viernes, 5 de abril de 2024
VOLVERÉ
viernes, 26 de noviembre de 2021
Los hijos
Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida, deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos,
pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas,
porque ellos
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerles semejantes a ti,
porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas,
son lanzados.
Deja que la inclinación,
en tu mano de arquero,
sea para la felicidad.
Khalil Gibran, poeta, filósofo y artista libanés
viernes, 19 de marzo de 2021
Hijo amado Adrián.
Hago lo que puedo, hijo amado. Es duro seguir adelante sabiendo que tu sonrisa es solo un recuerdo; te amo con toda mi alma
jueves, 3 de diciembre de 2020
Hoy hace 4 años de tu transición hijo amado Adrián
Perder a mi hijo " físicamente" es una experiencia que me acompañará toda la vida, la manera en que consiga interiorizar su pérdida determinará esta dolorosa, triste y desconocida forma de volver a vivir sin el...
He descubierto que una manera de ayudarme, en este proceso, es ayudando a otros que han sufrido o están sufriendo como yo.
Intento ayudar. Unirnos en un mismo dolor y quizás encontrando un consuelo común. Quizá nos identifiquemos más y compartamos más vivencias con aquellos de entre nosotros cuyos hijos fallecidos tenían una edad similar, o se han ido de una misma o parecida forma,
Siento que es diferente perder un hijo no nacido vivo, de días o meses, que un hijo adolescente o adulto. Y es diferente, no por los sentimientos en sí , sino por lo vivido con mi hijo o lo que ha quedado por vivir con el (los recuerdos que nos ha regalado su vida o los que ya nunca tendremos).Cada uno de las madres o padres, tenemos “nuestros tiempos” y este camino está lleno del recuerdo de nuestros hijos y, en él, caminamos y revivimos cada día con la esperanza de vivir con todo lo que aprendimos junto a el.
El impacto emocional que causa la muerte de un hijo en los primeros momentos te hace sentir como en otro lugar viviendo un dolor enorme,desgarrador...alejada o ajena a la realidad que tienes alrededor, viviendo la pérdida tan intensamente que las sensaciones son desgarradoras, dolorosas, de estado de shock emocional.
Tenía la sensación de que era como vivir un horror, de que no había pasado...de que mi hijo volviera en cualquier momento... una película donde no te terminas de enterar de lo que está ocurriendo, donde el tiempo se paraliza y cobra otra dimensión. En esos primeros días de un dolor inaguantable, que no sabes como no se paro tu corazón....o no has explotado en mil pedazos,,,porque lo que sentí entonces es que mi CORAZÓN SE ROMPIÓ, DINAMITO Y SE FUE CON EL.... mi cabeza iba a mil y a la vez todo se detuvo...Era unas sensaciones que ahora 4 años después, duele como entonces y ahora puedo "definir" de alguna forma el dolor, mi sensación era que mi propio cuerpo, queriéndome defender, creaba un anestésico para ayudarme a estar, como autómata, pero al fin y al cabo a “estar”y “pasar” ese difícil tirón tan desgarrador. No podía caminar...daba unos pasos y tenia que sentarme, mi cuerpo se quedo en los huesos...
Sensaciones como la impotencia, la desesperación, un dolor infinito, la sensación de fracaso, la culpa... son algunas cosas, que se vive.
Pasados esos primeros momentos, días e incluso semanas, o meses, en los que nos hemos sentido hundidos por el dolor y paralizados, nos encontramos con que la vida sigue y nosotros tenemos que seguir en nuestra nueva realidad y comenzamos así el difícil camino del duelo.
Nada de lo que sentimos es bueno o malo, simplemente es lo que hemos sentido, esta experiencia te ayude a identificar y dar nombre a lo que sientes.
Pasado un tiempo de impacto emocional, de dolor, de negación... nos vamos encontrando poco a poco con nosotros mismos y con lo vivido. Entonces, las sensaciones que tenemos van cambiando y, aunque muchas emociones continúan, vamos siendo conscientes. Comenzamos a vivir la realidad de la pérdida y a sentir la ausencia que ha dejado nuestro hijo en el día a día.
Empiezas a repetir por momentos “pues sí, ha pasado...” y el dolor se transforma en otro dolor diferente, menos desgarrador... pero profundamente intenso.
Al principio de este camino duele todo, “En ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es TOTAL: es un dolor biológico (duele el cuerpo),psicológico, y espiritual (duele el alma). En la pérdida de un hijo, duele el pasado, el presente y especialmente el futuro.
Toda la vida, en su conjunto, duele”.Desolación y tristeza Cuando vuelves al día a día y caes en la cuenta de lo ocurrido, nuestro corazón empieza a comprender lo que la razón ya sabía y nos sentimos tremenda mente desolados, echamos de menos,echamos mucho de menos a nuestro hijo. En ese echar de menos, nuestros sentidos necesitan tocar, oler, ver, escuchar... nos han arrancado lo que más queremos y esa ausencia nos produce mucha angustia y tristeza.
Buscas entonces con los sentidos poder tener más cerca a tu hijo, y te aferras a cosas, olores, lugares...Para mi ha sido importante poder enfrentarme a estas sensaciones de búsqueda poco a poco, sin encontrarme con todas de golpe y sin que me las quiten todas de una vez. Necesito percibir porque la desolación si no, resulta muy angustiosa. Rabia, dolor e irritabilidad.
En este camino de la desolación, hay muchos momentos de incomprensión.
¡Qué difícil nos resulta que la vida de nuestro hijo se haya parado! ¿Por qué? En esa incomprensión, nos enfadamos y nos irritamos. Nos descubrimos impacientes e irritables con los que nos rodean: con nuestro entorno, con los allegados, en el trabajo... incluso con desconocidos. Y vernos así nos puede preocupar. Lo que ocurre es que estamos diferentes por lo ocurrido y necesitamos exteriorizar ese enfado y la rabia que nos produce.
Sensación de no poder hacer nada, de no querer hacer nada...solo llorar... momentos de desahogo que necesitamos, momentos en los que pararnos a llorar y sacar todo lo que estamos sintiendo. Todos los días ese dolor que te invade, las lagrimas brotan solas...y son necesarias, limpian...las heridas del alma y corazón.
Algunas veces nos damos cuenta de que para intentar combatir la tristeza, hemos llenado nuestros días de actividad, buscando continuamente quehaceres para no parar, para no sentir, como con la sensación de que, si paramos, tal vez no podamos volver a levantarnos;para no pensar, para no dar vueltas a tantos porqués o a tantos “y si hubiera hecho”, “si hubiera ido”, que nos agobian . Nos llenamos la mente y el cuerpo de actividad para escapar. Esto nos ayuda a mantenernos en la rutina, a cumplir con ciertas obligaciones, a tener la sensación de que puedo seguir adelante. Y en verdad, nos ayuda a continuar.
Es positivo tener un espacio donde llorar, gritar y desahogar toda la pena que tenemos. Muchos nos descubrimos en el coche, en la ducha, dando un paseo,. en lugares donde conectamos con nosotros mismos,con nuestra emoción y que nos ayudan a aliviar el peso de la pena.
Al igual que no es bueno forzarse o presionarse, tampoco es bueno no intentar hacer el esfuerzo. Podemos sentir la necesidad de retirar ciertas cosas al principio. Al principio la realidad es tan dolorosa, que no nos damos cuenta de que no son las cosas en sí, sino lo vivido lo que permanecerá en nuestro corazón. Lo que queremos y necesitamos es dar sentido a sus cosas. Podemos hacerlo aferrándonos a ellas o soltándolas con un motivo y así dar sentido a su recuerdo...
Los padres somos conscientes de que recoger sus cosas es un proceso doloroso, pero no queremos que decidan por nosotros
Con mayor motivo, resulta doloroso con ciertas cosas que son importantes para nosotros por los recuerdos que nos evocan, por lo que significan o por lo que nos desgarra el alejarnos de ella .
Al principio ayuda quedarnos con recuerdos que incorporamos a través de ciertos objetos que nos acercan y nos ofrecen algo palpable, como un dibujo.
Una separación absoluta, al principio, nos deja desnudos ante nuestro dolor. Son tan importantes las cosas personales de alguien que queremos y ha fallecido, el olor, el tacto... nos acercan al que ya no está y parece que la separación es menor.
A la larga quizás es positivo ir desprendiéndonos de lo físico, Cada cual lo vive de una forma, Pero nos quedamos con su Esencia, en un recuerdo convertido en algo no tangible y sí imborrable.
La esencia de lo que fue y es está en nuestro corazón, en nuestra Alma.
Te amo hijo mio Adrián. Mi amor puro y verdadero.
lunes, 23 de noviembre de 2020
ENSEÑANZA SOBRE LA MUERTE- ANTHONY DE MELLO
No le pida al mundo que cambie, cambie usted primero. Entonces podrá mirar al mundo de manera que podrá cambiar lo que piense que se debe cambiar.
Morir es maravilloso
¿Uno puede ser completamente humano sin experimentar la tragedia? La única tragedia que hay en el mundo es la ignorancia; todo el mal viene de ella. La única tragedia que hay en el mundo es estar dormidos o no ser conscientes. De ellos viene el miedo, y del miedo viene todo lo demás, pero la muerte no es una tragedia. Morir es maravilloso; es horrible sólo para las personas que nunca comprendieron la vida. Solamente cuando se le tiene miedo a la vida se le tiene miedo a la muerte. Solamente los muertos temen a la muerte.
Quienes están vivos no temen a la muerte. Un autor estadounidense lo expresa muy bien. Dice que el despertar es la muerte de la creencia en la injusticia y la tragedia. El fin del mundo para una oruga es una mariposa para el maestro. La muerte es la resurrección. No estamos hablando de una resurrección que sucederá, sino de una que está sucediendo ahora mismo. Si usted muriera al pasado, si usted muriera cada minuto, sería una persona plenamente viva, porque una persona plenamente viva es alguien lleno de muerte.
Siempre estamos muriendo a las cosas. Siempre estamos desembarazándonos de todo para ser plenamente vivos y para resucitar a cada momento. Los místicos, los santos y otras personas hacen grandes esfuerzos por despertar a la gente, Si no despierta, siempre va a tener esos pequeños malestares como el hambre, las guerras y la violencia. El mayor de los males es la gente dormida, la gente ignorante.
Una vez un jesuita le escribió al padre Arrupe, su superior general, preguntándole cuál era el valor relativo del comunismo, el socialismo y el capitalismo. El padre Arrupe le dio una bella respuesta. Le dijo: "Un sistema es tan bueno o tan malo como la gente que lo utiliza". Gente con corazones de oro harían que el capitalismo o el comunismo o el socialismo funcionaran bellamente.
No le pida al mundo que cambie - cambie usted primero. Entonces podrá mirar bien al mundo de manera que podrá cambiar lo que piense que se debe cambiar. Quite la catarata de su propio ojo. Si no lo hace, ha perdido el derecho de cambiar a alguien o algo.
Usted no tiene derecho a inmiscuirse en los asuntos de otros o del mundo hasta que sea consciente de usted mismo. El peligro de intentar cambiar a los demás o cambiar las cosas cuando uno no es consciente es que puede estar cambiando las cosas para su propia conveniencia, su orgullo, sus convicciones y creencias dogmáticas, o sencillamente para aliviar sus sentimientos negativos.
Yo tengo sentimientos negativos, así que cambie usted de tal manera que yo me sienta bien. Primero, ocúpese de sus sentimientos negativos de manera que cuando vaya a cambiar a otros no actúe por odio o negatividad sino por amor. Puede parecer extraño que la gente pueda ser muy dura con los demás y, sin embargo, amar mucho. El cirujano puede ser muy duro con el paciente y, sin embargo amar mucho. El amor puede ser muy duro, ciertamente.
domingo, 19 de julio de 2020
Hijo mío amado Adrián. Vivencias llenas de amor
Sigo aquí recordando tu amor y amando tu recuerdo cada día de mi vida.
Bellos recuerdos...Hijo amado Adrián
domingo, 14 de junio de 2020
Comprendí que tu vuelo...
jueves, 16 de abril de 2020
Amado hijo Adrián.
Cuando una madre pierde un hijo
Amor puro y verdadero, por mi hijo Adrián.https://www.youtube.com/watch?v=M8voSDX2ITA
Sienpre eres Amado hijo mío..Mi hijo amado Adrián, amor eterno
Sienpre eres Amado hijo mío..Mi hijo amado Adrián Trujillo Arriero, por siempre en mi mente, para siempre en mi Corazón y Alma. Eres amado siempre♥♾♥
martes, 14 de abril de 2020
Mi hijo el Sol de mi vida, ahora mi Ángel
jueves, 3 de octubre de 2019
‘No sabía si podría sobrevivir’: cómo es perder a un hijo
Tres madres hablan sobre el duelo y sobre cómo crear redes de apoyo tras la muerte de un hijo.
Hace poco leí Smoke Gets in Your Eyes: And Other Lessons from the Crematory (El humo ciega tus ojos: y otras lecciones aprendidas en el crematorio), escrito
por la defensora de la muerte, la escritora Caitlin Doughty. Las
escenas sobre el desecho de los cuerpos no me molestaron, incluso cuando
hablaba sobre el moho acumulado sobre los rostros de los cadáveres,
pero hubo una escena del libro que no me dejó dormir aquella noche:
cuando era una niña, Doughty fue testigo de la muerte de otra niña que
jugaba en las escaleras mecánicas de la segunda planta de un centro
comercial. La madre de aquella niña se vio obligada a observar todo
aquello.
Como
mujer de 28 años a la que por fin ya no aterroriza la idea de tener
hijos, aquella imagen me impactó profundamente. "Por desgracia, la
muerte es parte de la vida, pero nadie nos cuenta nada sobre el duelo y
la pérdida o sobre cómo procesarlos hasta que no nos hallamos en medio
de la experiencia", explicó a Broadly Cadmona A. Hall,
Doctora en filosofía y terapeuta matrimonial y familiar especializada.
"Una de las principales cosas que hago desde el principio es explicar a
mis pacientes que no se están volviendo locos y que lo que experimentan
es normal. Esa parte es importantísima, no existe una forma correcta o
incorrecta de expresar el duelo", afirma Hall.
Hall comprende que
perder a un hijo es un tipo muy específico y cruel de pérdida. "Una de
las características propias de perder a un hijo es que siempre está
presente el sentimiento de culpa", explica. "El papel de los padres es
que sus hijos estén presentes, en este mundo, sanos y felices, de modo
que independientemente de las circunstancias, las madres con frecuencia
sienten que han fallado como tales. Es una inmensa carga para ellas".
Hall añadió: "Se trata de un mito que creo que escuchan muchas mujeres,
que tener hijos sanos es lo normal, lo natural, pero la gente
experimenta la pérdida con mucha más frecuencia de lo que pensamos. Lo
que sucede es que les da miedo hablar de ello, o se sienten
avergonzados".
Sin embargo, las mujeres sí hablan de ello, en comunidades online,
en sus blogs y en libros. Para saber más cosas acerca de la experiencia
de perder a un hijo, hablé con tres mujeres que habían sufrido esta
devastadora pérdida y que están utilizando internet para conectarse con
otras madres en su situación. "Esa es una de las ventajas de la
tecnología, que puedes expresar tus sentimientos en un blog", afirmó
Hall. "Ser capaces de conectar con otras personas ayuda a quienes han
tenido una pérdida similar o les permite recibir mensajes de personas
que les dicen 'Eh, estoy pensando en ti, te estoy enviando pensamientos y
deseos positivos'. Para ellas es importante saber que no están solas".
Una de las características propias de perder un hijo es que siempre está presente el sentimiento de culpa
Mandy
Hitchcock es "escritora, abogada en proceso de recuperación,
superviviente del cáncer y una persona que cree que saber 'qué quieres
hacer cuando seas mayor' es una chorrada como un piano". Tras vencer al
cáncer y vivir un doloroso divorcio volvió a casarse, tuvo una hija y ya
comenzaba a acomodarse en la vida familiar cuando Hudson, su hija de 17
meses, falleció a causa de una infección repentina. Ha compartido su
experiencia de pérdida en medios como el Washington Post. Angela Miller es escritora, oradora y defensora del duelo. Es autora de You Are the Mother of All Mothers: A Message of Hope for the Grieving Heart (Tú eres la madre de todas las madres: un mensaje de esperanza para el corazón afligido) y directora ejecutiva y fundadora de la comunidad de apoyo para el duelo A Bed For My Heart
(Una cama para mi corazón). Su hijo falleció de repente cuando solo era
un bebé. Kelly dirige su propia editorial, así como el blog Chasing Dragonflies
(Persiguiendo libélulas), donde habla del duelo, la familia y la muerte
de su hija Abigail (Abi), que falleció a los 12 años a causa de una
repentina hemorragia cerebral. Las tres nos hablaron sobre el dolor de
perder a un hijo, la importancia de permitirse a una misma experimentar
el duelo y la sanación que han encontrado a través de la escritura y de
conectar con otras madres que también han sufrido la pérdida de un hijo.
BROADLY: Cuando tu hija enfermó, ¿sucedió rápidamente?Mandy Hitchcock:
Sí, fue extremadamente rápido y extremadamente inesperado. Era una niña
pequeña normal, con todas sus vacunas al día y con resfriados
ocasionales, como todos. Le subió la fiebre un domingo, le
diagnosticaron meningitis bacteriana en urgencias el lunes y el martes
entró en coma para no volver a despertar. Dos días más tarde se declaró
su muerte cerebral y le retiraron las máquinas que mantenían su cuerpo
con vida.
Has pasado por mucho, ¿cómo es tu vida ahora?Tengo
dos hijos más, de cuatro y de dos años. Trabajo desde casa como abogada
a tiempo parcial, lo que me permite tener tiempo suficiente para
escribir y me da flexibilidad para pasar más tiempo con mis hijos.
Publico ensayos sobre maternidad, duelo, pérdida y supervivencia al
cáncer en publicaciones de diversa importancia y mientras tanto reviso
unas memorias sobre mi vida tras la muerte de mi hija y sobre mi
tratamiento para el cáncer dos años después. No es la vida que había
imaginado llevar y hay muchísimas cosas que me gustaría que fueran
diferentes, pero he aprendido a estar agradecida por lo que tengo
incluso mientras lloro la ausencia de mi hija.
¿Me explicas más cosas sobre tu carrera como escritora? ¿Cómo te ha ayudado en tu proceso de duelo?Empecé
a escribir en serio después del fallecimiento de mi hija, cuando creé
un blog que me ayudara a procesar todo lo que estaba experimentando. No
tenía ni idea en aquel momento de lo increíblemente terapéutico que
sería para mí, pero todavía fue una sorpresa mayor saber que también
estaba ayudando a muchas otras madres. Empecé a ver la escritura como
otra forma de honrar la memoria de Hudson, a menudo digo que lo único
que me aporta consuelo tras su muerte es saber que su vida todavía puede
tener sentido, que todavía puede tener un impacto en los demás y en el
mundo aunque físicamente ya no esté aquí. De modo que, si el hecho de
que yo comparta mi historia ayuda a otras personas, creo que es la mejor
manera de honrarla a ella y de hallar consuelo para mí.
BROADLY: Háblanos de tu experiencia con la pérdida y el dueloAngela Miller:
Hace siete años experimenté la peor pesadilla de toda madre: la muerte
de mi hijo. No hay nada que te prepare para el horror que supone perder a
un hijo, a partir de entonces mi vida quedó dividida para siempre entre
antes y después. Mientras siga respirando seguiré llorando y amando a
mi hijo con toda el alma. Jamás llegará el día en que no piense en quién
se habría convertido mi hijo, qué aspecto tendría y cómo estaría
entretejido dentro del tapiz de mi familia. Ojalá la gente pudiera
entender que el dolor dura para siempre, porque el amor también dura
para siempre; que la pérdida de un hijo no es un evento puntual, sino
una pérdida continua que se desarrolla minuto a minuto a lo largo de
toda la vida.
Aprender a vivir sin mi hijo es un tipo de tortura
que no desearía ni a mi peor enemigo. Siempre habrá un hueco en mi
corazón del tamaño y la forma de mi hijo, nada cambiará eso jamás. El
amor y el dolor que siempre sentiré por él son inconmensurables. He
tenido que aprender a sobrevivir y también a vivir de nuevo, tanto por
mí misma como por el recuerdo de mi hijo. Espero vivir de un modo que le
haga sentir orgulloso y que deje un legado duradero en su honor.
La
pérdida de un hijo no es un evento aislado, es una pérdida continua que
se desarrolla minuto a minuto, a lo largo toda la vida
¿Cómo
te ha ayudado con tu propio duelo el hecho de conectar con otras
personas y crear un refugio seguro donde hablar de esta experiencia?
Conectar
con otras personas que han experimentado la pérdida de un hijo me salvó
la vida. No recibí demasiado apoyo durante los primeros años de duelo y
recuerdo aquellos años como los más horribles de mi vida. Nunca me
había sentido tan sola, no sabía si podría sobrevivir. El dolor era
insoportable, respirar parecía imposible, todo mi mundo tal y como lo
conocía quedó destruido. De verdad que no hay palabras para describirlo.
Una vez que fui por fin capaz de salir arrastrándome de las
profundidades de la desesperación supe que quería crear un refugio
seguro para otra gente, para que nadie sufriera en soledad como me había
pasado a mí. De este modo nació A Bed For My Heart. Ayudar a otros me ha ayudado a sanar mi propio corazón de formas que nunca había imaginado.
¿Qué
consejo darías a otras madres que experimentan la pérdida de un hijo
para ayudarlas a seguir adelante y no perder la fe o la esperanza en el
mundo?Date permiso para llorar, sentir pena y gritar, durante el
tiempo que necesites. No hay un plazo establecido para el dolor, no hay
mapa, no hay formas correctas o incorrectas de sentir aflicción. Tú y
solo tú decides cómo sobrevivir a esta tragedia. Date permiso para
recordar y honrar a tu hijo de la forma más significativa para ti y
cuando estés lista, date permiso para encontrar una finalidad, un motivo
por el que merezca la pena vivir otra vez..
BROADLY: Háblanos de tu familia.Kelly:
Estoy casada con Mark desde hace 17 años. Nos casamos en 1999 y tuvimos
a nuestra primera hija, Abi, en 2000. Tiene una hermana, que ahora
tiene 13 años, un hermano de 8 y otro de 2. Estamos esperando una niña
en mayo.
¿Cómo era Abi?Abi era una niña feliz y llena
de energía, siempre estaba dispuesta a involucrarse en cosas y nos
enseñó cómo aprovechar la vida al máximo. Su pérdida tuvo un gran
impacto en la familia. Además de muy inteligente, era una gran nadadora y
acababa de conseguir el cinturón negro de Kung Fu cuando murió. Estaba
en forma y casi nunca enfermaba, por lo que su colapso fue un auténtico
shock para nosotros. Era una persona comprometida y adoraba a su hermana
y a su hermano. Llevaba seis meses en secundaria cuando murió. Cayó en
coma de repente estando en casa y nunca se despertó. Dijeron que era muy
raro sufrir una hemorragia a esa edad y en el lugar donde se produjo
(el tronco cerebral).
¿Cómo ha cambiado tu vida desde el fallecimiento de Abi?
A
efectos prácticos, nuestra vida en realidad no ha cambiado gran cosa
teniendo en cuenta lo que pasó. Seguimos viviendo en la misma casa,
nuestros hijos van a los mismos colegios, nosotros trabajamos en lo
mismo... Puede que suene simple, pero conozco a varios padres en duelo
que han cambiado todas estas cosas tras su pérdida. En nuestro caso, lo
que más ha cambiado somos nosotros mismos. Somos más pacientes y más
conscientes de las necesidades de nuestros hijos, vivimos con miedo a
que vuelva a suceder —o, de hecho, de que pase cualquier cosa—. Nos
tomamos la vida con más calma y disfrutamos de las pequeñas cosas. Tener
un hijo un año después de la muerte de Abi fue un gran cambio y ha sido
toda una bendición para nuestro hogar. Hemos encontrado la felicidad en
él y se parece a Abi en muchas cosas. Sin embargo, escribí
recientemente que aunque hay una gran actividad en casa con tres niños,
seguimos echando de menos a Abi y su presencia. Fue nuestra primera
hija, así que siempre ha estado con nosotros. Mi marido y yo hemos hecho
una piña y nos hemos vuelto más fuertes desde que la perdimos. Aunque
hemos tenido nuestros altibajos, hemos conseguido superarlos juntos.
Además, mi fe personal ha aumentado desde la muerte de Abi, que es algo
sobre lo que también escribo. Me cogió por sorpresa, pero ha resultado
enormemente beneficiosa para mí.
¿Cómo te ha ayudado tu familia y el hecho de conectar con otras personas en tu proceso de duelo?Mi
familia ha estado maravillosa. Me han brindado su apoyo y yo a ellos.
Al principio conecté con un montón de madres de luto a través de mi blog
y con algunas de ellas mantengo el contacto con bastante asiduidad. He
conocido en persona a un par de ellas. Es fundamental saber que no estás
sola y escribir sobre mi duelo y sobre las situaciones que suscita ha
sido imprescindible para mi recuperación. En realidad ya no hablamos
tanto acerca de la muerte de Abi, no lloramos muy a menudo y seguimos
adelante con nuestras vidas, pero eso también significa que nos
guardamos dentro mucho dolor y mucha ansiedad. La ansiedad que sentimos
mi marido y yo ha aumentado enormemente desde la muerte de Abi, pero
también sucede que mis dos hijos mayores temen a la muerte y a los
médicos. Escribir me ayuda a compartir esos sentimientos ocultos y
suscita conversaciones con mi familia o mis amigos más cercanos y
también con desconocidas del otro lado del charco que están atravesando
la misma situación. Me ayuda a sentirme un poco menos loca.
Hall comprende que perder a un hijo es un tipo muy específico y cruel de pérdida. "Una de las características propias de perder a un hijo es que siempre está presente el sentimiento de culpa", explica. "El papel de los padres es que sus hijos estén presentes, en este mundo, sanos y felices, de modo que independientemente de las circunstancias, las madres con frecuencia sienten que han fallado como tales. Es una inmensa carga para ellas". Hall añadió: "Se trata de un mito que creo que escuchan muchas mujeres, que tener hijos sanos es lo normal, lo natural, pero la gente experimenta la pérdida con mucha más frecuencia de lo que pensamos. Lo que sucede es que les da miedo hablar de ello, o se sienten avergonzados".
Sin embargo, las mujeres sí hablan de ello, en comunidades online, en sus blogs y en libros. Para saber más cosas acerca de la experiencia de perder a un hijo, hablé con tres mujeres que habían sufrido esta devastadora pérdida y que están utilizando internet para conectarse con otras madres en su situación. "Esa es una de las ventajas de la tecnología, que puedes expresar tus sentimientos en un blog", afirmó Hall. "Ser capaces de conectar con otras personas ayuda a quienes han tenido una pérdida similar o les permite recibir mensajes de personas que les dicen 'Eh, estoy pensando en ti, te estoy enviando pensamientos y deseos positivos'. Para ellas es importante saber que no están solas".
BROADLY: Cuando tu hija enfermó, ¿sucedió rápidamente?Mandy Hitchcock: Sí, fue extremadamente rápido y extremadamente inesperado. Era una niña pequeña normal, con todas sus vacunas al día y con resfriados ocasionales, como todos. Le subió la fiebre un domingo, le diagnosticaron meningitis bacteriana en urgencias el lunes y el martes entró en coma para no volver a despertar. Dos días más tarde se declaró su muerte cerebral y le retiraron las máquinas que mantenían su cuerpo con vida.
Has pasado por mucho, ¿cómo es tu vida ahora?Tengo dos hijos más, de cuatro y de dos años. Trabajo desde casa como abogada a tiempo parcial, lo que me permite tener tiempo suficiente para escribir y me da flexibilidad para pasar más tiempo con mis hijos. Publico ensayos sobre maternidad, duelo, pérdida y supervivencia al cáncer en publicaciones de diversa importancia y mientras tanto reviso unas memorias sobre mi vida tras la muerte de mi hija y sobre mi tratamiento para el cáncer dos años después. No es la vida que había imaginado llevar y hay muchísimas cosas que me gustaría que fueran diferentes, pero he aprendido a estar agradecida por lo que tengo incluso mientras lloro la ausencia de mi hija.
¿Me explicas más cosas sobre tu carrera como escritora? ¿Cómo te ha ayudado en tu proceso de duelo?Empecé a escribir en serio después del fallecimiento de mi hija, cuando creé un blog que me ayudara a procesar todo lo que estaba experimentando. No tenía ni idea en aquel momento de lo increíblemente terapéutico que sería para mí, pero todavía fue una sorpresa mayor saber que también estaba ayudando a muchas otras madres. Empecé a ver la escritura como otra forma de honrar la memoria de Hudson, a menudo digo que lo único que me aporta consuelo tras su muerte es saber que su vida todavía puede tener sentido, que todavía puede tener un impacto en los demás y en el mundo aunque físicamente ya no esté aquí. De modo que, si el hecho de que yo comparta mi historia ayuda a otras personas, creo que es la mejor manera de honrarla a ella y de hallar consuelo para mí.
BROADLY: Háblanos de tu experiencia con la pérdida y el dueloAngela Miller: Hace siete años experimenté la peor pesadilla de toda madre: la muerte de mi hijo. No hay nada que te prepare para el horror que supone perder a un hijo, a partir de entonces mi vida quedó dividida para siempre entre antes y después. Mientras siga respirando seguiré llorando y amando a mi hijo con toda el alma. Jamás llegará el día en que no piense en quién se habría convertido mi hijo, qué aspecto tendría y cómo estaría entretejido dentro del tapiz de mi familia. Ojalá la gente pudiera entender que el dolor dura para siempre, porque el amor también dura para siempre; que la pérdida de un hijo no es un evento puntual, sino una pérdida continua que se desarrolla minuto a minuto a lo largo de toda la vida.
Aprender a vivir sin mi hijo es un tipo de tortura que no desearía ni a mi peor enemigo. Siempre habrá un hueco en mi corazón del tamaño y la forma de mi hijo, nada cambiará eso jamás. El amor y el dolor que siempre sentiré por él son inconmensurables. He tenido que aprender a sobrevivir y también a vivir de nuevo, tanto por mí misma como por el recuerdo de mi hijo. Espero vivir de un modo que le haga sentir orgulloso y que deje un legado duradero en su honor.
Conectar con otras personas que han experimentado la pérdida de un hijo me salvó la vida. No recibí demasiado apoyo durante los primeros años de duelo y recuerdo aquellos años como los más horribles de mi vida. Nunca me había sentido tan sola, no sabía si podría sobrevivir. El dolor era insoportable, respirar parecía imposible, todo mi mundo tal y como lo conocía quedó destruido. De verdad que no hay palabras para describirlo. Una vez que fui por fin capaz de salir arrastrándome de las profundidades de la desesperación supe que quería crear un refugio seguro para otra gente, para que nadie sufriera en soledad como me había pasado a mí. De este modo nació A Bed For My Heart. Ayudar a otros me ha ayudado a sanar mi propio corazón de formas que nunca había imaginado.
¿Qué consejo darías a otras madres que experimentan la pérdida de un hijo para ayudarlas a seguir adelante y no perder la fe o la esperanza en el mundo?Date permiso para llorar, sentir pena y gritar, durante el tiempo que necesites. No hay un plazo establecido para el dolor, no hay mapa, no hay formas correctas o incorrectas de sentir aflicción. Tú y solo tú decides cómo sobrevivir a esta tragedia. Date permiso para recordar y honrar a tu hijo de la forma más significativa para ti y cuando estés lista, date permiso para encontrar una finalidad, un motivo por el que merezca la pena vivir otra vez..
BROADLY: Háblanos de tu familia.Kelly: Estoy casada con Mark desde hace 17 años. Nos casamos en 1999 y tuvimos a nuestra primera hija, Abi, en 2000. Tiene una hermana, que ahora tiene 13 años, un hermano de 8 y otro de 2. Estamos esperando una niña en mayo.
¿Cómo era Abi?Abi era una niña feliz y llena de energía, siempre estaba dispuesta a involucrarse en cosas y nos enseñó cómo aprovechar la vida al máximo. Su pérdida tuvo un gran impacto en la familia. Además de muy inteligente, era una gran nadadora y acababa de conseguir el cinturón negro de Kung Fu cuando murió. Estaba en forma y casi nunca enfermaba, por lo que su colapso fue un auténtico shock para nosotros. Era una persona comprometida y adoraba a su hermana y a su hermano. Llevaba seis meses en secundaria cuando murió. Cayó en coma de repente estando en casa y nunca se despertó. Dijeron que era muy raro sufrir una hemorragia a esa edad y en el lugar donde se produjo (el tronco cerebral).
¿Cómo ha cambiado tu vida desde el fallecimiento de Abi?
A efectos prácticos, nuestra vida en realidad no ha cambiado gran cosa teniendo en cuenta lo que pasó. Seguimos viviendo en la misma casa, nuestros hijos van a los mismos colegios, nosotros trabajamos en lo mismo... Puede que suene simple, pero conozco a varios padres en duelo que han cambiado todas estas cosas tras su pérdida. En nuestro caso, lo que más ha cambiado somos nosotros mismos. Somos más pacientes y más conscientes de las necesidades de nuestros hijos, vivimos con miedo a que vuelva a suceder —o, de hecho, de que pase cualquier cosa—. Nos tomamos la vida con más calma y disfrutamos de las pequeñas cosas. Tener un hijo un año después de la muerte de Abi fue un gran cambio y ha sido toda una bendición para nuestro hogar. Hemos encontrado la felicidad en él y se parece a Abi en muchas cosas. Sin embargo, escribí recientemente que aunque hay una gran actividad en casa con tres niños, seguimos echando de menos a Abi y su presencia. Fue nuestra primera hija, así que siempre ha estado con nosotros. Mi marido y yo hemos hecho una piña y nos hemos vuelto más fuertes desde que la perdimos. Aunque hemos tenido nuestros altibajos, hemos conseguido superarlos juntos. Además, mi fe personal ha aumentado desde la muerte de Abi, que es algo sobre lo que también escribo. Me cogió por sorpresa, pero ha resultado enormemente beneficiosa para mí.
¿Cómo te ha ayudado tu familia y el hecho de conectar con otras personas en tu proceso de duelo?Mi familia ha estado maravillosa. Me han brindado su apoyo y yo a ellos. Al principio conecté con un montón de madres de luto a través de mi blog y con algunas de ellas mantengo el contacto con bastante asiduidad. He conocido en persona a un par de ellas. Es fundamental saber que no estás sola y escribir sobre mi duelo y sobre las situaciones que suscita ha sido imprescindible para mi recuperación. En realidad ya no hablamos tanto acerca de la muerte de Abi, no lloramos muy a menudo y seguimos adelante con nuestras vidas, pero eso también significa que nos guardamos dentro mucho dolor y mucha ansiedad. La ansiedad que sentimos mi marido y yo ha aumentado enormemente desde la muerte de Abi, pero también sucede que mis dos hijos mayores temen a la muerte y a los médicos. Escribir me ayuda a compartir esos sentimientos ocultos y suscita conversaciones con mi familia o mis amigos más cercanos y también con desconocidas del otro lado del charco que están atravesando la misma situación. Me ayuda a sentirme un poco menos loca.
https://www.vice.com/es/article/785ngd/perder-hijo-maternidad
viernes, 22 de marzo de 2019
"Huérfilo", qué significa la nueva palabra que un grupo de padres propone a la RAE
sábado, 23 de febrero de 2019
Gracias, hijo mio Adrián
Aunque no lo sepas traje el mejor equipaje que pude, y así quiero decírtelo. Mi maleta ha venido cargada de cariño, de amor que tú y sólo tú me has dado en todo este tiempo que hemos compartido. He traído también valores, muy buenos valores que tú me has enseñado. Aquí no he tenido que aprender a amar, mamá… porque tú ya me lo enseñaste. Quiero que seas consciente de la importancia del trabajo que has realizado, has hecho de mí la persona que aquí sigo siendo, y te repito: quiero que lo sepas. No lo olvides, me he traído conmigo cada juego, cada enseñanza, cada parte de ti que me diste, y créeme: eso lo es todo. Así ha tenido que ser y has tenido que ser tú, para poder enseñarme todo aquello que me ayudó y me sigue ayudando, porque sólo tú lo has hecho.
domingo, 17 de febrero de 2019
YO SEGUIRÉ NOMBRÁNDOTE HASTA MI ULTIMO SUSPIRO...
Hijo mío Adrián.
Te nombro porque eres mi hijo amado.
Te nombro porque eres mi Amor puro y verdadero
Te nombro, porque es mi derecho.
Te nombro, porque sigues siendo parte de mí.
Te nombro, para hacerte presente..
Te nombro, porque es una forma de honrarte.
Te nombro porque el Amor es más grande que tu ausencia.
Te nombro, porque Te extraño.
Te nombro, porque no existe razón para que no pueda hacerlo.
Te nombro, porque cada vez que siento tu nombre me llena el alma...
Te nombro, porque aunque todos te olviden, tú sigues
siendo parte de mis días
Te nombro, para que nadie te olvide. Te nombro porque te hago más presente.
Hijo mío amado, Estés donde estés, yo seguiré pronunciando Tu nombre, porque ,nuestro amor continúa, sigues siendo mi hijo por toda la eternidad...
Eres amado siempre