Honro tu memoria mi amado hijo Adrián.
Amado hijo
Han pasado 1 año, nueve meses y 2 días, desde que te fuiste y
hiciste tu transición. Cada día que pasa se hace más duro, la añoranza que
siento se hace casi insoportable, añoro tu
presencia, tus abrazos, tus risas, tu sonrisa.
Tu partida fue inesperada…fue tan duro, desde el primer día te
encuentro tanto a faltar…
Esta añoranza, este vacío que siento lo llevare toda mi vida
conmigo.
Este vacío que siento no lo podrá llenar nada ni nadie, durante
el tiempo que viva.
La partida de un hijo, es algo inimaginable, no crees que algo así pueda ocurrir. Es algo inaceptable. Te
me adelantaste…
Aunque no te hubieras ido ese día, te hubiese pasado igual de
alguna otra manera, porque todos tenemos un destino, desde el día que nacemos
ya está marcado, te tenías que ir, pero para mi ha sido demasiado pronto, no lo comprendía, no entendía ¿porque?, pero ahora hay momentos que lo entiendo…Pero cuesta...te hecho tanto de menos.
Tú tenías que realizar una
labor y por lo que sea ya la has
realizado y ahora me estas ayudando a comprendedlo…gracias hijo mío. Mi amor puro y verdadero.
Después de mucho pensar y sentir, he llegado a la conclusión de
que toda nuestra vida tiene un sentido, que todo lo que hacemos está
correlacionado que no hacemos nada por que si, todo tiene consecuencias
relacionadas entre si, todo lo que hacemos y decimos tiene una repercusión en nosotros
y en otras personas, en otros lugares.
Desde tu partida, mi vida ha cambiado por completo, ya no soy la
misma, mi forma de pensar ya no es igual, cada día que pasa digo:
Uno más
y uno menos para estar contigo hijo mío Adrián.
Sé que cuando me llegue la hora y haga
la transición, me reuniré contigo, sé que me estás esperando, porque donde estás
es mucho mejor que esta vida en la tierra, que es un momento pasajero y luego estaremos juntos
para siempre.
Cuando “morimos “, cuando hacemos la transición, dejamos
nuestro cuerpo material (la envoltura) en la tierra, pero nuestro Yo, (espíritu, o como queramos llamarlo, eso) es lo que somos, es la verdadera Vida, eso nunca
muere, por lo tanto hijo mío, cuando haya cumplido mi cometido nos volveremos a reencontrar, hasta pronto hijo amado Adrián.
Eres amado siempre, mi amor puro y verdadero. Mi ángel de amor y
luz.
Mamá
Maria Ros Arriero