Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤

jueves, 15 de noviembre de 2018

Las personas reaccionamos igual ante el duelo?

Adrián, Adrián hijo mio eres amado.


A lo largo de nuestra existencia todos nos tenemos que enfrentar a diversas situaciones de duelo. Hay personas que afrontan más pérdidas que otras porque hay situaciones que escapan a nuestro control. Sin embargo, el modo en que afrontamos estos duelos varía en función de cada una. Existen personas que desarrollan mayor conciencia y familiaridad con el proceso de duelo diario. Interiorizan que cada cosa es un don, que todo es vulnerable y que todo lo podemos perder en cualquier momento. Este tipo de personas aprecian más lo que viven, son personas para las que las separaciones son menos traumáticas.
Sin embargo, en los países del Norte recibimos mensajes contrarios. Los influjos que recibimos son lo de una sociedad que niega el dolor, las pérdidas y que está obsesionada con el éxito.
Sin duda, la cultura del materialismo, del hedonismo, de la relativización de los valores son obstáculos que impiden ir al corazón de la vida, a la sustancia. Uno cree que lo externo es lo esencial y lo interno es lo secundario. Después de una situación de pérdida, un conflicto, un fracaso hay personas que caen derrumbadas porque a pesar de que externamente lo tenían todo para ser felices, les faltaba la fortaleza interior que les permitía enfrentarse con sus fracasos y pérdidas.

P. Arnaldo Pangrazzi

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