Su vida
El Maestro Eckhart nació en
Turingia en 1260. Se carecen datos concretos sobre su vida. Lo que se conoce es
a través de las Actas de la época, que son los escritos que van reflejando los
datos más significativos del momento. Así, podemos seguir su camino en el
Conocimiento, a través de su ingreso como novicio en la orden de los Predicadores
(Dominicos) en el monasterio de Erfurt, su posterior entrada en el Studium
Generale de Colonia, por donde habían pasado Alberto Magno y su discípulo Tomás
de Aquino, y donde inicia sus estudios teológicos. En 1293 Eckhart se encuentra
en París ya como licenciado. En esta etapa predicó por primera vez ante un
público académico durante la fiesta de Pascua.
En fecha 1298, es elegido prior de
Erfurt y vicario de Turingia. En este período es cuando escribe su primera obra
de importancia: Las Pláticas Formativas”, charlas entre él y los novicios como
su director espiritual.
En 1302 fue profesor ordinario de
teología de la universidad de París, en cátedra reservada para los no
franceses.
En 1303 es nombrado primer
provincial de la provincia religiosa de Sajonia. Desde ese año hasta el 1311
asume el cuidado de cincuenta conventos y once naciones. Mientras tanto,
continúa ininterrumpidamente su actividad como predicador. En esa fecha el
capítulo de los Dominicos le dispensa de todas sus obligaciones y lo envía a París
para ocupar de nuevo la cátedra, siendo éste un honor equiparable al de Tomás
de Aquino. Hasta 1313 tiene lugar el segundo y de mayor importancia magisterio
de Eckhart en la Sorbona.
Desde el 1313 hasta el 1322 vuelve
a ejercer de maestro de vida y se ocupa de la reforma de conventos y del
cuidado de comunidades de monjas en el sur de Alemania. De esta época es su
obra “El Libro del Consuelo Divino” escrito para Agnes, viuda del rey Andreas
III, rey de Hungría, que en ese momento era superiora de un convento de
Clarisas. En esta obra presenta un modelo de consolación a través de la
imitación de los sufrimientos de Cristo. Esta obra fue decisiva y marca
el comienzo de las sospechas contra Eckhart.
En un momento de su vida incluye
en su cuidado religioso a la gente del pueblo y para ello, toma el idioma
popular, dejando el latín. Escribe, pero para todo el mundo, ya no sólo para
los académicos. Comienza a incorporar a su discurso contenidos propios del
movimiento “del libre espíritu” asumidos por las beguinas. Este cambio comienza
a preocupar a los sectores más conservadores de la Iglesia Católica, y se
inician las primeras críticas dentro de los círculos de la jerarquía religiosa.
Este compromiso de compañía y
enseñanza espiritual del Maestro al pueblo a través de sus sermones y otros
escritos le proporcionó grandes problemas con la Iglesia, que terminó
rechazando sus modos y su contenido.
El 1 de agosto de 1325 el papa
Juan XXII nombró al dominico Nicolaus Von Strassburg visitador de la Orden y
fue obligado a abrir una investigación sobre los escritos alemanes del Maestro.
Se le consideró sospechoso de pertenecer a la Orden de los Begardos, así como
su relación con muchas de las Beguinas. Las primeras investigaciones se
centraron en un libro, el Liber Benedictus, calificando peligrosas varias de
las tesis expuestas en él. Frente a la acusación, Eckhart respondió con una
réplica.
En 1326 el arzobispo de Colonia
recibe dos listas, en distintas ocasiones, con frases tomadas de las obras de
Eckhart que servirán la base para la acusación de herejía. En septiembre de ese
año, el maestro aparece ante los inquisidores comisionados por el arzobispo.
Poco más tarde es confeccionada una tercera lista.
En el proceso inquisitorio al que
fue sometido -proceso pleno de irregularidades-, sus enseñanzas fueron
analizadas fuera del propio contexto en donde fueron expresadas. De ese modo,
pudo verterse sobre ellas la interpretación propia que sirvió de justificación
para el propio proceso de herejía. El propio Strassburg, alertado por las
falsas acusaciones y testimonio quiso detener el proceso, pero fue apartado del
escenario de los hechos.
Eckhart murió esperando el
veredicto del tribunal inquisitorio.
La respuesta del mismo está
contenida en la bula de Juan XXII llamada “in agro dominico”, en donde se
condenan 28 artículos de su obra. En esta bula no sólo se le atribuye herejía
en su mensaje, sino que se expresa que el propio Eckhart, antes de morir, se
retractó de todo lo escrito.
Sobre esto último no consta nada
que indique que así haya sido, pudiendo parecer más una posterior utilización
del maestro por parte del tribunal inquisitorio en propio detrimento de sus
enseñanzas espirituales.
El Maestro Eckhart ha sido
reconocido tanto por representantes de la mística occidental – Tauler, Suso,
Juan de la Cruz, Silesius-, como por filósofos de oriente –Nishitani y Tanabe
de la Escuela de Kioto. Éstos últimos lo han descrito como el interlocutor
excepcional entre ambas culturas por la conexión entre su filosofía y las
tradiciones asiáticas, en concreto, con el Budismo Zen.
En 1992, el entonces Prefecto de
la Congregación de la Doctrina de la Fe, -el cardenal Ratzinger, hoy Papa
Benedicto XVI-, aceptó la petición del Capítulo General de los Dominicos
para rehabilitar al Maestro Eckhart.
El proceso de
rehabilitación finalizó con el veredicto que expresaba que Eckhart
nunca necesitó de una rehabilitación.
Este es el resumen
de la respuesta que el entonces Maestro de los Dominicos, Timothy
Radcliffe, recibió del Vaticano:
" y se nos dijo que no había
realmente ninguna necesidad ya que nunca había sido condenado por su nombre,
sólo por algunas proposiciones que se suponía haber tenido, por lo que somos
perfectamente libres de decir que es un buen teólogo y ortodoxo..”.
El veredicto
consistió en tres proposiciones fundamentales: El Maestro Eckhart no necesita
ninguna rehabilitación; su doctrina está en perfecta consonancia con la
doctrina católica y es un teólogo digno de recomendación.
BIBLIOGRAFÍA:
MAESTRO ECKHART, El Fruto de La
Nada, Amador Vega, Editorial Siruela.
Web ORDO PRAEDICATORUM de la Orden
de Predicadores (Dominicos).
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