En primer lugar, es preferible evitar comentarios como “Cualquier cosa que quieras, ya sabes dónde estoy” o “Si necesitas cualquier cosa, llámame”. ¿Por qué? Porque no resultan de ayuda, debido a los siguientes motivos:
– En primer lugar, al doliente, sumergido en esa vorágine de confusión e irrealidad, le resulta difícil distinguir qué necesita y en qué orden.
– Por otro lado, le supone un esfuerzo ponerse en contacto con la realidad y llamar a alguien por teléfono.
– Finalmente, ese ofrecimiento en realidad no es nada concreto, se podría calificar de humo.
Se hace sin duda con la mejor de las intenciones, al abrigo de un aprendizaje basado en la costumbre y en lo que hemos vivido, e incluso, tal vez, influenciados por alguna película. En cierta forma, un ofrecimiento tan inespecífico deja entrever que no hay una oferta en firme, que el interés también es vago.
Da la impresión de que esa frase no se ha construido para nosotros, sino que es algo común que decimos cuando alguien está enfermo, te han roto el corazón, o un ser querido está atravesando un mal momento.
Cómo ayudar adecuadamente a un doliente
Estos comentarios son muy de agradecer, porque se basan en la intención de ayudar. Sin embargo, la intención no lo es todo. Ayudan otra clase de ofrecimientos como “Mañana te traigo comida para esta semana” o “No soy muy hábil con las tareas de la casa, pero si quieres vengo después de comer a pasar contigo la tarde”.
De resultas de todo lo anterior, podemos concluir sin temor a equivocarnos que ayudar a una persona en duelo es más sencillo de lo que a priori nos puede parecer. A fin de cuentas, si no eres parte de la solución eres parte del problema.
Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda gratuita, no dude en consultar nuestra página web: www. fundacionmlc.org
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