Por: Lama Ole Nydahl
La siguiente entrevista fue realizada por Tony Dylan Davis, en Marzo de 1994, en Calgary, Canadá
TONY: Una de las grandes fascinaciones de la humanidad es la muerte y lo que sobrevive a la muerte. Todas las religiones han sido fundadas sobre pólizas de seguro para la vida después de la muerte. Uno de sus temas en Calgary fue la muerte y el renacimiento en el budismo tibetano y aunque sé que éste es un tema importante, y que no podemos esperar cubrirlo totalmente, quizás una visión comprimida para los neófitos pueda ayudar.
OLE: Todo está basado en el entendimiento de la naturaleza de la mente en sí misma. Si miramos la mente, vemos claramente que tiene dos lados. Hay alguien que experimenta y algo que es experimentado, un océano y muchas olas, un espejo y sus imágenes. Uno encuentra tanto la conciencia, como aquello de lo que se es consciente. La mente es ambas cosas. Un examen de aquello que se ve través de nuestros ojos y se escucha a través de nuestros oídos le muestra al observador la naturaleza del espacio. Dado que no tiene color, peso, olor, tamaño ni forma, la mente definitivamente no es una cosa. Al mismo tiempo, hay una claridad que puede conocer y entender sin límite ni final.
Una esencia que es abierta, clara e ilimitada debe estar más allá del nacimiento o de la muerte. No ha sido construida, no puede deshacerse. Aún cuando la mente es penetrante e indestructible, rara vez la gente se da cuenta de su naturaleza subyacente. Los no meditadores la conocen principalmente a través de sus momentos de mayor alegría, como cuando hacen el amor, durante la caída libre en el bungee-jumping o antes de que el paracaídas se abra y las cosas vuelvan a ser ordinarias nuevamente. El resto del tiempo las personas están perdidas dentro de sus experiencias siempre cambiantes. Su vida son los sentimiento y los pensamientos que están adentro y el mundo que está afuera, los cuales, cambian permanentemente. Todos piensan que ellos son un "yo" o una "persona", que tienen un "yo", un "ego" o un algo que su mente habitual percibe como real, pero que si lo buscan, no pueden encontrar. No hay una partícula del cuerpo que permanezca, como tampoco permanece ningún pensamiento ni sensación condicionada. Sólo la clara luz de la conciencia permanece, que es la misma en usted, en mí y en todos los demás. Aún cuando esto es evidente, la gente experimenta la imagen en el espejo, no el poder reflector de éste. Se pierden entre sus experiencias y tienen poca conciencia de aquel que experimenta.
El entendimiento de que todo lo condicionado es transitorio, sin embargo no quiere decir que no tiene valor relativo. La causalidad funciona creando mundos interiores y exteriores, y aun cuando nada permanece igual, hay continuidad. Nada, físico o mental, queda desde el tiempo en que uno es niño hasta la época en que uno es adulto, pero sin lo primero no existiría lo último. Un suceso condiciona el siguiente y cuando el cuerpo muere la base sensorial y el objeto de identificación de este flujo se pierden.
Rápidas o lentas, las muertes pueden parecer diferentes. Sin embargo, siempre ocurre el mismo proceso: primero, la conciencia se separa de la piel y otros órganos sensoriales externos y se dirige al canal central interno del cuerpo. Mientras la conciencia disminuye, se pierde control sobre la parte sólida y fluida del cuerpo, su calor y su aliento. Entonces, gradualmente, las energías de los centros de la cabeza y de la parte baja del cuerpo se encuentran en el centro del corazón mientras la mente tiene fuertes experiencias de claridad y gozo. Alrededor de 20 ó 30 minutos después de haber respirado por última vez, hay una oscuridad total, después de la cual aparece una luz muy clara en el centro del corazón. En ese momento, la gente tiene una oportunidad única. Si ha meditado mucho, si ha mantenido sus lazos budistas y ha sido honesta consigo mismo, hay una posibilidad de reconocer y mantener esta luz, y en efecto, iluminarse. Entonces, no hay separación entre espacio y conciencia adentro y afuera, y uno es ilimitado. Todas las limitaciones personales se han deshecho, y uno puede tener incontables renacimientos en incontables universos con muchos poderes para ayudar a los demás.
No obstante, en la mayoría de los casos, los seres quedan inconscientes porque la luz es demasiado fuerte. Esta condición de inconsciencia dura cerca de tres días y al despertar, la gente usualmente, ni sabe ni quiere saber que está muerta. Por cerca de una semana, la mente continúa llevando la vida cotidiana reciente. Uno va a los lugares y ve las personas que conoce, pero ellas no pueden verlo a uno. Causa mucha confusión que debido a la carencia de un cuerpo, uno puede aparecer inmediatamente en un lugar con sólo pensar en él.
Diez días después de la muerte, después de estar una semana en esa situación, uno finalmente reconoce que está muerto. Esta experiencia es tan fuerte que se produce nuevamente un desmayo y cuando la mente emerge de esta segunda fase de inconsciencia, el mundo habitual ha desaparecido y el subconsciente cobra vida. Las impresiones más profundamente guardadas aparecen y en un periodo no mayor de cinco semanas y media maduran en una estructura psicológica que expresa la más fuerte tendencia mental desarrollada durante nuestra última vida. Si es orgullo o celos, apego o furia, avaricia o confusión, colorea la mente y, al mismo tiempo, la acerca a seres y lugares que corresponden a su contenido. Entonces, las buenas acciones producen renacimientos placenteros en lugares favorables y las acciones nocivas traen el sufrimiento tan generalizado en buena parte del mundo actual.
Siempre ha sido así. La mente se mueve sin cesar después de la muerte hasta encontrar el lugar preciso. Entonces, se despierta y empieza a proyectarse otra vez, como ha sido desde tiempos sin principio. Esto produce tanto los incontables universos como los diversos estados mentales de los seres: la mente permanecerá apegada a lo que es realmente su juego libre hasta tanto se reconozca a sí misma como la luz clara ilimitada.
Supongo que la pregunta que obviamente salta a la mente es: ¿ Cómo sabe usted todo eso?
Lo sé por diferentes razones, tanto personales como generales. ¿Le doy algunos detalles? Bueno. Primero, pertenezco al grupo de personas que tiene pruebas independientes de recuerdos de sus vidas anteriores. Yo no estoy diciendo que fuera un ángel, pero si tuve buenos amigos, exquisitas mujeres y mucha diversión en mis vidas pasadas. Estuve combatiendo a los soldados chinos, para proteger a la población civil de Tíbet Oriental. Ya a la edad de 2 ó 3 años en Dinamarca durante la guerra, tenía sueños recurrentes, peleando contra soldados con caras redondas y protegiendo hombres en túnicas. Así es como interpreté los hábitos de los monjes que después vi. Yo nunca había visto montañas, pues no existen en Dinamarca, pero de todas maneras hacía dibujos detallados de las empinadas laderas rocosas. Mi propio Lama, Decimosexto Karmapa me llamaba Mahakala (un protector budista) y el "General del Dharma". Además, nací con algunos signos en mi cuerpo que se supone significan que anteriormente realicé funciones de protector. En 1986, durante un viaje secreto a Tíbet Oriental, cuando visitamos lugares a los que ningún hombre blanco había llegado antes, mi encantadora esposa Hannah y yo reconocimos lugares que conocíamos de nuestra vida anterior, como el pueblo en el que nuestro Lama principal, el Decimosexto Karmapa nació y donde debemos haber pasado algún tiempo con él. En Bután tuve experiencias similares. Entre otras cosas, debo haber ayudado a repeler los soldados mongoles durante una importante batalla en 1642. Realmente yo soy más un programa que una persona y a duras penas he tenido cosas privadas o complicadas en mi vida. Parece que me prometí muy seriamente manifestar ciertas actividades cuando estuviera en este mundo y parece que, felizmente, estoy cumpliendo con ellas. Proteger y desarrollar los seres en todos los niveles es algo que siempre está en mi mente.
En segundo lugar, hay otras razones, menos personales. Mucha gente ha venido a mi después de su muerte. Seres reales, espantos, fantasmas, espíritus o como sea que les llamemos en occidente. Aún cuando algunos aparecieron más temprano de lo que el Libro Tibetano de los Muertos describe, lo que sea que les pasó coincide completamente con esas enseñanzas.
También Hannah y yo hemos recibido muchas explicaciones de maestros vivientes de gran profundidad, como el Karmapa cuya decimoséptima reencarnación, Thaye Dorje, fue presentado al público en Nueva Delhi en marzo de1994. Su decimosexta reencarnación era muy visionaria. Por razones desconocidas, muy frecuentemente podía decir quién estaba saliendo de su casa y a qué hora regresaría. Siempre sabía qué estaba pensando la gente y podía reconocer reencarnaciones pasadas. El me confirmó como un protector del budismo y me dijo, después de que mi padre murió, que estaba en la Tierra Pura. Esa es una razón importante por la que siento que soy experto en la muerte y el renacimiento. El lugar en el cual esta certeza toca a miles es a través de cientos de cursos de phowa, en los que la gente aprende a morir conscientemente. He enseñado esta práctica desde 1987, principalmente en países occidentales y también en Singapur y Japón. Cerca de 20,000 personas han recibido el resultado pleno de esta práctica. En un seminario de meditación intensivo de cuatro o cinco días, el Buda de la Luz Ilimitada (Amitabha) bendice a los practicantes y éstos reciben signos exteriores, interiores y secretos, de su éxito, pruebas de que llegarán a la Tierra Pura después de la muerte. Los signos son muy convincentes. Uno obtiene una pequeña apertura en el cráneo, que produce un signo visible en la parte superior de la cabeza. Adicionalmente se producen experiencias fuertes de gozo y purificación y se llega a un entendimiento creciente de lo que realmente importa sobre la vida y la muerte. Hay consenso en que la vida después del phowa es diferente y mucho mejor. Un alto porcentaje experimenta que dejan su cuerpo, y muchos alcanzan momentos de enorme gozo. Hasta donde yo sé, esta meditación sólo existe en el budismo tibetano.
¿Cómo obtuvo la autoridad para hacer este tipo de trabajo?
Muchas condiciones se dieron simultáneamente y especialmente era el deseo del Karmapa, el primer lama reencarnado del Tíbet. Inicialmente, nos conectó con un Lama de un linaje muy cercano, un verdadero experto en el tema. Desde 1987, maestros muy importantes de nuestro linaje como Kunzig Sharmapa, Lopon Tsechu Rinpoche, Tenga Rinpoche y recientemente también el Decimoséptimo Karmapa, Thaye Dorje, me han pedido transmitir este conocimiento a todo aquel que quiera aprender: Los resultados han sido extraordinarios.
Fuente: http://budismo-sevilla.blogspot.com/2011/05/muerte-renacimiento-y-poder-del-phowa.html
Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤
Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤
Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤
Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Honrando la memoria de mi hijo: recordando su vida y su luz.❤
Perder a un hijo es una de las experiencias más dolorosas que una madre pueden enfrentar. Es un dolor desgarrador, que deja un vacío en el corazón que nunca se podrá llenar. Sin embargo, a pesar de esta gran pérdida, siempre habrá una forma de honrar su memoria y mantener vivo su legado.❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤
Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤
Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤
Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤
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