En tu memoria mi amado hijo Adrián.
Nada pasa por casualidad,
ningún encuentro, ninguna mirada con la que nos cruzamos a lo largo de la vida.
Cada persona que se cruza, trae consigo una lección importante, algo que nos
hace falta aprender para poder seguir adelante.
Cada una de esas personas con la que
tenemos contacto, son personas con las que previamente se dice que hemos
establecido un “Acuerdo de Almas”. ¿Qué cosa es eso? Bueno, significa
que tiempo atrás estando en el plano donde nos encontramos antes de nacer, en
el Reino de las Almas, prometimos tener un encuentro especial en el plano
terrenal. Prometimos compartir un momento de la vida, modelar la experiencia,
encontrarnos.
Estos acuerdos son compromisos para
hacer crecer nuestra alma al encontrarse con otra. Una vez pactado, si emprendimos
nuestro viaje al mundo terrenal, esperamos de forma inconsciente esa alma con
la que hicimos el pacto. Es el motivo por el cual en ocasiones sentimos una
extraña conexión con otra persona, aun si no entendemos porqué la necesitamos
en nuestra vida es como si la hubiéramos estado buscando.
Cada alma cuenta con su misión, algunas
vienen al mundo para traer belleza, para ser fuertes, para brindar consuelo,
para enseñar sobre paciencia, tolerancia, algunas para morir jóvenes y dar una
lección a través de su pérdida, otras para vivir muchos años y así instruirnos
con su sabiduría. Sin importar el rol que nos haya tocado jugar en la vida
todos formamos parte de un mismo Destino Espiritual que nos ayuda a que nuestra alma
crezca y así dirigirnos juntos a la unión final.
Así que recuerda, cada persona que
conocemos, en situaciones buenas o malas, por un momento largo o un momento
breve; cada relación que establecemos de la índole que sea, forma parte de una
pequeña escena en el eterno conjunto cuyo fin es el Desarrollo del Alma.
De este modo, podemos asombrarnos y
comprender el porqué no todas las personas forman parte de nuestra vida
eternamente sino que se van una vez que cumplen un propósito. Algunos pactos
son cortos y otros eternos, cada una de las personas entran en contacto
con nuestra alma y la hacen crecer; no podemos ver ningún encuentro como
un error o un fracaso en la vida, es más bien una lección.
Cada lección nos acerca
más a nuestro rol, una aproximación a nuestra misión y a la realización
del Plan
Perfecto para el cual
llegamos a la vida terrenal. Nadie es un extraño, sólo falta recordar porqué
hicimos ese Acuerdo
de Almas y ubicar, no el por
qué sino el para qué de nuestro cruce de destinos.
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