Son muchas las personas que, en un momento dao de su vida, ya sea por padecer un problema de salud crónico o discapacidad o porque alguien del entorno familiar se encuentre en estas circunstancias, pueden necesitar algún tipo de ayuda, asesoría u orientación sobre el problema que padecen. Problemas de adicción como el alcohol, las drogas o el juego, o problemas originados por cualquier enfermedad crónica o por diversas discapacidades o minusvalías suelen ser las circunstancias más comunes que conducen a estas personas a formar una asociación o un grupo de ayuda mútua que ofrecen a los ciudadanos un servicio complementario al que reciben en los centros sanitarios. Por eso, cada vez es más frecuente que las personas se asocien en grupos de ayuda mútua.
La ayuda mútua no es un fenómeno nuevo. Las primeras asociaciones aparecen a principios de siglo en Estados Unidos, pero es en la década de los años 70 cuando empiezan a tener más impacto en nuestra sociedad. En la Conferencia de la Asamblea Mundial de Salud del año 1978 en Alma Ata y posteriormente en la Carta de Otawa de 1986, se consolidan las bases para impulsar la participación social como respuesta a determinadas necesidades no cubiertas por parte del sistema sanitario y se fomentan redes sociales donde estén implicados profesionales, personas afectadas, familias o cuidadores.
Uno de los objetivos comunes a todos estos grupos es potenciar la sensibilización social hacia las personas que padecen el problema, aumentar el conocimiento que tiene la sociedad sobre el problema y mejorar la calidad de vida de los afectados, así como la reivindicación de la integración y de la igualdad de condiciones de vida que el resto de la población.
Todas aquelles asociaciones, inscritas en el registro de asociaciones, que tengan su sede en las Islas Baleares y deseen formar parte de este directorio pueden solicitarlo a través de este formulario.
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