Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤ Honrando la memoria de mi hijo: recordando su vida y su luz.❤ Perder a un hijo es una de las experiencias más dolorosas que una madre pueden enfrentar. Es un dolor desgarrador, que deja un vacío en el corazón que nunca se podrá llenar. Sin embargo, a pesar de esta gran pérdida, siempre habrá una forma de honrar su memoria y mantener vivo su legado.❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤

sábado, 17 de marzo de 2018

El Plan de tu Alma.- Cap. 1.Robert Schwartz.


Ahora puedes descubrir el verdadero significado de la vida que planeaste
antes de nacer.
«Si se hubiera protegido al cañón del vendaval, no podríamos ahora admirar la belleza de sus esculpidas formas».
Dra. Elisabeth Kubler-Ross.
AGRADECIMIENTOS.
En primer lugar, ofrezco mi más sincero agradecimiento a las muchas personas que compartieron conmigo sus historias. Sin vosotros, este libro no habría sido posible. Se necesita valentía y una enorme generosidad de espíritu para ofrecer tu caso al mundo. Vuestra disposición para hablar tan abiertamente de vuestros conflictos me ha inspirado, y me siento profundamente agradecido por ello.
A Deb De Bari, Glenna Dietrich, Corbie Mitleid, y Staci Wells, gracias por dedicar parte de vuestro tiempo, energía y talento a esta empresa. Verdaderamente, no tengo palabras para expresar mi gratitud. Vuestra compasión y sensibilidad ha conmovido las vidas de todos aquellos con los que hemos hablado… y la mía también. Trabajar con vosotras ha sido para mí una alegría y un privilegio.
A Marilu Wilson Peña, gracias por tus maravillosas canalizaciones, por tu generosidad, tu calidez y tu aliento.
A Judy Goodman, gracias por compartir conmigo tu conocimiento y perspicacia.
Carol Bergmann: tu amistad, calidez y apoyo incondicional han significado más para mí de lo que tú crees. Gracias por estar ahí. Gracias por el interés demostrado.
Gracias a Sue Mann por su brillante y minuciosa corrección, a Jan Camp por su creatividad, a Jill Ronsley por su fantástica composición interior y tipográfica, y a Edna Van Baulen por transcribir las sesiones, y por su entusiasta apoyo.
Estoy muy agradecido por el apoyo y la amabilidad de muchas otras personas, entre ellas Katelyn Daniels, Marissa Milagro, Kathy Long, los miembros del Grupo de Escritores Ashland (especialmente a Beth Hyjek, por el tiempo tan valioso que empleaste en ofrecerme tus pensamientos), y Ellen y Doug Falkner.
Finalmente, a los guías, ángeles, maestros, y al resto de espíritus que iluminasteis mi camino, os ofrezco mi gratitud por vuestra sabiduría y amor. La creación de este libro ha sido una maravillosa aventura. Gracias por vivirla conmigo.
PREFACIO.
En mayo de 2003 yo llevaba una vida carente de sentido como asesor de marketing y comunicaciones.
Aunque una parte de mi trabajo no me disgustaba, tampoco me satisfacía profundamente. Con frecuencia pensaba que, si yo desapareciera de la faz de la Tierra, mis clientes ni siquiera se darían cuenta; pondrían sin más a otro en mi lugar. Y lo más importante, sentía que mi vida no era la expresión de mi alma. Como persona espiritual, aunque no religiosa, anhelaba hacer una contribución al mundo que fuera “únicamente mía”, pero no tenía ni idea de qué podría ser.
Había agotado las vías que generalmente se utilizan para encontrar un significado y un propósito. Estaba perdido y confuso. De pronto, me vino la idea: ¿por qué no consultar a un médium? Aunque mi creencia en Dios erá sólida, nunca había tenido experiencias metafísicas, al menos hasta donde yo era consciente. No tenía nada que perder. Me informé sobre algunos médiums, y seleccioné a alguien con quien me sintiera cómodo.
Mi sesión con la médium tuvo lugar el día siete de mayo de 2003. Recuerdo la fecha exacta porque ese día cambió mi vida. A la médium le conté muy poco sobre mí mismo, describiendo mis circunstancias sólo en términos muy generales. Ella me explicó que cada uno de nosotros tenemos guías espirituales, seres con los que planeamos nuestras vidas antes de la encarnación.
A través de ella pude hablar con los míos. Ellos lo sabían todo sobre mí… No sólo lo que había hecho, sino también lo que había pensado y sentido. Por ejemplo, se refirieron a una oración concreta que había elevado a Dios unos cinco años antes.
En un momento especialmente difícil había rezado, “Dios, no puedo hacer esto solo. Por favor, envíame ayuda”. Mis guías me contaron que se me había proporcionado asistencia adicional. “Tu oración fue respondida”, me dijeron. Me quedé atónito.
Ansioso por comprender el sufrimiento que había experimentado, pregunté a mis guías sobre los grandes obstáculos a los que me había tenido que enfrentar. Me explicaron que yo planeé esas dificultades antes de nacer. No con el propósito de sufrir, sino por el crecimiento que me aportarían. Esta información me conmocionó. Mi mente consciente no sabía nada de planifica- ción prenatal, aunque yo, intuitivamente, sentí que sus palabras eran ciertas.
Aunque no me di cuenta en aquel momento, mi sesión con la médium desencadenó en mí un profundo despertar espiritual.
Más tarde comprendería que ese despertar había sido en realidad un recordar, un recordar quién soy como alma eterna y, más concretamente, qué planeé hacer en la Tierra.
Durante las siguientes semanas seguí con mi vida como siempre, aunque la información recibida de mis guías estaba constantemente en mi mente. No sabía qué hacer con ella. Una tarde me tomé un descanso del trabajo, fui a dar un paseo y tuve una experiencia incluso más profunda que mi sesión con la médium. iDe repente sentí un amor abrumador e incondicional por todas las personas que veía! No hay palabras que puedan adecuadamente expresar el poder de aquel amor. Fue de una intensidad y una profundidad que nunca antes había experimentado, y que ni sabía que se pudiera alcanzar. Sentí un amor puro e ilimitado hacia cada persona que veía (la madre que empujaba el carrito de su bebé, el taxista que esperaba un pago, el niño que jugaba en la esquina, el barbero que cortaba cabello tras la ventana de su barbería, etc.).
Aunque nunca antes había oído hablar de una experiencia así, intuitivamente supe lo que estaba ocurriendo: estaba en comunión con mi alma. De hecho, mi alma estaba diciéndome, Tú eres este amor”. Ahora creo que mi alma me regaló esa experiencia para facilitarme el trabajo que pronto comenzaría.
Me obsesioné con las lecturas sobre espiritualidad y metafísica. Mientras leía, pensaba con frecuencia sobre la planificación prenatal. Durante toda mi vida había visto mis retos sólo como sufrimientos sin sentido, y su ocurrencia como algo aleatorio y arbitrario. De haber sabido que yo mismo había planeado aquellas dificultades, las habría visto con un propósito. Tan sólo ese conocimiento ya habría aliviado en gran parte mi sufrimiento. Si además hubiera sabido por qué las planeé, habría aprendido conscientemente las lecciones que me ofrecían. Los sentimientos de miedo, ira, resentimiento, culpa, y autocompasión habrían sido reemplazados por un enfoque en el crecimiento. Quizá incluso me habría sentido agradecido por tales problemas.
Durante aquel periodo de intenso estudio y exploración interior, conocí a una mujer que era capaz de canalizar su alma, y que me permitió hablar con ella sobre la planificación prenatal. Yo no sabía nada sobre canalización, por lo que cuando ella entró en trance y otra consciencia, claramente distinta a la suya, comenzó a hablar a través de ella, me cogió totalmente desprevenido. En el trascurso de cinco sesiones hablé con su alma durante quince horas.
Estas conversaciones fueron emocionantes. Confirmaron y complementaron mis lecturas y mi estudio. Su alma me habló con detalle sobre su propia planificación prenatal, las distintas vivencias que habían sido consideradas, y las razones por las que algunas de ellas se seleccionaron. Entonces tuve una confirmación concreta y directa de un fenómeno del que muy poca gente es consciente.
El dolor experimentado en mi vida me había hecho extremadamente sensible al sufrimiento de los demás, y hacía que me sintiese plenamente motivado a aliviarlo. Me entusiasmaba la posibilidad del potencial alivio que el hecho de tomar conciencia de la planificación prenatal podía brindar a la humanidad. Sabía que la información que había descubierto podía aliviar el sufrimiento, y dar a las dificultades de la vida un propósito y un significado nuevos. Como resultado, decidí escribir un libro sobre este asunto para poder compartir su importancia con los demás.
Sin embargo, la incertidumbre de dejar atrás el pasado empañó mi entusiasmo por mi nuevo camino. Aunque insatisfactorio, al menos era cómodo y conocido. No obstante, seguí adelante (de hecho, me sentí obligado a hacerlo) por la oportunidad de expresarme sirviendo de ayuda al mundo, y por la seguridad del conocimiento adquirido al experimentar directamente la conexión con mi alma.
Al principio pensé que la idea del libro se había originado en esta vida. Sin embargo, la verdad es que sólo había recordado mi propia planificación prenatal. Trabajando con varios médiums y canalizadores de gran talento, descubrí que no sólo había planeado escribir un libro sobre este tema, sino que también planeé entrevistar al menos a una de las personas cuya historia aparece en estas páginas. En total, tuve docenas de sesiones con médiums y canalizadores, en las cuales hablé con muchos seres espirituales sabios sobre mis vivencias, y sobre la planificación prenatal en general. En este libro, te ofrezco lo que ellos me enseñaron.
Ahora comprendo por qué planeé ciertos obstáculos para mí: quise hacer el viaje que muchos de los que leerán este libro podrían igualmente haber hecho. También yo, a veces me sentí una victima del universo y culpé a los demás de las cosas “malas” que me pasaban. Las dificultades y los sufrimientos me parecían inútiles, y cuando no los resolvía del modo en que me hubiera gustado, dudaba de mi valía. Pero con el conocimiento de la planificación prenatal, ahora me doy cuenta de que es posible una perspectiva totalmente distinta sobre los retos de la vida. Al escribir EL PLAN DE TU ALMA, me propuse enseñar lo que yo más había necesitado aprender.
Para vivir los planes que hiciste antes de nacer hace falta valor. Mi deseo, mi más ferviente anhelo, es que reconozcas el tremendo valor que muestras en cada momento de cada día cuando, con cada respiración, reafirmas tu decisión de aceptar y aprender de tus propios obstáculos. Con este reconocimiento, hallarás tu alma.
INTRODUCCIÓN.
Para investigar la planificación prenatal de los retos de la vida, colaboré con cuatro médiums y canalizadoras extraordinariamente dotadas. Juntos obtuvimos información sobre los planes previos a la encarnación de docenas de personas, diez de las cuales comparten sus historias con nosotros en este libro. En esta introducción os relataré cómo encontré a estas personas, cómo los médiums y yo estudiamos su planificación prenatal, y también lo que es la mediumnidad y la canalización en general. Los fundamentos conceptuales de la planificación prenatal (esto es, las razones por las que nosotros, como almas, elegimos encarnarnos y experimentar vivencias) los presentaré en el capítulo 1.
CÓMO ENCONTRÉ A LOS ENTREVISTADOS.
Todos ellos contestaron a mensajes que escribí en grupos de noticias y en foros de Internet. En algunos casos, pedí concretamente personas que fueran conscientes o al menos que no rechazaran la posibilidad de la planificación prenatal. En otras ocasiones, expresé mi interés por encontrar personas que pudieran hablar de sus vivencias dentro de un contexto metafísico. A veces, simplemente pregunté por personas que quisieran conversar sobre el significado espiritual que subyace en las dificultades a las que se habían enfrentado. Busqué variedad y equilibrio en sus experiencias y antecedentes. Generalmente, los entrevistados dijeron que les motivaba el deseo de ayudar a quienes se enfrentaban a la misma dificultad que ellos. De los diez que fueron finalmente seleccionados para este libro, tres usaron seudónimos, y todos afirmaron que les gustaría recibir noticias de los lectores. Encontrarás su información de contacto en el apéndice A.
Ocho de los diez entrevistados planearon el obstáculo de su vida como una experiencia principal; esto es, buscaron el reto en las etapas iniciales de su planificación prenatal y sabían que era muy probable que este hecho tuviera lugar.
Una de ellas (Doris, capítulo 2) planeó el reto de su vida como una experiencia secundaria, lo que quiere decir que el hecho vendría determinado por su respuesta a un reto anterior.
Otro de ellos (Bob, capítulo 4) no seleccionó sus vivencias durante la planificación prenatal inicial, sino que creó un programa de vida nuevo a nivel del alma tras sufrir un suceso inesperado en su nacimiento.
De los muchos planes prenatales que he examinado, estos casos fueron los únicos en los que el desafío no fue diseñado como la experiencia principal. He incluido estos relatos porque ilustran cómo nosotros, en tanto que almas, somos conscientes de las distintas bifurcaciones que existen en el camino del crecimiento personal, y las usamos.
Cuando leas estos casos, probablemente te preguntarás si tú planeaste o no los acontecimientos de tu propia vida. Mi investigación me lleva a pensar que la amplia mayoría de los acontecimientos importantes de la vida es, efectivamente, programada.
En general, cuanto más profundo es el reto, más probable es que fuera elegido antes de nacer. Si una experiencia concreta es lo suficientemente importante como para que te cuestiones si la planeaste tú, es probable que lo hicieras. Una excepción importante, sin embargo, es la que tiene que ver con las experiencias que nuestra intuición nos advierte que evitemos. Cuando ignoramos las señales de nuestra intuición nos exponemos a dificultades no planeadas; por ello, debemos reconocer y atender en todo momento las “señales de peligro” internas.
Sin embargo, no es mi intención sugerir que todas las dificultades de la vida están planeadas, ni como probabilidades ni como posibilidades.
Al encarnarnos tenemos libre albedrío, y podemos ejercitar nuestra libertad para crear acontecimientos que no son parte de nuestra planificación prenatal. Aquí la palabra clave es crear. Estoy seguro de que nosotros somos los creadores de todo lo que experimentamos, y que las dificultades no planeadas suceden cuando las atraemos, porque necesitamos la sabiduría que pueden engendrar (en estos casos la intuición no nos apartará de ese aprendizaje que necesitamos). Nuestro crecimiento se deriva de las experiencias, las hayamos planeado, o no. Por lo tanto, este libro será muy útil si te centras en por qué habrías planeado un reto concreto en tu vida, y no en si lo hiciste.
Abordaremos la pregunta POR QUÉ al leer los casos de otras planificaciones prenatales. En ellas captarás ecos de la tuya propia. Te sugiero que no limites tu lectura sólo a las historias que tengan que ver con retos a los que tú o tus seres queridos os habéis enfrentado. Dificultades que aparentemente son totalmente distintas pueden haber sido planeadas para enseñar lecciones parecidas, o para provocar un crecimiento similar. Puedes encontrar tus motivaciones como alma en el relato de alguien cuya vida es, al menos en apariencia, totalmente distinta de la tuya.
LOS RELATOS.
Cada relato comienza con una entrevista en la que la persona y yo nos centramos en un hecho vital concreto. Debes leer estas entrevistas prestándoles mucha atención. A menudo contienen detalles que al principio parecen no estar relacionados con el reto en sí, pero que en las sesiones con los médiums demostraron ser esenciales para una comprensión total. No relato las historias personales completas; por lo tanto, puede que en la vida de esas personas no haga referencia a ciertos espacios de tiempo.
Para hacer este libro tan útil como fuera posible, me concentré en acontecimientos de la vida normal, y organicé los capítulos según el tipo de dificultad. En algunos aspectos, las historias se apoyan unas en otras, de modo que las primeras te proporcionarán información metafísica básica que te ayudará a apreciar mejor los relatos siguientes. Por ello, te sugiero leerlos en el orden que se presentan.
De los muchos médiums y canalizadores con los que he trabajado, considero que las cuatro que aparecen en estas páginas (Deb De Bari, Glenna Dietrich, Corbie Mitleid, y Staci Wells) están entre las de mayor talento. Cada una de ellas ha realizado miles de lecturas. En el apéndice B tenéis toda la información para poneros en contacto con ellas.
He tenido sesiones personales con todas ellas, y todas fueron extremadamente exactas al proporcionarme información sobre mi vida que no podrían haber sabido sin tener verdaderas aptitudes psíquicas, estas aptitudes son distintas en cada una de ellas. Como Corbie me explicó, los médiums y canalizadores son como los profesores de una universidad: cada uno de ellos tiene una especialidad concreta. Si asistes a un cóctel de la facultad de biología no te dirigirás al profesor con una pregunta de sociología, ni pedirás a un becario del departamento de inglés que resuelva una ecuación matemática. En lugar de ello, tienes en cuenta sus distintas áreas de especialización, y aprecias lo que cada uno de ellos tiene que ofrecer.
A cada entrevista le sigue una o más sesiones con los médiums. Dije a los entrevistados que me gustaría comenzar preguntando al médium, “¿Fue este obstáculo planeado antes de nacer? Y si es así, ¿por qué?”. Todos estuvieron de acuerdo en que era un buen comienzo, y las preguntas que siguieron a continuación brotaron de la respuesta a esa pregunta. En algunos casos durante las sesiones me permitieron realizar la mayor parte de las preguntas.
Generalmente, cuando la médium Staci Wells no realizaba la lectura principal, le pedí a ella y a su espíritu guía que hicieran una lectura complementaría. Esta lectura servía para tres funciones importantes. Primero, nos proporcionaba una confirmación adicional de que el reto había sido efectivamente planeado. Segundo, nos daba información más extensa sobre esa planificación. Tercero, dado que Staci tiene el don de visualizar y escuchar las sesiones de planificación prenatal, todas sus lecturas (ya fueran primarias o complementarias) nos proporcionaban con- versaciones reales de las mismas. Estos diálogos nos han permitido observar el sorprendente reino espiritual, y nos han hecho partícipes de las esperanzas, sentimientos, y motivaciones de las almas.
Como podrás ver, estas conversaciones se centran exclusivamente en la planificación de los retos vitales, no porque las almas no planeen otros aspectos de sus vidas, sino porque Staci y yo pedimos a su guía que nos hiciera partícipes sólo de las partes más relevantes. Los entrevistados estuvieron presentes en las lecturas primarias, pero no en las complementarias, aunque estas lecturas se hicieron siempre con el consentimiento de esas personas. Antes de cada lectura di a Staci el nombre y la fecha de nacimiento del entrevistado, datos que su espíritu guía necesitaba para acceder a la información sobre esa persona.
En las sesiones de planificación prenatal de las que Staci fue testigo, las almas hablaban en primera persona; sin embargo, en dos canalizaciones que no fueron conducidas por Staci, un alma se refirió a sí misma como “nosotros”. El espíritu guía de Staci nos explicó que las almas que decían “yo” estaban centradas sólo en la vida que estaba siendo planeada, mientras que las almas que decían “nosotros” estaban centradas en sus muchas encarnaciones anteriores.
Tras las sesiones con los médiums, cada relato concluye con mi comentario. En ellos me baso en mis conocimientos sobre planificación prenatal y metafísica, así como en las muchas con- versaciones que he tenido para desarrollar las sesiones con seres espirituales, como espíritus guía y ángeles.
Tanto las entrevistas personales como las lecturas con los médiums han sido editadas para darles más claridad; también hemos corregido la sintaxis a fin de hacerlas más inteligibles.
LOS MÉDIUMS Y CANALIZADORES.
Los médiums y canalizadores reciben información de formas distintas. Si son clariaudientes, escuchan los pensamientos de los seres espirituales. Cuando un médium o canalizador “sintoniza” con una conciencia intangible, lo que hace es muy parecido a sintonizar el dial de tu radio. Igual que cada cadena tiene una longitud de onda concreta, también la tiene cada ser con el que hablan. En esos momentos tiene lugar una verdadera comunicación telepática. Si los médiums o canalizadores son sensitivos, tienen el don de sentir las emociones de otros.
Clarividencia es la capacidad de ver cosas que han pasado, o que pasarán; clarisapiencia es un conocimiento interior, con frecuencia en forma de sentimiento. El canalizador suele “hacerse a un lado” para que otra conciencia pueda hablar directamente a través de él.
Entre Deb, Glenna, Corbie y Staci combinan estos dones proporcionándonos una valiosa información sobre la planificación prenatal de los entrevistados.
Ciertas palabras tienen un significado especial cuando son usadas por los médiums o canalizadores. Cuando dicen “Capto”, “Percibo”, o “Siento”, podrían estar recogiendo información a través de alguno de sus dones psíquicos. La gente con frecuencia dice “Siento…” cuando quiere expresar una emoción. Los médiums y los canalizadores, sin embargo, usan la palabra sentir para indicar una percepción que va más allá de los sentidos.
Los médiums y los canalizadores se comunican con una gran variedad de seres, entre ellos los espíritus guía. Un espíritu guía es una entidad muy evolucionada que en la mayoría de los casos (aunque no en todos) ha tenido muchas encarnaciones físicas. A través de estas reencarnaciones adquirió una gran sabiduría que ahora le permite actuar como guía para aquellos que estamos en el plano físico. Los espíritus guía se comunican con nosotros del mismo modo en el que lo hacen nuestras almas: a través de la inspiración, de los sentimientos, de las ideas, y de la intuición. Cuando tenemos un “presentimiento” sobre algo, o cuando “simplemente sabemos” que algo es como es, con frecuencia se trata de comunicaciones de nuestros guías, o de nuestra alma (también llamada “ser superior”). Por ejemplo, la persona que decide no tomar un avión porque ha tenido el “presentimiento” de que algo ocurrirá, y de este modo evita un accidente mortal. Los espíritus guía, que conocen bien nuestros planes de vida, saben si estos incluyen o no accidentes de avión, y crean estas sensaciones en nosotros. En estos casos se dice que el Espíritu nos susurra. La meditación es un modo poderoso de calmar la mente para que podamos oír estos mensajes. Quienes practican habitualmente la meditación son capaces de captar el flujo de energías no-físicas en el cuerpo, algo que describen como un sonido parecido al del viento.
LA PLANIFICACIÓN DEL ALMA.
Antes del nacimiento mantenemos conversaciones con nuestros espíritus guía, y con el resto de almas con las que compartiremos nuestra encarnación. Comentamos las lecciones que esperamos aprender, y cómo las aprenderemos. Cuando Staci accede a estas conversaciones y a los lugares donde se mantienen estas conversaciones, suele ver una habitación en la que las almas que van a encarnarse se reúnen para hablar; una sala adyacente más pequeña desde la que los guías observan la planificación, y que abandonan cuando les piden consejo; y una especie de “tablero de ajedrez” u “organigrama” blanco y negro que se usa para trazar los escenarios de la vida que está por empezar. Los cuadrados del tablero de ajedrez son las etapas evolutivas de la vida de la persona.
Al principio, cuando Staci y yo comenzamos a trabajar juntos, asumí incorrectamente que estas imágenes eran metáforas que habían sido puestas en su mente por su espíritu guía para simbolizar conceptos y procesos más allá de la compresión humana, pero su guía me dijo más tarde que esas cosas existen realmente. Me explicó que en el reino espiritual existe el acuerdo entre los seres involucrados en que la planificación prenatal será llevada a cabo en un lugar concreto, y que se usarán herramientas específicas como ese tablero de ajedrez. Este acuerdo mutuo, expresado en pensamiento, es lo que da existencia a los instrumentos y a las ubicaciones que Staci ve.
En una sesión, Staci me proporcionó la siguiente información sobre el lugar en el que las almas realizan la planificación prenatal:
En este edificio particular hay ocho plantas, con ocho salas de planificación en cada planta. Me ha dicho [el Espíritu] que esto se debe a que ocho es el número del karma y del destino.
La vibración del ocho se ha utilizado en este edificio para que sirva mejor a sus propósitos.
Este edificio es uno de los ocho que se extienden como pétalos de una flor en una forma circular. Los edificios son rectangulares. Cada uno tiene ocho plantas, y ocho salas de planificación en el interior de cada planta. Me cuentan que hay doce grupos de edificios así en el otro lado, y que la mayoría se usan para planificar las vidas en la Tierra. Dicen que muchas almas prefieren volver al mismo edificio, a la misma planta, y a la misma sala si es posible. Esto les proporciona una sensación de comodidad y estabilidad, y desde ese único lugar se sienten más capaces de percibir el transcurso de su evolución en cada vida, y en el tiempo entre ellas.
Cuando el espíritu guía de Staci le hace llegar la conversación de las sesiones de planificación prenatal, está accediendo a los Registros Akáshicos, aunque él prefiere la expresión “Libro de la Vida”. Éste es un registro completo de cada una de nuestras experiencias, actos, palabras, y pensamientos. Cuando los médiums proporcionan, a quienes acuden a ellos, información sobre sus vidas pasadas, a menudo están accediendo a los Registros Akáshicos. El gran médium americano, Edgar Cayce, usaba estos archivos en las miles de lecturas que realizó.
Cuando los médiums ven y hablan con seres en espíritu, con frecuencia los describen como masculinos o femeninos, pero las almas son en realidad una combinación de energías masculinas y femeninas. Cuando Deb ve al ser querido “fallecido” de un entrevistado con el aspecto que tenía en su vida fisica, es porque esa conciencia ha elegido aparecer de ese modo. Cuando Staci ve a un alma masculina o femenina en una sesión de planificación prenatal, es debido a que ese alma está creando (o en cierto modo, “probándose”) la energía de la próxima encarnación (algo a lo que Staci y su espíritu guía se refieren como “el abrigo de la personalidad”).
Esto mismo es lo que ocurre cuando un espíritu guía aparece como masculino o femenino. Los guías tienen energías tanto masculinas como femeninas, pero pueden identificarse con más intensidad con un sexo o con el otro y, por lo tanto, eligen presentarse en esa forma.
En las sesiones de planificación, los seres espirituales usan algunos términos modernos. Durante una sesión con Staci, pregunté a su espíritu guía si realmente había dicho autoestima, o si ésa había sido la aproximación más cercana disponible en la mente de Staci. Me confirmó que lo había hecho. A veces los guías espirituales y otros seres no-físicos hablan sin usar nuestras reglas gramaticales. El guía de Staci me dijo “No siempre hablamos de un modo que considerarías gramaticalmente correcto”.
El reino del espíritu, en el que planificamos nuestras reencarnaciones y al que volveremos cuando las hayamos completado, es accesible para nosotros a través de médiums y canalizadores. Son el equivalente en forma humana de los espíritus guía; son compasivos, sensibles, e intuitivos exploradores del otro lado.
CAPÍTULO 1.
LA PLANIFICACIÓN PRENATAL.
Es posible que el concepto de planificación prenatal te sorprenda, sobre todo en lo que se refiere a la programación de acontecimientos dolorosos. Para la mayoría de nosotros, esta noción supone un modo nuevo y radicalmente distinto de ver el mundo, y nuestro propósito en él. Cuanto más traumáticos son nuestros retos, más difícil puede resultar entender este concepto. Yo comprendí, acepté, y finalmente adopté como propia esta idea de un modo lento y por etapas, sobre todo en lo tocante a los aspectos más dolorosos de mi vida. Con cada paso, sentí la curación de viejas heridas. La ira y el resentimiento se desvanecieron, y fueron reemplazados por sentimientos de paz y alegría. Vi en la vida una belleza que anteriormente había permanecido oculta a mis ojos.
Mi propósito al escribir este libro no es convencerte de la absoluta realidad de la planificación prenatal, sino ofrecerte una idea que para mí ha sido de gran ayuda. Lo único que te pido es que consideres esta posibilidad. No tienes que estar convencido de esta idea para beneficiarte de ella. Sólo tienes que preguntarte, “¿Y si es cierto? ¿Y si realmente planeé esta experiencia antes de nacer? ¿Por qué lo habría hecho?”. Simplemente hacerte estas preguntas dará un nuevo significado a las dificultades de tu vida, y te impulsará a un viaje hacia el autodescubrimiento. Ese viaje no exige ninguna creencia concreta en lo que concierne a la espiritualidad o la metafísica, sólo un cierto interés en el crecimiento personal y en la adquisición de sabiduría.
En estas páginas leerás las historias de diez personas valientes. Aprenderás lo que planearon antes de nacer, y por qué lo hicieron. El proceso para comprender la planificación prenatal es parecido al que tiene lugar cuando observamos una escultura. Si quieres apreciar realmente una escultura, no puedes verla desde un solo ángulo. Debes caminar a su alrededor, deteniéndote en algunos puntos para mirar desde una nueva perspectiva, y observar los detalles que entonces, de repente, se harán visibles.
Cada relato es como una de esas perspectivas. Al observar la planificación prenatal desde diez ángulos distintos, conseguirás una comprensión más completa e integral de la que tendrías sólo con la observación de una o dos de sus facetas, o con una conversación estrictamente teórica sobre este tema.
Te animo a leer las historias con el corazón. El corazón posee un conocimiento más elevado y una sabiduría mayor que la mente. El análisis intelectual sólo te serviría hasta cierto punto.
Estos relatos deben ser sentidos. Cuando tú, como alma eterna, planeaste tu vida actual, no te preocupaste por los conocimientos que podría adquirir tu mente. En lugar de eso, querías experimentar los sentimientos que generaría una vida en la dimensión física. Las dificultades de la vida son un medio especialmente poderoso para crear sentimientos que son, por otra parte, vitales para el autoconocimiento del alma. Estos sentimientos no pueden ser comprendidos por la mente; de hecho, la mente es una barrera. En muchos sentidos, la vida es un viaje que va desde la cabeza hasta el corazón. Planeamos las dificultades de nuestra vida para facilitar este viaje, para abrir nuestros corazones y de este modo poder conocerlos, y valorarlos mejor.
La empatía es la llave que abre la puerta del corazón, y hará posible que comprendas estos relatos y su significado espiritual. Al igual que fue necesario que las personas que aparecen en este libro reunieran el valor suficiente para planear sus vidas y para compartirlas contigo, será necesario que tú también reúnas el valor para empatizar con ellos. Yo creo que la empatía es curativa. Si buscas la sanación, descubrirás que tu valentía será recompensada.
Este capítulo te proporcionará la información necesaria para apreciar los aspectos metafísicos de los relatos. Si no estás familiarizado con la metafísica, algunas de estas ideas pueden parecerte inusuales, igual que me ocurrió a mí. Te pido paciencia. Cuando las veas ilustradas en estos relatos, adquirirán un significado y una validez mayor, y más aun cuando las apliques a tus propias vivencias. Este capítulo te dará, además, una visión general de los puntos comunes que he encontrado en los proyectos de vida de los entrevistados. Con esto obtendrás los cimientos sobre los que asentar la sabiduría que estas personas han compartido contigo.
POR QUÉ NOS REENCARNAMOS.
La planificación que hacemos antes de nacer es detallada, y tiene un gran alcance. Incluye la selección de situaciones vitales, pero va mucho más allá. Nosotros elegimos a nuestros padres (y ellos nos eligen a nosotros), elegimos cuándo y dónde nos reencarnaremos, las escuelas a las que asistiremos, los hogares en los que viviremos, la gente a la que conoceremos, y las relaciones que tendremos. Si tienes la sensación de que ya conocías a alguien a quien acaban de presentarte, es posible que sea verdad. Probablemente, esa persona fue parte de tu planificación prenatal. Cuando un lugar, un nombre, una imagen o una frase te resulta familiar la primera vez que lo ves o lo oyes, esa familiaridad es, a menudo, un vago recuerdo de lo que se planeó antes de la encarnación. En muchas sesiones de planificación, usamos el nombre y tomamos la apariencia física que tendremos después de nacer. Tales prácticas nos ayudan a reconocernos unos a otros en el plano físico. El sentimiento de déjá vu se atribuye a menudo a un suceso de una vida pasada, pero muchas sensaciones de déjá vu son, en realidad, recuerdos de planes prenatales.
Cuando entramos en el plano terrestre, olvidamos nuestro origen espiritual. Antes de la encarnación sabemos que esta amnesia autoinducida tendrá lugar. La expresión “tras el velo” se refiere a este estado de falta de memoria. Como alma divina, olvidas tu verdadera identidad porque al recordarla más tarde lograrás un conocimiento mucho más profundo de ti mismo. Para obtener esta profunda conciencia, tenemos que abandonar el reino espiritual (un lugar de alegría, paz y amor), porque allí no experimentamos ningún contraste. Y sin contraste, no podemos conocernos totalmente.
Imagínate un mundo en el que sólo hay luz. Si nunca has experimentado la oscuridad, ¿cómo podrías comprender y apreciar la luz? Es el contraste entre luz y oscuridad lo que lleva a un conocimiento más profundo. El plano físico nos proporciona este contraste porque es un mundo de dualidad: arriba y abajo, caliente y frío, bueno y malo. El dolor en la dualidad nos permite apreciar mejor la alegría. El caos de la Tierra aumenta nuestra apreciación de la paz. El odio que podemos encontrar profundiza nuestra comprensión del amor. Si nunca hemos experimentado estos aspectos de la humanidad, ¿cómo podríamos reconocer nuestra divinidad?
Imagina que provienes de un lugar en el que suena la música más bella que jamás fuera creada. Es una música arrebatadora, deslumbrante. La has escuchado siempre, durante toda tu vida. Nunca ha estado ausente, ni ha estado presente ninguna otra música. Un día te das cuenta de que, como siempre la has oído, nunca la has escuchado realmente. Es decir, que nunca la has valorado, porque no has conocido otra cosa. Por ello, decides que te gustaría poder valorar esta música. ¿Cómo podrías hacerlo?
Una forma de hacerlo sería ir a un lugar en el que la música de tu Hogar no exista. Quizá en este sitio suene una música distinta, una música que contenga notas discordantes, o estrofas estridentes. Este contraste te provocaría una nueva apreciación de la música que has escuchado siempre en tu Hogar.
Otra forma sería ir a un lugar en el que la música de tu Hogar no exista, e intentar recrearla de memoria. La experiencia de componer esos magníficos sonidos te daría una comprensión incluso más profunda de su belleza.
Existe una tercera posibilidad, una mucho más desafiante, pero que además contiene una mayor recompensa. Se te ocurre pensar que podrías obtener un conocimiento realmente profundo si fueras a un lugar en el que la música de tu Hogar no sonara, y una vez allí intentaras recrearla pero sólo después de haber olvidado cómo sonaba. La experiencia de recordar, y después componer la extraordinaria sinfonía de tu Hogar produciría el más rico, pleno, y extenso conocimiento de su grandeza.
Y con esta misma valentía viajas al mundo que ofrece la tercera opción. Allí escuchas una música que, al carecer de memoria, crees que es la única que has oído siempre. Algunas canciones son adorables, pero otras aporrean tus oídos con sus disonancias. Estos tonos desagradables fomentan el deseo en tu interior (y, finalmente, la resolución) de crear una música original .
Pronto empiezas a escribir tus propias composiciones. Al principio, te distrae la estridente música de este mundo nuevo. Sin embargo, con el tiempo, a medida que te apartas del estrépito externo y escuchas las melodías de tu corazón, tus creaciones musicales se hacen más bellas. Finalmente compones una obra maestra, y cuando la terminas recuerdas algo: la obra maestra que has escrito es la misma música que sonaba en tu Hogar. Y este recuerdo desencadena otro: Tú eres esa música. No es algo que oíste fuera de ti mismo; la música eres tú, y tú eres la música. Y al crearte a ti mismo en un nuevo lugar, llegas a conocerte de un modo que no hubiera sido posible si no hubieras dejado tu Hogar.
Ésta es la experiencia que desea el alma. El alma es una chispa Divina; la personalidad (el ser humano) es una parte de la energía del alma en cuerpo físico. La personalidad consiste en unos rasgos temporales que existen sólo durante la vida física, y un núcleo inmortal que se reúne con el alma después de la muerte. El alma es algo mucho mayor que la personalidad, aunque cada personalidad es vital para el alma, y muy apreciada por ella.
En gran medida, la personalidad tiene libre albedrío. Los desafíos de la vida pueden ser, por tanto, aceptados o rechazados.
La vida en la Tierra es una etapa en la que la personalidad se ciñe o se desvía del guión que fue escrito antes del nacimiento. Nosotros elegimos cómo respondemos: con ira y amargura, o con amor y compasión. Cuando nos damos cuenta de que somos nosotros mismos quienes hemos planeado nuestras dificultades, la elección es mucho más clara y más fácil de hacer.
Mientras estamos en el cuerpo físico, nuestra alma se comunica con nosotros a través de los sentimientos. Sentimientos como alegría, paz y emoción nos recuerdan que estamos actuando y pensando de un modo consecuente con nuestra verdadera naturaleza como almas amorosas.
Sentimientos como el miedo y la duda nos sugieren que no lo estamos haciendo. Nuestros cuerpos son receptores (y transmisores) de energía extremadamente sensibles que nos dicen, a través de los sentimientos, si hay acuerdo o desacuerdo entre lo que realmente somos, y el modo en el que nos estamos comportando.
POR QUÉ PLANEAMOS DESAFÍOS.
Las dificultades de la vida existen para que podamos experimentar quiénes no somos, antes de recordar quiénes somos realmente. Es decir, en nuestra vida terrenal exploramos los sonidos discordantes antes de recrear las sinfonías de nuestro Hogar. Este patrón me quedó claro mientras llevaba a cabo la investigación para este libro. Yo llamo a esos programas de vida “planes de aprendizaje a través de los opuestos”.
Por ejemplo, un alma profundamente compasiva que desea llegar a conocer en profundidad la compasión puede elegir encarnarse en una familia disfuncional. Al ser tratada sin compasión, llegará a apreciar la compasión más profundamente. La ausencia de algo es lo que mejor nos enseña su valor y su significado. La falta de compasión en el mundo exterior la obligará a dirigirse al interior, donde recordará su propia compasión. El contraste entre la falta de compasión en el mundo físico y su compasión interna le proporcionará una comprensión más profunda de la compasión y, por tanto, de sí misma. Desde la perspectiva del alma, el dolor inherente a este proceso de aprendizaje es temporal y breve, pero la sabiduría que resulta del mismo es, literalmente, eterna. El aprendizaje a través de los opuestos está presente en cada relato de este libro.
Recordar quiénes somos realmente (almas majestuosas, trascendentes y eternas) es un modo de superar los desafíos de nuestra vida. Por ejemplo, una persona que se identifica con su cuerpo sentirá una enorme angustia si éste resulta gravemente dañado. Otra persona cuyo cuerpo soporte el mismo daño, pero que se identifique con el alma, experimentará un sufrimiento mucho menor. Ya que nuestras dificultades provocan que recordemos que somos almas, el mismo suceso que inicialmente nos causó sufrimiento puede, al final, aliviarlo. Cambiar el concepto de uno mismo, dejar de pensar que somos sólo nuestro cuerpo-personalidad, y comenzar a creer que somos almas, quizá no reducirá el dolor, pero aliviará el sufrimiento. Ese despertar es el propósito y uno de los profundos beneficios de los desafíos de nuestra vida. El despertar revitaliza nuestra pasión por la vida, la misma que sentimos antes de reencarnamos. Es, sencillamente, un motivo de celebración.
Cuando despertamos o respondemos positivamente a nuestros retos y obstáculos, trazamos un “camino energético” que hace que para otros sea más fácil sobrellevar los suyos, y sanarse gracias a ellos. Esta idea se basa en la premisa de que todos estamos energéticamente conectados, y que nos vemos afectados por los demás. Los relatos incluidos en este libro indican que cada uno de nosotros puede provocar un impacto mucho mayor de lo que imaginamos. Nuestra capacidad para afectar al mundo de una forma tan contundente es una oportunidad maravillosa y al mismo tiempo una enorme responsabilidad.
Cada uno de nosotros es una semilla que fue sembrada en la vibración de nuestro mundo actual. Cuando elevamos nuestras propias frecuencias por el crecimiento que nos provocan los acontecimientos de la vida, elevamos la frecuencia del mundo desde el interior. Como una gota de tinte añadida a un vaso de agua, cada persona altera el color por completo. Cuando creamos sensaciones de alegría, incluso si lo hacemos mientras vivimos solos en la cima de una montaña, emitimos una frecuencia que hace que, para los demás, resulte más fácil estar alegre. Cuando creamos sensaciones de paz, irradiamos una energía que ayuda a que terminen las guerras. Cuando amamos, hacemos que amar sea más sencillo para los demás, tanto para los que conocemos como para aquellos que nunca llegarán a saber de nosotros. Quienes somos es, por tanto, algo mucho más importante que cualquier cosa que vayamos a hacer nunca.
En el capítulo 7 conocerás a Christina y a su espíritu guía, Cassandra. Cassandra dijo esto sobre el camino energético:
Cuando aceptamos un acontecimiento vital concreto, recibimos la energía curativa de aquellos que han hecho ese viaje antes. El sendero de luz está pavimentado con una compasión y un amor sanador que eleva la frecuencia de la persona que camina por él [tras nosotros].
Aprender y sanar por un acontecimiento vital concreto eleva el campo aúrico de aquellos que han sobrevivido a él. Otros, en su presencia, sabrán que tienen algo que los llena de esperanza y fe. La experiencia no tiene por qué ser la misma. La frecuencia sanadora puede empujar al alma hacia delante, pero el alma receptora debe estar preparada para hacerlo. Incluso si la forma física [del receptor] no cambia o “sana” según los estándares de la Tierra, el alma asciende.
El sufrimiento es un regalo de proporciones inmensas, tanto para el alma, como para los demás elegidos a los que se les permite ayudarle en su viaje de sanción. El lenguaje del sufrimiento es una frecuencia en sí misma. Está en los ojos, en los corazones y en la mente de los que están en ella. Es profundo y mundano al mismo tiempo. Míralo, créelo, e imparte amor y compasión a aquellos que los necesitan. Los pequeños actos de consciencia y amabilidad hacen que la sanación sea posible. Los pensamientos de belleza y gracia pueden ser proyectados y percibidos incluso a distancia por aquellos a los que pueden beneficiar.
Del mismo modo que nuestro impacto energético se extiende a través de esta dimensión, lo hace también en otras dimensiones. Verás referencias a las dimensiones “superior” e “inferior”. Superior no significa que sea mejor, e inferior no implica que sea peor. Estos términos se refieren solamente a la frecuencia. Las dimensiones superiores vibran a frecuencias más rápidas que la nuestra, y por tanto no son físicas, pero solapan e incorporan dimensiones inferiores. En resumen, todo es uno. Por esto, nuestras frecuencias individuales, ya sean de amor o de miedo, fluyen constantemente hacia el exterior, afectando por igual a los seres espirituales como a otras personas que pueden estar en cualquier parte, incluso lejos de nosotros.
Cuando leas los relatos, es aconsejable que tengas en mente las limitaciones que el lenguaje tiene a la hora de explicar algunos conceptos. Por ejemplo, a veces diré que la gente “viene del” reino espiritual cuando se encarna, y que “vuelve a” ese reino después de la muerte del cuerpo. Estas palabras y otras parecidas indican un cambio en la percepción, no en el lugar. No intentan plantear una separación entre las dimensiones. La encarnación no nos aparta literalmente de nuestro Hogar eterno; en lugar de ello, sencillamente limita nuestra capacidad para ver la parte intangible del mismo. La muerte, es la disolución del velo que nos oculta el reino espiritual.
Los conceptos de unidad y separación son importantes para poder comprender completamente por qué elegimos experimentar dificultades en nuestra vida. Cuando estamos en espíritu, tenemos una conciencia continua de nuestro enlace inseparable con todos los demás seres. Sabemos que somos uno con los demás y, por supuesto, con la totalidad de la creación. La compasión incondicional y la empatía forman parte de nuestra naturaleza. Aunque tenemos identidades individuales, no nos percibimos separados del resto de individuos. Este concepto fundamental resulta paradójico para el cerebro humano que, por su propia estructura, percibe la ilusión de separación. Cuando, como almas, proyectamos una parte de nuestra energía en los cuerpos físicos, intencionadamente centramos nuestra atención en el cuerpo, bloqueando de ese modo la percepción de la unidad. Ser capaces de estrechar nuestra percepción nos permite planear vidas en las que interpretamos papeles predefinidos, y por lo tanto proporcionando vivencias y retos a otros. Esperamos poder responder a esos retos con amor. Si somos capaces de hacerlo, después de la vida física volveremos al espíritu con una comprensión más profunda de la compasión, de la empatía, y de la unidad que temporalmente habíamos ocultado a nuestra propia consciencia.
Como indican los relatos, planeamos las dificultades de nuestra vida para alcanzar objetivos concretos. El objetivo común es la sanación; concretamente la sanación de las energías “negativas” que han quedado sin resolver en vidas pasadas.
Digamos, por ejemplo, que una persona estuvo consumida por el miedo durante una encarnación. Al final de esa vida, el individuo puede conservar restos de la energía del miedo, especialmente si la persona murió mientras experimentaba un gran miedo. La energía de baja frecuencia del miedo no se puede transportar totalmente a la frecuencia superior del reino espiritual donde reside el alma, aunque un residuo energético sí podría cruzar. El individuo siente esta energía y planea una nueva vida en la que se sanará a través de la expresión del amor.
También planeamos actitudes para equilibrar el karma. El karma a veces se conceptualiza como una deuda cósmica, pero también puede ser descrito como una energía desequilibrada con otro individuo. Generalmente tenemos karma con miembros de nuestro grupo de almas: otros en la misma fase evolutiva con quienes hemos compartido muchas vidas. En esas vidas pasadas, hemos interpretado los papeles de marido, esposa, hija, hijo, hermano, hermana, madre, padre, amigo íntimo, y enemigo mortal con las mismas almas. Recuerdo el relato real de un padre que estaba leyendo un cuento antes de dormir a su hija pequeña. Cuando terminó, ella sonrió y dijo, “Papá, ¿te acuerdas de cuando eras mi hijo, y yo era tu mamá, y te leía cuentos antes de dormir?”.
Un alma del grupo podría, por ejemplo, haber tenido una encarnación en la que hubiera pasado muchos años cuidando de alguien físicamente enfermo. Si el alma que interpretó el papel de cuidador planea después una vida en la que tenga el desafío de la enfermedad, el alma que recibió los cuidados podría buscar equilibrar aquel intercambio energético ofreciéndose a cuidarlo. En cuerpo, sin embargo, ninguna de las almas recordará el plan. La que eligió ser el cuidador podría sentirse abrumada por la necesidad de hacerse cargo de otra persona, quizá incluso podría verlo como un castigo por sus malos actos en una vida pasada. En realidad, sin embargo, no es un castigo; sólo es un deseo de equilibrar el karma.
Del mismo modo que hemos ideado nosotros los papeles que interpretamos, tampoco somos víctimas. No hay nadie a quien culpar; de hecho, no hay culpa. El universo no nos castiga haciendo que nos ocurran cosas “malas”. Como la gravedad, el karma es una ley neutral e impersonal. Si tropezamos y caemos, no culpamos a la gravedad ni nos sentimos victimas o castigados por ella. Cuando nos damos cuenta de que el karma opera del mismo modo, los sentimientos de culpa, victimización y castigo respecto a los desafíos vitales se disipan, y entonces comprendemos lo que habíamos esperado aprender, y valoramos de un nuevo modo los desafíos que expanden nuestras almas.
Comprender el karma nos ayuda a ir más allá de nuestros prejuicios, concretamente en lo que se refiere a aquellos que han experimentado grandes traumas o percances como la adicción a las drogas, o la indigencia. Generalmente, estos individuos están viviendo sus encarnaciones y equilibrando las energías de sus vidas pasadas tal y como lo habían planeado. Sus vidas, que muchas veces son etiquetadas como “fracasos” desde el punto de vista de la personalidad, a menudo son éxitos rotundos desde la perspectiva del alma.
La mayor parte de las almas planean estas dificultades vitales para que sean de utilidad a otros. Este deseo es un aspecto fundamental de nuestra verdadera naturaleza como almas eternas. Cuando estamos en espíritu y somos conscientes de nuestra unidad con los demás, vemos el servicio como un propósito básico de la vida, y las oportunidades para servir como enormes bendiciones. Ya que son almas que están equilibrando su karma, muchos de aquellos que parecen llevar vidas difíciles están, realmente, realizando actos de servicio. Un alma podría planear, por ejemplo, experimentar el alcoholismo para que otros puedan expresar compasión, y así conocerse mejor a sí mismos. Los alcohólicos y otros que nos facilitan las experiencias que buscamos, tienen que soportar algunas de las críticas más duras de la sociedad. ¡Ojalá más gente supiera esto!
Un trabajador de la luz es alguien cuyo plan de vida está especialmente orientado al servicio. En general, el término se aplica a cualquiera que esté decidido a ayudar a los demás. Aunque no es necesario haber planeado grandes retos para ser un trabajador de la luz, muchos lo han hecho precisamente con la intención de superar esas dificultades para el beneficio de toda la sociedad. Este tipo de trazado vital no es mejor (ni peor) que cualquier otro. De hecho, dado el enorme número de reencarnaciones que cada uno de nosotros planeamos, muchos interpretarán este papel en algún momento.
Naturalmente, planeamos las dificultades de la vida, en parte, para nuestro propio crecimiento personal. Como almas, aprendemos mucho entre las encarnaciones, pero asimilamos las lecciones más profundamente en el plano físico. Aprender mientras estamos en espíritu es similar a un trabajo de clase; la vida en la Tierra es el campo de estudio en el que aplicamos, probamos, y perfeccionamos ese conocimiento. Es una poderosa experiencia para el alma.
Finalmente, a pesar de las vivencias concretas que contengan, todos los programas vitales que he examinado estaban basados en el amor. Cada alma estaba motivada por un deseo de dar y recibir amor, libre e incondicionalmente, incluso en aquellos casos en los que el alma había acordado interpretar un papel “negativo” para estimular el crecimiento de otro individuo. Muchas almas estaban motivadas también por un deseo de recordar el propio amor. Literalmente, somos amor. Baso esta afirmación no sólo en mi investigación, sino también en mi experiencia personal directa: la revelación de mi alma que describí en el prefacio. Las dificultades vitales nos dan la oportunidad de expresar amor, y de este modo conocernos más profundamente a nosotros mismos como amor, en todas sus muchas facetas: empatía, perdón, paciencia, aceptación, valor, equilibrio, y confianza. Nuestra experiencia terrenal como amor también toma la forma de comprensión, serenidad, fe, gratitud y humildad, entre otras virtudes. El amor es el tema principal de la planificación prenatal y, por tanto, el tema principal de este libro.
Al entrar en el plano físico, somos un amor que se oculta temporalmente a sí mismo. Cuando recordamos quienes somos realmente, nuestra luz interior, nuestro amor, brilla para que todos lo vean.
Yo creo que ésa es la razón por la que estamos aquí.

Audios: https://www.ivoox.com/podcast-plan-tu-alma_sq_f1105655_1.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario