10 de Mayo
Perder un hijo es una desgarradura absoluta, una herida del alma y del corazón que no sana; que simplemente se lleva, exhibiéndose u ocultándose. Tu fallecer cambió y transformo mi vida, pero también lo hizo el tiempo que pasaste a mi lado. Te extraño y te llevaré por siempre en mi corazón y alma querido hijo amado. Eres amado siempre.
Hoy hubiera sido tu cumpleaños terrenal
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