Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤
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miércoles, 10 de mayo de 2023

Adrián Trujillo Arriero. Hijo amado. Hoy hubiera sido tu cumpleaños terrenal

10 de Mayo



Perder un hijo es una desgarradura absoluta, una herida del alma y del corazón que no sana; que simplemente se lleva, exhibiéndose u ocultándose. Tu fallecer cambió y transformo mi vida, pero también lo hizo el tiempo que pasaste a mi lado. Te extraño y te llevaré por siempre en mi corazón y alma querido hijo amado. Eres amado siempre.

Hoy hubiera sido tu cumpleaños terrenal

 

sábado, 3 de septiembre de 2022

Hijo amado, Adrián Trujillo Arriero. Hoy 5 años y 9 meses de tu transición

  


Hijo amado, me quedo con tu sonrisa y los miles de momentos disfrutados: ese será mi cielo en esta tierra, querido hijo. Hasta volvernos a reencontrar. 

Una madre que ha perdido a su hijo simplemente sigue adelante por la memoria de ese hijo. Te extraño demasiado; eres y siempre serás lo que más amo en mi vida.

El dolor no es un mapa ni un estado; simplemente es un proceso que seguiremos atravesando. 

Siempre estarás conmigo, porque mi memoria está empapada de tu memoria y mi corazón lleno de amor,  durará lo que yo perdure en esta vida, querido hijo, y más allá cuando nos volvamos a reencontrar. 

Eres amado siempre

domingo, 3 de julio de 2022

miércoles, 3 de febrero de 2021

Hoy hace 4 años y 2 meses de tu transición, hijo amado


 La mayoría de la gente considera sus condiciones de vida como difíciles y sus pruebas y sus tormentos como una maldición, un castigo de Dios, algo negativo. Si pudiéramos comprender que nada de lo que nos ocurre es negativo, y subrayo: ¡absolutamente nada!... Todos los sufrimientos y pruebas, incluso las pérdidas más importantes, asi como todos los acontecimientos ante los que decimos: «Si lo hubiese sabido antes, no lo habría podido soportar», son siempre regalos. Ser infeliz y sufrir es como forjar el hierro candente, es la ocasión que nos es dada para crecer y la única razón de nuestra existencia. No se puede crecer psíquicamente estando sentado en un jardín donde os sirven una suculenta cena en una bandeja de plata, sino que se crece cuando se está enfermo, o cuando hay que hacer frente a una pérdida dolorosa. Se crece si no se esconde la cabeza en la arena sino que se acepta el sufrimiento intentando comprenderlo, no como una maldición o un castigo sino como un regalo hecho con un fin determinado. 

La muerte: un amanecer Elisabeth Kübler-Ross 

Es necesario que lo sepáis, pero no que tengáis miedo. Sólo abriéndoos a la espiritualidad y perdiendo el miedo llegaréis a la comprensión y a revelaciones superiores. A esto podéis llegar todos. Para ello, no es necesario dirigiros a un guía, ni tenéis la obligación de iros a la India, ni siquiera os hace falta un curso de meditación. Es suficiente con que aprendáis a entrar en contacto con vuestro yo, y esto no os cuesta nada. Aprended a tomar contacto con vuestro ser profundo y aprended a desembarazaros de cualquier miedo Una manera de no volver a tener miedo es saber que la muerte no existe y que todo lo que nos sucede en esta vida sirve para un fin positivo. Desembarazaos de vuestra negatividad, empezad a tomar la vida como un reto, como un lugar de examen para poner a prueba vuestras capacidades internas y vuestra fuerza. La casualidad tampoco existe. Dios no es alguien que castiga y condena. Después de haber dejado definitivamente vuestro cuerpo físico, llegaréis al lugar que se designa como cielo o infierno, lo que no tiene nada que ver con el Juicio Final. Lo que hemos aprendido por nuestros amigos que se fueron, lo que aprendimos de los que volvieron, es la certeza de que cada ser, después de su pasaje, debe mirar algo que recuerda a una pantalla de televisión, en la que se reflejan todos nuestros actos, palabras y pensamientos terrestres. Esto sucede después de haber experimentado un sentimiento de paz, equilibrio y plenitud, habiendo encontrado a una persona querida para ayudarnos a dar este paso. De esta manera, tenemos la ocasión de juzgarnos a nosotros mismos, en lugar de ser juzgados por un Dios severo. A través de vuestra vida aquí abajo vosotros creáis desde entonces vuestro cielo o vuestro infierno en el mas allá. 

La muerte: un amanecer Elisabeth Kübler-Ross 

jueves, 3 de diciembre de 2020

Hoy hace 4 años de tu transición hijo amado Adrián

 


Perder a mi hijo " físicamente" es una experiencia que me acompañará toda la vida,
la manera en que consiga interiorizar su pérdida determinará esta dolorosa, triste y desconocida forma de volver a vivir sin el...

He descubierto que una manera de ayudarme, en este proceso, es ayudando a otros que han sufrido o están sufriendo como yo.

Intento ayudar.  Unirnos en un mismo dolor y quizás encontrando un consuelo común. Quizá nos identifiquemos más y compartamos más vivencias con aquellos de entre nosotros cuyos hijos fallecidos tenían una edad similar, o se han ido de una misma o parecida forma,

Siento que es diferente perder un hijo no nacido vivo, de días o meses, que un hijo adolescente o adulto. Y es diferente, no por los sentimientos en sí , sino por lo vivido con mi hijo o lo que ha quedado por vivir con el (los recuerdos que nos ha regalado su vida o los que ya nunca tendremos).Cada uno de las madres o padres, tenemos nuestros tiempos” y este camino está lleno del recuerdo de nuestros hijos y, en él, caminamos y revivimos cada día con la esperanza de vivir con todo lo que aprendimos junto a el.

El impacto emocional que causa la muerte de un hijo en los primeros momentos te hace sentir como en otro lugar viviendo un dolor enorme,desgarrador...alejada o ajena a la realidad que tienes alrededor, viviendo la pérdida tan intensamente que las sensaciones son desgarradoras, dolorosas, de estado de shock emocional.

Tenía la sensación de que era como vivir un horror, de que no había pasado...de que mi hijo volviera en cualquier momento... una película donde no te terminas de enterar de lo que está ocurriendo, donde el tiempo se paraliza y cobra otra dimensión. En esos primeros días de un dolor inaguantable, que no sabes como no se paro tu corazón....o no has explotado en mil pedazos,,,porque lo que sentí entonces es que mi CORAZÓN SE ROMPIÓ, DINAMITO Y SE FUE CON EL.... mi cabeza iba a mil y a la vez todo se detuvo...Era unas sensaciones que ahora 4 años después, duele como entonces y ahora puedo "definir" de alguna forma el dolor, mi sensación era que mi propio cuerpo, queriéndome defender, creaba un anestésico para ayudarme a estar, como autómata, pero al fin y al cabo a “estar”y “pasar” ese difícil tirón tan desgarrador. No podía caminar...daba unos pasos y tenia que sentarme, mi cuerpo se quedo en los huesos...

Sensaciones como la impotencia, la desesperación, un dolor infinito, la sensación de fracaso, la culpa... son algunas cosas, que se vive.

Pasados esos primeros momentos, días e incluso semanas, o meses, en los que nos hemos sentido hundidos por el dolor y paralizados, nos encontramos con que la vida sigue y nosotros tenemos que seguir en nuestra nueva realidad y comenzamos así el difícil camino del duelo.

Nada de lo que sentimos es bueno o malo, simplemente es lo que hemos sentido, esta experiencia te ayude a identificar y dar nombre a lo que sientes.

Pasado un tiempo de impacto emocional, de dolor, de negación... nos vamos encontrando poco a poco con nosotros mismos y con lo vivido. Entonces, las sensaciones que tenemos van cambiando y, aunque muchas emociones continúan, vamos siendo conscientes. Comenzamos a vivir la realidad de la pérdida y a sentir la ausencia que ha dejado nuestro hijo en el día a día.

Empiezas a repetir por momentospues sí, ha pasado...” y el dolor se transforma en otro dolor diferente, menos desgarrador... pero profundamente intenso.

Al principio de este camino duele todo, En ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es TOTAL: es un dolor biológico (duele el cuerpo),psicológico, y espiritual (duele el alma). En la pérdida de un hijo, duele el pasado, el presente y especialmente el futuro.

Toda la vida, en su conjunto, duele”.Desolación y tristeza Cuando vuelves al día a día y caes en la cuenta de lo ocurrido, nuestro corazón empieza a comprender lo que la razón ya sabía y nos sentimos tremenda mente desolados, echamos de menos,echamos mucho de menos a nuestro hijo. En ese echar de menos, nuestros sentidos necesitan tocar, oler, ver, escuchar... nos han arrancado lo que más queremos y esa ausencia nos produce mucha angustia y tristeza.

Buscas entonces con los sentidos poder tener más cerca a tu hijo, y te aferras a cosas, olores, lugares...Para mi ha sido importante poder enfrentarme a estas sensaciones de búsqueda poco a poco, sin encontrarme con todas de golpe y sin que me las quiten todas de una vez. Necesito percibir porque la desolación si no, resulta muy angustiosa. Rabia, dolor e irritabilidad.

En este camino de la desolación, hay muchos momentos de incomprensión.

¡Qué difícil nos resulta que la vida de nuestro hijo se haya parado! ¿Por qué? En esa incomprensión, nos enfadamos y nos irritamos. Nos descubrimos impacientes e irritables con los que nos rodean: con nuestro entorno, con los allegados, en el trabajo... incluso con desconocidos. Y vernos así nos puede preocupar. Lo que ocurre es que estamos diferentes por lo ocurrido y necesitamos exteriorizar ese enfado y la rabia que nos produce.

Sensación de no poder hacer nada, de no querer hacer nada...solo llorar... momentos de desahogo que necesitamos, momentos en los que pararnos a llorar y sacar todo lo que estamos sintiendo. Todos los días ese dolor que te invade, las lagrimas brotan solas...y son necesarias, limpian...las heridas del alma y corazón.

Algunas veces nos damos cuenta de que para intentar combatir la tristeza, hemos llenado nuestros días de actividad, buscando continuamente quehaceres para no parar, para no sentir, como con la sensación de que, si paramos, tal vez no podamos volver a levantarnos;para no pensar, para no dar vueltas a tantos porqués o a tantos y si hubiera hecho”, “si hubiera ido”, que nos agobian . Nos llenamos la mente y el cuerpo de actividad para escapar. Esto nos ayuda a mantenernos en la rutina, a cumplir con ciertas obligaciones, a tener la sensación de que puedo seguir adelante. Y en verdad, nos ayuda a continuar.

Es positivo tener un espacio donde llorar, gritar y desahogar toda la pena que tenemos. Muchos nos descubrimos en el coche, en la ducha, dando un paseo,. en lugares donde conectamos con nosotros mismos,con nuestra emoción y que nos ayudan a aliviar el peso de la pena.

Al igual que no es bueno forzarse o presionarse, tampoco es bueno no intentar hacer el esfuerzo. Podemos sentir la necesidad de retirar ciertas cosas al principio. Al principio la realidad es tan dolorosa, que no nos damos cuenta de que no son las cosas en sí, sino lo vivido lo que permanecerá en nuestro corazón. Lo que queremos y necesitamos es dar sentido a sus cosas. Podemos hacerlo aferrándonos a ellas o soltándolas con un motivo y así dar sentido a su recuerdo...

Los padres somos conscientes de que recoger sus cosas es un proceso doloroso, pero no queremos que decidan por nosotros

Con mayor motivo, resulta doloroso con ciertas cosas que son importantes para nosotros por los recuerdos que nos evocan, por lo que significan o por lo que nos desgarra el alejarnos de ella .

Al principio ayuda quedarnos con recuerdos que incorporamos a través de ciertos objetos que nos acercan y nos ofrecen algo palpable, como un dibujo.

Una separación absoluta, al principio, nos deja desnudos ante nuestro dolor. Son tan importantes las cosas personales de alguien que queremos y ha fallecido, el olor, el tacto... nos acercan al que ya no está y parece que la separación es menor.

A la larga quizás es positivo ir desprendiéndonos de lo físico, Cada cual lo vive de una forma, Pero nos quedamos con su Esencia,  en un recuerdo convertido en algo no tangible y sí imborrable.

 La esencia de lo que fue y es está en nuestro corazón, en nuestra Alma.

Te amo hijo mio Adrián. Mi amor puro y verdadero. 


martes, 3 de noviembre de 2020

Hoy hace 3 años y 11 meses de la transición de mi amado hijo Adrián, el mi unico hijo, mi todo.


Dice el Dhammapada,
un libro que recoge las enseñanzas de Buda, esta frase que se acerca a la experiencia de la madre.

“Cual torrente que arrasa un poblado, así la muerte se lleva consigo lo que atesoramos. Cuando ésta llega con todo su poder, hijos, parientes y amigos no pueden detenerla.”

Ya que no es posible detenerla, curarla o escaparle ¿qué nos queda?

Pero entender la muerte como parte de la vida, pero sobre todo, que los asuntos de la vida se deben resolver en el presente para que al llegar la muerte no existan temas pendientes, sin duda ayuda a procesar el dolor y la transformación que acompaña su visita.

Muy pocas personas, budistas y de otras tradiciones, pueden decir que están preparadas para el momento de la muerte. Para las personas “normales”, lo que podemos hacer es aceptarla como parte del acto de vivir; como el recordatorio de que todo esto va a acabar algún día.


 

sábado, 3 de octubre de 2020

Hijo mío amado Adrián, hoy hace 3 años y 10 meses de tu transición

 




Cuando los que amamos se van, pasan de vivir entre nosotros a vivir en nosotros. 


Cuando te sientas dolorido, mira de nuevo en tu corazón y deberías ver que estas llorando por lo que ha sido tu gran disfrute.

No te aflijas. Cualquier cosa que pierdes vuelve a ti en otra forma.-

El duelo es el precio que pagamos por el amor.

Solo las personas capaces de amar intensamente pueden sufrir un gran dolor, pero esta misma necesidad de amar sirve para contrarrestar sus duelos y las cura.

Lo que disfrutamos una vez profundamente no lo podemos perder nunca. Todo lo que amamos profundamente se convierte en una parte de nuestro ser.

El duelo es un proceso, no un estado.

jueves, 3 de septiembre de 2020

Hoy cumple "tiempo", de la transición de mi amado hijo Adrián

„Al águila le entusiasma sobrevolar el mundo desde las alturas, no a fin de contemplar con desprecio a la gente, sino para animarla a que mire hacia lo alto.“ — Elisabeth Kübler-Ross

Fuente: https://citas.in/autores/elisabeth-kubler-ross/


 Hoy hace 3 años y 9 meses de tu partida, hijo amado Adrián 

Te hecho mucho, mucho, de menos...


Pero sé que tenemos billete de ida y vuelta y nos volveremos a encontrar.

ERES AMADO SIEMPRE, HIJO MIO AMADO

„Vive de tal forma que al mirar hacia atrás no lamentes haber desperdiciado la existencia. Vive de tal forma que no lamentes las cosas que has hecho ni desees haber actuado de otra manera. Vive con sinceridad y plenamente. Vive.“ — Elisabeth Kübler-Ross

Fuente: https://citas.in/autores/elisabeth-kubler-ross/

„Al águila le entusiasma sobrevolar el mundo desde las alturas, no a fin de contemplar con desprecio a la gente, sino para animarla a que mire hacia lo alto.“ — Elisabeth Kübler-Ross

Fuente: https://citas.in/autores/elisabeth-kubler-ross/

lunes, 3 de febrero de 2020

Hijo mio Adrián


Hoy hace tres años y dos meses de tu transición,  hijo amado Adrián. Te hecho tanto de menos...
Cuesta tanto seguir sin tu presencia física.
Soy tu madre y eso es para siempre como el amor que por ti siento.
Eres amado siempre. Por siempre en mi mente, para siempre en mi corazón y alma.



martes, 3 de diciembre de 2019

Hoy hace 3 años de tu transición, amado hijo Adrián

Hijo mio amado Adrián...Hoy cumple "tiempo, en el paraíso  o cielo. Tres años...y parece que fué ayer.
Expresar lo que he sentido y siento...
Ha sido y es... lo más terrible, duro, triste, amargo, doloroso, horrible que he tenido que vivir, experimentar... 
Siento que he dado pasos, me han costado lágrimas, durisimos esfuerzos...día a dia, momento a momento, Tanto dolor...
El dolor que rasgo mi corazón y mi alma, los dinamito....Y he tenido que recojer los trocitos y re-hacerme...
Trato de seguir es mi destino...y sé que es lo que tu quieres.
Hijo mio, siempre estás en mi,en mi corazón, mi alma. En mi memoria. Eres y serás mi amor puro y verdadero.
Mi vida ya no es, ni será la misma.Pero tú siempre presente en mi alma y corazón.
Cuando un ser querido se convierte en un recuerdo, la memoria se convierte en un tesoro.
Tal vez no te vea, pero eso no quiere decir que no estés conmigo. Lo sé porque te siento.
Entendí que lo que me esperaba no era seguir sin ti. Era seguir, contigo guiándome desde otro lugar.Solo sanamos de un dolor cuando lo padecemos plenamente...
 


Hijo mío amado. Lo más preciado, lo más amado.Eres amado siempre

domingo, 3 de noviembre de 2019

El amor: El hijo

 Hoy hace 2 años y 11 meses de tu transición amado hijo Adrián. Eres amado siempre.
                                                



Ay hijo, sabes, sabes
de dónde vienes?
De un lago con gaviotas
blancas y hambrientas.
Junto al agua de invierno
ella y yo levantamos
una fogata roja
gastándonos los labios
de besarnos el alma,
echando al fuego todo,
quemándonos la vida.
Así llegaste al mundo.
Pero ella para verme
y para verte un día
atravesó los mares
y yo para abrazar
su pequeña cintura
toda la tierra anduve,
con guerras y montañas, con arenas y espinas.
Así llegaste al mundo.
De tantos sitios vienes, del agua y de la tierra,
del fuego y de la nieve, de tan lejos caminas
hacia nosotros dos,
desde el amor terrible
que nos ha encadenado,
que queremos saber
cómo eres, qué nos dices,
porque tú sabes más
del mundo que te dimos.
Como una gran tormenta
sacudimos nosotros
el árbol de la vida
hasta las más ocultas
fibras de las raíces
y apareces ahora
cantando en el follaje,
en la más alta rama
que contigo alcanzamos.
 Pablo Neruda