Cuando se tienen hijos pequeños, se les debe dar
ayuda, orientación y protección en la medida de lo posible, pero lo más
importante es darles espacio para ser.
Los hijos llegan al mundo a través de nosotros, pero no
son "nuestros".
La noción de "Sé lo que es mejor para ti"
puede ser cierta cuando son muy pequeños, pero mientras más crecen, más pierde
validez.
Con el tiempo cometerán errores y tendrán sus
aflicciones, como todos los seres humanos. En realidad, podrán ser errores
solamente desde nuestro punto de vista. Lo que vemos como error podría ser
exactamente lo que necesitan hacer o experimentar.
Debemos darles tanta ayuda y orientación como podamos,
pero debemos permitirles cometer errores, en especial cuando comienzan a entrar
en la edad adulta. En ocasiones también debemos dejarlos sufrir.
¿No sería maravilloso si pudiéramos ahorrarles todo
ese sufrimiento?
Claro que no. No evolucionarían como seres humanos y
permanecerían en la superficie (inconscientes), identificados con la forma
externa de las cosas.
El sufrimiento nos ayuda a adentrarnos en nosotros
mismos.
Cuando ellos sufran, podemos enseñarles a permanecer
presentes y explicarles que su sufrimiento es producto de su mente (ego). Que
observen ese dolor, sufrimiento, sin identificarse con él. Siendo los
espectadores de si mismos.
La humanidad está destinada a trascender el
sufrimiento, pero no de la manera como piensa el ego.
El propósito del sufrimiento es promover la evolución
de la conciencia y trascender el ego.
El proceso se hace más lento en la medida en que nos
resistimos al sufrimiento. Sin embargo, cuando aceptamos el sufrimiento se
acelera el proceso gracias al hecho de sufrir conscientemente.
La transmutación ocurre cuando somos conscientes del
sufrimiento.
Debemos acoger (aceptar, abrazar) el sufrimiento para
poder trascenderlo.
Eckhart Tolle
Vídeo de Eckhart Tolle: "Practicando la presencia con unos padres
difíciles":
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