¿Qué
significa responsabilidad? Es la habilidad de responder, que no se
estanca sino que crece con nosotros. No
tenemos la misma que hace diez años ni tampoco como ayer.
Cuando
sucede lo impensable y perdemos a lo que más queríamos, si por algún momento
esa pérdida puede estar en directa relación con algo que hemos hecho o dejado
de hacer, vamos a exigirnos más allá de lo que éramos capaces. En ese momento la culpabilidad aparecerá,
debido a una crecida en nuestra responsabilidad. Pero no tiene nada que ver con el hecho en
sí.
Si
tenemos en cuenta esto, dejaremos de exigirnos actuaciones imposibles, porque
esa exigencia es la que genera culpabilidad.
Normalmente
cuando respondemos de una forma específica es porque no teníamos más
recursos, ni mayor conciencia.
Cuando se trata de un accidente, está exigencia se multiplica y sentimos
que teníamos que haber tenido previsto todos los factores que entraron en
juego. Incluso nos machacaremos por
nuestra imposibilidad de retroceder y causar otro desenlace.
Hablas de “fatal
casualidad” y este punto de vista potenciará aún más tu angustia, ya que
vivirás el acontecimiento más grave e importante para ti, desde la casualidad,
desde el azar. Es un razonamiento normal
pero aún desespera más. No hay nada peor
que sentirnos llevados sin más, víctimas de no se sabe qué.
No quiero cambiar tu
forma de ver las cosas, pero para tu propio bien, especialmente si te hace
daño, poco a poco puedes cambiar tu visión a una menos castigadora para ti.
Muchos
padres que han perdido un hijo por enfermedad explican que no saben cómo, pero
el desenlace parecía estar dirigido para que ocurriera lo que de otra manera
hubiese sido evitable. En estos casos no
es cuestión de milésimas de segundo sino una larga serie de circunstancias que
llevaron a lo que no tenía que suceder y que les ha proporcionado oportunidad
para darse cuenta que lo evitable puede volverse inevitable y no es culpa de
nadie.
Vivimos
nuestras vidas de la mejor forma que sabemos y muchas veces los resultados no
están a la altura de nuestra acción y nuestras intenciones.
En
tu caso, todos los factores eran óptimos, el coche, tu conocimiento del terreno
y tu cuidado y aún así te responsabilizas injustamente. Pero aunque no hubiesen sido estas sino
peores por descuido tuyo o circunstancias que tu podías controlar... aún así la
culpa no sería tuya.
No te juzgues indebidamente, no juzgues lo que no
estaba en tus manos como si tu pudieras controlarlo todo. La vida es tan inmensa que no creo que nadie
incluso el más capaz pueda controlarla como quisiera.
Lo
que ha pasado te ha proporcionado una ampliación de conciencia más allá de lo
que podías imaginar. De la noche a la
mañana tu perspectiva ha cambiado y posiblemente sientas emociones que antes no
sentías ni sabías que tenías, veas cosas que antes no veías y te moverán y
conmoverán situaciones que ni imaginabas existían.
El
hecho de que tu hij@ ya no esté cambiará incluso la forma en el que os
hubieseis relacionado. Es normal y muy
humano y quizá ya hayan nacido otras formas de hacer mejores, más
cariñosas... Quizá estés poniendo en
tela de juicio todas tus acciones pasadas como si fueras el juez más implacable. No lo hagas, no caigas en la tentación, deja
que tu expansión de conciencia no te lleve a juzgar sino a comprender. Las expansiones de consciencia nos vuelven
más sabios y no es de sabios poder con todo sino saber donde se encuentran sus
límites.
Cuando
intentamos comprendernos, la mayoría de las veces descubriremos que hicimos
todo lo que en aquel momento humanamente podíamos. El problema es que nos exigimos ser dioses y
descartamos nuestra capacidad de respuesta real como si se tratara de un
defecto.
Espero
que esto te haya ayudado un poquito. Sé
más generoso contigo, valora el amor que tenías por tu hij@ he intenta
desde allí buscar el camino de tu alivio y consuelo. Nunca estamos a la altura de lo que nos
exigimos especialmente cuando es para nuestros seres querido y aún más cuando
ellos ya no están aquí.
No hay culpabilidad
que valga en las relaciones de amor, sólo hay amor, sólo hay buena
voluntad, sólo hay capacidades de respuesta reales. Tienes que ser justo y quizá comprendas porqué
sigues aquí llevando el testigo que te entregó tu hij@ para que el/ella siga
viviendo en y a través de ti.
Con todo cariño y
apoyo,
anji
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