Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤ Honrando la memoria de mi hijo: recordando su vida y su luz.❤ Perder a un hijo es una de las experiencias más dolorosas que una madre pueden enfrentar. Es un dolor desgarrador, que deja un vacío en el corazón que nunca se podrá llenar. Sin embargo, a pesar de esta gran pérdida, siempre habrá una forma de honrar su memoria y mantener vivo su legado.❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤

jueves, 25 de octubre de 2018

La lección de la mostaza


Un relato que empezó a popularizarse hacia el siglo V ilustra cómo Siddhartha Gautama abordaba el tema de la muerte o transición.
Esta fábula no hace menguar la tristeza, pero nos permite compartir. No se puede pretender que la persona que ha sufrido una pérdida se libere enseguida de la tristeza y el dolor, ya que asimilar la muerte de un ser querido requiere tiempo.
Una mujer llamada Kisa Gotami fue una vez a ver al Buda, muy trastornada por la muerte de su hijo. Con el niño entre sus brazos, la madre imploró que le devolviera la vida.
—De acuerdo –respondió el iluminado–, pero primero debes traerme una semilla de mostaza.
— ¡Una semilla de mostaza! ¡Qué fácil!
—Pero, debes tomarla de una casa donde no haya muerto nadie.
Kisa Gotami salió corriendo a pedir una semilla de mostaza y llamó a una casa tras otra. Pero al preguntar si alguien había fallecido en la casa, la respuesta era siempre:
–Desgraciadamente sí. Los muertos son muchos, y los vivos, pocos.
La mujer estaba totalmente desesperada y se preguntaba dónde podría encontrar la semilla que necesitaba. Finalmente comprendió el mensaje: la muerte llega a todo el mundo. Así pues, fue a reunirse con el Buda y dejó a su hijo en el suelo, diciendo:
–Ahora sé que no estoy sola en este inmenso duelo.
 La muerte llega a todos.


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