Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤ Honrando la memoria de mi hijo: recordando su vida y su luz.❤ Perder a un hijo es una de las experiencias más dolorosas que una madre pueden enfrentar. Es un dolor desgarrador, que deja un vacío en el corazón que nunca se podrá llenar. Sin embargo, a pesar de esta gran pérdida, siempre habrá una forma de honrar su memoria y mantener vivo su legado.❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤
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lunes, 26 de febrero de 2024

Meditaciones Lama Rinchen Gyaltsen

Lama Rinchen Gyaltsen, la figura más destacada del budismo en habla hispana.


 CLIC AQUI:  Lama Rinchen Gyaltsen

Las 12 leyes del karma y la filosofía budista

 

La filosofía budista nos deja doce principios fundamentales para tener muy en cuenta.

¿Conoces las 12 leyes del karma? Seguro que en alguna ocasión has oído a alguien decir que la vida “es cuestión de karma”, o que algo bueno o malo le ha sucedido por culpa del karma. Lo cierto es que este concepto tan ligado a la filosofía budista está muy relacionado con la idea de justicia que se tiene a través de esa religión. 

Pero no se trata de un modelo de justicia que se deba seguir bajo la amenaza de que otros (personas o dioses) nos castiguen si no lo hacemos, sino que, según las leyes del karma, debemos hacer que esa noción de justicia forme parte de nuestras vidas por nosotros mismos.

El budismo y las leyes del Karma

El concepto de leyes del karma surge a raíz de la filosofía budista, una religión que se basa en un conjunto de conocimientos, hábitos y enseñanzas que, a través de la meditación y los pequeños gestos del día a día, nos permiten ir labrando una transformación de nuestro yo interior. 

Muchas personas sostienen que esta filosofía nos hace más sabios, abre nuestra conciencia y nos hace personas más consecuentes con nuestros actos. De hecho, la influencia del budismo ha tenido un impacto determinante en grandes filósofos europeos, como por ejemplo el filósofo alemán Arthur Schopenhauer, que se vio muy influido por esta corriente de pensamiento oriental a la hora de desarrollar su ética.

En busca del karma

El budismo tiene una forma particular de entender la existencia y las relaciones entre humanos. Esta religión plantea que la vida es un proceso de cambio constante, proceso que requiere que nos adaptemos y reeduquemos nuestra mente para hacernos más fuertes. Esto solo se consigue logrando ser personas con disciplina (y, por lo tanto, autocontrol) y siendo generosos y agradecidos hacia los demás. De este modo, podremos ser capaces de mejorar nuestro estado mental, alcanzando la focalización y la calma espiritual.

Las personas que practican esta disciplina suelen decir que el budismo en general y las leyes del karma en particular les permiten conectar mejor con sus emociones, lograr mejores niveles de comprensión y estar más cerca de la felicidad y el bienestar. Además, e l budismo busca un desarrollo espiritual basado en una comprensión holística y humanista de la realidad, intentando que seamos cuidadosos con la forma en que nos relacionamos con otros seres humanos. Las leyes del karma son una manera de plasmar esta filosofía de vida, en la que se busca la armonía entre uno mismo y los demás, en una serie de puntos concretos comunicables verbalmente.


¿Qué son las leyes del karma y qué nos explican sobre la vida?

Primero, empecemos por definir el concepto de ‘Karma’. Es un término de origen dhármico y proviene de la raíz kri, que significa ‘hacer’. Por tanto, karma es un concepto estrechamente relacionado con la acción, con el obrar. El karma es una energía que nos trasciende, y que es el efecto directo de las acciones de cada individuo.

Existen doce leyes del karma que nos explican cómo funciona exactamente esta energía trascendental. Nos permiten estas leyes conocer el sentido último de nuestra existencia, mediante las enseñanzas y consejos de la filosofía budista.

Cabe aclarar que el budismo no es una religión al uso, desde un punto de vista occidental. El budismo es una religión no teísta, puesto que no existe ningún dios omnipotente y creador. En el budismo, las leyes proceden de la naturaleza, y se confía en la libertad de cada ser humano para adherirse a los consejos de esta filosofía, o no. En suma, obrar bien o no tan bien es una decisión individual y, a partir de estas decisiones que tomamos cada día, somos igualmente responsables de las consecuencias y efectos que nos hayamos labrado.

Las 12 leyes del karma y su explicación

Pero, ¿cuáles son estas leyes esenciales del karma que nos propone la filosofía budista? Y más importante: ¿cómo podemos aplicarlas a nuestra vida para ser un poquito más felices y vivir una vida llena de amor y respeto hacia los demás?

Te lo explicamos en las siguientes líneas.

1. La ley esencial

Tal haces, tal recibes. Es la ley de leyes cuando hablamos del karma. Recogemos aquello que hemos ido sembrando durante nuestra vida. Esto guarda una relación evidente con el principio de causa-efecto: todo lo que haces tiene su retorno. Sobre todo, las cosas negativas que hacemos se nos devolverán multiplicadas por 10.

2. Ley de generatividad

La misión de todo ser humano es ser partícipe de la vida, y eso implica creación. Somos parte inseparable del mundo y del universo, y con ellos formamos una misma cosa. Nuestra es la responsabilidad de tomar lo bueno que encontremos en el lugar del mundo que habitemos, para construir nuestra propia vida.

3. Ley de humildad

Todo aquello que negamos, acaba influyéndonos negativamente. Si solo vemos el lado malo de las cosas y de las otras personas, estaremos renunciando a la humildad, esa virtud que hace que podamos crecer moral e intelectualmente.

4. Ley de la responsabilidad

Debemos aceptar la responsabilidad de las cosas que nos ocurren. Si nos pasan cosas malas muy a menudo, es posible que estemos haciendo algo mal nosotros mismos. Esta es una de las

leyes del karma que e enfoca hacia las consecuencias directas de todo lo que hacemos, las cuales pueden ser buenas o malas. Todo acto conlleva sus consecuencias, aprendamos a asumirlas y afrontarlas.

5. Ley de conexión

Todo está conectado. Cada acto, por intrascendente que pueda parecer, está conectado con muchos otros elementos del universo. Como se suele decir, el aleteo de una mariposa puede iniciar un tsunami. La realidad es compleja y absolutamente todos nuestros actos tienen su eco en el futuro.

6. Ley de desarrollo

Estamos en constante cambio, en un permanente fluir. Hagamos lo que hagamos en nuestra vida, debemos ser conscientes que somos soberanos de nuestro destino, y para ello hay que evolucionar espiritualmente. Si somos capaces de mejorar nuestra mente, todo lo que nos rodea también cambiará… a mejor.

7. Ley de focalización

Vamos aprendiendo cosas poco a poco, de forma sostenida. No somos capaces de acceder a niveles altos de sabiduría sin haber estado antes en estadios intermedios. Debemos perseguir ciertos objetivos en nuestra vida, e ir avanzando poco a poco hacia ellos. El esfuerzo casi siempre tiene su recompensa.

8. Ley de la generosidad

Es vital que actuemos con generosidad y amabilidad con otros seres humanos. Vivir en un estado mental de respeto y compasión hacia los demás nos hace estar más conectados con nuestra condición de seres que habitamos un mismo planeta.

Y es que las leyes del karma no son independientes de nuestra manera de relacionarnos con los demás, dado que nuestras acciones tienen consecuencias en los otros, y además también tiene un efecto en nuestra identidad.

9. Ley del presente

Vivir pensando en el pasado, en lo que pudo haber sido y no fue, es una manera perfecta de desbaratar nuestro presente y nuestro futuro. Todo aquello que nos ancla al pasado debe ser revisado: hay que renovarse para poder seguir adelante y hallar aquello que nos hace felices.

Así, esta ley del karma pone énfasis en no crear problemas artificiales alimentando de manera incontrolada preocupaciones basadas en lo que tuvo lugar en el pasado y lo que podría pasar en el futuro.

10. Ley del cambio

El infortunio tiende a repetirse hasta que encontremos el valor y los medios para poder cambiar nuestra vida. Esto se logra en base a los conocimientos y experiencias adquiridos, de los que aprendemos y mejoramos. Con ellos hemos de ser capaces de corregir nuestro rumbo y construir nuevos objetivos.

11. Ley de la paciencia

Los frutos que recogemos tras mucho trabajar saben mejor. Cuanto más dedicados estemos a las labores que nos ocupan, mayor será la felicidad al recoger la recompensa. Debemos lograr hacer de la paciencia un valor fundamental en nuestra vida.

12. Ley de la inspiración

Cuanto más esfuerzo, energía y valor dediquemos a nuestra vida diaria, mayor será el mérito de nuestros triunfos. ¡Ojo! Incluso de los errores se aprende, como hemos visto en las leyes anteriores. El karma reconoce que somos individuos con la capacidad para crear y evolucionar, incluso en circunstancias no del todo favorables. En algún momento llegarán los frutos, y habremos recorrido un camino de esfuerzo y valentía, de acuerdo con las leyes del karma.

Fuente: https://psicologiaymente.com/vida/leyes-karma


lunes, 19 de febrero de 2024

Empiece a Vivir con un Propósito



Con Lama Rinchen Gyaltsen

Durante los próximos 10 días, aprenderá cómo transformar el rumbo de su vida y construir una nueva relación con usted y el mundo que lo rodea, para comenzar a vivir con más determinación, felicidad y paz. Partiendo de las antiguas enseñanzas budistas del entrenamiento mental, le proporcionamos las claves necesarias para comenzar a desarrollar una práctica diaria tanto en el cojín como fuera del cojín de meditación.


Curso completo https://insighttimer.com/meditation-courses/course_empiece-a-vivir-con-un-proposito

Venerable Lama Rinchen Gyaltsen es un maestro de meditación de la escuela de budismo tibetano Sakya, y traductor también al inglés y al español de la lengua tibetana. Conocido por ser el maestro residente del monasterio budista en Alicante, España, director del Centro Internacional de Estudios Budistas (CIDEB) y director espiritual del centro Sakya Rinchen Ling de Bolivia. Lama Rinchen tiene una misión: transmitir con rigor y claridad las enseñanzas del Buda. Se la encomendó SS Gongma Trichen, su maestro raíz y máxima autoridad del Linaje Sakya del budismo tibetano. Lama Rinchen fundó Paramita, una plataforma en línea que ofrece gratuitamente sus enseñanzas sobre meditación y filosofía budista. Desde entonces también ha organizado la visita de grandes maestros del Linaje Sakya, ha guiado retiros de meditación de tres y ocho meses, y ha impartido multitud de cursos y retiros introductorios en España, Europa, Estados Unidos y Sudamérica.

El Bardo de la Muerte y el Renacimiento, Lama Ole Nydahl

 


Nota: En estos días donde se celebra y se honra a los muertos en tantas diferentes tradiciones y países, decidimos postear la visión de la muerte y renacimiento acorde con el Budismo, con este artículo traducido de Buddhism Today. Volumen 6. 1999.

Cuando las personas hablan sobre el bardo usualmente piensan en el momento siguiente a la muerte. El término, sin embargo, va mucho más allá. Se refiere a cualquier «estado intermedio». Todos los seres experimentan, en su vida entera, tales estados intermedios hasta la iluminación, cuando la mente reconoce su clara luz atemporal. Justo ahora en esta lectura, por ejemplo, estamos en el bardo de estar despiertos – al menos eso espero -. Nos comunicamos con símbolos y palabras, y percibimos el mundo a través de nuestros sentidos. La noche corresponde al bardo del sueño, de la oscuridad y la falta de conciencia. Para aquellos afortunados que conocen la meditación de la clara luz bastante bien, la experiencia es similar a descansar en un océano de luz.

También hay períodos cuando las impresiones guardadas llegan de diferentes formas, como en los sueños. Este es llamado el bardo de los sueños, y probablemente incluye la mayoría de las condiciones inducidas por las drogas. Entonces nos despertamos nuevamente y reanudamos la consciencia despierta. Evidentemente, todo lo mencionado hasta aquí es condicionado y cambiante y no puede ser de beneficio definitivo para todos los seres. Si meditamos, sin embargo, surge un estado que es en esencia clara luz atemporal, una conciencia que no es dependiente de nada. Esta más allá del nacimiento y la muerte, sin ir o venir. Todas las prácticas del Camino del Diamante apuntan a hacer a la consciencia radiante siempre presente. Mientras están vivos, los seres, tanto humanos y animales, se mueven entre los tres bardos anteriores, estar despierto, durmiendo o soñando. Al morir, otros tres bardos aparecen.

Primero, viene el proceso de la muerte como tal. Ya sea una muerte rápida o lenta hay una transformación. Luego, sigue un período donde la mente continúa su fluir habitual de la vida previa. Después de reconocer que uno está realmente muerto, un proceso de reestructuración tiene lugar y, dependiendo del estado dominante, la mente entra en un nuevo reino dentro de los seis niveles de existencia. Siempre ha sido así. De la misma forma como el espacio no tiene comienzo, la mente tampoco tiene punto de partida. Tanto fuera como adentro ha estado constantemente jugando, expresándose y experimentando su riqueza de incontables formas. Estos seis bardos se han alternado siempre; los tres cotidianamente y los tres que siguen cuando los seres no liberados se mueven hacia su próxima vida.

Ustedes vinieron aquí esta noche a fin de conocer lo mas reciente. A fin de entender lo que sucede en la muerte, necesitamos primero mirar en la mente. En su esencia la mente es espacio. Esta no tiene color, peso, olor ni tamaño. No esta hecha de nada; no fue nacida; ésta no morirá. No ha venido de ninguna parte así que no se irá. Este espacio, sin embargo, no es un agujero negro. Esto tampoco implica desaparecer ni la no existencia. Su naturaleza es rica. Juega, se expresa a sí misma, sueña, deja que las cosas ocurran y luego las disuelve nuevamente. Tiene un gran poder y es al mismo tiempo ilimitada. Donde quiera que veamos, no hay fin para esto – siempre más cosas pueden suceder. En la medida que este reconocimiento comienza, ningún sentimiento condicionado puede vencerlo, y un gozo sin miedo y espontáneo, y una compasión activa, no sentimental y de gran alcance aparece naturalmente. Si ese fuera el estado constante de los seres, si estuviésemos siempre conscientes de la mente misma, todo sería fácil. Entonces morir y renacer sería como cambiar de ropa. La clara luz de la mente, su conciencia radiante y, el gozo y el poder de su actividad nunca se detendrían. Sin ninguna brecha de consciencia, y viendo nuestro cuerpo y habla cada vez más como herramientas, podríamos libremente seleccionar renacer en lugares de máxima utilidad para otros.

Por supuesto esto está lejos de la experiencia diaria de la mayoría de los seres. Quien no medite rara vez vislumbra la esencia de la mente. Entonces esto solo sucede por suerte, como al hacer el amor o durante la caída libre antes que el paracaídas se abra. Ya sea que su eterna frescura se manifieste a través de un proceso continuo o accidentalmente, es la total certeza y el gozo profundo lo que aparece cuando nos olvidamos de esperar, temer o anhelar.

Se expresa a sí mismo como un amor que tiene pocos conceptos. En vez de la brillante luz de la mente o sus mas impermanentes visiones claras, sin embrago, los seres no iluminados se identifican con su corriente de impresiones. Ellos buscan una esencia duradera en el flujo cambiante producido a través de sus cuerpos y su actividades mentales.

Aunque, consideradas a ser reales, tales situaciones y sentimientos no pueden durar. Su naturaleza es como un río – aunque, agua nueva lo recorra constantemente, hay todavía una continuidad, y la gente se identifica con este como una corriente de consciencia. Hay una causalidad entre un niño de 7 años y el posterior adulto de setenta. Sin el primero no puede estar el último, sin embargo, cada partícula, cada molécula es nueva.

En un cierto punto, este proceso no puede adaptarse más al cuerpo. Cuando este no puede contener más a la mente, eso es la muerte. La muerte luce muy diferente cuando se muere lentamente, como de SIDA o cáncer, o si nuestro cuerpo se desintegra debido a pisar una tierra minada, o teniendo un accidente a alta velocidad. El proceso que tiene lugar, sin embargo, es el mismo. Ya sea que ocurra en un instante o en un período prolongado, la energía que se utiliza para distribuir a lo largo del cuerpo siempre se mueve hacia el eje central. En las grandes religiones de experiencia, el cuerpo trae sucesivamente varios sistemas energéticos. Ellos dependen de la meta buscada, ya sea el de estados de dioses sin forma, una larga vida balanceada o la clara luz de la mente. En el hinduismo este trabaja en la espina dorsal, en el taoísmo en una elipse a través del cuerpo, y en el budismo el canal central de energía reposa entre un punto ocho dedos detrás de la línea original del cabello en el tope de nuestra cabeza y finaliza cuatro dedos abajo del ombligo. De este tubo de energía primaria en el centro de nuestro cuerpo cinco ruedas diferentes se dispersan ramificándose en 72.000 canales. Siendo femeninos, ellos son esencialmente espacio e intuición. Dentro de ellos yacen energías masculinas potenciales, las cuales sólo son completamente despertadas en la iluminación. Su naturaleza es compasión y gozo. Durante el proceso de muerte la conexión con los sentidos externos primero se recoge hacia el centro de nuestro cuerpo y luego, las cinco ruedas colapsan en el canal central de energía. Durante ese proceso uno primero pierde poder. Una presión es sentida sobre el cuerpo y las impresiones sensoriales se hacen confusas. Entonces, nuestro control sobre los elementos fluidos se pierde. Uno se siente como si flotara en agua y saliva de la boca y nariz. Seguidamente a esto, uno se vuelve reseco, y el frío penetra por las extremidades. Ahora, cercanos a la muerte, nuestra respiración es superficial y entrecortada y los no meditadores pierden la última habilidad para concentrar la mente. Dependiendo de nuestro Karma, las impresiones absorbidas durante nuestra vida, cualquier cosa puede aparecer, desde el maravilloso sentimiento de gozo significando experiencia luego de un Phowa hasta estados de gran pérdida con temor y frustración. Aquí el karma puede hacerse ya muy visible. Al final, uno toma tres exhalaciones muy largas, y eso es todo. Aunque en este momento las personas son declaradas «muertas», durante los próximos 20 o 30 minutos un proceso energético continúa dentro de los ejes magnéticos del cuerpo.

Este canal de energía apareció cuando nuestra consciencia de la vida anterior se juntó con la esperma y el óvulo de nuestros padres. Las dos células, cuya información genética dio las bases para nuestros cuerpos actuales, adicionalmente, cada una lleva una carga energética.

En la meditación la esencia masculina es experimentada como blanca y la femenina como roja. Cómo billones de células se formaron en nuestros cuerpos humanos, la energía blanca se movió hacia arriba y ahora está centrada alrededor de ocho dedos detrás de nuestra línea original del cabello en la coronilla de nuestras cabezas. Al mismo tiempo la energía roja se movió hacia abajo y ahora reposa cuatro dedos debajo del ombligo en el centro del cuerpo.

Entre estos dos polos yace un eje con las ruedas y canales mencionados anteriormente.

Luego que uno deja de respirar, durante los siguientes diez o quince minutos la energía blanca deja de aferrarse del tope de nuestra cabeza y se mueve hacia abajo hacia el corazón.

En su camino hacia abajo, una hermosa clara luz es experimentada, cómo de la luna, mientras treinta y tres sentimientos, cuya base está en la rabia, desaparecen. Muchos escuchan el sonido de la sílaba HANG y la memoria es tan intensa que un frecuentemente ve seres que han muerto antes que uno.

Después de eso, una luz roja asciende desde el punto cuatro dedos debajo de nuestro ombligo. El sentimiento es muy poderoso y la luz es como un profundo atardecer. Mientras se mueve hacia arriba al corazón, también tomando entre 10 a 15 minutos muchos escuchan la profunda vibración AH. Cuarenta sentimientos de apego desaparecen en este punto y un gozo indescriptible es sentido. De veinte a treinta minutos después de la muerte estas dos energías se han fusionado así en el centro de nuestro pecho y todo se vuelve negro. Mientras esto sucede, siete velos derivados de la ignorancia se disuelven.

Luego, aparece una luz radiante, totalmente más allá de la conciencia personal. Si podemos mantener ese estado la meditación es llamada thugdam. Esto significa que la mente esta al margen del corazón en una condición que no separa la verdad externa e interna. Aquí, su abierta, clara e ilimitada esencia penetra todos los tiempos y direcciones; esta es la conciencia de los lamas como Karmapa. Esto es comparado como el encuentro entre un niño y su madre y, si puede ser mantenido, hay una verdadera iluminación. Toda separación entre espacio y energía, así como entre pasado, presente y futuro, luego desaparecen.

Quien no pueda mantener este estado se oscurecerá. El libro Tibetano de los muertos menciona un período de tres a cuatro días de inconsciencia después de la muerte. En el caso que las personas muertas han venido a mí, a pesar de eso, transparentes, pero, de forma diferente, luciendo como normalmente lo hacían, esto siempre ha sido después de sesenta y ocho horas. Pienso que se debe a que todos ellos fueron personas citadinas y muy bien educadas. Así que sus procesos mentales fueron muy rápidos. Cuando uno se despierta después de la muerte, hay un sentimiento de que algo está fundamentalmente mal. Sin embargo, aún si nuestro cuerpo está conservado, uno evitará verlo y en cambio tratará de alejarse. Este estado es altamente confuso porque, no teniendo cuerpo, cualquier lugar del que uno piense uno automáticamente está ahí. También, nuestra inteligencia es mucho más aguda que cuando estabamos vivos, y, aunque podemos leer los pensamientos de los vivos, no podemos comunicarnos con ellos. Cuando uno se sienta en una silla, la gente se sienta sobre uno y cuando uno les habla, ellos simplemente se van. A pesar de tantas señales los seres no quieren reconocer que están muertos. Luego de los tres días de inconsciencia, le sigue una semana durante la cual la gente continúa dentro de sus hábitos mundanos de su vida anterior. Luego, nadie puede evitar por mas tiempo el darse cuenta que no tiene un cuerpo físico. Este reconocimiento puede solidificarse cuando se para delante de un espejo no encuentra ningún reflejo. Algunos se descubren a sí mismos caminando sobre la arena sin dejar ninguna huella de pisadas y otros pueden poner sus manos en agua hirviendo y no quemarse. En ese momento, la mente reconoce: «Ahora estoy muerto, ya no tengo mas un cuerpo», y este es un choque tan grande que uno cae inconsciente por segunda vez.

Cuando uno se despierta de nuevo, la mente se ha mudado a un nuevo estado. Aquí, el flujo compartido de la superficie de nuestra consciencia se ha detenido y nuestras impresiones subconscientes individuales emergen como experiencias muy fuertes. Aunque pueden ser mayormente comparadas con grandes sueños individuales, uno también espera que sean reales y siente esperanza y disgusto.

Mientras uno continúa manteniéndose y alejándose como siempre, por los próximas no más de cinco semanas y media (de modo que estos tres estados intermedios no duran más que siete semanas en total), nuestra tendencia más fuerte elabora su vía a través de otras impresiones de la mente. Si un lama o una práctica de meditación habitual no están ahí para ayudar, estas tendencias deciden la dirección de nuestro próximo renacimiento. Aunque el reino humano provee un amplio rango de posibilidades kármicas, desde el sufrimiento de las mujeres musulmanas y la gente en Africa, hasta las personas con estilos de vida lujosos y libres como en los suburbios occidentales, también cinco niveles de existencia no humanas diferentes pueden aparecer de las tendencias almacenadas de la mente.

Tres tipos de reinos divinos aparecen del sentimiento del orgullo. Si hemos realizado buenas acciones, pero con el sentimiento de «Yo estoy haciendo algo por ti», ellas no son liberadoras, pero dependiendo de nuestra inteligencia, ellos producirán niveles de consciencia mas placenteros. Así como los deseos son automáticamente satisfechos ya sea en los seis «reinos de los deseos», también lo es la satisfacción estética en los setenta «reinos de la forma». Los mas altos entre los dioses son aquellos en las cuatro condiciones de intensa abstracción.

Como la ilusión de un «yo» separado persiste en todos, sin embargo, una vez que nuestro almacén de impresiones positivas se ha agotado los dioses se caen y otro sentimiento emerge con su ambiente correspondiente. Si los celos se manifiestan como el sentimiento principal, los seres se descubrirán a sí mismos en salas de armas. Anteriormente, buscaban espadas, pero hoy probablemente serían ametralladoras. Están profundamente perturbados por aquellos que disfrutan más felicidad que ellos mismos. Si la confusión surge como la mayor perturbación la mente puede tratar de esconderse entre rocas y plantas, y si los animales van ahí para aparearse, podríamos correr entre ellos. Así, los seres terminan con cuatro patas y un hermoso abrigo de pieles tanto durante el verano como en el invierno.

También es posible que la avaricia se vuelva predominante y ya durante esta vida esto hace a los seres visiblemente miserables. Aunque muchas personas lo tienen todo, sus posesiones solamente los encarcelan. Después de la muerte este estado general se condensa en una ansiedad por comida y bebida. Algunos, entonces, piensan que sus barrigas son tan grandes como San Francisco y sus bocas como la cabeza de una aguja. Otros experimentan que cualquier alimento se convierte en fuego o que espíritus desagradables los alejan de ellos. La peor contaminación de la mente, sin embargo, consiste en la ira y el odio. Estos maduran como el dolor mas grande. Hoy conocida como paranoia, uno tradicionalmente distingue ocho niveles de dolor del calor y ocho del frío. Adicionalmente, ahí existe un estado de «aburrimiento» y de «algunas veces».

Como se ha mencionado, los deseos realizaron esta presente vida humana y continuarán haciéndolo. Pero el karma es pegajoso y tiene efectos prolongados. Después de decidir el reino de renacimiento, éste, además, define el tipo de cuerpo que tomamos, en que medio ambiente nacemos y bajo que tipo de motivación vivimos. Sin embargo, como ser humano uno tiene todos los controles en sus manos. Teniendo un cuerpo sólido y siendo capaz de entender que es beneficioso o que causa daño, uno puede evitar sembrar las semillas para los eones de felicidad impermanente o profundo sufrimiento en los cuatro reinos no físicos o para períodos mas cortos de estupidez como animales. Lo más importante es la comprensión que no esta es una alternativa para la liberación y la iluminación. Los dioses se caen de nuevo. Los semidioses son celosos y pelean. Los animales se comen unos a otros. Los fantasmas están siempre frustrados y los seres infernales siempre sufren. Aún los humanos tienen los cuatro problemas básicos de nacer, la vejez, la enfermedad y la muerte. También, los mejores años de nuestra vida no carecen de las dificultades de conseguir lo que uno desea, de evitar lo que uno no desea, de mantener lo que uno tiene y tener que arreglárselas uno mismo con lo que es inevitable. Como esto ha estado sucediendo desde tiempos sin principio es imperativo encontrar valores duraderos.

Para cortar la raíz de todo sufrimiento, Buddha nos recomienda concentrarnos en aquello que esta más allá del nacimiento o la muerte, lo cual nunca ha surgido y nunca desaparecerá. Él no apunta a las imágenes sino al espejo mismo, mostrándonos el océano debajo de las olas. Ninguna experiencia condicionada o situación externa puede satisfacer verdaderamente. Solo la luz clara, abierta e ilimitada de la mente es completamente feliz y absoluta. Sus enseñanzas, ser esto en la vida, el renacimiento y los que está intermedio, apuntan solamente a compartir esta certeza. Con los métodos del camino del diamante cada uno de los bardos después de la muerte mencionados anteriormente se convierten en puertas hacia la iluminación. Ellos ofrecen oportunidades para confrontar la mente con su verdadera naturaleza y dejarla libre.

Durante los últimos veinticinco años Lama Ole Nydahl ha enseñado la transferencia de la conciencia, Phowa, a mas de 80.000 personas alrededor del mundo. Actualmente está trabajando en un libro sobre el tópico de la muerte, acorde con el Budismo.


Fuente: https://budismoencentroamerica.wordpress.com/2011/11/03/el-bardo-de-la-muerte-y-el-renacimiento-lama-ole-nydahl/



Ejercicio del Autoperdón-Lama Rinchen Gyaltsen

 Sana la culpabilidad con esta poderosa meditación budista. En ella aplica los llamados 4 poderes correctores: el refugio, el arrepentimiento, el antídoto y la purificación. Descubra por qué esta práctica es una de las más apreciadas por todos los maestros tibetanos.



VIDEO: https://insig.ht/gycg9VnEjHb?utm_source=copy_link&utm_medium=content

miércoles, 20 de julio de 2022

Disfruta todo sobre el tema de Práctica Budista, entra aquí

 

El budismo es una «creencia filosófica y espiritual»​​ no teísta pertenece a la familia dhármica y, como el vedismo, de prototipo nástika.​ interpreta una diversidad de tradiciones, creencias y práctica Budista espiritual, especialmente asignarle a Buda Gautama.

martes, 1 de diciembre de 2020

La muerte en el Budismo

Al igual que en el hinduismo, los budistas creen en la reencarnación tras la muerte del cuerpo físico, dependiendo la calidad de la siguiente reencarnación del modo de vida llevado a cabo en las vidas previas, básicamente en la actual, que condiciona en gran medida la siguiente. La intención budista es llegar a conseguir mejora constante a lo largo de estas vidas para poder alcanzar la iluminación. Apuntando que hay dos objetivos, la liberación del samsara, que supone liberarse del ciclo ininterrumpido de existencia sin control; y la iluminación en sí, que además de la liberación convierte al individuo en un Buda, un ser iluminado.

En el budismo se dice que hay una mente y cuerpo muy sutiles, ambos inmateriales, en el que se queda grabada toda la información kármica de todas las acciones físicas, verbales y mentales realizadas vida tras vida, y esa información kármica es la que transmuta de encarnación en encarnación, el conjunto de acciones y tendencias previamente determinadas en la vida pasada proyecta y condiciona las actuales y las futuras.

Es por ello que para el budismo la interrupción de entre una vida y otra adquiere mayor relevancia, dado que implica un corte en lo que la existencia de ese como tal tenía. El ciclo de reencarnación y muerte se mantiene tanto tiempo como sea necesario que ese karma precise para obtener la iluminación.

Habitar un cuerpo humano tiene un valor añadido de preciosidad para el budismo, dado que es, en relación a todas las criaturas vivas que existen, un estado muy escaso, y sobre todo, porque el ser humano presenta condiciones óptimas para generar más acercamiento a ese estado de iluminación.

Los rituales mortuorios budistas

Dadas las diversas corrientes budistas existentes, se presentan varios ritos que se diferencian en gran medida y forma de los cercanos hindistas.
Las dos grandes corrientes budistas principales son Hinayana, o Pequeño Vehículo, y Mahayana, Gran Vehículo, más una tercera vía, Vajrayana, o Vehículo Rápido, o camino del tantra.


 

lunes, 26 de octubre de 2020

Frases Buda

Cuida el exterior tanto como el interior, porque todo es uno

Uno de los principios del budismo es cuidarse a uno mismo. Ahora bien, también es imprescindible que cuidemos nuestro entorno para estar en armonía y paz. Para encontrar un verdadero estado de bienestar es necesario que mente, cuerpo y nuestro entorno cercano, estén en un equilibrio.

 

domingo, 6 de septiembre de 2020

La muerte en el Budismo

Al igual que en el hinduismo, los budistas creen en la reencarnación tras la muerte del cuerpo físico, dependiendo la calidad de la siguiente reencarnación del modo de vida llevado a cabo en las vidas previas, básicamente en la actual, que condiciona en gran medida la siguiente. La intención budista es llegar a conseguir mejora constante a lo largo de estas vidas para poder alcanzar la iluminación. Apuntando que hay dos objetivos, la liberación del samsara, que supone liberarse del ciclo ininterrumpido de existencia sin control; y la iluminación en sí, que además de la liberación convierte al individuo en un Buda, un ser iluminado.

En el budismo se dice que hay una mente y cuerpo muy sutiles, ambos inmateriales, en el que se queda grabada toda la información kármica de todas las acciones físicas, verbales y mentales realizadas vida tras vida, y esa información kármica es la que transmuta de encarnación en encarnación, el conjunto de acciones y tendencias previamente determinadas en la vida pasada proyecta y condiciona las actuales y las futuras.

Es por ello que para el budismo la interrupción de entre una vida y otra adquiere mayor relevancia, dado que implica un corte en lo que la existencia de ese como tal tenía. El ciclo de reencarnación y muerte se mantiene tanto tiempo como sea necesario que ese karma precise para obtener la iluminación.

Habitar un cuerpo humano tiene un valor añadido de preciosidad para el budismo, dado que es, en relación a todas las criaturas vivas que existen, un estado muy escaso, y sobre todo, porque el ser humano presenta condiciones óptimas para generar más acercamiento a ese estado de iluminación.

Los rituales mortuorios budistas

Dadas las diversas corrientes budistas existentes, se presentan varios ritos que se diferencian en gran medida y forma de los cercanos hindistas.
Las dos grandes corrientes budistas principales son Hinayana, o Pequeño Vehículo, y Mahayana, Gran Vehículo, más una tercera vía, Vajrayana, o Vehículo Rápido, o camino del tantra.

Las principales se diferencian básicamente en su acercamiento a los ideales, los cuales son:El Aharant, del Hinayana, que pone gran atención a la iluminación individual en una sola vida, como Buda, por lo cual el énfasis está en una serie de coordenadas de orden y preceptos personales, individuales de cada sujeto.

El Bodhisattva, del Mahayana, en el cual el potenciamiento y la compasión hacia los demás seres vivientes juega un papel primordial. Esta escuela trata del individuo que busca iluminarse para poder bendecir y ayudar a todos los seres sin excepción motivado por la gran compasión, el deseo de que todos los seres se liberen del sufrimiento

Aunque debido a sus orígenes hinduistas, el budismo acostumbraba a incinerar los cuerpos al igual que su religión precursora, dado que las enseñanzas de Buda rápidamente se expandieron a culturas y paisajes alejados de la India, como los tibetanos y más orientales, donde la carencia de madera es significativa, se estableció la costumbre de “enterramientos celestiales”, es decir, en el cual se deposita el cuerpo en altos parajes, ofreciendo como los restos a los animales depredadores que allí habiten. El budismo acepta ambas formas de funeral, según las necesidades tanto familiares como del lugar, que tienen que contar y respetar también la legislación vigente en cada país.

Según ambas tradiciones búdicas, para favorecer un tránsito a una situación más propicia, es de un factor fundamental el estado de conciencia en el que se encuentre la persona en los momentos antes de fallecer, es por ello que, fundamentalmente en la tradición Mahayana se desarrollen rituales, cantos y procesos que ayuden al cuerpo a una transición más propicia, a subir un peldaño más en la escalera de evolución de camino hacia la iluminación, o Nirvana.
Estos rituales se manifiestan las enseñanzas del Bardo Thodol, más conocido en occidente como el Libro Tibetano de los Muertos. Este ritual se basa en un proceso de recitado de textos, mantras y oraciones durante siete semanas, que son 49 días, que es el máximo de tiempo según el budismo que se tarda en encontrar una nueva reencarnación. En estos 49 días estos recitados acompañan a la conciencia a facilitar un tránsito fluido hacia la nueva vida, con peticiones, ruegos, oraciones, que suelen ser dirigidos por monjes especializados, aunque en la actualidad los ritos los pueden realizar también practicantes laicos, acompañados por los familiares, generalmente en el ultimo día, donde el encuentro entre monjes y seres queridos finaliza el proceso, y sirve a la par a éstos a una mayor comprensión y alivio de la muerte vivida.

El proceso y las señales de la muerte según el budismo.

En el tema llamado Percibiendo el Final abordaremos las distintas señales que se experimentan en el proceso de morir y otras cuestiones relacionadas. Aquí apuntamos lo que el budismo expresa en sus textos milenarios.

La estructura de estos temas en general no permite tratar ni profundizar en todas y cada una de las investigaciones y conclusiones que cada religión o corriente espiritual tiene al respecto, dejando que cada cual indague aquello con lo que conecte y sea más afín. Vamos a exponer de forma resumida la perspectiva budista del proceso de la muerte.

Se trata de un enfoque muy particular que viene de una cultura milenaria con más 2.500 años de antigüedad que aporta la sabiduría ancestral de los grandes y experimentados eruditos budistas indios y tibetanos que han transmitido las enseñanzas de generación en generación, avalados por la propia experiencia de profundos meditadores que han logrado niveles de consciencia muy elevados con lo que han podido relatar y mostrar estas enseñanzas tan reveladoras.
Hemos de considerar los siguientes párrafos como un mapa y tomar aquello que nos interese sin dogmatismos ni rigideces, sólo observar aquello que nos puede aportar y soltar aquello con lo que no estemos de acuerdo o sintamos resistencia.

Si existe alguna posibilidad de que nos “anticipemos” a lo inevitable, de tener algún tipo de señal que nos permita comprender que nuestro final está cerca, es posible que nuestra vida se transforme completamente y empecemos a disponer nuestra vida, a resolver aquello importante que hemos ido posponiendo, en definitiva, que nos preparemos para nuestro final inexorable e ineludible con diligencia y sensatez.

En el budismo se identifican dos tipos de señales según su cercanía en el tiempo. Así tenemos las señales distantes que, como su nombre indica, ocurren mucho antes de tener cualquier síntoma o enfermedad, por lo que son difíciles de asumir, interpretar o aceptar, pero dicen que aparecen entre tres y seis meses antes de morir.

Las señales físicas son muy variadas y no tienen que ocurrir en cierto orden ni que ocurran todas, son significativas si se repiten en el tiempo (1): “tener hipo de manera continuada mientras se defeca u orina; el no poder escuchar el zumbido que se oye al taparnos los oídos; el que la sangre no vuelva con rapidez a las uñas tras haber ejercido cierta presión sobre ellas; tener hipo al realizar el acto sexual; en el caso de la mujer, perder gotas blancas en vez de rojas al realizar el acto sexual y , en el caso del hombre, gotas rojas en vez de blancas; perder el sentido del gusto o del olfato sin razón alguna; espirar aire frío; al echar aliento sobre la mano, sentirlo frío en vez de cálido; el que la lengua se encoja, sintiendo como si estuviera enrollada o hinchada, y no poder ver su punta al sacarla; en la oscuridad, no poder ver formas y figuras de colores al apretar con el dedo la parte superior del ojo de manera que el globo ocular sobresalga un poco hacia afuera; tener la alucinación de ver un sol por la noche; por la mañana, bajo el sol, no poder ver en la sombra de nuestro cuerpo corrientes de energía fluyendo de nuestra coronilla; no poder segregar saliva en la boca; el que la punta de la nariz se meta hacia dentro; el que aparezcan manchas negras en los dientes; y el que los globos oculares se hundan más de lo normal en las cavidades de los ojos.” También se mencionan otras señales mentales: “un cambio en nuestro carácter, por ejemplo ser agresivos cuando, por lo general, somos amables y tranquilos, o lo opuesto; el dejar de gustarnos el lugar donde vivimos, nuestros amigos u otros objetos de apego sin motivo alguno; sentirnos tristes sin razón; y el que nuestra sabiduría e inteligencia sean menos claras y poderosas que antes.”

Incluso se nombran señales oníricas: “soñar varias veces que nos caemos de una montaña, que estamos desnudos o que viajamos solos en dirección hacia el sur a través de un desierto.”

Las señales cercanas de la muerte hacen referencia a como los elementos esenciales que compone el cuerpo se va disolviendo de uno en el siguiente hasta completar la separación de la consciencia del cuerpo. Se explican tanto las señales físicas externas como las internas que percibe la mente. Puesto que las internas pueden llevar cierta confusión y habría que explicar las diversas visiones que surgen, nos vamos a centrar en los aspectos externos.

“Primero se disuelve el elemento tierra del cuerpo: la señal externa de esta disolución es que el cuerpo adelgaza;”
“A continuación, se disuelve el elemento agua: el signo externo es que la boca y la lengua se secan, y los fluidos del cuerpo tales como la orina, la sangre y el semen disminuyen;”
“Después se disuelve el elemento fuego: la señal externa de esta disolución es que el calor del cuerpo disminuye y la zona alrededor del ombligo, el lugar donde se produce el calor del cuerpo, se enfría;”
“A continuación se disuelve el elemento aire: la señal externa es una reducción del movimiento, debido a la pérdida de la fuerza de los aires que fluyen por los canales de energía del cuerpo y que nos hacen generar las mentes burdas;”
Es entonces cuando cesa el movimiento físico, se deja de respirar y el corazón ya no late, consideramos que la persona ha fallecido, pero según la tradición budista la consciencia aún no ha abandonado el cuerpo. Este último proceso puede llevar más o menos tiempo y se indica la última señal física: una gota blanca emerge por la punta del órgano sexual y una gota roja sale por los orificios nasales. Es entonces cuando se considera que el proceso de la muerte ha concluido y la consciencia ha abandonado el cuerpo.
(1) Textos extraídos del libro: Una vida con significado, una muerte gozosa. G.K. Gyatso.

Fuente: www.escuelatranspersonal.com

 

sábado, 18 de mayo de 2019

El día más Sagrado para los Budistas

la Luna de Vesak y es el día más sagrado los budistas de todo el mundo. Esta tradición nace porque fue hace 2.500 años, exactamente en el año 623 A.C., fue cuando nació Siddharta Gautama, conocido como Buda. Asimismo, fue también en este Día de Vesak cuando alcanzó la iluminación y también fue en el Día de Vesak cuando falleció a los 80 años de edad. De ahí la gran importancia, ya que es un día donde los ciclos se cumplen.

El universo siempre nos da oportunidades de alinearnos con su energía y reestructurarnos para enaltecernos con el bienestar de la energía cósmica. Con la luna de Buda, el iluminado es un momento para pacificarnos, ponernos en contacto con nuestro interior y estar en armonía con nosotros mismos y con nuestro prójimo. Es un excelente momento para comenzar o seguir meditando, estar abiertos, dejar fluir nuestras emociones, sin duda estamos más sensibles y receptivos.

Es un excelente momento para decretar cosas positivas para nosotros y para el mundo, agradecer y liberarnos. Es momento de aceptar el cambio.




Desde 1999, la Asamblea General reconoce que el día del plenilunio del mes de mayo de cada año es el día más sagrado para los budistas, que conmemoran en esa fecha el nacimiento de Buda, su iluminación y su tránsito.

Vesak, el día del plenilunio en el mes mayo, es el día más sagrado para millones de budistas de todo el mundo. Fue en el Día de Vesak hace 2500 años, exactamente en el año 623 a. C., cuando nació Buda. En este día Buda alcanzó la iluminación y también fue el día en el que falleció a los 80 años de edad.

Las enseñanzas de Buda y su mensaje de compasión, paz y buena voluntad han llegado al corazón de millones de personas, que siguen las enseñanzas de Buda en todo el mundo y conmemoran su nacimiento, su consecución de la iluminación y su muerte en este día.
Dado que el calendario budista es de tipo lunar, la celebración se realiza teniendo en cuenta el día de luna llena o plenilunio del mes de mayo.

https://www.telesurtv.net/news/diavesak-dia-plenilunio-budismo-20190515-0039.html 

lunes, 15 de octubre de 2018

Buda de la medicina

Una vez al mes, coincidiendo con la luna llena, se realiza la Puja del Buda de la medicina, para eliminar obstáculos, eliminar enfermedades y dedicar los méritos para las personas fallecidas. El Buda de la Medicina es el Rey de la Medicina, Bhaisajyaguru, es el Bhagavan, el Tathagata, Arhat, Buda completamente Iluminado, Gurú de la Medicina, Rey de la luz de lapislázuli. Es el Buda que cura Dukka, el sufrimiento o insatisfacción, que es la enfermedad de Samsara. Para ello utiliza el Dharma, que es la medicina. Es el Buda de la tierra del este.


BUDA-DE-LA-MEDICINA.pdf