Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤
Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤
Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤
Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Honrando la memoria de mi hijo: recordando su vida y su luz.❤
Perder a un hijo es una de las experiencias más dolorosas que una madre pueden enfrentar. Es un dolor desgarrador, que deja un vacío en el corazón que nunca se podrá llenar. Sin embargo, a pesar de esta gran pérdida, siempre habrá una forma de honrar su memoria y mantener vivo su legado.❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤
Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤
Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤
Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤
El duelo mezcla muchas emociones: no sólo está presente la tristeza, también el miedo, la ira, la culpa. Todas ellas demandan una gran energía. A los dolientes les sorprende el cansancio que sienten, pero es que este trabajo emocional es agotador. Este conjunto de emociones que requieren tanto y que dirigen el foco de nuestra atención hacia dentro, durante mucho tiempo son las que llevan el ritmo y la dirección del proceso.
La ilusión, por el contrario, es una emoción expansiva cuya fuerza se centra en el presente y que permite mirar hacia el futuro. Así, entra en contradicción con la dirección de la tristeza y de otras emociones habituales en el duelo cuando éstas se encuentran en su intensidad máxima.
Una preocupación habitual que manifiestan las personas que están atravesando un proceso de duelo
tiene que ver con la pérdida de la ilusión y de las ganas de emprender
proyectos o actividades, o simplemente fantasear con ellas. Muchos dolientes temen que ya nunca volverán a sentir esta emoción y que van a estancarse en esa sensación de bloqueo o de tristeza que todo lo cubre.
La ilusión va asociada a volver a estar
presente en la vida, a interesarse y participar de nuevo como agente
activo, pasando del modo automático al consciente. Por eso, la tristeza profunda que trae el duelo en sus momentos más agudos
es difícil de combinar con la ilusión, ya que son dos fuerzas
contrarias y la tristeza nos lleva hacia dentro: al recuerdo, al repaso,
al llanto, al recogimiento.
Las fuerzas que dirigen el duelo
El duelo mezcla muchas emociones: no sólo está presente la tristeza, también el miedo, la ira, la culpa. Todas ellas demandan una gran energía. A los dolientes les sorprende el cansancio que sienten, pero es que este trabajo emocional es agotador. Este conjunto de emociones que requieren tanto y que dirigen el foco de nuestra atención hacia dentro, durante mucho tiempo son las que llevan el ritmo y la dirección del proceso.
La ilusión, por el contrario, es una
emoción expansiva cuya fuerza se centra en el presente y que permite
mirar hacia el futuro. Así, entra en contradicción con la dirección de
la tristeza y de otras emociones habituales en el duelo cuando éstas se
encuentran en su intensidad máxima.
Tras la pérdida de un ser querido, lo que vamos sumando es, por un lado, la tristeza, que nos hace mirar hacia dentro y buscar la sensación de un lugar seguro; por otro lado, aparece el miedo, la inseguridad, que por un tiempo limita nuestra seguridad para dirigirnos hacia lo nuevo. Parece que la propia confusión (o la incertidumbre, que es otra de las caras del miedo) que define el proceso del duelo es suficiente reto.
A su vez, con frecuencia también suelen estar presentes la ira y la culpa, que mantienen al doliente con la atención puesta en el pasado. Hasta que el doliente no puede entregar todas estas emociones (llorarlas, procesarlas, elaborarlas, aceptarlas, ventilarlas, hablarlas, simbolizarlas…) y soltarlas, parece que conectar con la ilusión es difícil o incluso imposible para algunas personas.
Por supuesto, el duelo no es un proceso tan literal ni está organizado en fases,
o linealmente: en el duelo todo se mezcla. Pero debemos sentir cierto
equilibrio interno para que la ilusión, que es la energía de mirar al
futuro con decisión y con intención de participar en él, no suponga una
lucha más, sino que pase a formar parte del proceso de forma natural.
La influencia del entorno en el doliente
A veces, la exigencia del entorno y la autoexigencia de la propia persona en duelo hacen que el doliente demande y se obligue a atraer una ilusión que de momento no puede estar presente.
Nos resulta difícil confiar en nosotros mismos, en el proceso, así como
concedernos tiempo para elaborar las emociones y las experiencias
vividas.
Es como si el proceso de duelo obligara al doliente a ir en contra de lo socialmente establecido: ir hacia dentro. Porque la verdad es que sólo cuando el doliente se toma el tiempo y el permiso de profundizar en su interior puede llegar a aceptar y a encontrarse de nuevo con una serenidad suficiente que le permita conectar con la ilusión.
El duelo y la culpa
En otros casos, las pequeñas ilusiones son rechazadas bajo una culpa que parece decirle al doliente que no tiene permiso para sentirse bien. En el día a día, en las pequeñas cosas, es donde quizá nos jugamos lo más importante.
Como psicóloga, considera que ni la ilusión ni la aceptación se ganan
en grandes batallas ni en grandes momentos, sino que es algo que tiene
que ver con el día a día, pero que viene de una intención consciente,
originada en valores profundos.
Cuando el doliente se abre a poder
aceptar pequeñas ilusiones o proyectos, se produce el mismo efecto que
cuando lanzamos una piedra al agua: se generan unas ondas que abarcan
mucho más que el espacio que ha cubierto la piedra. Esas
pequeñas ilusiones o pequeños momentos de inmersión en la vida que
ponemos en el día a día suponen un efecto de intención mayor.
Es como si, en esos pequeños momentos, aunque no lo parezca,
estuviéramos respondiendo poco a poco a las grandes preguntas de la
vida, a esas que quedan en interrogante cuando fallece alguien que
queremos.
Todas estas claves pretenden servir de
orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o
intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o
para solicitar ayuda gratuita, no dude en consultar nuestra página web:
Eres amado siempre, mi hijo amado Adrián, mi Ángel de Amor y Luz
Cuando perdí a Ludmila una de las preguntas que me hice muchísimas veces fue si ella volvería en esta vida, en forma de otro hijo. Durante un tiempo quise creer que sí. Pero hoy creo que cada hijo es un regalo del cielo, único e irrepetible que viene a llenar nuestra vida de luz, de enseñanzas y luego parte a un lugar en donde nos esperan, para estar alma con alma juntos para siempre. Como siempre fue y siempre será.
Parte de mi creencia viene de haber leído los libros del Dr Brian Weiss y hoy les traigo un fragmento de su último libro, de todas las historias de sus pacientes lo que leí esta fue la más perfecta y reconfortante.
Si no saben quién es el Dr Weiss, es un psiquiatra estadounidense especialista en terapia de regresión a las vidas pasadas. El descubrió cómo nuestra alma (que es única) va cambiando de cuerpo en muchas vidas hasta que aprendemos las lecciones vitales inherentes al ser humano, tenemos que perderlo todo y también tenerlo todo. Amar y sentir abandono, ser sanos y enfermos, para llegar a ser un alma con sus lecciones aprendidas.
Ahora sí, los animo a leer esto, parece largo pero créanme, si están aquí por haber perdido un hijo…. se lo van a leer en dos minutos y van a quedar con ganas de más
(Esta es una historia real de una de sus pacientes, en este caso fue paciente de su hija Amy también psicoterapeuta)
Jessica, maestra de treinta y tantos años de pelo rubio, ojos azules y voz suave, condujo durante horas desde el centro de Florida para verme en la consulta.
Había tenido dos hijos en cuyo parto se había practicado una cesárea. Se había quedado embarazada por tercera vez, de un niño sano.Había decidido parir a Elliot de forma natural en su casa, pero durante el proceso se reventó el útero, se desprendió la placenta y el bebé sufrió una carencia fatal de oxígeno mientras era trasladado a toda prisa al hospital. Lo conectaron de inmediato a una máquina para mantener las constantes vitales, pero era demasiado tarde. Murió solo diez días después.
Mientras Jessica me contaba su historia, se me hizo un nudo en la garganta. Nadie merece la experiencia de perder un hijo: la mujer sentada frente a mí era tan buena y discreta que yo no podía imaginar por qué iba a pasarle a ella algo tan demoledor. Tampoco podía imaginar la muerte de mi hijo, y menos aún la tremenda decisión mía que pudiera haber influido en ese desenlace. Jessica había leído los libros de mi padre y encontrado cierto consuelo. Acudía a otro terapeuta que la ayudaba en su proceso de pérdida. Yo estaba afrontando: me parecía un éxito que simplemente se levantara por la mañana, pusiera un pie delante del otro y sobreviviera un día más. Sin lugar a dudas, la apariencia dulce de Jessica ocultaba la dureza del acero. De todos modos, era como si llevara el dolor en el exterior del cuerpo. Yo alcanzaba a verlo, casi podía estirar el brazo y tocarlo. Su infinita profundidad me asustaba: yo era una terapeuta bastante novata, cuando menos en el campo de la hipnosis, y tenía miedo de que el viaje hasta mi consulta hubiera sido para ella una pérdida de tiempo. ¿Qué demonios podía decir o hacer yo para mitigar el sufrimiento de Jessica? Y qué podía causar siquiera una mella en esa clase de dolor?.
Jessica describió las dificultades que había tenido con sus médicos en el parto de sus dos primeros hijos. Su suave voz subió de tono al hablar de la desconfianza hacia ellos, de los errores clínicos cometidos y de cómo, comprensiblemente, esos errores la habían impulsado a escoger un método diferente para traer al mundo a Elliot. Había investigado escrupulosamente las ventajas y los riesgos de un parto vaginal tras dos cesáreas. Había tomado una decisión con total conocimiento de causa, y teniendo en cuenta lo sucedido con los dos primeros nacimientos, no había duda del porqué de su resolución. Cuanto más hablábamos de Elliot, más intentaba yo separarlo de su trauma, pero tuve la sensación de estar ahí con ella como si, aunque los cuerpos estaban hablando, las almas se sostenían juntas por el aire, mirándose una a otra con ojos tristes e incrédulos. Puede la vida llegar a ser tan dolorosa? Y cuando lo es indefectiblemente, como superarlo?
Cuando Jessica planteó el hipotético escenario de tener otro hijo, su enojo se disolvió en puro pánico. Que sería lo correcto? Iba a confiar otra vez en los médicos? Y si cualquier decisión resultaba errónea? Había pensado mucho en su pasado y su futuro, y a todas luces las preguntas sobre ambos le causaban gran aflicción.
Cuando hipnoticé a Jessice y la llevé a una vida anterior, lo primero que vio ella fueron solo colores imprecisos en forma de olas y puntos. Parecen solo luces, dijo, y durante los diez minutos siguientes no hubo nada más, en efecto, solo luces. Oh, no, pensé, juntando literalmente mis manos para rezar mirando al techo, agradecida por que mi paciente tuviera los ojos cerrados. Ángeles, Dios, quienquiera que esté ahí arriba, tenéis que hacer algo más. Yo rezaba con cada paciente pidiendo ayuda y energía curativa, pero ese día no fue una solicitud convencional. De repente, en medio de esas formas lumínicas palpitantes, apareció en la mente de Jessica la imagen de un delantal. Gracias, dije al cielo, exahalando un suspiro de alivio. Jessica se veía como una mujer joven en un gran porche, algo que recordaba a La casa de la padrera. Estaba apoyada en un poste, sudando a causa del sol estival y el ejercicio físico. El trabajo era duro y estresante, una carga pesada. Jessica notaba la tensión en el cuello y los hombros, debida no solo al trabajo manual sino también a una soledad aplastante. Se daba cuenta de que quería hijos y una familia, pero no los tenía. “Es todo muy duro”. Y suspiró. Nos desplazamos hacia adelante en el tiempo hasta esa noche en que la mujer estaba tendida en la cama, pensando en si cogía o no la Biblia en la mesilla, pero se notaba demasiado cansada para hacer siquiera ese gesto reconfortante. Jessica vio a la mujer sollozar, sentirse a la vez triste, frustrada e inquieta. Tenía una casa grande, pero suponía para ella una tarea abrumadora, y la zona rural en que vivía estaba aislada, exluía la posibilidad de hacer amistades. Los vecinos del lugar la consideraban afortunada: poseía una casa enorme, ese gran porche delantero, una vaca. Sin embargo, ninguno de estos bienes la hacía feliz. Aunque solo tenía veintitantos años, parecía sentirse demasiado cansada y triste para vivir. Volvimos a avanzar en el tiempo, pero nos encontramos más de lo mismo: la mujer, trabajando con ahínco en el patio, esforzándose tan solo para sobrevivir en esa existencia sombría. Y entonces Jessica vio una niña pequeña que bailaba y jugueteaba en la tierra al rededor de la mujer “No la ve” dijo confusa, “pero la niña está bailando, bailando sin parar”. Vio también a un hombre: el esposo, de pie a cierta distancia en un lado del porche. Él y la niña estaban unidos a la mujer, la amaban mientras trabajaba, mientras permanecía sentada en el porche y lloraba, pero ella no sabía que estaban allí. Transida de dolor, solo era consciente de su soledad. De dónde procedía ese abatimiento? para averiguarlo, retrocedimos. Había un accidente, El carruaje que llevaba a la niña y al esposo había volcado, con lo que ambos había muerto en el acto. La mujer no iba con ellos; quería ir, lo había planeado, pero por algún motivo en el último momento se quedó en casa. Los amaba mucho y se sintió terriblemente culpable y responsable de sus muertes. “Pero no fue culpa suya. Los accidentes ocurren, sin más” Dije pensando también en Elliot. Jessica asentía con lágrimas con ojos, pero no parecía creerme. “Da la impresión que lamenta no haber estado allí con ellos” dije en voz baja. “Oh sí” gimió ella. La mujer vivió largos y solitarios años. Trabajó durante toda su vida junto al porche, donde su esposo la observaba solo con amor en la mirada y su hija, dando vueltas ajena a todo, bailaba junto a ella un día tras otro. Mientras Jessica flotaba más allá de su viejo cuerpo empezó a menear la cabeza, como si no creyera lo que hubiera vivido. “No tenemos que amargarnos!” dijo, “Ella podía haber hecho mucho bien” La mujer se había quedado tan inextricablemente empantanada en el dolor y la pérdida, que ya no se recuperó jamás. Pensando en la Jessica de ahora, pregunté: En todo caso, cómo habría podido recuperarse de esa clase de pérdida? Muy fácil, contestó Jessica, sonriendo, “sólo tenía que verlos bailar a su alrededor”. La pequeña y el esposo, al aparecer religiosamente cada día en el patio delantero, intentaba decirle que estaban bien, que la querían y que nunca la habían dejado; sin embargo, ella no veía nada. “Lo pasaba mal… no tenía por qué. Eran tan, tan felices” dijo Jessica. “Se trataba de amor, de puro amor que manaba de ellos y se detenía justo frente a ella! Y no lo percibía” . Fue una extraordinaria lección que ayudó a Jessica a mitigar algunos de sus actuales sentimientos de pesar. Por increíble que parezca dado el reciente trauma experimentado con su hijo, su sufrimiento era opcional, innecesario. Solo tenía que ver bailar a la pequeña cerca de ella. Si sabe que Elliot muy probablemente sigue amándola no lejos del aire que respira, no tendrá motivos para volver a sentir ese dolor insoportable. Al día siguiente en la sesión que hicimos juntas, Jessica entró y salió de numerosas vidas pasadas. En una, era la hija de una especia de curandero hermético, un alma sabia y avanzada a su tiempo; a la larga, ella tuvo su propia familia pero murió joven, dejando a un niño pequeño al que amaba. Jessica creía que el niño de esa vida era Elliot. “Es como si esta vez nos hubiéramos intercambiado el sitio. Yo le dejé pronto en aquella vida, él me ha dejado pronto en esta. Vaya”, dijo, comprendiendo de pronto “En esta vida él no me castigaba en absoluto. Solo me mostraba cómo era eso de ser abandonado en vez de ser el que se vaya pronto. Pero el amor no desaparece. Nosotros sí, el amor nunca” Percibía que, en la regresión, Elliot también era su amado padre. “Parecía entenderlo todo” añadió, “Era muy cariñoso. No le molestaba nada. Todo lo hacía con delicadeza y ternura para que la humanidad fuera mejor”. Las vidas de Jessica con Elliot eran innumerables, antiguas, surgían a lo largo de los años a medida que sus almas se trenzaban una y otra vez para enseñar, aprender, amar. No era casualidad que él hubiera aparecida en la vida actual de ella; estaba intrínsecamente vinculado a Jessica, de quien era una parte, si bien la forma, la relación y las circunstancias variaban siempre. Mientras estaba sentada frente a mí, su rostro cambió por completo. No se apreciaban arrugas de tristeza, ni ojos cansados; solo amor, felicidad, incluso entusiasmo. Por extraño que parezca, ni siquiera parecía ya humana; con su color rubio y su expresión beatífica, era realmente como un ángel, un espíritu dichoso, resplandeciendo con una paz que iba más allá de las palabras. Estaba radiante, y la luz transformaba todas y cada una de sus partes. Se acababa el tiempo. No creo que Jessica pudiera llegar a ser más feliz, lo que suena un tanto retorcido si tenemos en cuenta la razón por la que había venido a verme. Presenciarlo fue algo increíble. Trabajas bien, le dije al cielo. Concluí la sesión llevando mentalmente a Jessica a un tranquilo campo de flores silvestres y haciendo que visualizara a su guía, que se reunía con ella para orientarla sobre cómo podía seguir curándose también tras salir de la consulta. El guía de Jessica, su sabio y bondadoso maestro, era, por supuesto, Elliot. Ella se imaginaba sosteniendo el pequeño cuerpo de bebé que comenzó a emitir una luz brillante. Elliot abrió los ojos. (Después de la sesión, Jessica se maravillaba de esto. “Nació clínicamente muerto. Nunca le vi los ojos”) En la mente de ella, Elliot le daba con la mano en la nariz y le guiñaba el ojo, como si estuviera diciendo “te he pillado!”, como si todo aquello, esa voltereta que daban juntos por tantas vidas, ese incesante borboteo de muertes y nacimientos sucesivos, no fuera más que una broma cósmica. Aquí, Jessica, como le sucedería a cualquiera, sufría por la pérdida de un bebé sano, el cuerpo y el cerebro súbitamente muertos, pero el propio Elliot no podía tomarlo en serio; lo único que tenía que decir sobre la cuestión era algo como “se acabó mi turno; ahora te toca a ti!”. Para Jessica, el bebé Elliot, que ahora estaba dándole palmaditas en la barbilla y haciéndole guiños, era sin duda el adulto y ella el niño: la de él era un alma vieja y afectuosa, realmente un maestro adelantado. Cuando Jessica lo cogió en brazos, el cuerpo de él comenzó a desaparecer, disolviéndose en la luz brillante cada vez más fuerte, cada vez más intensa, hasta ser él muy grande y estar más allá de los cuerpos, y su luz llenó el campo entero. Las flores silvestres, la hierba y el inmenso cielo azul resplandecían con su luz. El niño era más grande que Jessica, mayor que cualquier cosa imaginable. Hice de nuevo reflexionar a Jessica sobre sus sentimientos de responsabilidad, sabiendo que un alma tan vasta que abarcara el mundo entero jamás podría apagarse debido a una decisión individual, un accidente único. Ella se limitó a reír, como si la propia pregunta que no había dejado de hacerse ya no tuviera sentido. “¿Quién tuvo la culpa de su muerte? Yo, los médicos, nadie. Da igual. Es que da igual”A continuación, Jessica se vio embarazada, y enseguida con el bebé sano entre sus brazos en una habitación de hospital. Ese niño no era Elliot, pero estaba realmente con ella, un estallido de luz. “Está irradiando la habitación entera”, musitó ella. “Es como si las paredes percibieran rayos de luz. Él es todo, está en todas partes” Mientras Jessica sostenía al nuevo bebé, Elliot sostenía a Jessica. El hijo besó la cabeza del bebé una y otra vez. No había tristeza ni dolor, solo el amor más puro mientras Elliot velaba protectoramente por elllos. Aunque Jessica no estaba segura de si ella y su esposo querían más hijos, recuerdo que analizó minuciosamente todos los detalles sobre planes, partos y médicos mientras pensaba en lo que pasaría, lo que podía pasar, lo que pasó.Creí que le sería de ayuda saber cómo fue el nacimiento, pero ella sonrió mientras hacía caso omiso de la sugerencia como si fuera del todo irrelevante. “No importa. Son detalles humanos. La respuesta a su pregunta es que tuve una cesárea, pero da igual. Estoy dando el pecho” Bajó la vista al bebé que tenía en brazos, perfectamente consciente de que Elliot estaba presente en la habitación y en sus vidas. “Estoy dando el pecho” . Jessica derramó lágrimas de alegría; yo también. Me sentí sobrecogida ante el alma infinita y el amor de Elliot. Nada podía hacerle daño, es decir, a ninguno de nosotros tampoco podía hacernos daño nada. ¿Qué margen hay en el amor para la pena? ¿Qué significa la muerte de una persona cuando podemos volver a estar con ella en nuestra mente, cuando podemos volver a abrazar su cuerpo y ella puede abrazarnos a nosotros, cuando por fin podemos verle unos ojos que jamás vimos con claridad aquí en la tierra?. Nuestros propios ojos siguen cerrados a todo el amor que nos rodea y sufrimos al imaginarnos solos o abandonados, cuando lo único que hemos de hacer es simplemente abrirlos para descubrir que nuestros seres queridos están bailando y bailando con nosotros en el campo hasta el fin de los tiempos.
Sin tratar de ser exhaustivos porque los recursos sobre
duelo son muy abundantes en internet, aportamos algunas de las
direcciones que nos han parecido más interesantes.
Direcciones sobre duelo en general, libros…
Librería Alfin libros (www.alfinlibros.com).
Se trata de una librería on-line especializada en libros sobre
acompañamiento a enfermos, cuidados paliativos, muerte y duelo.
Presenta una sección sobre ceremonias, rituales de despedida y
conmemoración, muy especial. Contiene otra sección específica para niños
tanto enfermos como dolientes, y en diferentes idiomas.
Hay también enlaces directos con páginas de ayuda al duelo, una titulada
"Apoyo al Duelo" donde viene una relación de grupos de ayuda mutua de
todo el estado y otra de "Enlaces Interesantes" que orienta sobre
diversas asociaciones y recursos en la red.
Duelia (www.duelia.org). Este
portal ofrece diversos recursos sobre duelo como grupos de apoyo
específicos para compartir sus experiencias on-line (pérdida de pareja,
de hijos, suicidio, etc.), blogs de muy diversa temática, contacto con
profesionales, literatura, recursos para homenajes on-line, testamentos
digitales, etc. Podemos encontrar además, una selección de libros sobre
duelo.
Vivir la pérdida (www.vivirlaperdida.com).
Es una web que ofrece información abundante sobre el proceso del duelo
(reacciones, tareas, etc.), además orientación sobre cómo ayudar a niños
y adolescentes dolientes y aborda otros duelos, como el duelo por un
suicidio o la muerte del hijo desde diferentes perspectivas (madre,
padre…). Contiene frases de autoayuda.
Esta página tiene demás hay una excelente selección de libros, tanto
para adultos como para niños, adolescentes, muerte perinatal, aborto,
etc.
En el blog Educación Docente (http://blog.educaciondocente.es/wordpress/cuentos-para-trabajar-el-duelo-y-las-perdidas-con-los-ninos/).
Se recomiendan diez cuentos y vídeo-cuentos para trabajar las pérdidas y
el duelo con los niños de forma natural. El objetivo es el de ayudar a
los niños a familiarizarse con la muerte y a que los adultos les hablen
de la muerte con naturalidad, sin miedo.
Fundación Mario Losantos Campo (www.fundacionmlc.org). Esta fundación desarrolla su labor en los ámbitos de la Salud y la Educación.
Encontramos en sus páginas muy buenos recursos para el duelo en
general. Tienen una guía que ayuda a adultos a hablar de la muerte y el
duelo con los niños ("Explícame que ha pasado"), un blog sobre la
superación del duelo ("La mujer que me escucha") y otra blogoteca sobre
distintas temáticas del duelo ("El duelo como tarea…"). También ofrecen
actividades formativas.
Amad (www.amad.es). Es una
asociación de ayuda mutua en el duelo con sedes en Madrid y Vitoria,
tienen foros, enlaces directos por ejemplo con "vida y memoria", un
lugar virtual para el homenaje, donde se pueden realizar recordatorios,
memoriales... y en la misma web, hay una excelente selección de libros,
tanto para adultos como para niños.
Direcciones de páginas sobre duelos especiales
1. Duelo por la pérdida de un hijo:
Asociación Krisalida (http://www.mundopsicologos.com/centros/krisalida).
Es una asociación de apoyo al duelo para padres y madres que han
perdido un hijo por accidente, enfermedad o suicidio, localizada en
Bilbao. Tienen grupos de apoyo al duelo para padres y madres que han
perdido un hijo, talleres para pérdidas en general, charlas, cine-fórum,
etc.
Alma y Vida (www.almayvida.es).
Plataforma para padres y madres en duelo por la pérdida de un hijo.
Ofrecen grupos de apoyo, una sección específica de voluntariado, y
también cuentos y relatos escritos por los propios padres y madres.
Blogoteca. Muy extendida por toda Andalucía.
Duelo Albacete Talitha (https://dueloalbacete.wordpress.com/).
Es una asociación de autoayuda en duelo para personas que han perdido
un hijo o un hermano. Tienen grupos de autoayuda coordinados por las
propias madres, formación, jornadas y actividades para los socios, como
talleres de biodanza, yoga, educación emocional, cerámica, etc., así
como enlaces de interés.
Grupo Renacer (https://gruporenacer.wordpress.com).
Muy extendido a nivel nacional e internacional. Grupo de ayuda mutua
para padres y madres en duelo por la pérdida de un hijo, buena
bibliografía. Sobre todo destacan los propios artículos escritos por los
dolientes.
2. Duelo perinatal:
Umamanita (www.umamanita.es).
Es una asociación de ayuda a padres que han perdido un hijo durante el
embarazo, el parto o al poco tiempo de nacer. Dentro de la página web se
puede encontrar información sobre apoyo, procesos hospitalarios,
información para familiares y amigos, documentación, trámites y demás
información. Además aporta un listado de grupos de apoyo por todo el
estado.
Red el hueco en mi vientre (www.redelhuecodemivientre.es/).
Son grupos de apoyo al duelo perinatal, ofrecen testimonios, materiales
como guías, libros, vídeos, cursos, etc. Tienen presencia en Madrid,
Santander, Murcia, Barcelona, León, Ponferrada…
3. Suicidio:
Asociación Després del Suïcidi (www.despresdelsuicidi.org).
Creada en Barcelona, es una asociación de personas en duelo, por la
pérdida de un ser querido por suicidio. La web se presenta en castellano
y catalán. Ofrecen grupos de apoyo, información, enlaces a
documentales, entrevistas y noticias relacionadas.
Los portales Duelia (www.duelia.org) y Vivir la pérdida (http://www.vivirlaperdida.com/) ofrecen un apartado específico sobre duelo secundario a muertes por suicidio.
Survivors of loved ones to suicide, “SOLOS”, (www.solossurvivorsoflovedonestosuicide.com).
Es una página estadounidense muy amplia sobre el duelo en el contexto
del suicidio. Contiene muchos tipos de blogs en función de la
circunstancias del suicidio (adolescente, drogas, etc.).
Conflicto de intereses: Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Un día me abrazó tanto la soledad que le tomé cariño, lloré como
un niño y le conté mil historias, charlamos por largar horas como dos
grandes amigos, después nos despedimos y cada quien siguió su camino.
Sin embargo, nos vemos de vez en cuando y me alegra su visita, ella
sigue siendo la misma, siempre sabia, siempre honesta, siempre lista.
Siempre me ha atrapado todo lo que rodea y envuelve a el tema de la
muerte, ese viaje aparentemente incierto que emprendemos todos algún
día.
Fue en la kabbalah donde en lo personal conseguí saciar muchas de
esas dudas, ese apasionante estudio del alma que aborda esta tan
completa sabiduría milenaria consigue entrar en recovecos de dudas y
darles sentido.
Considero que muchas de las penas, sufrimientos y miedos que tenemos
provienen de no comprender la muerte, de verla distorsionada.
Uno de mis grandes anhelos es dedicarme en mi etapa madura al
acompañamiento de personas en fase terminal, ayudar a comprender ese
final que no es más que el inicio de lo eterno. Guiarles para que puedan
abandonar este plano sin apego y facilitar su ascensión, a la vez que
ayudar a sus seres queridos a sembrar la paz y la luz en sus corazones
albergando a ese ser dentro de ellos eternamente. Esto último, ya lo
realizo actualmente en mis terapias pero esta ese afán de ir a más en un
futuro, hasta el final de la vida de las personas. Considero que así
como hay Doulas y parteras que te ayudan a nacer, debe haber
acompañantes que te guíen a abandonar tu cuerpo físico, ya que no
entendemos la muerte, y todo lo que no entendemos preferimos ignorarlo o
bien temerle y crear miedos que se deriven en tremendos bloqueos.
El tema es que si apenas nos han enseñado a vivir, imagínate que
conocimiento podemos tener de la muerte. Esta área sigue viéndose como
algo místico y esotérico o bien amparado por dogmas religiosos y
solemnidades que no han sabido traer paz a los corazones de quienes se
quedan padeciendo una perdida..
Sobre todo en nuestra cultura, la muerte es un tabú, hablar de ella
es algo que el alto porcentaje de las personas prefiere evitar por la
incomodidad y temeridad que le ocasiona.
Entender qué comprende esta etapa nos libera y ayuda a asimilar
nuestro propio proceso y también el de aquellos seres amados que
abandonan este plano, gestionando con amor y consciencia. Comprender la muerte, no significa que tengamos que evitar el
trascender nuestro duelo por esa perdida, ni tampoco que nos
mantengamos frios e indiferentes ante la partida de ese ser amado. Si
crees que lo que te tengo preparado en este artículo va de eso, siento
desilusionarte, el duelo es una etapa necesaria para canalizar emociones
y en este plano necesitamos vivirla, ya que estamos en una dualidad
fruto de una ilusión por separación de la Fuente, y la ausencia de lo
físico, que es lo que persive y a lo que se aferra la mente, es un paso a
gestionar.
¿Para qué entonces te ayudará este artículo?
*Para comprender mejor este proceso ayudándote a canalizar las emociones devenidas de una perdida.
*Para favorecer el fluir de esa alma al camino que debe atravesar para su ascensión.
*Para darte consciencia de tu existencia infinita y cuando llegue tu
momento poder soltarte de este plano con total consciencia de amor o
ayudar a otros a hacerlo. ¿Que debemos saber acerca de la muerte?. La muerte es una ilusión ya que el alma es eterna, nosotros
no somos un cuerpo que tiene un alma, sino un alma que porta un cuerpo,
cuando esa alma ha finalizado su corrección en este plano o bien sus
programas se vuelven dificultosos de atender para su grado de
consciencia y no es capaz de finalizar su corrección, esa alma debe
abandonar esta dimensión, pero sigue activa como alma, como alma es
eterna.
Imagínate que vives durante un tiempo con tu familia y decides
emigrar a otro pais porque donde te encuentras no consigues llegar a tus
objetivos, ellos dejaran de verte y tu a ellos, por un tiempo, pero tu
existirás y seguirás tu travesía en otro país, hasta que decidas volver a
encontrarte con ellos.
Ya sé, seguramente esta metáfora no pueda igualar el dolor que
sientes por una perdida, y te aseguro que no es mi intención desviarte
de tu dolor, ya que debes atenderlo. Pero si deseo acercarte a la
comprensión de la multidimensionalidad del asunto. Esta es una
explicación para que tú puedas sentar las bases en esta comprensión. Ya
que estamos siempre conectados como almas afines y siempre volvemos a
encontrarnos.
Cuando integramos este concepto del alma, o sea la sabiduría del
alma, nos damos cuenta que morir no es malo, que morimos o mueren
nuestros seres amados porque su paso por aquí ya acabo y premia seguir
la aventura de la corrección.
Seguro que te preguntas…¿ Y qué hay de los niños o personas jóvenes
que dejan muchisímas cosas pendientes en este plano, una vida sin vivir
por delante..?
Te aseguro que si partieron de esta fisicalidad, sus pendientes no
son del alma, son de la materia, sino el alma no parte. De hecho hay
personas que atraviesan duras enfermedades y accidentes sobreviviendo
por encima de otros que aparentemente disponían de mayor suerte. ¿Y
porque ocurre esto? Porque el alma utiliza estos episodios para
avisarnos que hay una desviación en el programa y nos invita a
recalcular trayectoria, y muchos consiguen esa corrección y por eso
siguen aquí. El alma siempre te habla a través de las situaciones que se
te presentan y cuando no la escuchas, debe darte sacudidas muy grandes,
tambalearte las bases para que construyas nuevas al servicio de ese
propósito.
Hay muertes que es evidente que desde nuestra proyección
mente-ego nos resulte tremendamente injusto aceptar, pero para el alma
todo es perfecto, y ninguna alma vive un segundo más, ni parte un
segundo antes que lo que le corresponde.
En muchos casos cuando mueren niños, esos niños han tenido como
propósito el venir a enseñar algo a su entorno, sobre todo a esos
padres, y si los niños son menores de 13 años los varones y 12 años las
niñas, su muerte es un aprendizaje para su clan, han venido a sanar su
árbol y por eso la vida de sus padres nunca más vuelve a ser la misma ya
que se le fuerza a una corrección dura. Muchos lo superan pese a que
siempre esta ese dolor, y otros solo acrecientan su corrección por
negación. Pero en todo hay propósito, tanto para el alma que parte, como
para el alma que padece la perdida.
Según la kabalah, nadie muere de una enfermedad ni por accidente, ni
por ninguna circunstancia mortal, la muerte no es más que el fin de esta
corrección puntual y todas esas situaciones, tan solo la herramienta
que acaba con el cuerpo físico, el envase.
Una vez me preguntaron: ¿Natalia, entonces si yo acabo mi corrección
porque hago todo tal cual mi alma lo deseaba, abandonaré este plano, o
sea, me voy a morir?
Por empezar hay que tener en cuenta que acabar con la corrección no
es de una sola vida, nos lleva varias venidas a este plano, y estas son
en simultaneo, ya que el alma es atemporal, vive un eterno presente,
todas nuestras vidas están ocurriendo paralelamente, pero de esto
hablaré en otro articulo, o video, de momento, quédate con que es
difícil que corrijas así sin más, porque además de tu propia corrección
individual, tienes la corrección de la separación de la Fuente, por lo
cual a su vez tu alma ayuda a otras almas a realizar la vuelta a la
convergencia con la fuente, tiene por decirlo así, acciones de ese
capital global como alma individual.
Tú funcionas a su vez como herramienta para la correción de otras almas, todo está conectado.
Hay que comenzar a entender que las personas no son de nuestra
propiedad más allá del amor que les tengamos, son almas que en su
propósito y el nuestro, elegimos coincidir en tiempo y espacio, y por
más injusto que nos parezca, el alma siempre sabe el camino, y lo mejor
para su plan, aún cuando esto incluye la muerte física.
Cuando la muerte de ese ser nos resulta injusta, grave, temprana o
dolorosa, nuestra percepción se nubla con mayor facilidad y nos resulta
tremendamente dificultoso gestionar el dolor cayendo en largas etapas de
sufrimiento, y esto es de alto riesgo espiritual para quien lo padece.
Por eso mi intención de acercarles este conocimiento, que dependiendo
vuestra apertura, puede o no resonarles, y hasta eso es perfecto.
Las principales razones por las que sufrimos la muerte de un ser
amado son estas que te detallaré a continuación, sería bueno que las
examinaras y te abrieras a integrar lo que te comento para cada caso, y
así tomar consciencia de la posición que estás ocupando y hacer por
sanar tu proceso personal.
Sufrimos principalmente por estos 3 motivos: 1-Sentir que hemos roto por completo con el lazo que nos unía a esa persona y que ya nunca volveremos a verla:
Como comente más arriba, el alma no muere, es eterna, si trabajas
esta idea en tu mente y corazón, puedes conseguir tener una relación con
esa alma, más allá de la muerte, sentir su energía y conexión
trascendiendo la materia y elevando tu consciencia en relación a la
muerte física. Ahora bien, es normal que las relaciones que tenemos con
nuestros seres amados, en ocasiones sean más físicas que espirituales,
por eso nos vemos más perjudicados con la muerte física, si nos
dedicaramos más a conectar con las personas que amamos desde otro nivel,
conociendo su sentir, su esencia, podríamos desarrollar ese amor
incondicional que se eleva por encima de lo físico. Esto que te explico
conlleva una gestión primaria de tu duelo desde la percepción del ego,
para luego aperturar a planos superiores de consciencia sobre la vida en
este plano, pero sin duda puedes alcanzarlo, llegando a sentir
completitud al pensar y sentir en tu corazón a ese Ser.
Si sientes que este es el motivo por el que más permaneces anclado en
el sufrimiento, sería importante que trabajes un proceso de desapego y
liberes esa sensación para facilitar tambien a ese alma su camino.
Soltar lo limitado de lo fisico para albergar lo eterno de lo álmico.
Envuelve a esa persona en un circulo de amor, deja que esa luz se haga
cada vez más grande y mientras se aleja dile, te libero, te dejo ir, y
en ese momento siente como esa luz lanza un rayo a tu corazón que se
anida para siempre y poderosamente en ti.
2- El miedo a la muerte en si misma:
Esto proviene de la programación que hemos recibido desde las
religiones, nos pintan a la muerte como una especie de juicio donde los
justos irán al cielo y aquellos que no han actuado bien tendrán un
eterno castigo, si a eso le sumamos la incertidumbre que genera el más
allá dependiendo de tus creencias, aquí tenemos uno de los motivos más
sentidos por quienes pierden a un ser amado o bien por aquellos que se
encuentran en fase terminal. Para estos casos, es importante informarte,
leer sobre temas de espiritualidad y profundizar en el estudio del alma
(en mi canal de Youtube tienes una lista completa para comprender mejor
este tema, te dejo un enlace a esos videos. 3- La culpa o el sentir que hay situaciones pendientes, o que era injusta su partida:
Cuando parte una persona con la cual no hemos hecho las cosas bien, o
nos falto, un acercamiento, una conversación o bien perdonar o ser
perdonado, la culpa se apodera de nuestro proceso y entramos en un
bucle. Es preciso recordar que nadie parte con cosas pendientes desde la
visión del alma. Toda alma se va en el momento que debe irse y con las
situaciones tal como deben quedar. Ahora bien, que desde nuestra
percepción mente-ego nos parezca que es muy joven, o que tenía mucho por
hacer, por ejemplo, dejar hijos pequeños, o irse en la flor de la vida,
no significa que para el alma sea temprano o injusto. Si es que lo que
más nos cuesta de nuestra corrección en definitiva es asumir que para el
universo no hay injusticias. (complementa si deseas esta info con uno
de mis podcast sobre esto de las injusticias)
Si estás en esta situación es conveniente que expreses tus emociones
al respecto, que escribas una carta por ej. Expresando a esa persona,
todo aquello que te hubiese gustado decirle, recuerda que para el
subconsciente no hay tiempo, y esto tendrá un efecto sanador-liberar en
tu consciencia y te permitirá soltar.
¿Qué podemos hacer por aquellas almas que abandonan este plano?
Los más hermoso que puedes hacer por tus seres amados que han partido
es, facilitarles ese viaje, soltando lazos que les aten a este plano y
los dejen atrapados entre dimensiones, evitar frases como “No me dejes”
No te vayas” “Daría cualquier cosa porque estés aquí”, esta última tiene
una carga bastante fuerte para la persona que la emite y puede añadirle
correcciones del alma que parte dificultando la propia.
Quiero que sepas que comprendo el dolor del duelo, y la solución
nunca es evitarlo, que leas esto y lo integres, no te liberará de la
gestión emocional que conlleva, pero te guiará en el camino que debes
emprender.
Si te toca acompañar a una persona en esta situación, no le evites el
dolor, deja que gestione y exprese sus emociones, es incómodo para
quienes pasamos por esa situación que constantemente insistan en que
vayamos a descansar, o que nos tomemos calmantes para no sentir. Ya
habrá tiempo para dormir, quizás a esa persona le apetece más estar
presente, y con respecto a los calmantes, ¿Acaso crees que cuando se
vaya el efecto el dolor también se habrá ido?Ni hablar de juzgar a
quienes no lloran o aparentan ser más fuertes y frios. Cada quien tiene
su proceso, y no es ni mejor ni peor, cada quien vive, siente y actúa
con el nivel de consciencia que tiene, y tu juicio no te hace mejor
Estoy preparando un video en el que profundizaré en las
recomendaciones prácticas para sanar tu herida en la etapa de duelo, así
que espero que te haya servido el tema porque seguiremos profundizando.
De mientras te dejo una poesía que le escribí al alma de mi abuela
cuando partió hace dos años, te aseguro que escribir es liberador y hoy
quiero compartirla contigo.
Hoy le conté al cielo lo mucho que ya te extraño y el también comenzó a llorar, le
conté que hace años que nos separaba la distancia de la tierra y que
ahora que partiste a otro plano estas más cerca que nunca porque estas
en todas partes.
Le contaba que me dueles, me dueles en el corazón, en los tangos que de niña me cantabas y en las fotos, Me dueles en los ojos, y a mi mente le duele sentir que ya no esta tu fisicalidad. Ahora paso a tenerte para siempre integrada en mi, formas parte de los corazones de quienes te amamos.
Metamorfosis
del alma que te hace inmortal, de lo denso a lo sutil, subes capas a la
fuente, vuelves al todo que se experimentó en ti.
Mientras tanto
que mi ego se desapega de tu materia yo te sigo trayendo a mi memoria,
porque tu abuela, estas hecha de acero inolvidable. Ya oigo en mi
corazón que estás cerca, y completa te libero de mis lágrimas y me abro a
tu amor infinito. Lo guardo en mi. Abrázame que hoy quiero dormir más
cerca del cielo. 1935-2016 (Para la abuela Esther)
Texto y poema escrito por Natalia Salinas. (Autora d este blog)
Tres madres hablan sobre el duelo y sobre cómo crear redes de apoyo tras la muerte de un hijo.
Hace poco leí Smoke Gets in Your Eyes: And Other Lessons from the Crematory (El humo ciega tus ojos: y otras lecciones aprendidas en el crematorio), escrito
por la defensora de la muerte, la escritora Caitlin Doughty. Las
escenas sobre el desecho de los cuerpos no me molestaron, incluso cuando
hablaba sobre el moho acumulado sobre los rostros de los cadáveres,
pero hubo una escena del libro que no me dejó dormir aquella noche:
cuando era una niña, Doughty fue testigo de la muerte de otra niña que
jugaba en las escaleras mecánicas de la segunda planta de un centro
comercial. La madre de aquella niña se vio obligada a observar todo
aquello.
Como
mujer de 28 años a la que por fin ya no aterroriza la idea de tener
hijos, aquella imagen me impactó profundamente. "Por desgracia, la
muerte es parte de la vida, pero nadie nos cuenta nada sobre el duelo y
la pérdida o sobre cómo procesarlos hasta que no nos hallamos en medio
de la experiencia", explicó a Broadly Cadmona A. Hall,
Doctora en filosofía y terapeuta matrimonial y familiar especializada.
"Una de las principales cosas que hago desde el principio es explicar a
mis pacientes que no se están volviendo locos y que lo que experimentan
es normal. Esa parte es importantísima, no existe una forma correcta o
incorrecta de expresar el duelo", afirma Hall.
Hall comprende que
perder a un hijo es un tipo muy específico y cruel de pérdida. "Una de
las características propias de perder a un hijo es que siempre está
presente el sentimiento de culpa", explica. "El papel de los padres es
que sus hijos estén presentes, en este mundo, sanos y felices, de modo
que independientemente de las circunstancias, las madres con frecuencia
sienten que han fallado como tales. Es una inmensa carga para ellas".
Hall añadió: "Se trata de un mito que creo que escuchan muchas mujeres,
que tener hijos sanos es lo normal, lo natural, pero la gente
experimenta la pérdida con mucha más frecuencia de lo que pensamos. Lo
que sucede es que les da miedo hablar de ello, o se sienten
avergonzados".
Sin embargo, las mujeres sí hablan de ello, en comunidades online,
en sus blogs y en libros. Para saber más cosas acerca de la experiencia
de perder a un hijo, hablé con tres mujeres que habían sufrido esta
devastadora pérdida y que están utilizando internet para conectarse con
otras madres en su situación. "Esa es una de las ventajas de la
tecnología, que puedes expresar tus sentimientos en un blog", afirmó
Hall. "Ser capaces de conectar con otras personas ayuda a quienes han
tenido una pérdida similar o les permite recibir mensajes de personas
que les dicen 'Eh, estoy pensando en ti, te estoy enviando pensamientos y
deseos positivos'. Para ellas es importante saber que no están solas".
Una de las características propias de perder un hijo es que siempre está presente el sentimiento de culpa
Mandy
Hitchcock es "escritora, abogada en proceso de recuperación,
superviviente del cáncer y una persona que cree que saber 'qué quieres
hacer cuando seas mayor' es una chorrada como un piano". Tras vencer al
cáncer y vivir un doloroso divorcio volvió a casarse, tuvo una hija y ya
comenzaba a acomodarse en la vida familiar cuando Hudson, su hija de 17
meses, falleció a causa de una infección repentina. Ha compartido su
experiencia de pérdida en medios como el Washington Post. Angela Miller es escritora, oradora y defensora del duelo. Es autora de You Are the Mother of All Mothers: A Message of Hope for the Grieving Heart (Tú eres la madre de todas las madres: un mensaje de esperanza para el corazón afligido) y directora ejecutiva y fundadora de la comunidad de apoyo para el duelo A Bed For My Heart
(Una cama para mi corazón). Su hijo falleció de repente cuando solo era
un bebé. Kelly dirige su propia editorial, así como el blog Chasing Dragonflies
(Persiguiendo libélulas), donde habla del duelo, la familia y la muerte
de su hija Abigail (Abi), que falleció a los 12 años a causa de una
repentina hemorragia cerebral. Las tres nos hablaron sobre el dolor de
perder a un hijo, la importancia de permitirse a una misma experimentar
el duelo y la sanación que han encontrado a través de la escritura y de
conectar con otras madres que también han sufrido la pérdida de un hijo. BROADLY: Cuando tu hija enfermó, ¿sucedió rápidamente?Mandy Hitchcock:
Sí, fue extremadamente rápido y extremadamente inesperado. Era una niña
pequeña normal, con todas sus vacunas al día y con resfriados
ocasionales, como todos. Le subió la fiebre un domingo, le
diagnosticaron meningitis bacteriana en urgencias el lunes y el martes
entró en coma para no volver a despertar. Dos días más tarde se declaró
su muerte cerebral y le retiraron las máquinas que mantenían su cuerpo
con vida. Has pasado por mucho, ¿cómo es tu vida ahora?Tengo
dos hijos más, de cuatro y de dos años. Trabajo desde casa como abogada
a tiempo parcial, lo que me permite tener tiempo suficiente para
escribir y me da flexibilidad para pasar más tiempo con mis hijos.
Publico ensayos sobre maternidad, duelo, pérdida y supervivencia al
cáncer en publicaciones de diversa importancia y mientras tanto reviso
unas memorias sobre mi vida tras la muerte de mi hija y sobre mi
tratamiento para el cáncer dos años después. No es la vida que había
imaginado llevar y hay muchísimas cosas que me gustaría que fueran
diferentes, pero he aprendido a estar agradecida por lo que tengo
incluso mientras lloro la ausencia de mi hija. ¿Me explicas más cosas sobre tu carrera como escritora? ¿Cómo te ha ayudado en tu proceso de duelo?Empecé
a escribir en serio después del fallecimiento de mi hija, cuando creé
un blog que me ayudara a procesar todo lo que estaba experimentando. No
tenía ni idea en aquel momento de lo increíblemente terapéutico que
sería para mí, pero todavía fue una sorpresa mayor saber que también
estaba ayudando a muchas otras madres. Empecé a ver la escritura como
otra forma de honrar la memoria de Hudson, a menudo digo que lo único
que me aporta consuelo tras su muerte es saber que su vida todavía puede
tener sentido, que todavía puede tener un impacto en los demás y en el
mundo aunque físicamente ya no esté aquí. De modo que, si el hecho de
que yo comparta mi historia ayuda a otras personas, creo que es la mejor
manera de honrarla a ella y de hallar consuelo para mí. BROADLY: Háblanos de tu experiencia con la pérdida y el dueloAngela Miller:
Hace siete años experimenté la peor pesadilla de toda madre: la muerte
de mi hijo. No hay nada que te prepare para el horror que supone perder a
un hijo, a partir de entonces mi vida quedó dividida para siempre entre
antes y después. Mientras siga respirando seguiré llorando y amando a
mi hijo con toda el alma. Jamás llegará el día en que no piense en quién
se habría convertido mi hijo, qué aspecto tendría y cómo estaría
entretejido dentro del tapiz de mi familia. Ojalá la gente pudiera
entender que el dolor dura para siempre, porque el amor también dura
para siempre; que la pérdida de un hijo no es un evento puntual, sino
una pérdida continua que se desarrolla minuto a minuto a lo largo de
toda la vida.
Aprender a vivir sin mi hijo es un tipo de tortura
que no desearía ni a mi peor enemigo. Siempre habrá un hueco en mi
corazón del tamaño y la forma de mi hijo, nada cambiará eso jamás. El
amor y el dolor que siempre sentiré por él son inconmensurables. He
tenido que aprender a sobrevivir y también a vivir de nuevo, tanto por
mí misma como por el recuerdo de mi hijo. Espero vivir de un modo que le
haga sentir orgulloso y que deje un legado duradero en su honor.
La
pérdida de un hijo no es un evento aislado, es una pérdida continua que
se desarrolla minuto a minuto, a lo largo toda la vida
¿Cómo
te ha ayudado con tu propio duelo el hecho de conectar con otras
personas y crear un refugio seguro donde hablar de esta experiencia? Conectar
con otras personas que han experimentado la pérdida de un hijo me salvó
la vida. No recibí demasiado apoyo durante los primeros años de duelo y
recuerdo aquellos años como los más horribles de mi vida. Nunca me
había sentido tan sola, no sabía si podría sobrevivir. El dolor era
insoportable, respirar parecía imposible, todo mi mundo tal y como lo
conocía quedó destruido. De verdad que no hay palabras para describirlo.
Una vez que fui por fin capaz de salir arrastrándome de las
profundidades de la desesperación supe que quería crear un refugio
seguro para otra gente, para que nadie sufriera en soledad como me había
pasado a mí. De este modo nació A Bed For My Heart. Ayudar a otros me ha ayudado a sanar mi propio corazón de formas que nunca había imaginado. ¿Qué
consejo darías a otras madres que experimentan la pérdida de un hijo
para ayudarlas a seguir adelante y no perder la fe o la esperanza en el
mundo?Date permiso para llorar, sentir pena y gritar, durante el
tiempo que necesites. No hay un plazo establecido para el dolor, no hay
mapa, no hay formas correctas o incorrectas de sentir aflicción. Tú y
solo tú decides cómo sobrevivir a esta tragedia. Date permiso para
recordar y honrar a tu hijo de la forma más significativa para ti y
cuando estés lista, date permiso para encontrar una finalidad, un motivo
por el que merezca la pena vivir otra vez.. BROADLY: Háblanos de tu familia.Kelly:
Estoy casada con Mark desde hace 17 años. Nos casamos en 1999 y tuvimos
a nuestra primera hija, Abi, en 2000. Tiene una hermana, que ahora
tiene 13 años, un hermano de 8 y otro de 2. Estamos esperando una niña
en mayo. ¿Cómo era Abi?Abi era una niña feliz y llena
de energía, siempre estaba dispuesta a involucrarse en cosas y nos
enseñó cómo aprovechar la vida al máximo. Su pérdida tuvo un gran
impacto en la familia. Además de muy inteligente, era una gran nadadora y
acababa de conseguir el cinturón negro de Kung Fu cuando murió. Estaba
en forma y casi nunca enfermaba, por lo que su colapso fue un auténtico
shock para nosotros. Era una persona comprometida y adoraba a su hermana
y a su hermano. Llevaba seis meses en secundaria cuando murió. Cayó en
coma de repente estando en casa y nunca se despertó. Dijeron que era muy
raro sufrir una hemorragia a esa edad y en el lugar donde se produjo
(el tronco cerebral).
¿Cómo ha cambiado tu vida desde el fallecimiento de Abi? A
efectos prácticos, nuestra vida en realidad no ha cambiado gran cosa
teniendo en cuenta lo que pasó. Seguimos viviendo en la misma casa,
nuestros hijos van a los mismos colegios, nosotros trabajamos en lo
mismo... Puede que suene simple, pero conozco a varios padres en duelo
que han cambiado todas estas cosas tras su pérdida. En nuestro caso, lo
que más ha cambiado somos nosotros mismos. Somos más pacientes y más
conscientes de las necesidades de nuestros hijos, vivimos con miedo a
que vuelva a suceder —o, de hecho, de que pase cualquier cosa—. Nos
tomamos la vida con más calma y disfrutamos de las pequeñas cosas. Tener
un hijo un año después de la muerte de Abi fue un gran cambio y ha sido
toda una bendición para nuestro hogar. Hemos encontrado la felicidad en
él y se parece a Abi en muchas cosas. Sin embargo, escribí
recientemente que aunque hay una gran actividad en casa con tres niños,
seguimos echando de menos a Abi y su presencia. Fue nuestra primera
hija, así que siempre ha estado con nosotros. Mi marido y yo hemos hecho
una piña y nos hemos vuelto más fuertes desde que la perdimos. Aunque
hemos tenido nuestros altibajos, hemos conseguido superarlos juntos.
Además, mi fe personal ha aumentado desde la muerte de Abi, que es algo
sobre lo que también escribo. Me cogió por sorpresa, pero ha resultado
enormemente beneficiosa para mí. ¿Cómo te ha ayudado tu familia y el hecho de conectar con otras personas en tu proceso de duelo?Mi
familia ha estado maravillosa. Me han brindado su apoyo y yo a ellos.
Al principio conecté con un montón de madres de luto a través de mi blog
y con algunas de ellas mantengo el contacto con bastante asiduidad. He
conocido en persona a un par de ellas. Es fundamental saber que no estás
sola y escribir sobre mi duelo y sobre las situaciones que suscita ha
sido imprescindible para mi recuperación. En realidad ya no hablamos
tanto acerca de la muerte de Abi, no lloramos muy a menudo y seguimos
adelante con nuestras vidas, pero eso también significa que nos
guardamos dentro mucho dolor y mucha ansiedad. La ansiedad que sentimos
mi marido y yo ha aumentado enormemente desde la muerte de Abi, pero
también sucede que mis dos hijos mayores temen a la muerte y a los
médicos. Escribir me ayuda a compartir esos sentimientos ocultos y
suscita conversaciones con mi familia o mis amigos más cercanos y
también con desconocidas del otro lado del charco que están atravesando
la misma situación. Me ayuda a sentirme un poco menos loca.
El duelo es inevitable pero tremendamente individual, así que ¿cuáles son
las mejores estrategias para sobrellevarlo? Cate sugiere hablar de cómo te sientes: "con el
médico, con amigos, con tus padres, encuentra a alguien con quien hablar",
recomienda. Pero ¿y si ni siquiera eres capaz de hablar del tema? La psicóloga recomienda entonces usar un sistema parecido al que ella usa
con los niños más pequeños, que no saben expresar sus sentimientos en palabras.
Con ellos utilizo un sistema de semáforo, con piedras
pintadas de colores, verde, ámbar y rojo. Les digo "si te sientes bien pon
la piedra verde al lado de la cocina, para que mamá o papá la vean. Si no te
sientes bien pon la roja, así alguien te puede decir, ¿estás bien?, ¿qué pasa?,
¿cómo te sientes?". Según Cate también hay muchas cosas que la gente hace para sobrellevar el
duelo que son muy comunes, aunque la gente no hable de eso. Son una manera
normal de lidiar con el dolor. "Hablar con la persona que se murió es una importante", dice Cate.
"Ponerse alguna de sus prendas, usar su perfume, tocar una fotografía,
besarla... ", todo eso es normal, según la especialista. Ryan, por experiencia, sabe que hay luz al final del túnel: "llega un
momento en que el dolor se vuelve manejable, puedes vivir con él y deja de ser
lo primero en lo que piensas cuando te levantas por las mañanas". Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva
versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.
Casi todos pasamos alguna vez en la
vida por una fase de luto o duelo ante la pérdida de un ser querido,
pero con frecuencia es algo de lo que nos cuesta hablar.
Aunque
hay algunas fases del duelo reconocibles e identificadas por la
psicología, el luto es distinto para cada persona y, según los expertos,
no es algo que necesariamente debamos o logremos "superar". Cate
Masheder es psicoterapeuta y trabaja con personas que pasaron por un
duelo. El punto de partida para entender y aceptar esa pérdida es, según
ella, aceptar la muerte y el consecuente dolor como algo natural.
"La
muerte es parte de la vida. Va a pasar. Todos vamos a sentir tristeza,
todos vamos a echar de menos a alguien, todos vamos a morir, es así", le
dijo la especialista a India Rakusen, de la serie de la BBC sobre salud mental Like Minds. Para
explicarlo visualmente Cate dibujó en un papel un círculo, que
representa a la persona. "Imagínate que este eres tú y todo lo que tiene
que ver con tu vida está dentro de este círculo".
Después
empezó a colorearlo explicando que "cuando llega el duelo no hay ni una
sola área de tu vida que no se vea afectada por ese dolor. Llega hasta cada
parte de ti".
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caption "Cuando llega el duelo no hay ni una sola área de tu vida que no
se vea afectada por ese dolor", dice Cate.
"En el
pasado pensábamos que con el tiempo ese dolor se hacía más pequeño y
desaparecía. Pero el enfoque ahora es que ese dolor se mantiene tal y como
está, pero nuestra vida crece alrededor de él".
Siguiendo
con la analogía del círculo, es como si nuestra vida se empezara a desarrollar
en otro círculo concéntrico más grande, pero siempre alrededor del dolor en el
centro.
"Así,
aunque experimentamos muchas otras cosas nuevas en nuestras vidas, el duelo
se queda dentro. Y en ciertos momentos, como en los cumpleaños, los
aniversarios, en Navidad, y en otras ocasiones volvemos a sumergimos
directamente en ese dolor", explica la especialista.
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caption El enfoque psicológico ahora es que ese dolor se mantiene tal y como
está, pero nuestra vida crece alrededor de él, explica Cate.
"Después,
cuando esa fecha pasa, vuelves a recordar la otra parte de tu vida", ese
círculo concéntrico más amplio.
"Lo que
yo creo ahora es que ese círculo de dolor no se queda para siempre igual de
oscuro, de alguna manera cambia de forma y se vuelve menos rígido, pero se
queda ahí".
Así que,
según Cate, no superas el duelo ni lo dejas atrás realmente, sino que
"aprendes a que forme parte de tu vida".
Las 5 etapas del duelo
Desde 1969
en este campo de la psicología domina la teoría de las 5 fases del duelo,
desarrollada por la psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross.
En su libro
"Sobre la muerte y el morir" presentó este modelo general de cinco
etapas de duelo que explican cómo se sienten las personas en distintos momentos
de su luto y cómo tienden a actuar.
1. Etapa de
la negación
Esa negación
puede inicialmente amortiguar el golpe de la muerte de un ser querido y aplazar
parte del dolor, pero esta etapa no puede ser indefinida porque en algún
momento chocará con la realidad.
2. Etapa de
la ira
En esta fase
son característicos los sentimientos de rabia y resentimiento, así como la
búsqueda de responsables o culpables. La ira aparece ante la frustración de que
la muerte es irreversible, de que no hay solución posible y se puede proyectar
esa rabia hacia el entorno, incluidas otras personas allegadas.
3. Etapa de
la negociación
En esta fase
las personas fantasean con la idea de que se puede revertir o cambiar el hecho
de la muerte. Es común preguntarse ¿qué habría pasado si...? o pensar en
estrategias que habrían evitado el resultado final, como ¿y si hubiera hecho
esto o lo otro?
4. Etapa de
la depresión
La tristeza
profunda y la sensación de vacío son características de esta fase, cuyo nombre
no se refiere a una depresión clínica, como un problema de salud mental, sino a
un conjunto de emociones vinculadas a la tristeza naturales ante la pérdida de
un ser querido. Algunas personas pueden sentir que no tienen incentivos para
continuar viviendo en su día a día sin la persona que murió y pueden aislarse
de su entorno.
5. Etapa de
la aceptación
Una vez
aceptada la pérdida, las personas en duelo aprenden a convivir con su dolor
emocional en un mundo en el que el ser querido ya no está. Con el tiempo
recuperan su capacidad de experimentar alegría y placer.
Pero según
los expertos las personas no pasan necesariamente por todas estas etapas ni en
ese orden específico, así que el duelo se puede manifestar de distintas maneras
y en momentos diferentes para cada persona.
Ryan, por
ejemplo, perdió a su madre y a su padre cuando era un adolescente.
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caption Para Ryan, "la mitad del duelo no es por lo que pasó, sino por las
cosas que van a pasar en la vida de las que ese ser querido no va a formar
parte".
"Muchas
veces te preguntan: '¿todavía no lo superaste?', '¿cuándo lo vas a superar?'.
Pero no es así, no es algo que tengas que dejar atrás", dice ahora de
adulto.
"La
mitad del duelo no es por lo que pasó, sino por las cosas que van a pasar en la
vida de las que esa persona no va a formar parte", dice este británico.
Para él, las
teorías sobre las fases del luto son útiles porque reflejan los sentimientos
por los que en algún momento las personas en duelo irán pasando, "pero no
es que te pases dos semanas en una fase y cinco meses en otra... no hay un
guión", le dijo a la BBC.
Ryan sintió
que no tuvo a quién acudir para lidiar con su pérdida, así que ahora trata de
ayudar a otras personas que están en duelo.
¿Cuando el duelo se vuelve un problema?
Un duelo
complicado, según Cate, sucede cuando la persona se queda totalmente
paralizada.
"Puede
ser que su red social haya colapsado con la persona que murió, puede ser que
dependiera de su pareja para todo y con su muerte la persona sienta que ya no
le quede nada, o puede ser porque ya tenía una depresión o una ansiedad y la
muerte del ser querido la empeora...".
Este tipo de
situaciones, según la psicóloga, puede resultar en casos más complejos.