Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤ Honrando la memoria de mi hijo: recordando su vida y su luz.❤ Perder a un hijo es una de las experiencias más dolorosas que una madre pueden enfrentar. Es un dolor desgarrador, que deja un vacío en el corazón que nunca se podrá llenar. Sin embargo, a pesar de esta gran pérdida, siempre habrá una forma de honrar su memoria y mantener vivo su legado.❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤

miércoles, 27 de marzo de 2019

¿CÓMO APRENDER A DEJAR EL SENTIMIENTO DE CULPA?


En la educación y en las relaciones se suele utilizar la culpa para que unos hagan lo que otros pretenden. Si un padre le dice a su hijo: “¿No te da vergüenza lo que acabas de hacer?”, le está “invitando” a sentirse culpable y a que haga lo que él entiende como mejor.
A los padres y a las madres también puede invadirles la culpa. Por ejemplo, si los hijos no estudian o tienen comportamientos inadecuados. Ante esas conductas, quizá piensen que podrían haber actuado de otra manera cuando eran pequeños y se sienten culpables por no haberlo hecho.
La culpa aparece cuando se produce un choque entre el modelo ideal de conducta interiorizado y lo que se hace en realidad. Cuando alguien está atrapado en la culpa, no se gusta, se descalifica, se tortura y se siente incapaz de tomar las riendas de su vida.

En la vivencia de culpa a los niños (y a los mayores también), se les presenta el miedo a que las personas cercanas no les quieran, pues no se consideran merecedores de su amor. Como para ellos sentirse queridos es fundamental, tenderán a hacer lo que sus padres, amigos, etc. les digan para, así, contar con su cariño, aunque el pago sea ceder o anular una parte de sí mismos.
Para abandonar el sentimiento de culpa es necesario dejar la mentalidad dual (las cosas están bien o mal, son blancas o negras). Para ello se aceptará que las cosas están como están y que cada persona da la mejor respuesta que puede a cada situación. No estar acertado ante un problema no implica que haya que sentirse culpable por ello, pues ese “error” se convierte en una ayuda para aprender.
Conviene renunciar al perfeccionismo pues, al darse un nivel de exigencia muy alto para uno y para los cercanos, se repara más en lo que falta por hacer que en lo realizado y se tenderá a culpabilizar a los demás o a uno mismo de ello. Se asumirá que el compromiso de cada persona es intentar hacer las tareas lo mejor que se pueda, pero no perfectas, dado que la perfección no es posible.
Se precisa que cada uno asuma la responsabilidad de gestionar sus emociones y educar a los hijos en esa dirección. Si se hace así, se empiezan a dejar las dependencias emocionales y sufrimientos como la culpa. Entonces ya no se busca tanto el apoyo y el cariño de los demás, porque uno se valora y se quiere a sí mismo; ya no se necesita la aprobación de los otros, ni le afectan sus comentarios, porque se tiene seguridad y coherencia interna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario