Entre la compleja cartografía de mundos y la jerarquía cósmica de budas, boddhisattvas y arhats del budismo mahayana, seguramente debemos de guardar un lugar especial para Amitabha y su Tierra Pura, el Paraíso del Oeste o Sukhavati. Entre las diferentes escuelas del budismo es difícil encontrar una más gentil y una más amorosa que la de la Tierra Pura de Amitabha, el Buda de la Luz Infinita.
Amitabha (o Amida como se le conoce en Japón), según el Sukhāvatīvyūha Sūtra, fue un rey llamado Dharmakara, quien en su última vida renunció a su trono y consigió la iluminación siguiendo el dharma. Al despertar, Amitaba-Dharmakara hizo votos de ayudar a las demás seres vivos a conseguir el estado de liberación, incluyendo el acceso a su paraíso a todos quienes sinceramente lo desearan. De la fuente de sus méritos, Amitabha hizo llover flores y emanó una Tierra Pura, un campo búdico, lo que se conoce como budaksetra, una dimensión radiante de felicidad que es sosten de la vida de los seres que se entregan a su bondad. Por esto también se le conoce a Amitabha como el Buda del Amor y la Compasión, habiendo seguido la vía regia del bodhisattva de anteponer la realización de todos los seres antes que su propia gloria.
Uno de los votos de Amitabha promete que cualquier persona que repite su nombre tendrá acceso al Paraíso del Oeste. Esto es lo que se conoce como el nembutsu (nianfo en japonés). La formula consiste en decir:
Namo Amitābhāya. (en sánsrcito: Adoro a Amitabha buda o Adoro la la Luz Infnita)
Namu Amida Butsu (en japónes: Adoro al buda Amida)
Hay que recordar que el budismo es una filosofía de mérito en la que cada acto, cada pensamiento y cada intención son las semillas de lo que seremos. Así que no es muy lógico pensar que podemos conseguir la salvación repitiendo el nembutsu de manera automática, buscando un milagro. Dice Manly P. Hall en su libro Western Paradise of Amitabha:
"Hay poco mérito en meramente repetir estas palabras. La formula debe de causar una experiencia serena y meditativa a través de la que se revele el significado de este saludo místico. Debe de haber una total aceptación del poder de Amitabha. Debe conocerse como una imagen que habita el interior, continuamente intensificada por el procedimiento contemplativo. Para los seguidores de la corriente de Amitabha, el nembutsu es un rezo que hace que la semilla de loto de la salvación caiga en la alberca del Paraíso del Oeste, y la cual asegura la entrada del creyente en la Tierra Pura de Amitabha".
El nembutsu es una poderosa técnica de meditación y purificación, que incluso llegó a ser prohibida en Kioto en el siglo 13, cuando el fundador de la escuela de la Tierra Pura en Japón, Honen, fue exiliado. El budismo señala que Amitabha existe dentro de nosotros, su luz infinita es la conciencia en la cual fincamos nuestra existencia, nuestra conciencia en su estado puro, y es por esto que no se trata de una intercesión divina, sino de un proceso de identificación con nuestra propia naturaleza, de percibir la realidad interna que es la esencia iluminada del universo. De nuevo Manly P. Hall:
“Cada vez que una persona recita el ‘Namu Amida Butsu’ fortalece la memoria de la salvación dentro de él mismo. Es por esto que Amitabha se ve obligado a declarar que aquellos que dicen su nombre con el nambutsu son rescatados de la ilusión y el pecado del mundo y son recibidos en su Tierra Pura. La vida, la muerte, el bien y el mal, la esperanza y el miedo, pertenecen al mundo sensorial, con sus incontables regiones de sufrimiento, pero el nembutsu afirma el misterio de la luz eternal a través de la cual todas las sombras son erradicadas”.
La fuerza de esta formula tiene que ver con el “budanusmrti”, la recordación del Buda. Esto es, la memoria de nuestra budeidad; más que una operación mágica, este rezo es una técnica para percibir la realidad: que ya estamos con Amitabha en su Tierra Pura, entre los lotos de luz y los árboles de gemas, que ya hemos despertado. En este sentido el nembutsu es una herramienta heurística no distinta de lo que enseñaba Platón con la anamnesis: saber es recordar. Recordar a Amitabha diciendo su nombre es una forma de reconocernos.
Por último quiero mencionar lo que me parece el aspecto más bello de la sotierología de Amitabha. Y si para algunos es difícil de creer en el paraíso y encontrar la fe en un mundo celestial, al menos puede quedar como un cuento de hadas, como una bella leyenda este último relato. En las distintas tradiciones de la Tierra Pura, se dice que una vez que una persona tiene un acto de sincera bondad, que de su corazón nace el deseo de ayudar a los demás y de despertar, en ese momento, infaliblemente, brota una semilla de un loto en el paraíso y cae en el agua. De esa semilla de loto florecerá un futuro buda. En palabras de Manly P. Hall:
"El símbolo más importante del budismo es el loto o padma, el cual ha estado asociado con la filosofía desde Gautama. El loto significa el desenvolvimiento de la conciencia búdica en todos los seres vivos. Crece de la tierra del mérito original, la primera acción noble de un alma dedicada. Crece a través de la tierra oscura y el limo de la ilusión, siempre buscando la luz del sol, y su eclosión yace inmaculada libre de todo ambiente sombrío".
Al morir, el devoto espera la aparición de Amitabha, acompañado de los boddhisatvas Kannon y Seishi. Si en su vida han sembrado suficientes méritos, su alma sera llevada sobre un pedestal de loto a los bienaventurados confines del Paraíso del Oeste.
Fuente: https://harmonia.la/espiritualidad/filosofias/la_frmula_budista_para_entrar_al_paraso_de_amitabha