El buen duelo- Capítulo 2.
Vuelo
El duelo exige más allá de la mera reconstrucción porque el duelo es sobretodo amor. En realidad el amor está presente siempre aunque muchas veces la ausencia física y el echar demasiado de menos, no permiten que haga su labor transformadora. La verdad es que cuando se vive desde el amor el duelo en algún momento deja de ser dolor y desespero y la unión con el ser querido vuelve a destacarse por encima del hecho de que ya no esté.
Entonces el duelo se convierte en la expresión y el testimonio de todos los sentimientos que jamás han dejado de estar entre esas personas cuyo vínculo está comprobando ser más fuerte que la muerte. Aunque en la primera etapa de dolor insoportable domine el vacío, el sentimiento de unión esta solapadamente presente en todo momento.
Tarde o temprano la muerte se convierte en la máxima afirmación de que no hace falta tocar para estar con el ser querido. La muerte eleva la relación por encima de toda prueba sufrida y a pesar de la ausencia, los vínculos creados más allá de todo lo que en vida pudo ser atado, se fortalecen. La muerte une sin límites para siempre.
Todo ser que ama y que ha perdido a su ser querido sabe que esto es así y lo sabe cuando después de sufrir lo insufrible tiene la certeza de que ya nunca más va a perder a ese ser, que forma parte esencial de todo lo que es, de lo que ha sido y de lo que será.
Entonces el duelo se convierte en vuelo y la “d” de dolor es reemplazada por la “v” que representa la Victoria sobre la materia.
Y… Finalmente sabemos que la vida es más que todo lo que se puede ver y tocar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario