos más agudos es difícil de combinar con la ilusión, ya que son dos fuerzas contrarias y la tristeza nos lleva hacia dentro: al recuerdo, al repaso, al llanto, al recogimiento.

Las fuerzas que dirigen el duelo

El duelo mezcla muchas emociones: no sólo está presente la tristeza, también el miedo, la ira, la culpa. Todas ellas demandan una gran energía. A los dolientes les sorprende el cansancio que sienten, pero es que este trabajo emocional es agotador. Este conjunto de emociones que requieren tanto y que dirigen el foco de nuestra atención hacia dentro, durante mucho tiempo son las que llevan el ritmo y la dirección del proceso.

La ilusión, por el contrario, es una emoción expansiva cuya fuerza se centra en el presente y que permite mirar hacia el futuro. Así, entra en contradicción con la dirección de la tristeza y de otras emociones habituales en el duelo cuando éstas se encuentran en su intensidad máxima.

 www. fundacionmlc.org

viernes, 30 de septiembre de 2022

Querida mamá compañera:



No, lo que sientes hoy no es humano, de hecho se siente más profundo de lo que un simple humano pudiera soportar, ese hueco enorme en el estómago, ese apachurron tan fuerte en el corazón, ese ardor que quema en el alma, intangible... y esa sensación de que no se puede respirar, pasa, te lo prometo.

Es correcto que te vuelvas un poco loca, no te juzgues y vive tu momento, grita si quieres gritar, reclama lo que quieras reclamar, mira al cielo y haz todas esas preguntas que deseas hacer pero después recuerda esa carita angelical y vuelve a tu centro que peor que esto, solo podría ser nunca haberla conocido.

Por todos lados vas a leer que perder a un hijo es lo peor que le puede pasar a una persona y si lo es. Me gustaría decirte lo contrario, sin embargo, volverás a sonreír de corazón, aprenderás a vivir con esto y ese ardor que quema lo más profundo del alma hasta ese lugar que no sabíamos que existía disminuirá al grado que podrás volver a sentir, a sentir amor, a sentir felicidad, a sentir alivio... ¿sabes porque? Porque llegará el momento en que valoraras estar viva y querrás honrar de la mejor manera esa vida que tu hijo o hija no pudieron tener; cuando ese momento de lucidez llegue (tarde lo que tenga que tardar no hay prisa) no habrá vuelta atrás, veras en el espejo a esa "nueva tu" y no habrá manera de regresar, te sorprenderá lo diferente que eras y en quien te has convertido.

El que dirán dejara de preocuparte, dejaras de sentirte por cosas que no valen la pena, dejaras ir a amistades que no te nutren o que no estuvieron o están, te querrás rodear de gente que te haga reír, que no te juzgue, que no te critique, que te haga crecer como persona porque entenderás que de eso se trata la vida, no de estancarse, no de mirar atrás si no de evolucionar, de caer, de levantarse, de alejarse del drama y de las personas que lo provocan que de eso... ¡ya tuviste bastante!

y si, en ese camino cometerás mil errores pero consciente de que todo en esta vida tiene solución menos la muerte, y tú, tú ya superaste eso.

Llegarás ahí, te lo prometo, porque siempre querrás ser mejor persona para honrar a esa personita que se te presto tan poquito tiempo, porque en el fondo de tu corazón desearas que el día que se vuelvan a encontrar te diga: ¡mamá, lo lograste, estoy orgulloso de ti!.

Fuente: https://vanguardia.com.mx/opinion/politicon/carta-una-madre-que-ha-perdido-su-hijo-PSVG3317967

miércoles, 28 de septiembre de 2022

"CARTA A LOS PADRES QUE HAN PERDIDO UN HIJO O UNA HIJA



Del libro: Dolor y Sufrimiento

-La muerte de un hijo es, si no la, una de las experiencias más dolorosas para los padres y marca un antes y un después.
Es tan grande el dolor que produce la pérdida de un hijo, que los padres nos sumergimos en un estado de confusión, dolor, rebeldía y de desconexión con el mundo. Es una etapa de gran tristeza,...
desconsuelo, aturdimiento y angustia.

-En ese instante nos sentimos tocados por la muerte en plenitud.
Esta nos ha quitado a una persona muy querida, nos ha robado su presencia y compañía, en lugar de habernos llevado a nosotros. Con el pasar de las horas, la realidad se impone y abruma, y uno siente impotencia, deseos de suspender la propia vida y los proyectos personales.

-Cada vez que uno escucha acerca de la muerte de un hijo ajeno, nuestro cuerpo reproduce las huellas ocasionadas al momento de haber experimentado nuestra propia pérdida. Se reproducen las palabras,
las sensaciones y las claves de lo sentido en aquella funesta ocasión.
Uno guarda el recuerdo del momento en forma fotográfica. De igual manera se atesora el contenido de las cartas y palabras de aquellos que estuvieron con uno y que le dieron su apoyo y solidaridad.

-Tras la pérdida comenzamos a sentir un dolor que no tiene explicación, el que sin embargo, si se vive plenamente conduce a aceptar la pena, el llanto y la desolación, para finalmente descubrir que esta desgracia es una prueba a la que debemos darle un sentido.

-Existe el dolor sin sentido, que nos lleva a dudar de todo y a vivir con desesperanza. El dolor con sentido es un camino para encontrar a Dios en los múltiples gestos, personas y circunstancias que nos acompañan.

-Así como olvidamos los éxitos, pero jamás los fracasos, también olvidamos a aquellos con quienes reímos, pero jamás a aquellos con quienes lloramos.
Hay que vivir realmente la pena, dejar que la tristeza respire en nosotros, concederse el permiso para estar tristes, llorar y deprimirse.
Olvídense de las prohibiciones de llorar, de sentirse débiles y vulnerables, siempre en el duelo hay un tiempo de tristeza que debe ir acompañado de recuerdos y vivencias. En palabras de Proust:
“Sólo sanamos de un dolor cuando lo padecemos plenamente”.

-Lo que sí está prohibido es avergonzarse de que a uno lo vean triste: vivir la pena es un acto de sanidad espiritual y física.
Negar esa pena es ir en búsqueda de la enfermedad física y espiritual.

-No contengamos las lágrimas. Siempre a nuestro lado estará el Señor para secarlas y nos acompañará en nuestras noches de insomnio.
En ese tiempo de pena, en esa época de tristeza sentiremos que no hay consuelo, sin embargo, viviendo la pena y atendiendo los recuerdos llegará el tiempo de la aceptación, aun cuando nos parezca que es imposible. El reprimir las lágrimas, los sentimientos y las emociones solo nos irá enfermando sin sospechar
de sus consecuencias.

-El llanto, el desconsuelo es un tiempo que pasa –como una nueva estación del año que se va−, dejándonos una mezcla de cansancio y olvido. Luego llegará un nuevo entendimiento que nos permitirá
seguir y salir adelante.

-La expresión del duelo se realiza a través de claves emocionales, cognitivas, físicas y conductuales. El duelo es asimismo una respuesta fisiológica. Durante la fase aguda del duelo el sistema inmunológico se altera, disminuye la proliferación de leucocitos y se deteriora el funcionamiento celular. Por eso la preocupación por la propia salud y el cuidado del cuerpo son indispensables.

-Al nacer comenzamos a morir (“para morir hemos nacido”). El acto de nacer implica una pérdida. A partir de ese instante vital se inicia la cuenta regresiva que nos acerca a la muerte.
Es así como desde el momento en que nacemos experimentamos diferentes pérdidas. La vida es un camino en cuyo trayecto vamos perdiendo cosas. Por esa razón cada ser humano debiera desde un
comienzo prepararse para las pérdidas, duelos y separaciones. De ahí que el dolor sea un naufragio por el que hay que pasar.
Este forma parte de la vida, exactamente en la misma proporción que la felicidad, la alegría y el amor. El dolor es un precio que pagamos por el amor. Quien decide amar decide también sufrir.
Sin embargo, en la vida real sucede justamente lo contrario: vivimos como inmortales, pensando que aquello que poseemos durará también para siempre.

-En el proceso del duelo el dolor no desaparece, se amortigua. El ser amado que hemos perdido pasa a ser nuestra sombra o, más bien, un faro interno que está en nosotros siempre encendido y nos acompaña e ilumina.

-La angustia del primer tiempo se va haciendo menos aguda, se va atenuando, sin desaparecer, para dar paso a la vida, a los recuerdos. Uno comienza a recordar la vida de aquel que ha perdido y estas reminiscencias son como un talismán al que se recurre cada vez que se está triste. Se recuerdan sus
dichos con alegría, con cálida ternura, se repiten frases, anécdotas y enseñanzas que nos dejó ese ser querido y que nos hacen a la vez reír y llorar. Luego entramos en un tiempo de consuelo en el que agradecemos al Señor los momentos en que pudimos compartir con esa persona todo el tiempo que vivió.

-La vida de aquellos que parten casi siempre ha sido intensa, llena de acontecimientos y, por lo general, nos brindan un legado o una lección. También su partida nos deja una sensación de lo inconcluso por lo poco que les dimos o entregamos, o por lo mucho que quisimos decirles y no lo hicimos.

-Estos pendientes marcan la calidad del duelo. Es mucho más llevadero un duelo que surge a partir de una relación en que no quedan pendientes, ya que estos dejan heridas más profundas y de difícil curación.

-Muchas son las personas que pierden a un ser querido después de una violenta discusión o intercambio de palabras. Este hecho les hace sentirse mal y quedan con una permanente sensación de
autorrechazo y arrepentimiento. Para ellos el dolor del duelo se agudiza a causa de la culpa. Prontamente deberán encontrar un sentido a esa experiencia para poder cerrar esa herida, pensando que todo lo humano se supera después de la muerte.

-Para no dejar pendientes después de una pérdida o duelo, un buen consejo sería aquel que dice que hay vivir cada día como si fuese el último de nuestra existencia.

-Las huellas que dejan los hijos son imborrables y el recuerdo de ellos constituye un paraíso personal del que nadie nos podrá expulsar. Hay recuerdos y momentos de la vida de aquellos que amamos y perdemos que nos hacen recuperar el aliento y borrar años de dolor y sufrimiento. Lo sanador es esforzarse ante el misterio de la muerte para lograr que prevalezca el amor y no la significación negativa que le podamos dar a ese acontecimiento tan triste y doloroso.

-Al darle importancia al amor que nos rodeó junto a quien perdimos y amamos se produce una alegría nostálgica. Con ese sentimiento guardamos e inmortalizamos su recuerdo. Recuerdos que milagrosamente no cambian a través del tiempo.

-Ese tiempo del recuerdo hace que nuestros corazones aniden nuevas emociones, nuevas esperanzas, que nos permiten ver una luz presente de una imagen desaparecida.

-El camino para alcanzar el consuelo es largo y doloroso, pero debemos recordar que para llegar al alba hay que recorrer todo el camino de la noche, y que esa noche en principio suele no tener luna… Pero nosotros, los cristianos, tenemos la esperanza del reencuentro, la que nos llena de ilusión con la promesa de la eternidad.

-Kalil Gibran nos alienta:

"El nacimiento es el comienzo, la muerte no es el final".
 -La existencia es una continuidad que se desplaza entre días hermosos y otros oscuros, sin luz.

-Podemos estar en el túnel oscuro sin ver la luz, pero tenemos que saber y repetirnos mentalmente que en ese día negro y lluvioso, detrás de las nubes, siempre hay un sol que brilla.

-Cuando estemos llenos de tristeza, sin esperanzas, mantengamos el recuerdo de los días hermosos sin nubes. El nacimiento no es el comienzo, la muerte no es el final, lo que atravesamos al
entrar y salir es la puerta de Dios que nos lleva al consuelo después del sufrimiento y la tristeza. Con el tiempo aprendemos que el amor y los recuerdos no mueren.

martes, 27 de septiembre de 2022

TE DIGO UN SECRETO?. Hijo amado, Adrián Trujillo Arriero



No morí, simplemente me disfracé de recuerdo para anidar por siempre en tu alma, me convertí en un adiós, en ausencia presente, en presencia ausente...
Mi partida estaba tatuada en el sendero de mi vida,. Nuestro encuentro y nuestro adiós sólo es parte de una bendita coincidencia de nuestros ciclos, debidamente planeada por nuestras almas y por aquel que nos pensó, nos creó y nos puso uno ante el otro... Todo es parte de un sistema perfecto en el sendero de las almas.
Te regalo el reto de encontrarme en la memoria de tu piel y tu mirada.
Mi esencia te impregna, te envuelve y te cobija.
Tus ojos lavan la tristeza de tu alma con lágrimas.
Un día estarán tan limpios que podrás mirarme aunque no me mires...
Mientras tanto, nos vemos en nuestros recuerdos, en cada memoria, en cada atardecer, en tus sueños te visito y me visitas...
Nos vemos pronto, nos recordamos siempre, nos amamos eternamente... "Adiós" es solo una palabra para nombrar una nueva forma de estar juntos, siempre que me recuerdes, siempre que me extrañes, siempre que me pienses...
Hasta ese día... siénteme en ti y a tu alrededor.
"Por siempre en mi corazón" 💕
Créditos a quien corresponde

miércoles, 20 de julio de 2022

Los milagros existen



 Eres amado siempre, mi hijo amado Adrián, mi Ángel de Amor y Luz

Cuando perdí a Ludmila una de las preguntas que me hice muchísimas veces fue si ella volvería en esta vida, en forma de otro hijo. Durante un tiempo quise creer que sí. Pero hoy creo que cada hijo es un regalo del cielo, único e irrepetible que viene a llenar nuestra vida de luz, de enseñanzas y luego parte a un lugar en donde nos esperan, para estar alma con alma juntos para siempre. Como siempre fue y siempre será. 
Parte de mi creencia viene de haber leído los libros del Dr Brian Weiss y hoy les traigo un fragmento de su último libro, de todas las historias de sus pacientes lo que leí esta fue la más perfecta y reconfortante.
Si no saben quién es el Dr Weiss, es un psiquiatra estadounidense especialista en terapia de regresión a las vidas pasadas. El descubrió cómo nuestra alma (que es única) va cambiando de cuerpo en muchas vidas hasta que aprendemos las lecciones vitales inherentes al ser humano, tenemos que perderlo todo y también tenerlo todo. Amar y sentir abandono, ser sanos y enfermos, para llegar a ser un alma con sus lecciones aprendidas. 
Si quieren más info dejo un link a su web (http://www.brianweiss.com/)  
Ahora sí, los animo a leer esto, parece largo pero créanme, si están aquí por haber perdido un hijo…. se lo van a leer en dos minutos y van a quedar con ganas de más 
(Esta es una historia real de una de sus pacientes, en este caso fue paciente de su hija Amy también psicoterapeuta)
Jessica, maestra de treinta y tantos años de pelo rubio, ojos azules y voz suave, condujo durante horas desde el centro de Florida para verme en la consulta. 
Había tenido dos hijos en cuyo parto se había practicado una cesárea. Se había quedado embarazada por tercera vez, de un niño sano.Había decidido parir a Elliot de forma natural en su casa, pero durante el proceso se reventó el útero, se desprendió la placenta y el bebé sufrió una carencia fatal de oxígeno mientras era trasladado a toda prisa al hospital. Lo conectaron de inmediato a una máquina para mantener las constantes vitales, pero era demasiado tarde. Murió solo diez días después.
Mientras Jessica me contaba su historia, se me hizo un nudo en la garganta. Nadie merece la experiencia de perder un hijo: la mujer sentada frente a mí era tan buena y discreta que yo no podía imaginar por qué iba a pasarle a ella algo tan demoledor. Tampoco podía imaginar la muerte de mi hijo, y menos aún la tremenda decisión mía que pudiera haber influido en ese desenlace. Jessica había leído los libros de mi padre y encontrado cierto consuelo. Acudía a otro terapeuta que la ayudaba en su proceso de pérdida. Yo estaba afrontando: me parecía un éxito que simplemente se levantara por la mañana, pusiera un pie delante del otro y sobreviviera un día más. Sin lugar a dudas, la apariencia dulce de Jessica ocultaba la dureza del acero. De todos modos, era como si llevara el dolor en el exterior del cuerpo. Yo alcanzaba a verlo, casi podía estirar el brazo y tocarlo. Su infinita profundidad me asustaba: yo era una terapeuta bastante novata, cuando menos en el campo de la hipnosis, y tenía miedo de que el viaje hasta mi consulta hubiera sido para ella una pérdida de tiempo. ¿Qué demonios podía decir o hacer yo para mitigar el sufrimiento de Jessica? Y qué podía causar siquiera una mella en esa clase de dolor?. 
Jessica describió las dificultades que había tenido con sus médicos en el parto de sus dos primeros hijos. Su suave voz subió de tono al hablar de la desconfianza hacia ellos, de los errores clínicos cometidos y de cómo, comprensiblemente, esos errores la habían impulsado a escoger un método diferente para traer al mundo a Elliot. Había investigado escrupulosamente las ventajas y los riesgos de un parto vaginal tras dos cesáreas. Había tomado una decisión con total conocimiento de causa, y teniendo en cuenta lo sucedido con los dos primeros nacimientos, no había duda del porqué de su resolución. Cuanto más hablábamos de Elliot, más intentaba yo separarlo de su trauma, pero tuve la sensación de estar ahí con ella como si, aunque los cuerpos estaban hablando, las almas se sostenían juntas por el aire, mirándose una a otra con ojos tristes e incrédulos. Puede la vida llegar a ser tan dolorosa? Y cuando lo es indefectiblemente, como superarlo?
Cuando Jessica planteó el hipotético escenario de tener otro hijo, su enojo se disolvió en puro pánico. Que sería lo correcto? Iba a confiar otra vez en los médicos? Y si cualquier decisión resultaba errónea? Había pensado mucho en su pasado y su futuro, y a todas luces las preguntas sobre ambos le causaban gran aflicción.
Cuando hipnoticé a Jessice y la llevé a una vida anterior, lo primero que vio ella fueron solo colores imprecisos en forma de olas y puntos. Parecen solo luces, dijo, y durante los diez minutos siguientes no hubo nada más, en efecto, solo luces. Oh, no, pensé, juntando literalmente mis manos para rezar mirando al techo, agradecida por que mi paciente tuviera los ojos cerrados. Ángeles, Dios, quienquiera que esté ahí arriba, tenéis que hacer algo más. Yo rezaba con cada paciente pidiendo ayuda y energía curativa, pero ese día no fue una solicitud convencional. De repente, en medio de esas formas lumínicas palpitantes, apareció en la mente de Jessica la imagen de un delantal. Gracias, dije al cielo, exahalando un suspiro de alivio. Jessica se veía como una mujer joven en un gran porche, algo que recordaba a La casa de la padrera. Estaba apoyada en un poste, sudando a causa del sol estival y el ejercicio físico. El trabajo era duro y estresante, una carga pesada. Jessica notaba la tensión en el cuello y los hombros, debida no solo al trabajo manual sino también a una soledad aplastante. Se daba cuenta de que quería hijos y una familia, pero no los tenía. “Es todo muy duro”. Y suspiró. Nos desplazamos hacia adelante en el tiempo hasta esa noche en que la mujer estaba tendida en la cama, pensando en si cogía o no la Biblia en la mesilla, pero se notaba demasiado cansada para hacer siquiera ese gesto reconfortante. Jessica vio a la mujer sollozar, sentirse a la vez triste, frustrada e inquieta. Tenía una casa grande, pero suponía para ella una tarea abrumadora, y la zona rural en que vivía estaba aislada, exluía la posibilidad de hacer amistades. Los vecinos del lugar la consideraban afortunada: poseía una casa enorme, ese gran porche delantero, una vaca. Sin embargo, ninguno de estos bienes la hacía feliz. Aunque solo tenía veintitantos años, parecía sentirse demasiado cansada y triste para vivir. Volvimos a avanzar en el tiempo, pero nos encontramos más de lo mismo: la mujer, trabajando con ahínco en el patio, esforzándose tan solo para sobrevivir en esa existencia sombría. Y entonces Jessica vio una niña pequeña que bailaba y jugueteaba en la tierra al rededor de la mujer “No la ve” dijo confusa, “pero la niña está bailando, bailando sin parar”. Vio también a un hombre: el esposo, de pie a cierta distancia en un lado del porche. Él y la niña estaban unidos a la mujer, la amaban mientras trabajaba, mientras permanecía sentada en el porche y lloraba, pero ella no sabía que estaban allí. Transida de dolor, solo era consciente de su soledad. De dónde procedía ese abatimiento? para averiguarlo, retrocedimos. Había un accidente, El carruaje que llevaba a la niña y al esposo había volcado, con lo que ambos había muerto en el acto. La mujer no iba con ellos; quería ir, lo había planeado, pero por algún motivo en el último momento se quedó en casa. Los amaba mucho y se sintió terriblemente culpable y responsable de sus muertes. “Pero no fue culpa suya. Los accidentes ocurren, sin más” Dije pensando también en Elliot. Jessica asentía con lágrimas con ojos, pero no parecía creerme. “Da la impresión que lamenta no haber estado allí con ellos” dije en voz baja. “Oh sí” gimió ella. La mujer vivió largos y solitarios años. Trabajó durante toda su vida junto al porche, donde su esposo la observaba solo con amor en la mirada y su hija, dando vueltas ajena a todo, bailaba junto a ella un día tras otro. Mientras Jessica flotaba más allá de su viejo cuerpo empezó a menear la cabeza, como si no creyera lo que hubiera vivido. “No tenemos que amargarnos!” dijo, “Ella podía haber hecho mucho bien” La mujer se había quedado tan inextricablemente empantanada en el dolor y la pérdida, que ya no se recuperó jamás. Pensando en la Jessica de ahora, pregunté: En todo caso, cómo habría podido recuperarse de esa clase de pérdida? Muy fácil, contestó Jessica, sonriendo, “sólo tenía que verlos bailar a su alrededor”.  La pequeña y el esposo, al aparecer religiosamente cada día en el patio delantero, intentaba decirle que estaban bien, que la querían y que nunca la habían dejado; sin embargo, ella no veía nada. “Lo pasaba mal… no tenía por qué. Eran tan, tan felices” dijo Jessica. “Se trataba de amor, de puro amor que manaba de ellos y se detenía justo frente a ella! Y no lo percibía” . Fue una extraordinaria lección que ayudó a Jessica a mitigar algunos de sus actuales sentimientos de  pesar. Por increíble que parezca dado el reciente trauma  experimentado con su hijo, su sufrimiento era opcional, innecesario. Solo tenía que ver bailar a la pequeña cerca de ella. Si sabe que Elliot muy probablemente sigue amándola no lejos del aire que respira, no tendrá motivos para volver a sentir ese dolor insoportable. Al día siguiente en la sesión que hicimos juntas, Jessica entró y salió de numerosas vidas pasadas. En una, era la hija de una especia de curandero hermético, un alma sabia y avanzada a su tiempo; a la larga, ella tuvo su propia familia pero murió joven, dejando a un niño pequeño al que amaba. Jessica creía que el niño de esa vida era Elliot. “Es como si esta vez nos hubiéramos intercambiado el sitio. Yo le dejé pronto en aquella vida, él me ha dejado pronto en esta. Vaya”, dijo, comprendiendo de pronto “En esta vida él no me castigaba en absoluto. Solo me mostraba cómo era eso de ser abandonado en vez de ser el que se vaya pronto. Pero el amor no desaparece. Nosotros sí, el amor nunca” Percibía que, en la regresión, Elliot también era su amado padre. “Parecía entenderlo todo” añadió, “Era muy cariñoso. No le molestaba nada. Todo lo hacía con delicadeza y ternura para que la humanidad fuera mejor”. Las vidas de Jessica con Elliot eran innumerables, antiguas, surgían a lo largo de los años a medida que sus almas se trenzaban una y otra vez para enseñar, aprender, amar. No era casualidad que él hubiera aparecida en la vida actual de ella; estaba intrínsecamente vinculado a Jessica, de quien era una parte, si bien la forma, la relación y las circunstancias variaban siempre. Mientras estaba sentada frente a mí, su rostro cambió por completo. No se apreciaban arrugas de tristeza, ni ojos cansados; solo amor, felicidad, incluso entusiasmo. Por extraño que parezca, ni siquiera parecía ya humana; con su color rubio y su expresión beatífica, era realmente como un ángel, un espíritu dichoso, resplandeciendo con una paz que iba más allá de las palabras. Estaba radiante, y la luz transformaba todas y cada una de sus partes. Se acababa el tiempo. No creo que Jessica pudiera llegar a ser más feliz, lo que suena un tanto retorcido si tenemos en cuenta la razón por la que había venido a verme. Presenciarlo fue algo increíble. Trabajas bien, le dije al cielo. Concluí la sesión llevando mentalmente a Jessica a un tranquilo campo de flores silvestres y haciendo que visualizara a su guía, que se reunía con ella para orientarla sobre cómo podía seguir curándose también tras salir de la consulta. El guía de Jessica, su sabio y bondadoso maestro, era, por supuesto, Elliot. Ella se imaginaba sosteniendo el pequeño cuerpo de bebé que comenzó a emitir una luz brillante. Elliot abrió los ojos. (Después de la sesión, Jessica se maravillaba de esto. “Nació clínicamente muerto. Nunca le vi los ojos”) En la mente de ella, Elliot le daba con la mano en la nariz y le guiñaba el ojo, como si estuviera diciendo “te he pillado!”, como si todo aquello, esa voltereta que daban juntos por tantas vidas, ese incesante borboteo de muertes y nacimientos sucesivos, no fuera más que una broma cósmica. Aquí, Jessica, como le sucedería a cualquiera, sufría por la pérdida de un bebé sano, el cuerpo y el cerebro súbitamente muertos, pero el propio Elliot no podía tomarlo en serio; lo único que tenía que decir sobre la cuestión era algo como “se acabó mi turno; ahora te toca a ti!”. Para Jessica, el bebé Elliot, que ahora estaba dándole palmaditas en la barbilla y haciéndole guiños, era sin duda el adulto y ella el niño: la de él era un alma vieja y afectuosa, realmente un maestro adelantado. Cuando Jessica lo cogió en brazos, el cuerpo de él comenzó a desaparecer, disolviéndose en la luz  brillante cada vez más fuerte, cada vez más intensa, hasta ser él muy grande y estar más allá de los cuerpos, y su luz llenó el campo entero. Las flores silvestres, la hierba y el inmenso cielo azul resplandecían con su luz. El niño era más grande que Jessica, mayor que cualquier cosa imaginable. Hice de nuevo reflexionar a Jessica sobre sus sentimientos de responsabilidad, sabiendo que un alma tan vasta que abarcara el mundo entero jamás podría apagarse debido a una decisión individual, un accidente único. Ella se limitó a reír, como si la propia pregunta que no había dejado de hacerse ya no tuviera sentido. “¿Quién tuvo la culpa de su muerte? Yo, los médicos, nadie. Da igual. Es que da igual”A continuación, Jessica se vio embarazada, y enseguida con el bebé sano entre sus brazos en una habitación de hospital. Ese niño no era Elliot, pero estaba realmente con ella, un estallido de luz. “Está irradiando la habitación entera”, musitó ella. “Es como si las paredes percibieran rayos de luz. Él es todo, está en todas partes” Mientras Jessica sostenía al nuevo bebé, Elliot sostenía a Jessica. El hijo besó la cabeza del bebé una y otra vez. No había tristeza ni dolor, solo el amor más puro mientras Elliot velaba protectoramente por elllos. Aunque Jessica no estaba segura de si ella y su esposo querían más hijos, recuerdo que analizó minuciosamente todos los detalles sobre planes, partos y médicos mientras pensaba en lo que pasaría, lo que podía pasar, lo que pasó.Creí que le sería de ayuda saber cómo fue el nacimiento, pero ella sonrió mientras hacía caso omiso de la sugerencia como si fuera del todo irrelevante. “No importa. Son detalles humanos. La respuesta a su pregunta es que tuve una cesárea, pero da igual. Estoy dando el pecho” Bajó la vista al bebé que tenía en brazos, perfectamente consciente de que Elliot estaba presente en la habitación y en sus vidas. “Estoy dando el pecho” . Jessica derramó lágrimas de alegría; yo también. Me sentí sobrecogida ante el alma infinita y el amor de Elliot. Nada podía hacerle daño, es decir, a ninguno de nosotros tampoco podía hacernos daño nada. ¿Qué margen hay en el amor para la pena? ¿Qué significa la muerte de una persona cuando podemos volver a estar con ella en nuestra mente, cuando podemos volver a abrazar su cuerpo y ella puede abrazarnos a nosotros, cuando por fin podemos verle unos ojos que jamás vimos con claridad aquí en la tierra?. Nuestros propios ojos siguen cerrados a todo el amor que nos rodea y sufrimos al imaginarnos solos o abandonados, cuando lo único que hemos de hacer es simplemente abrirlos para descubrir que nuestros seres queridos están bailando y bailando con nosotros en el campo hasta el fin de los tiempos.

lunes, 27 de enero de 2020

El proceso de Duelo desde el punto de vista kabalístico


Siempre me ha atrapado todo lo que rodea y envuelve a el tema de la muerte, ese viaje aparentemente incierto que emprendemos todos algún día.
Fue en la kabbalah donde en lo personal conseguí saciar muchas de esas dudas, ese apasionante estudio del alma que aborda esta tan completa sabiduría milenaria consigue entrar en recovecos de dudas y darles sentido.
Considero que muchas de las penas, sufrimientos y miedos que tenemos provienen de no comprender la muerte, de verla distorsionada.
Uno de mis grandes anhelos es dedicarme en mi etapa madura al acompañamiento de personas en fase terminal, ayudar a comprender ese final que no es más que el inicio de lo eterno. Guiarles para que puedan abandonar este plano sin apego y facilitar su ascensión, a la vez que ayudar a sus seres queridos a sembrar la paz y la luz en sus corazones albergando a ese ser dentro de ellos eternamente. Esto último, ya lo realizo actualmente en mis terapias pero esta ese afán de ir a más en un futuro, hasta el final de la vida de las personas. Considero que así como hay Doulas y parteras que te ayudan a nacer, debe haber acompañantes que te guíen a abandonar tu cuerpo físico, ya que no entendemos la muerte, y todo lo que no entendemos preferimos ignorarlo o bien temerle y crear miedos que se deriven en tremendos bloqueos.


El tema es que si apenas nos han enseñado a vivir, imagínate que conocimiento podemos tener de la muerte. Esta área sigue viéndose como algo místico y esotérico o bien amparado por dogmas religiosos y solemnidades que no han sabido traer paz a los corazones de quienes se quedan padeciendo una perdida..
Sobre todo en nuestra cultura, la muerte es un tabú, hablar de ella es algo que el alto porcentaje de las personas prefiere evitar por la incomodidad y temeridad que le ocasiona.
Entender qué comprende esta etapa nos libera y ayuda a asimilar nuestro propio proceso y también el de aquellos seres amados que abandonan este plano, gestionando con amor y consciencia.
Comprender la muerte, no significa que tengamos que evitar el trascender nuestro duelo por esa perdida, ni tampoco que nos mantengamos frios e indiferentes ante la partida de ese ser amado. Si crees que lo que te tengo preparado en este artículo va de eso, siento desilusionarte, el duelo es una etapa necesaria para canalizar emociones y en este plano necesitamos vivirla, ya que estamos en una dualidad fruto de una ilusión por separación de la Fuente, y la ausencia de lo físico, que es lo que persive y a lo que se aferra la mente, es un paso a gestionar.


¿Para qué entonces te ayudará este artículo?
*Para comprender mejor este proceso ayudándote a canalizar las emociones devenidas de una perdida.
*Para favorecer el fluir de esa alma al camino que debe atravesar para su ascensión.
*Para darte consciencia de tu existencia infinita y cuando llegue tu momento poder soltarte de este plano con total consciencia de amor o ayudar a otros a hacerlo.
¿Que debemos saber acerca de la muerte?.
La muerte es una ilusión ya que el alma es eterna, nosotros no somos un cuerpo que tiene un alma, sino un alma que porta un cuerpo, cuando esa alma ha finalizado su corrección en este plano o bien sus programas se vuelven dificultosos de atender para su grado de consciencia y no es capaz de finalizar su corrección, esa alma debe abandonar esta dimensión, pero sigue activa como alma, como alma es eterna.
Imagínate que vives durante un tiempo con tu familia y decides emigrar a otro pais porque donde te encuentras no consigues llegar a tus objetivos, ellos dejaran de verte y tu a ellos, por un tiempo, pero tu existirás y seguirás tu travesía en otro país, hasta que decidas volver a encontrarte con ellos.
 Ya sé, seguramente esta metáfora no pueda igualar el dolor que sientes por una perdida, y te aseguro que no es mi intención desviarte de tu dolor, ya que debes atenderlo. Pero si deseo acercarte a la comprensión de la multidimensionalidad del asunto. Esta es una explicación para que tú puedas sentar las bases en esta comprensión. Ya que estamos siempre conectados como almas afines y siempre volvemos a encontrarnos.


Cuando integramos este concepto del alma, o sea la sabiduría del alma, nos damos cuenta que morir no es malo, que morimos o mueren nuestros seres amados porque su paso por aquí ya acabo y premia seguir la aventura de la corrección.
Seguro que te preguntas…¿ Y qué hay de los niños o personas jóvenes que dejan muchisímas cosas pendientes en este plano, una vida sin vivir por delante..?
Te aseguro que si partieron de esta fisicalidad, sus pendientes no son del alma, son de la materia, sino el alma no parte. De hecho hay personas que atraviesan duras enfermedades y accidentes sobreviviendo por encima de otros que aparentemente disponían de mayor suerte. ¿Y porque ocurre esto? Porque el alma utiliza estos episodios para avisarnos que hay una desviación en el programa y nos invita a recalcular trayectoria, y muchos consiguen esa corrección y por eso siguen aquí. El alma siempre te habla a través de las situaciones que se te presentan y cuando no la escuchas, debe darte sacudidas muy grandes, tambalearte las bases para que construyas nuevas al servicio de ese propósito.


Hay muertes que es evidente que desde nuestra proyección mente-ego nos resulte tremendamente injusto aceptar, pero para el alma todo es perfecto, y ninguna alma vive un segundo más, ni parte un segundo antes que lo que le corresponde.
En muchos casos cuando mueren niños, esos niños han tenido como propósito el venir a enseñar algo a su entorno, sobre todo a esos padres, y si los niños son menores de 13 años los varones y 12 años las niñas, su muerte es un aprendizaje para su clan, han venido a sanar su árbol y por eso la vida de sus padres nunca más vuelve a ser la misma ya que se le fuerza a una corrección dura. Muchos lo superan pese a que siempre esta ese dolor, y otros solo acrecientan su corrección por negación. Pero en todo hay propósito, tanto para el alma que parte, como para el alma que padece la perdida.
Según la kabalah, nadie muere de una enfermedad ni por accidente, ni por ninguna circunstancia mortal, la muerte no es más que el fin de esta corrección puntual y todas esas situaciones, tan solo la herramienta que acaba con el cuerpo físico, el envase.
Una vez me preguntaron: ¿Natalia, entonces si yo acabo mi corrección porque hago todo tal cual mi alma lo deseaba, abandonaré este plano, o sea, me voy a morir?
Por empezar hay que tener en cuenta que acabar con la corrección no es de una sola vida, nos lleva varias venidas a este plano, y estas son en simultaneo, ya que el alma es atemporal, vive un eterno presente, todas nuestras vidas están ocurriendo paralelamente, pero de esto hablaré en otro articulo, o video, de momento, quédate con que es difícil que corrijas así sin más, porque además de tu propia corrección individual, tienes la corrección de la separación de la Fuente, por lo cual a su vez tu alma ayuda a otras almas a realizar la vuelta a la convergencia con la fuente, tiene por decirlo así, acciones de ese capital global como alma individual.


Tú funcionas a su vez como herramienta para la correción de otras almas, todo está conectado.
Hay que comenzar a entender que las personas no son de nuestra propiedad más allá del amor que les tengamos, son almas que en su propósito y el nuestro, elegimos coincidir en tiempo y espacio, y por más injusto que nos parezca, el alma siempre sabe el camino, y lo mejor para su plan, aún cuando esto incluye la muerte física.
Cuando la muerte de ese ser nos resulta injusta, grave, temprana o dolorosa, nuestra percepción se nubla con mayor facilidad y nos resulta tremendamente dificultoso gestionar el dolor cayendo en largas etapas de sufrimiento, y esto es de alto riesgo espiritual para quien lo padece. Por eso mi intención de acercarles este conocimiento, que dependiendo vuestra apertura, puede o no resonarles, y hasta eso es perfecto.


Las principales razones por las que sufrimos la muerte de un ser amado son estas que te detallaré a continuación, sería bueno que las examinaras y te abrieras a integrar lo que te comento para cada caso, y así tomar consciencia de la posición que estás ocupando y hacer por sanar tu proceso personal.
Sufrimos principalmente por estos 3 motivos:
1-Sentir que hemos roto por completo con el lazo que nos unía a esa persona y que ya nunca volveremos a verla:
Como comente más arriba, el alma no muere, es eterna, si trabajas esta idea en tu mente y corazón, puedes conseguir tener una relación con esa alma, más allá de la muerte, sentir su energía y conexión trascendiendo la materia y elevando tu consciencia en relación a la muerte física. Ahora bien, es normal que las relaciones que tenemos con nuestros seres amados, en ocasiones sean más físicas que espirituales, por eso nos vemos más perjudicados con la muerte física, si nos dedicaramos más a conectar con las personas que amamos desde otro nivel, conociendo su sentir, su esencia, podríamos desarrollar ese amor incondicional que se eleva por encima de lo físico. Esto que te explico conlleva una gestión primaria de tu duelo desde la percepción del ego, para luego aperturar a planos superiores de consciencia sobre la vida en este plano, pero sin duda puedes alcanzarlo, llegando a sentir completitud al pensar y sentir en tu corazón a ese Ser.
Si sientes que este es el motivo por el que más permaneces anclado en el sufrimiento, sería importante que trabajes un proceso de desapego y liberes esa sensación para facilitar tambien a ese alma su camino. Soltar lo limitado de lo fisico para albergar lo eterno de lo álmico. Envuelve a esa persona en un circulo de amor, deja que esa luz se haga cada vez más grande y mientras se aleja dile, te libero, te dejo ir, y en ese momento siente como esa luz lanza un rayo a tu corazón que se anida para siempre y poderosamente en ti.


2- El miedo a la muerte en si misma:
Esto proviene de la programación que hemos recibido desde las religiones, nos pintan a la muerte como una especie de juicio donde los justos irán al cielo y aquellos que no han actuado bien tendrán un eterno castigo, si a eso le sumamos la incertidumbre que genera el más allá dependiendo de tus creencias, aquí tenemos uno de los motivos más sentidos por quienes pierden a un ser amado o bien por aquellos que se encuentran en fase terminal. Para estos casos, es importante informarte, leer sobre temas de espiritualidad y profundizar en el estudio del alma (en mi canal de Youtube tienes una lista completa para comprender mejor este tema, te dejo un enlace a esos videos.
3- La culpa o el sentir que hay situaciones pendientes, o que era injusta su partida:
Cuando parte una persona con la cual no hemos hecho las cosas bien, o nos falto, un acercamiento, una conversación o bien perdonar o ser perdonado, la culpa se apodera de nuestro proceso y entramos en un bucle. Es preciso recordar que nadie parte con cosas pendientes desde la visión del alma. Toda alma se va en el momento que debe irse y con las situaciones tal como deben quedar. Ahora bien, que desde nuestra percepción mente-ego nos parezca que es muy joven, o que tenía mucho por hacer, por ejemplo, dejar hijos pequeños, o irse en la flor de la vida, no significa que para el alma sea temprano o injusto. Si es que lo que más nos cuesta de nuestra corrección en definitiva es asumir que para el universo no hay injusticias. (complementa si deseas esta info con uno de mis podcast sobre esto de las injusticias)

Para el universo no hay injusticias 

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Ley de evolución – Lo que venimos a trabajarnos en este plano.

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Si estás en esta situación es conveniente que expreses tus emociones al respecto, que escribas una carta por ej. Expresando a esa persona, todo aquello que te hubiese gustado decirle, recuerda que para el subconsciente no hay tiempo, y esto tendrá un efecto sanador-liberar en tu consciencia y te permitirá soltar.


¿Qué podemos hacer por aquellas almas que abandonan este plano?
Los más hermoso que puedes hacer por tus seres amados que han partido es, facilitarles ese viaje, soltando lazos que les aten a este plano y los dejen atrapados entre dimensiones, evitar frases como “No me dejes” No te vayas” “Daría cualquier cosa porque estés aquí”, esta última tiene una carga bastante fuerte para la persona que la emite y puede añadirle correcciones del alma que parte dificultando la propia.
Quiero que sepas que comprendo el dolor del duelo, y la solución nunca es evitarlo, que leas esto y lo integres, no te liberará de la gestión emocional que conlleva, pero te guiará en el camino que debes emprender.
Si te toca acompañar a una persona en esta situación, no le evites el dolor, deja que gestione y exprese sus emociones, es incómodo para quienes pasamos por esa situación que constantemente insistan en que vayamos a descansar, o que nos tomemos calmantes para no sentir. Ya habrá tiempo para dormir, quizás a esa persona le apetece más estar presente, y con respecto a los calmantes, ¿Acaso crees que cuando se vaya el efecto el dolor también se habrá ido?Ni hablar de juzgar a quienes no lloran o aparentan ser más fuertes y frios. Cada quien tiene su proceso, y no es ni mejor ni peor, cada quien vive, siente y actúa con el nivel de consciencia que tiene, y tu juicio no te hace mejor


Estoy preparando un video en el que profundizaré en las recomendaciones prácticas para sanar tu herida en la etapa de duelo, así que espero que te haya servido el tema porque seguiremos profundizando.
De mientras te dejo una poesía que le escribí al alma de mi abuela cuando partió hace dos años, te aseguro que escribir es liberador y hoy quiero compartirla contigo.
Hoy le conté al cielo lo mucho que ya te extraño y el también comenzó a llorar,
le conté que hace años que nos separaba la distancia de la tierra y que ahora que partiste a otro plano estas más cerca que nunca porque estas en todas partes.

Le contaba que me dueles, me dueles en el corazón, en los tangos que de niña me cantabas y en las fotos,

Me dueles en los ojos, y a mi mente le duele sentir que ya no esta tu fisicalidad.
Ahora paso a tenerte para siempre integrada en mi, formas parte de los corazones de quienes te amamos.


Metamorfosis del alma que te hace inmortal, de lo denso a lo sutil, subes capas a la fuente, vuelves al todo que se experimentó en ti.

Mientras tanto que mi ego se desapega de tu materia yo te sigo trayendo a mi memoria, porque tu abuela, estas hecha de acero inolvidable.
Ya oigo en mi corazón que estás cerca, y completa te libero de mis lágrimas y me abro a tu amor infinito. Lo guardo en mi. Abrázame que hoy quiero dormir más cerca del cielo.

1935-2016 (Para la abuela Esther)
Texto y poema escrito por Natalia Salinas. (Autora d este blog)
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https://cuanticoach.com/el-proceso-de-duelo-desde-el-punto-de-vista-kabalistico/