Honro tu memoria mi amado hijo Adrián. Eres amado siempre.
Cuando estamos en duelo, Navidad nos enfrenta a una multiplicidad de desafíos emocionales.
La pérdida reciente de un ser querido afectará notablemente nuestras ganas de celebrar como lo hacíamos cada año.
Fechas tan especiales como Navidad son un doloroso recordatorio de esta ausencia física por lo que procura ser paciente con tus emociones. Es usual que experimentes una intensa montaña rusa emocional en este día mientras que los recuerdos de aquellas Navidades en las que estaba tu ser querido vienen insistentemente a tu cabeza. Es que el dolor llega en oleadas…
Piensa en actividades que te resulten consoladoras y regocijantes para esta Navidad excluyendo aquellos rituales que aún pueden causarte dolor y tristeza. Nada está escrito en piedra, sólo tú sabes lo que es mejor para esta etapa emocionalmente exigente en tu vida.
Para muchos dolientes la religión se puede convertir en un refugio de paz tras la pérdida de su ser querido por lo que fechas tan especiales como Navidad son una oportunidad para reflexionar y reforzar tu sistema de creencias.
No hay una forma correcta o incorrecta de celebrar las fiestas navideñas luego de que hemos perdido a un ser querido.
No debes vivir estos momentos tan significativos como si nada hubiera pasado, permítete sentirte triste o llorar cuando así lo desees porque ocultar esta pena te provocará mayor daño.
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