Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤
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miércoles, 23 de agosto de 2023

SANACIÓN DEL LINAJE MATERNO 🤰 Ritual de Corte de Votos, Pactos, Carencias y Traumas Heredados

 

 https://youtu.be/xC3wnXpXEtw

Cuando te conectas con tu linaje materno funcionas en armonía con las energías de la Madre Tierra y la de todas las mujeres de tu familia que te antecedieron, ganando sanación y equilibrio emocional. A través del útero, las mujeres que forman parte de tu linaje materno, te heredaron memorias celulares que pueden incluir patrones de dolor, falsas creencias limitantes y/o bloqueos negativos. Pero también te brindaron habilidades y hermosos dones como fuerza, coraje, capacidad de amar, creatividad y sabiduría. Parte de lo que sos viene del poder de tu linaje materno, y es hermoso saber aprovecharlo.

Las cuatro frases clave del Ho’oponopono



Estas frases pueden parecer simples, pero tienen un poder profundo para transformar nuestras vidas y relaciones.

  • Lo siento

La primera frase es “Lo siento”. Esta frase es una forma de asumir la responsabilidad por nuestra propia experiencia y expresar compasión hacia nosotros mismos y hacia los demás. Al decir “lo siento”, reconocemos que hemos creado algo que no deseamos y nos comprometemos a hacer algo al respecto.

  • Por favor, perdóname

La segunda frase es “Por favor perdóname”. Al pedir perdón, reconocemos que hemos causado daño, ya sea consciente o inconscientemente. Esta frase es una forma de liberarnos de la culpa y el resentimiento, y abrirnos a la sanación y la reconciliación.

  • Te amo

La tercera frase es “Te amo”. Esta frase es una expresión de amor incondicional hacia nosotros mismos y hacia los demás. Al decir “te amo”, nos abrimos a la posibilidad de encontrar la belleza y la bondad en todo, incluso en las situaciones más difíciles.

  • Gracias

La cuarta y última frase es “Gracias”. Al expresar gratitud, reconocemos las bendiciones en nuestras vidas y agradecemos por la oportunidad de aprender y crecer a través de nuestros desafíos.

Estas cuatro frases son la base del Ho’oponopono y pueden ser utilizadas en cualquier situación para encontrar la paz interior y mejorar tus relaciones con los demás. Siéntete libre de experimentar con estas frases y encontrar la forma que mejor se adapte a ti.

Gracias por seguir aquí, leyéndome. Si te está gustando este tema no olvides compartir este viaje de sanación y transformación con tus seres más queridos.


 Fuente: https://cartastarot.epiel.com/ho-oponopono-cuatro-frases-simples-para-liberarte-de-la-culpa-y-el-rencor/

lunes, 13 de febrero de 2023

El duelo por la muerte inesperada de un ser querido

El duelo que tiene lugar tras una muerte inesperada presenta un conjunto de características concretas que orientan el camino de este proceso en una dirección determinada.

Hoy pondremos el foco en las generalidades del proceso de duelo que se desencadena tras un fallecimiento repentino y nada esperado.

Sensación de irrealidad tras una muerte repentina

Lo más característico de una muerte inesperada es la lucha con la sensación de irrealidad. Es muy habitual que, tras un fallecimiento repentino, el doliente no sienta el dolor de la pérdida en un primer momento. Cuando se observan reacciones de serenidad mantenida o de gran tranquilidad en dolientes que acaban de perder a un ser querido, generalmente éstas se achacan a la frialdad o incluso a la fortaleza (bien o mal entendida) pero, en cualquier caso, sorprenden.

A menudo estas reacciones provienen de mecanismos de defensa básicos de protección del dolor. No podemos afrontar lo que no estamos preparados para soportar. Estos mecanismos internos de protección dan tiempo a nuestra mente y a nuestro cuerpo para que procesen lo sucedido. Son mecanismos puramente biológicos y necesarios. Cada persona tiene unos tiempos para afrontar la realidad de la muerte, que deben ser respetados.

Cuánto dura el duelo tras una muerte súbita

Cuando se sufre la pérdida repentina de un ser querido, el doliente seguramente va a necesitar más tiempo para encajar lo ocurrido y su energía se centrará más en este proceso que en cualquier otro. Se encontrará con angustia, dolor, falta de comprensión de lo sucedido e incluso sensación de inseguridad.

La muerte siempre es difícil de asimilar y la sensación de irrealidad viene y va, ya que es parte del proceso de aceptación. Cuando la muerte ha sido repentina, la tarea de adaptación aun es más ardua. Es frecuente escuchar a los dolientes que han sufrido una pérdida de este tipo contar cómo la realidad les sacude de repente, a oleadas, alternándose con la sensación de irrealidad y de estar viviendo una pesadilla.

El sentimiento de culpa en el duelo

También es habitual que aparezca la sensación de culpa, como por ejemplo, que el doliente se culpe por no haber llegado cinco minutos antes a casa y haber podido reanimar al fallecido, o haber cogido él mismo el coche… Con frecuencia la culpa se convierte en un mecanismo de control de la vida y la muerte. Buscamos en nosotros, en nuestra responsabilidad, el sentido y el porqué de una muerte repentina que nos cuesta encajar y entender.

Asimismo, cuando se produce una muerte en nuestro entorno más próximo, este suceso nos coloca frente a la realidad de la existencia de la muerte, que tanto miedo da y que tanto intentamos evitar… Tomar conciencia de que hay una parte de la vida que no controlamos es una vivencia difícil de afrontar.

Recibir la noticia de una muerte

En el desarrollo del proceso de duelo tras una muerte inesperada, influye mucho cómo se recibe la noticia. No es lo mismo recibir la noticia de repente, o por teléfono, o por mensaje, que cara a cara y poco a poco.

La noticia es la misma, pero recibirla en persona, de forma gradual, con cuidado y sensibilidad, poniendo en antecedentes al doliente y permitiendo que su mente vaya anticipando la noticia que vamos a dar… disminuye el impacto emocional de la misma.

El duelo por una muerte tras una larga enfermedad

En ocasiones, hemos escuchado el testimonio de dolientes que experimentaban una sensación de muerte inesperada, aunque su pérdida hubiera sido tras una larga enfermedad: no se sentían preparados e incluso afirmaban no haberse dado cuenta de cómo estaba siendo el desarrollo de la enfermedad y la cercanía de la muerte.

Otras veces la familia entra en un proceso de silencio frente a la enfermedad y la cercanía de la muerte. Se trata de un periodo durante el cual la información no fluye y en el que a menudo el cuidador principal es incapaz de ver lo evidente del deterioro y del desarrollo de la enfermedad. Cuando esto ocurre, el desarrollo del duelo posterior se asemeja mucho al causado por una muerte inesperada.

Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dude en consultar nuestra página web:

   www. fundacionmlc.org

 

miércoles, 4 de enero de 2023

SANAR EL ÁRBOL GENEALÓGICO, CANALIZADO POR JOSÉ GABRIEL AGESTA.

 


ÁNGEL ELYASIM . CÓDIGOS SAGRADOS 123 - 215

"Buenos días:

Traigo noticias alentadoras para muchos de los aquí presentes. Me refiero a la importancia de sanar El Árbol Genealógico y las memorias de sus antepasados. Aunque ustedes no lo crean, la conducta de sus ancestros puede afectarlos.

Una mujer puede ver afectada su vida sexual debido a un comportamiento disfuncional de su bisabuela a quien ni siquiera conoció. Alguno de ustedes puede tener la memoria de un antepasado tímido en su cabeza, y tener dificultades para relacionarse con la gente. 

Para curar su Genealogía les ofrezco mi ayuda y les pido que invoquen a Sai Baba, y al que ustedes conocen como San Charbel. Trabajando conmigo y con éstos dos Seres de Luz, pueden en muy corto tiempo sanar su Genética.

Propongo un decreto plegaria para que lo usen a menudo:

Querido Elyasim, guardián de mi corazón. Desde mi niño interior y el campo mágico de Oasibeth, con el auxilio de Sai Baba y Charbel, te pedimos que sanes prontamente nuestro árbol genealógico, para que podamos borrar las memorias de nuestros antepasados que nos están afectando negativamente. Ahora pongo La Cruz Dorada de Oasibeth sobre todos los patrones negativos de mi árbol genealógico, y quedo libre por Orden Divina.

Yo Soy Elyasim, uno de los guardianes de tu corazón, el que te revela secretos y te conduce a las Mansiones eternas."

Canalizado por José Gabriel (Agesta

Pueden compartir el mensaje respetando La Fuente y el Texto.

Códigos Sagrados.

(GENERAL) Sanar el Árbol Genealógico 553

Ángel ELYASIM 123 - 215
Sai Baba 8888 - 7194
San Charbel 799

Cruz Dorada de Oasibeth 7733


Decreto Liberador



Las creencias que tenemos y la forma en que las obtuvimos fue programada y condicionada según la cultura y época en que crecimos. El problemas es que se convirtieron en nuestra realidad y las sostenemos como la verdad absoluta, cómo la única forma en que debería ser, y queremos imponerla a todos los demás. Y es porque vemos la realidad desde una visión limitada, la miramos desde desde un lugar pequeño. Es tiempo de cuestionar nuestras creencias. Bendiciones

   Decreto Liberador: 

Me libero de la programación y condicionamientos recibidos en mi época y y cultura, familia, escuela, entorno en general de la época en que crecí. He evolucionado. Desde mi ahora, veo mi realidad desde una visión ilimitada. Cuestiono mis creencias con una mente abierta consciente. Me abro al mayor bien. A una mejor existencia llena de amor , alegría, armonía. consciencia, paz, salud, y saber estar. Gracias. Me amo, me acepto y me apruebo, me valoro, soy valiosa.

Maria del Rosario Arriero Elvira- Ros

Crear vida decretando (actualizado)

 

YO ... Vivo en el Poder del ahora. Me libero de las viejas pautas de pensamiento, emoción, conducta, reacción y deseo de expresar en acciones absolutamente repetitivas.

Me libero de la negatividad Aquí y Ahora. Rompo las viejas estructuras de resistencia al momento presente. Practico diariamente momento a momento la auto observación, ello me permite la entrada automática de más Presencia en mi vida. Soy capaz de observar mi mente y entra en juego un factor no mental, la Presencia del Testigo. No juzgo ni analizo lo que observo. Contemplo el pensamiento, siento la emoción, observo la reacción. Y siento algo más Poderoso la Presencia misma serena y observante que está detrás de mis contenidos mentales. El observador silencioso. Me olvido de mi situación de vida y presto atención a mi vida. Me he liberado de las pautas mentales que creaban situaciones dolorosas, obsesivas y negativas. Dejo marchar la culpa, el miedo, la inseguridad, el mal estar y el desamor. Hice lo mejor que sabía y ahora hago lo mejor que sé.

Me Amo, me acepto y me apruebo. Me abro a todo lo bueno. Me siento libre de preocupaciones.

Aprendo a disfrutar de mi vida y ser feliz. Todas mis relaciones son sanas y Amorosas. Me comunico con paz y amor. Ahora me siento satisfecha de mi vida a Todos los niveles.

Disfruto de mis momentos presentes en completa paz y alegría. Tengo y atraigo amistades sanas, honestas y complementarias con quien comparto muy buenos momentos. Atraigo el Amor adecuado y perfecto para mi. Somos compatibles a Todos los niveles: físico, mental, emocional, espiritual y económico. Nos gustamos a todos los niveles. Nos sentimos satisfechos y Felices, de nosotros mismos y de nuestra relación. Gracias

En mi familia reina la comunicación, el perdón, el amor, la sinceridad, la salud, la Prosperidad. Todo lo Bueno. Trabajo y disfruto en lo que me gusta, en un lugar que me satisface a todos los niveles, con personas, sanas, amorosas, honestas, compasivas y espirituales. El horario es de mañanas de lunes a viernes librando todos los sábados, domingos y festivos. Y todo lo que me corresponde,etc. La plaza es de mi propiedad hasta la jubilación, (haciéndolo de manera armoniosa)gano dinero en abundancia y me siento, respetada,valorada y realizada. Gracias.

Recibo semanalmente entradas de dinero de distintas fuentes, esperadas e inesperadas.

Ejercito y cuido mi hermoso y sano cuerpo. Me alimento con productos sanos y beneficiosos. Veo, oigo y actúo con Amor. No hay nada oculto que no me sea revelado. Todo lo que necesito me llega.

Bendigo mi casa, me mudo a un lugar mejor. Mi hogar es un remanso de paz, amor y bienestar.

Esto recibo o algo mejor en abundancia y Prosperidad doy Gracias

María del Rosario Arriero Elvira-  Ros
  
 

jueves, 15 de diciembre de 2022

Decreto vivir consciente

Crear vida decretando

 YO ...Vivo en el Poder del ahora Me libero de las viejas pautas de pensamiento, emoción, conducta, reacción y deseo de expresar en acciones absolutamente repetitivas. Me libero de la negatividad Aquí y Ahora. Rompo las viejas estructuras de resistencia al momento presente.

Practico diariamente momento a momento la auto observación, ello me permite la entrada automática de más Presencia en mi vida. Soy capaz de observar mi mente y entra en juego un factor no mental, la Presencia del Testigo. No juzgo ni analizo lo que observo. Contemplo el pensamiento, siento la emoción, observo la reacción. Y siento algo más Poderoso la Presencia misma serena y observante que está detrás de mis contenidos mentales. El observador silencioso. Me olvido de mi situación de mi situación de vida y presto atención a mi vida. Me he liberado de las pautas mentales que creaban situaciones dolorosas, obsesivas y negativas. Dejo marchar la culpa, el miedo, la inseguridad, el mal estar y el desamor. Hice lo mejor que sabía y ahora hago lo mejor que sé.

Me Amo, me acepto y me apruebo. Me abro a todo lo bueno. Me siento libre de preocupaciones. Aprendo a disfrutar de mi vida y ser feliz. Todas mis relaciones son sanas y Amorosas, Me comunico con paz y amor.Ahora me siento satisfecha de mi vida a Todos los niveles. Disfruto de mis momentos presentes en completa paz y alegría. Tengo y atraigo amistades sanas, honestas y complementarias con quien comparto muy buenos momentos. Atraigo el Amor  adecuado y perfecto para mi. Somos compatibles a Todos los niveles: físico, mental, emocional,espiritual y económico. Nos gustamos a todos los niveles. Nos sentimos satisfechos y Felices. En mi familia reina la comunicación, el amor, la sinceridad, la salud, Armonía, la Prosperidad. Todo lo Bueno.

Trabajo y disfruto en lo que me gusta, en un lugar que me satisface a todos los niveles, con personas, sanas, amorosas, honestas, compasivas y espirituales. El horario es de mañanas de lunes a viernes librando todos los sábados, domingos y festivos. Y todo lo que me corresponde, etc. Y La plaza es de mi propiedad, gano dinero en abundancia y me siento, respetada, valorada y realizada. Gracias.

Recibo semanalmente entradas de dinero de distintas fuentes, esperadas e inesperadas. Ejercito y cuido mi hermoso y joven cuerpo. Veo, oigo y actúo con Amor.

No hay nada oculto que no me sea revelado. Todo lo que necesito me llega.Bendigo mi casa, me mudo a un lugar mejor. Mi hogar es un remanso de paz, amor y bienestar. Esto recibo o algo mejor en abundancia y Prosperidad. Doy Gracias

María del Rosario Arriero Elvira- Ros

martes, 18 de octubre de 2022

Superar el duelo: ¿Dónde está mi ilusión?


Una preocupación habitual que manifiestan las personas que están atravesando un proceso de duelo tiene que ver con la pérdida de la ilusión y de las ganas de emprender proyectos o actividades, o simplemente fantasear con ellas. Muchos dolientes temen que ya nunca volverán a sentir esta emoción y que van a estancarse en esa sensación de bloqueo o de tristeza que todo lo cubre.

La ilusión va asociada a volver a estar presente en la vida, a interesarse y participar de nuevo como agente activo, pasando del modo automático al consciente. Por eso, la tristeza profunda que trae el duelo en sus momentos más agudos es difícil de combinar con la ilusión, ya que son dos fuerzas contrarias y la tristeza nos lleva hacia dentro: al recuerdo, al repaso, al llanto, al recogimiento.

Las fuerzas que dirigen el duelo

El duelo mezcla muchas emociones: no sólo está presente la tristeza, también el miedo, la ira, la culpa. Todas ellas demandan una gran energía. A los dolientes les sorprende el cansancio que sienten, pero es que este trabajo emocional es agotador. Este conjunto de emociones que requieren tanto y que dirigen el foco de nuestra atención hacia dentro, durante mucho tiempo son las que llevan el ritmo y la dirección del proceso.

La ilusión, por el contrario, es una emoción expansiva cuya fuerza se centra en el presente y que permite mirar hacia el futuro. Así, entra en contradicción con la dirección de la tristeza y de otras emociones habituales en el duelo cuando éstas se encuentran en su intensidad máxima.

 www. fundacionmlc.org

Las emociones en el duelo

Tras la pérdida de un ser querido, lo que vamos sumando es, por un lado, la tristeza, que nos hace mirar hacia dentro y buscar la sensación de un lugar seguro; por otro lado, aparece el miedo, la inseguridad, que por un tiempo limita nuestra seguridad para dirigirnos hacia lo nuevo. Parece que la propia confusión (o la incertidumbre, que es otra de las caras del miedo) que define el proceso del duelo es suficiente reto.

A su vez, con frecuencia también suelen estar presentes la ira y la culpa, que mantienen al doliente con la atención puesta en el pasado. Hasta que el doliente no puede entregar todas estas emociones (llorarlas, procesarlas, elaborarlas, aceptarlas, ventilarlas, hablarlas, simbolizarlas…) y soltarlas, parece que conectar con la ilusión es difícil o incluso imposible para algunas personas.

Por supuesto, el duelo no es un proceso tan literal ni está organizado en fases, o linealmente: en el duelo todo se mezcla. Pero debemos sentir cierto equilibrio interno para que la ilusión, que es la energía de mirar al futuro con decisión y con intención de participar en él, no suponga una lucha más, sino que pase a formar parte del proceso de forma natural.

La influencia del entorno en el doliente

A veces, la exigencia del entorno y la autoexigencia de la propia persona en duelo hacen que el doliente demande y se obligue a atraer una ilusión que de momento no puede estar presente. Nos resulta difícil confiar en nosotros mismos, en el proceso, así como concedernos tiempo para elaborar las emociones y las experiencias vividas.

Es como si el proceso de duelo obligara al doliente a ir en contra de lo socialmente establecido: ir hacia dentro. Porque la verdad es que sólo cuando el doliente se toma el tiempo y el permiso de profundizar en su interior puede llegar a aceptar y a encontrarse de nuevo con una serenidad suficiente que le permita conectar con la ilusión.

El duelo y la culpa

En otros casos, las pequeñas ilusiones son rechazadas bajo una culpa que parece decirle al doliente que no tiene permiso para sentirse bien. En el día a día, en las pequeñas cosas, es donde quizá nos jugamos lo más importante. Como psicóloga, considera que ni la ilusión ni la aceptación se ganan en grandes batallas ni en grandes momentos, sino que es algo que tiene que ver con el día a día, pero que viene de una intención consciente, originada en valores profundos.

Cuando el doliente se abre a poder aceptar pequeñas ilusiones o proyectos, se produce el mismo efecto que cuando lanzamos una piedra al agua: se generan unas ondas que abarcan mucho más que el espacio que ha cubierto la piedra. Esas pequeñas ilusiones o pequeños momentos de inmersión en la vida que ponemos en el día a día suponen un efecto de intención mayor. Es como si, en esos pequeños momentos, aunque no lo parezca, estuviéramos respondiendo poco a poco a las grandes preguntas de la vida, a esas que quedan en interrogante cuando fallece alguien que queremos.

Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda gratuita, no dude en consultar nuestra página web:

 www. fundacionmlc.org

 

 

miércoles, 28 de septiembre de 2022

"CARTA A LOS PADRES QUE HAN PERDIDO UN HIJO O UNA HIJA

Del libro: Dolor y Sufrimiento

-La muerte de un hijo es, si no la, una de las experiencias más dolorosas para los padres y marca un antes y un después.
Es tan grande el dolor que produce la pérdida de un hijo, que los padres nos sumergimos en un estado de confusión, dolor, rebeldía y de desconexión con el mundo. Es una etapa de gran tristeza,...
desconsuelo, aturdimiento y angustia.

-En ese instante nos sentimos tocados por la muerte en plenitud.
Esta nos ha quitado a una persona muy querida, nos ha robado su presencia y compañía, en lugar de habernos llevado a nosotros. Con el pasar de las horas, la realidad se impone y abruma, y uno siente impotencia, deseos de suspender la propia vida y los proyectos personales.

-Cada vez que uno escucha acerca de la muerte de un hijo ajeno, nuestro cuerpo reproduce las huellas ocasionadas al momento de haber experimentado nuestra propia pérdida. Se reproducen las palabras,
las sensaciones y las claves de lo sentido en aquella funesta ocasión.
Uno guarda el recuerdo del momento en forma fotográfica. De igual manera se atesora el contenido de las cartas y palabras de aquellos que estuvieron con uno y que le dieron su apoyo y solidaridad.

-Tras la pérdida comenzamos a sentir un dolor que no tiene explicación, el que sin embargo, si se vive plenamente conduce a aceptar la pena, el llanto y la desolación, para finalmente descubrir que esta desgracia es una prueba a la que debemos darle un sentido.

-Existe el dolor sin sentido, que nos lleva a dudar de todo y a vivir con desesperanza. El dolor con sentido es un camino para encontrar a Dios en los múltiples gestos, personas y circunstancias que nos acompañan.

-Así como olvidamos los éxitos, pero jamás los fracasos, también olvidamos a aquellos con quienes reímos, pero jamás a aquellos con quienes lloramos.
Hay que vivir realmente la pena, dejar que la tristeza respire en nosotros, concederse el permiso para estar tristes, llorar y deprimirse.
Olvídense de las prohibiciones de llorar, de sentirse débiles y vulnerables, siempre en el duelo hay un tiempo de tristeza que debe ir acompañado de recuerdos y vivencias. En palabras de Proust:
“Sólo sanamos de un dolor cuando lo padecemos plenamente”.

-Lo que sí está prohibido es avergonzarse de que a uno lo vean triste: vivir la pena es un acto de sanidad espiritual y física.
Negar esa pena es ir en búsqueda de la enfermedad física y espiritual.

-No contengamos las lágrimas. Siempre a nuestro lado estará el Señor para secarlas y nos acompañará en nuestras noches de insomnio.
En ese tiempo de pena, en esa época de tristeza sentiremos que no hay consuelo, sin embargo, viviendo la pena y atendiendo los recuerdos llegará el tiempo de la aceptación, aun cuando nos parezca que es imposible. El reprimir las lágrimas, los sentimientos y las emociones solo nos irá enfermando sin sospechar
de sus consecuencias.

-El llanto, el desconsuelo es un tiempo que pasa –como una nueva estación del año que se va−, dejándonos una mezcla de cansancio y olvido. Luego llegará un nuevo entendimiento que nos permitirá
seguir y salir adelante.

-La expresión del duelo se realiza a través de claves emocionales, cognitivas, físicas y conductuales. El duelo es asimismo una respuesta fisiológica. Durante la fase aguda del duelo el sistema inmunológico se altera, disminuye la proliferación de leucocitos y se deteriora el funcionamiento celular. Por eso la preocupación por la propia salud y el cuidado del cuerpo son indispensables.

-Al nacer comenzamos a morir (“para morir hemos nacido”). El acto de nacer implica una pérdida. A partir de ese instante vital se inicia la cuenta regresiva que nos acerca a la muerte.
Es así como desde el momento en que nacemos experimentamos diferentes pérdidas. La vida es un camino en cuyo trayecto vamos perdiendo cosas. Por esa razón cada ser humano debiera desde un
comienzo prepararse para las pérdidas, duelos y separaciones. De ahí que el dolor sea un naufragio por el que hay que pasar.
Este forma parte de la vida, exactamente en la misma proporción que la felicidad, la alegría y el amor. El dolor es un precio que pagamos por el amor. Quien decide amar decide también sufrir.
Sin embargo, en la vida real sucede justamente lo contrario: vivimos como inmortales, pensando que aquello que poseemos durará también para siempre.

-En el proceso del duelo el dolor no desaparece, se amortigua. El ser amado que hemos perdido pasa a ser nuestra sombra o, más bien, un faro interno que está en nosotros siempre encendido y nos acompaña e ilumina.

-La angustia del primer tiempo se va haciendo menos aguda, se va atenuando, sin desaparecer, para dar paso a la vida, a los recuerdos. Uno comienza a recordar la vida de aquel que ha perdido y estas reminiscencias son como un talismán al que se recurre cada vez que se está triste. Se recuerdan sus
dichos con alegría, con cálida ternura, se repiten frases, anécdotas y enseñanzas que nos dejó ese ser querido y que nos hacen a la vez reír y llorar. Luego entramos en un tiempo de consuelo en el que agradecemos al Señor los momentos en que pudimos compartir con esa persona todo el tiempo que vivió.

-La vida de aquellos que parten casi siempre ha sido intensa, llena de acontecimientos y, por lo general, nos brindan un legado o una lección. También su partida nos deja una sensación de lo inconcluso por lo poco que les dimos o entregamos, o por lo mucho que quisimos decirles y no lo hicimos.

-Estos pendientes marcan la calidad del duelo. Es mucho más llevadero un duelo que surge a partir de una relación en que no quedan pendientes, ya que estos dejan heridas más profundas y de difícil curación.

-Muchas son las personas que pierden a un ser querido después de una violenta discusión o intercambio de palabras. Este hecho les hace sentirse mal y quedan con una permanente sensación de
autorrechazo y arrepentimiento. Para ellos el dolor del duelo se agudiza a causa de la culpa. Prontamente deberán encontrar un sentido a esa experiencia para poder cerrar esa herida, pensando que todo lo humano se supera después de la muerte.

-Para no dejar pendientes después de una pérdida o duelo, un buen consejo sería aquel que dice que hay vivir cada día como si fuese el último de nuestra existencia.

-Las huellas que dejan los hijos son imborrables y el recuerdo de ellos constituye un paraíso personal del que nadie nos podrá expulsar. Hay recuerdos y momentos de la vida de aquellos que amamos y perdemos que nos hacen recuperar el aliento y borrar años de dolor y sufrimiento. Lo sanador es esforzarse ante el misterio de la muerte para lograr que prevalezca el amor y no la significación negativa que le podamos dar a ese acontecimiento tan triste y doloroso.

-Al darle importancia al amor que nos rodeó junto a quien perdimos y amamos se produce una alegría nostálgica. Con ese sentimiento guardamos e inmortalizamos su recuerdo. Recuerdos que milagrosamente no cambian a través del tiempo.

-Ese tiempo del recuerdo hace que nuestros corazones aniden nuevas emociones, nuevas esperanzas, que nos permiten ver una luz presente de una imagen desaparecida.

-El camino para alcanzar el consuelo es largo y doloroso, pero debemos recordar que para llegar al alba hay que recorrer todo el camino de la noche, y que esa noche en principio suele no tener luna… Pero nosotros, los cristianos, tenemos la esperanza del reencuentro, la que nos llena de ilusión con la promesa de la eternidad.

-Kalil Gibran nos alienta:

"El nacimiento es el comienzo, la muerte no es el final".
 -La existencia es una continuidad que se desplaza entre días hermosos y otros oscuros, sin luz.

-Podemos estar en el túnel oscuro sin ver la luz, pero tenemos que saber y repetirnos mentalmente que en ese día negro y lluvioso, detrás de las nubes, siempre hay un sol que brilla.

-Cuando estemos llenos de tristeza, sin esperanzas, mantengamos el recuerdo de los días hermosos sin nubes. El nacimiento no es el comienzo, la muerte no es el final, lo que atravesamos al
entrar y salir es la puerta de Dios que nos lleva al consuelo después del sufrimiento y la tristeza. Con el tiempo aprendemos que el amor y los recuerdos no mueren.

miércoles, 20 de julio de 2022

Los milagros existen



 Eres amado siempre, mi hijo amado Adrián, mi Ángel de Amor y Luz

Cuando perdí a Ludmila una de las preguntas que me hice muchísimas veces fue si ella volvería en esta vida, en forma de otro hijo. Durante un tiempo quise creer que sí. Pero hoy creo que cada hijo es un regalo del cielo, único e irrepetible que viene a llenar nuestra vida de luz, de enseñanzas y luego parte a un lugar en donde nos esperan, para estar alma con alma juntos para siempre. Como siempre fue y siempre será. 
Parte de mi creencia viene de haber leído los libros del Dr Brian Weiss y hoy les traigo un fragmento de su último libro, de todas las historias de sus pacientes lo que leí esta fue la más perfecta y reconfortante.
Si no saben quién es el Dr Weiss, es un psiquiatra estadounidense especialista en terapia de regresión a las vidas pasadas. El descubrió cómo nuestra alma (que es única) va cambiando de cuerpo en muchas vidas hasta que aprendemos las lecciones vitales inherentes al ser humano, tenemos que perderlo todo y también tenerlo todo. Amar y sentir abandono, ser sanos y enfermos, para llegar a ser un alma con sus lecciones aprendidas. 
Si quieren más info dejo un link a su web (http://www.brianweiss.com/)  
Ahora sí, los animo a leer esto, parece largo pero créanme, si están aquí por haber perdido un hijo…. se lo van a leer en dos minutos y van a quedar con ganas de más 
(Esta es una historia real de una de sus pacientes, en este caso fue paciente de su hija Amy también psicoterapeuta)
Jessica, maestra de treinta y tantos años de pelo rubio, ojos azules y voz suave, condujo durante horas desde el centro de Florida para verme en la consulta. 
Había tenido dos hijos en cuyo parto se había practicado una cesárea. Se había quedado embarazada por tercera vez, de un niño sano.Había decidido parir a Elliot de forma natural en su casa, pero durante el proceso se reventó el útero, se desprendió la placenta y el bebé sufrió una carencia fatal de oxígeno mientras era trasladado a toda prisa al hospital. Lo conectaron de inmediato a una máquina para mantener las constantes vitales, pero era demasiado tarde. Murió solo diez días después.
Mientras Jessica me contaba su historia, se me hizo un nudo en la garganta. Nadie merece la experiencia de perder un hijo: la mujer sentada frente a mí era tan buena y discreta que yo no podía imaginar por qué iba a pasarle a ella algo tan demoledor. Tampoco podía imaginar la muerte de mi hijo, y menos aún la tremenda decisión mía que pudiera haber influido en ese desenlace. Jessica había leído los libros de mi padre y encontrado cierto consuelo. Acudía a otro terapeuta que la ayudaba en su proceso de pérdida. Yo estaba afrontando: me parecía un éxito que simplemente se levantara por la mañana, pusiera un pie delante del otro y sobreviviera un día más. Sin lugar a dudas, la apariencia dulce de Jessica ocultaba la dureza del acero. De todos modos, era como si llevara el dolor en el exterior del cuerpo. Yo alcanzaba a verlo, casi podía estirar el brazo y tocarlo. Su infinita profundidad me asustaba: yo era una terapeuta bastante novata, cuando menos en el campo de la hipnosis, y tenía miedo de que el viaje hasta mi consulta hubiera sido para ella una pérdida de tiempo. ¿Qué demonios podía decir o hacer yo para mitigar el sufrimiento de Jessica? Y qué podía causar siquiera una mella en esa clase de dolor?. 
Jessica describió las dificultades que había tenido con sus médicos en el parto de sus dos primeros hijos. Su suave voz subió de tono al hablar de la desconfianza hacia ellos, de los errores clínicos cometidos y de cómo, comprensiblemente, esos errores la habían impulsado a escoger un método diferente para traer al mundo a Elliot. Había investigado escrupulosamente las ventajas y los riesgos de un parto vaginal tras dos cesáreas. Había tomado una decisión con total conocimiento de causa, y teniendo en cuenta lo sucedido con los dos primeros nacimientos, no había duda del porqué de su resolución. Cuanto más hablábamos de Elliot, más intentaba yo separarlo de su trauma, pero tuve la sensación de estar ahí con ella como si, aunque los cuerpos estaban hablando, las almas se sostenían juntas por el aire, mirándose una a otra con ojos tristes e incrédulos. Puede la vida llegar a ser tan dolorosa? Y cuando lo es indefectiblemente, como superarlo?
Cuando Jessica planteó el hipotético escenario de tener otro hijo, su enojo se disolvió en puro pánico. Que sería lo correcto? Iba a confiar otra vez en los médicos? Y si cualquier decisión resultaba errónea? Había pensado mucho en su pasado y su futuro, y a todas luces las preguntas sobre ambos le causaban gran aflicción.
Cuando hipnoticé a Jessice y la llevé a una vida anterior, lo primero que vio ella fueron solo colores imprecisos en forma de olas y puntos. Parecen solo luces, dijo, y durante los diez minutos siguientes no hubo nada más, en efecto, solo luces. Oh, no, pensé, juntando literalmente mis manos para rezar mirando al techo, agradecida por que mi paciente tuviera los ojos cerrados. Ángeles, Dios, quienquiera que esté ahí arriba, tenéis que hacer algo más. Yo rezaba con cada paciente pidiendo ayuda y energía curativa, pero ese día no fue una solicitud convencional. De repente, en medio de esas formas lumínicas palpitantes, apareció en la mente de Jessica la imagen de un delantal. Gracias, dije al cielo, exahalando un suspiro de alivio. Jessica se veía como una mujer joven en un gran porche, algo que recordaba a La casa de la padrera. Estaba apoyada en un poste, sudando a causa del sol estival y el ejercicio físico. El trabajo era duro y estresante, una carga pesada. Jessica notaba la tensión en el cuello y los hombros, debida no solo al trabajo manual sino también a una soledad aplastante. Se daba cuenta de que quería hijos y una familia, pero no los tenía. “Es todo muy duro”. Y suspiró. Nos desplazamos hacia adelante en el tiempo hasta esa noche en que la mujer estaba tendida en la cama, pensando en si cogía o no la Biblia en la mesilla, pero se notaba demasiado cansada para hacer siquiera ese gesto reconfortante. Jessica vio a la mujer sollozar, sentirse a la vez triste, frustrada e inquieta. Tenía una casa grande, pero suponía para ella una tarea abrumadora, y la zona rural en que vivía estaba aislada, exluía la posibilidad de hacer amistades. Los vecinos del lugar la consideraban afortunada: poseía una casa enorme, ese gran porche delantero, una vaca. Sin embargo, ninguno de estos bienes la hacía feliz. Aunque solo tenía veintitantos años, parecía sentirse demasiado cansada y triste para vivir. Volvimos a avanzar en el tiempo, pero nos encontramos más de lo mismo: la mujer, trabajando con ahínco en el patio, esforzándose tan solo para sobrevivir en esa existencia sombría. Y entonces Jessica vio una niña pequeña que bailaba y jugueteaba en la tierra al rededor de la mujer “No la ve” dijo confusa, “pero la niña está bailando, bailando sin parar”. Vio también a un hombre: el esposo, de pie a cierta distancia en un lado del porche. Él y la niña estaban unidos a la mujer, la amaban mientras trabajaba, mientras permanecía sentada en el porche y lloraba, pero ella no sabía que estaban allí. Transida de dolor, solo era consciente de su soledad. De dónde procedía ese abatimiento? para averiguarlo, retrocedimos. Había un accidente, El carruaje que llevaba a la niña y al esposo había volcado, con lo que ambos había muerto en el acto. La mujer no iba con ellos; quería ir, lo había planeado, pero por algún motivo en el último momento se quedó en casa. Los amaba mucho y se sintió terriblemente culpable y responsable de sus muertes. “Pero no fue culpa suya. Los accidentes ocurren, sin más” Dije pensando también en Elliot. Jessica asentía con lágrimas con ojos, pero no parecía creerme. “Da la impresión que lamenta no haber estado allí con ellos” dije en voz baja. “Oh sí” gimió ella. La mujer vivió largos y solitarios años. Trabajó durante toda su vida junto al porche, donde su esposo la observaba solo con amor en la mirada y su hija, dando vueltas ajena a todo, bailaba junto a ella un día tras otro. Mientras Jessica flotaba más allá de su viejo cuerpo empezó a menear la cabeza, como si no creyera lo que hubiera vivido. “No tenemos que amargarnos!” dijo, “Ella podía haber hecho mucho bien” La mujer se había quedado tan inextricablemente empantanada en el dolor y la pérdida, que ya no se recuperó jamás. Pensando en la Jessica de ahora, pregunté: En todo caso, cómo habría podido recuperarse de esa clase de pérdida? Muy fácil, contestó Jessica, sonriendo, “sólo tenía que verlos bailar a su alrededor”.  La pequeña y el esposo, al aparecer religiosamente cada día en el patio delantero, intentaba decirle que estaban bien, que la querían y que nunca la habían dejado; sin embargo, ella no veía nada. “Lo pasaba mal… no tenía por qué. Eran tan, tan felices” dijo Jessica. “Se trataba de amor, de puro amor que manaba de ellos y se detenía justo frente a ella! Y no lo percibía” . Fue una extraordinaria lección que ayudó a Jessica a mitigar algunos de sus actuales sentimientos de  pesar. Por increíble que parezca dado el reciente trauma  experimentado con su hijo, su sufrimiento era opcional, innecesario. Solo tenía que ver bailar a la pequeña cerca de ella. Si sabe que Elliot muy probablemente sigue amándola no lejos del aire que respira, no tendrá motivos para volver a sentir ese dolor insoportable. Al día siguiente en la sesión que hicimos juntas, Jessica entró y salió de numerosas vidas pasadas. En una, era la hija de una especia de curandero hermético, un alma sabia y avanzada a su tiempo; a la larga, ella tuvo su propia familia pero murió joven, dejando a un niño pequeño al que amaba. Jessica creía que el niño de esa vida era Elliot. “Es como si esta vez nos hubiéramos intercambiado el sitio. Yo le dejé pronto en aquella vida, él me ha dejado pronto en esta. Vaya”, dijo, comprendiendo de pronto “En esta vida él no me castigaba en absoluto. Solo me mostraba cómo era eso de ser abandonado en vez de ser el que se vaya pronto. Pero el amor no desaparece. Nosotros sí, el amor nunca” Percibía que, en la regresión, Elliot también era su amado padre. “Parecía entenderlo todo” añadió, “Era muy cariñoso. No le molestaba nada. Todo lo hacía con delicadeza y ternura para que la humanidad fuera mejor”. Las vidas de Jessica con Elliot eran innumerables, antiguas, surgían a lo largo de los años a medida que sus almas se trenzaban una y otra vez para enseñar, aprender, amar. No era casualidad que él hubiera aparecida en la vida actual de ella; estaba intrínsecamente vinculado a Jessica, de quien era una parte, si bien la forma, la relación y las circunstancias variaban siempre. Mientras estaba sentada frente a mí, su rostro cambió por completo. No se apreciaban arrugas de tristeza, ni ojos cansados; solo amor, felicidad, incluso entusiasmo. Por extraño que parezca, ni siquiera parecía ya humana; con su color rubio y su expresión beatífica, era realmente como un ángel, un espíritu dichoso, resplandeciendo con una paz que iba más allá de las palabras. Estaba radiante, y la luz transformaba todas y cada una de sus partes. Se acababa el tiempo. No creo que Jessica pudiera llegar a ser más feliz, lo que suena un tanto retorcido si tenemos en cuenta la razón por la que había venido a verme. Presenciarlo fue algo increíble. Trabajas bien, le dije al cielo. Concluí la sesión llevando mentalmente a Jessica a un tranquilo campo de flores silvestres y haciendo que visualizara a su guía, que se reunía con ella para orientarla sobre cómo podía seguir curándose también tras salir de la consulta. El guía de Jessica, su sabio y bondadoso maestro, era, por supuesto, Elliot. Ella se imaginaba sosteniendo el pequeño cuerpo de bebé que comenzó a emitir una luz brillante. Elliot abrió los ojos. (Después de la sesión, Jessica se maravillaba de esto. “Nació clínicamente muerto. Nunca le vi los ojos”) En la mente de ella, Elliot le daba con la mano en la nariz y le guiñaba el ojo, como si estuviera diciendo “te he pillado!”, como si todo aquello, esa voltereta que daban juntos por tantas vidas, ese incesante borboteo de muertes y nacimientos sucesivos, no fuera más que una broma cósmica. Aquí, Jessica, como le sucedería a cualquiera, sufría por la pérdida de un bebé sano, el cuerpo y el cerebro súbitamente muertos, pero el propio Elliot no podía tomarlo en serio; lo único que tenía que decir sobre la cuestión era algo como “se acabó mi turno; ahora te toca a ti!”. Para Jessica, el bebé Elliot, que ahora estaba dándole palmaditas en la barbilla y haciéndole guiños, era sin duda el adulto y ella el niño: la de él era un alma vieja y afectuosa, realmente un maestro adelantado. Cuando Jessica lo cogió en brazos, el cuerpo de él comenzó a desaparecer, disolviéndose en la luz  brillante cada vez más fuerte, cada vez más intensa, hasta ser él muy grande y estar más allá de los cuerpos, y su luz llenó el campo entero. Las flores silvestres, la hierba y el inmenso cielo azul resplandecían con su luz. El niño era más grande que Jessica, mayor que cualquier cosa imaginable. Hice de nuevo reflexionar a Jessica sobre sus sentimientos de responsabilidad, sabiendo que un alma tan vasta que abarcara el mundo entero jamás podría apagarse debido a una decisión individual, un accidente único. Ella se limitó a reír, como si la propia pregunta que no había dejado de hacerse ya no tuviera sentido. “¿Quién tuvo la culpa de su muerte? Yo, los médicos, nadie. Da igual. Es que da igual”A continuación, Jessica se vio embarazada, y enseguida con el bebé sano entre sus brazos en una habitación de hospital. Ese niño no era Elliot, pero estaba realmente con ella, un estallido de luz. “Está irradiando la habitación entera”, musitó ella. “Es como si las paredes percibieran rayos de luz. Él es todo, está en todas partes” Mientras Jessica sostenía al nuevo bebé, Elliot sostenía a Jessica. El hijo besó la cabeza del bebé una y otra vez. No había tristeza ni dolor, solo el amor más puro mientras Elliot velaba protectoramente por elllos. Aunque Jessica no estaba segura de si ella y su esposo querían más hijos, recuerdo que analizó minuciosamente todos los detalles sobre planes, partos y médicos mientras pensaba en lo que pasaría, lo que podía pasar, lo que pasó.Creí que le sería de ayuda saber cómo fue el nacimiento, pero ella sonrió mientras hacía caso omiso de la sugerencia como si fuera del todo irrelevante. “No importa. Son detalles humanos. La respuesta a su pregunta es que tuve una cesárea, pero da igual. Estoy dando el pecho” Bajó la vista al bebé que tenía en brazos, perfectamente consciente de que Elliot estaba presente en la habitación y en sus vidas. “Estoy dando el pecho” . Jessica derramó lágrimas de alegría; yo también. Me sentí sobrecogida ante el alma infinita y el amor de Elliot. Nada podía hacerle daño, es decir, a ninguno de nosotros tampoco podía hacernos daño nada. ¿Qué margen hay en el amor para la pena? ¿Qué significa la muerte de una persona cuando podemos volver a estar con ella en nuestra mente, cuando podemos volver a abrazar su cuerpo y ella puede abrazarnos a nosotros, cuando por fin podemos verle unos ojos que jamás vimos con claridad aquí en la tierra?. Nuestros propios ojos siguen cerrados a todo el amor que nos rodea y sufrimos al imaginarnos solos o abandonados, cuando lo único que hemos de hacer es simplemente abrirlos para descubrir que nuestros seres queridos están bailando y bailando con nosotros en el campo hasta el fin de los tiempos.