Dice el Dhammapada, un libro que recoge las enseñanzas de Buda, esta frase que se acerca a la experiencia de la madre.
“Cual torrente que arrasa un poblado, así la muerte se lleva consigo lo que atesoramos. Cuando ésta llega con todo su poder, hijos, parientes y amigos no pueden detenerla.”
Ya que no es posible detenerla, curarla o escaparle ¿qué nos queda?
Pero entender la muerte como parte de la vida, pero sobre todo, que los asuntos de la vida se deben resolver en el presente para que al llegar la muerte no existan temas pendientes, sin duda ayuda a procesar el dolor y la transformación que acompaña su visita.
Muy pocas personas, budistas y de otras tradiciones, pueden decir que están preparadas para el momento de la muerte. Para las personas “normales”, lo que podemos hacer es aceptarla como parte del acto de vivir; como el recordatorio de que todo esto va a acabar algún día.
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