POR QUÉ PLANEAMOS DESAFÍOS
Las dificultades de la vida existen para que podamos experimentar quiénes no somos, antes
de recordar quiénes somos realmente. Es decir, en nuestra vida terrenal exploramos los sonidos
discordantes antes de recrear las sinfonías de nuestro Hogar.
Este patrón me quedó claro
mientras llevaba a cabo la investigación para este libro. Yo llamo a esos programas de vida
"planes de aprendizaje a través de los opuestos".
Por ejemplo, un alma profundamente compasiva que desea llegar a conocer en profundidad
la compasión puede elegir encarnarse en una familia disfuncional. Al ser tratada sin compasión,
llegará a apreciar la compasión más profundamente. La ausencia de algo es lo que mejor nos
enseña su valor y su significado. La falta de compasión en el mundo exterior la obligará a
dirigirse al interior, donde recordará su propia compasión. El contraste entre la falta de
compasión en el mundo físico y su compasión interna le proporcionará una comprensión más
profunda de la compasión y, por tanto, de sí misma.
Desde la perspectiva del alma, el dolor
inherente a este proceso de aprendizaje es temporal y breve, pero la sabiduría que resulta del
mismo es, literalmente, eterna.
El aprendizaje a través de los opuestos está presente en cada
relato de este libro.
Recordar quiénes somos realmente (almas majestuosas, trascendentes y eternas) es un
modo de superar los desafíos de nuestra vida. Por ejemplo, una persona que se identifica con
su cuerpo sentirá una enorme angustia si éste resulta gravemente dañado. Otra persona cuyo
cuerpo soporte el mismo daño, pero que se identifique con el alma, experimentará un sufrimiento
mucho menor. Ya que nuestras dificultades provocan que recordemos que somos almas, el
mismo suceso que inicialmente nos causó sufrimiento puede, al final, aliviarlo. Cambiar el
concepto de uno mismo, dejar de pensar que somos sólo nuestro cuerpo-personalidad, y
comenzar a creer que somos almas, quizá no reducirá el dolor, pero aliviará el sufrimiento. Ese
despertar es el propósito y uno de los profundos beneficios de los desafíos de nuestra vida.
El
despertar revitaliza nuestra pasión por la vida, la misma que sentimos antes de reencarnamos.
Es, sencillamente, un motivo de celebración.
Cuando despertamos o respondemos positivamente a nuestros retos y obstáculos, trazamos
un "camino energético" que hace que para otros sea más fácil sobrellevar los suyos, y sanarse
gracias a ellos. Esta idea se basa en la premisa de que todos estamos energéticamente
conectados, y que nos vemos afectados por los demás. Los relatos incluidos en este libro indican
que cada uno de nosotros puede provocar un impacto mucho mayor de lo que imaginamos.
Nuestra capacidad para afectar al mundo de una forma tan contundente es una oportunidad
maravillosa y al mismo tiempo una enorme responsabilidad.
Cada uno de nosotros es una semilla que fue sembrada en la vibración de nuestro mundo
actual. Cuando elevamos nuestras propias frecuencias por el crecimiento que nos provocan los
acontecimientos de la vida, elevamos la frecuencia del mundo desde el interior. Como una gota de
tinte añadida a un vaso de agua, cada persona altera el color por completo. Cuando creamos
sensaciones de alegría, incluso si lo hacemos mientras vivimos solos en la cima de una montaña,
emitimos una frecuencia que hace que, para los demás, resulte más fácil estar alegre. Cuando
creamos sensaciones de paz, irradiamos una energía que ayuda a que terminen las guerras.
Cuando amamos, hacemos que amar sea más sencillo para los demás, tanto para los que
conocemos como para aquellos que nunca llegarán a saber de nosotros. Quienes somos es, por
tanto, algo mucho más importante que cualquier cosa que vayamos a hacer nunca.
En el capítulo 7 conocerás a Christina y a su espíritu guía, Cassandra. Cassandra dijo esto
sobre el camino energético:
Cuando aceptamos un acontecimiento vital concreto, recibimos la energía curativa de
aquellos que han hecho ese viaje antes. El sendero de luz está pavimentado con una compasión
y un amor sanador que eleva la frecuencia de la persona que camina por él [tras nosotros].
Aprender y sanar por un acontecimiento vital concreto eleva el campo aúrico de aquellos
que han sobrevivido a él. Otros, en su presencia, sabrán que tienen algo que los llena de
esperanza y fe. La experiencia no tiene por qué ser la misma.
La frecuencia sanadora puede
empujar al alma hacia delante, pero el alma receptora debe estar preparada para hacerlo.
Incluso si la forma física [del receptor] no cambia o "sana" según los estándares de la Tierra, el
alma asciende.
El sufrimiento es un regalo de proporciones inmensas, tanto para el alma, como para
los demás elegidos a los que se les permite ayudarle en su viaje de sanción. El lenguaje del
sufrimiento es una frecuencia en sí misma. Está en los ojos, en los corazones y en la mente de
los que están en ella.
Es profundo y mundano al mismo tiempo. Míralo, créelo, e imparte amor y
compasión a aquellos que los necesitan. Los pequeños actos de consciencia y amabilidad hacen
que la sanación sea posible. Los pensamientos de belleza y gracia pueden ser proyectados y
percibidos incluso a distancia por aquellos a los que pueden beneficiar.
Del mismo modo que nuestro impacto energético se extiende a través de esta dimensión, lo
hace también en otras dimensiones. Verás referencias a las dimensiones "superior" e "inferior".
Superior no significa que sea mejor, e inferior no implica que sea peor. Estos términos se
refieren solamente a la frecuencia. Las dimensiones superiores vibran a frecuencias más
rápidas que la nuestra, y por tanto no son físicas, pero solapan e incorporan dimensiones
inferiores.
En resumen, todo es uno. Por esto, nuestras frecuencias individuales, ya sean de
amor o de miedo, fluyen constantemente hacia el exterior, afectando por igual a los seres
espirituales como a otras personas que pueden estar en cualquier parte, incluso lejos de
nosotros.
Cuando leas los relatos, es aconsejable que tengas en mente las limitaciones que el
lenguaje tiene a la hora de explicar algunos conceptos. Por ejemplo, a veces diré que la gente
"viene del" reino espiritual cuando se encarna, y que "vuelve a" ese reino después de la muerte
del cuerpo. Estas palabras y otras parecidas indican un cambio en la percepción, no en el lugar.
No intentan plantean una separación entre las dimensiones.
La encarnación no nos aparta
literalmente de nuestro Hogar eterno; en lugar de ello, sencillamente limita nuestra capacidad
para ver la parte intangible del mismo. La muerte, es la disolución del velo que nos oculta el reino
espiritual.
Los conceptos de unidad y separación son importantes para poder comprender
completamente por qué elegimos experimentar dificultades en nuestra vida. Cuando estamos en
espíritu, tenemos una conciencia continua de nuestro enlace inseparable con todos los demás
seres.
Sabemos que somos uno con los demás y, por supuesto, con la totalidad de la creación. La
compasión incondicional y la empatía forman parte de nuestra naturaleza. Aunque tenemos
identidades individuales, no nos percibimos separados del resto de individuos. Este concepto
fundamental resulta paradójico para el cerebro humano que, por su propia estructura, percibe la
ilusión de separación. Cuando, como almas, proyectamos una parte de nuestra energía en los
cuerpos físicos, intencionadamente centramos nuestra atención en el cuerpo, bloqueando de ese
modo la percepción de la unidad. Ser capaces de estrechar nuestra percepción nos permite
planear vidas en las que interpretamos papeles predefinidos, y por lo tanto proporcionando
vivencias y retos a otros. Esperamos poder responder a esos retos con amor. Si somos capaces
de hacerlo, después de la vida física volveremos al espíritu con una comprensión más profunda
de la compasión, de la empatía, y de la unidad que temporalmente habíamos ocultado a nuestra
propia consciencia.
Como indican los relatos, planeamos las dificultades de nuestra vida para alcanzar objetivos
concretos.
El objetivo común es la sanación; concretamente la sanación de las energías
"negativas" que han quedado sin resolver en vidas pasadas.
Digamos, por ejemplo, que una persona estuvo consumida por el miedo durante una
encarnación. Al final de esa vida, el individuo puede conservar restos de la energía del miedo,
especialmente si la persona murió mientras experimentaba un gran miedo. La energía de baja
frecuencia del miedo no se puede transportar totalmente a la frecuencia superior del reino
espiritual donde reside el alma, aunque un residuo energético sí podría cruzar. El individuo siente
esta energía y planea una nueva vida en la que se sanará a través de la expresión del amor.
También planeamos actitudes para equilibrar el karma. El karma a veces se conceptualiza
como una deuda cósmica, pero también puede ser descrito como una energía desequilibrada con
otro individuo. Generalmente tenemos karma con miembros de nuestro grupo de almas: otros en
la misma fase evolutiva con quienes hemos compartido muchas vidas. En esas vidas pasadas,
hemos interpretado los papeles de marido, esposa, hija, hijo, hermano, hermana, madre, padre,
amigo íntimo, y enemigo mortal con las mismas almas. Recuerdo el relato real de un padre que
estaba leyendo un cuento antes de dormir a su hija pequeña. Cuando terminó, ella sonrió y dijo,
"Papá, ¿te acuerdas de cuando eras mi hijo, y yo era tu mamá, y te leía cuentos antes de dormir?".
Un alma del grupo podría, por ejemplo, haber tenido una encarnación en la que hubiera
pasado muchos años cuidando de alguien físicamente enfermo.
Si el alma que interpretó el
papel de cuidador planea después una vida en la que tenga el desafío de la enfermedad, el alma
que recibió los cuidados podría buscar equilibrar aquel intercambio energético ofreciéndose a
cuidarlo. En cuerpo, sin embargo, ninguna de las almas recordará el plan. La que eligió ser el
cuidador podría sentirse abrumada por la necesidad de hacerse cargo de otra persona, quizá
incluso podría verlo como un castigo por sus malos actos en una vida pasada. En realidad, sin
embargo, no es un castigo; sólo es un deseo de equilibrar el karma. Del mismo modo que hemos
ideado nosotros los papeles que interpretamos, tampoco somos víctimas. No hay nadie a quien
culpar; de hecho, no hay culpa.
El universo no nos castiga haciendo que nos ocurran cosas
"malas". Como la gravedad, el karma es una ley neutral e impersonal. Si tropezamos y caemos,
no culpamos a la gravedad ni nos sentimos victimas o castigados por ella. Cuando nos damos
cuenta de que el karma opera del mismo modo, los sentimientos de culpa, victimización y castigo
respecto a los desafíos vitales se disipan, y entonces comprendemos lo que habíamos esperado
aprender, y valoramos de un nuevo modo los desafíos que expanden nuestras almas.
Comprender el karma nos ayuda a ir más allá de nuestros prejuicios, concretamente en lo
que se refiere a aquellos que han experimentado grandes traumas o percances como la adicción
a las drogas, o la indigencia. Generalmente, estos individuos están viviendo sus encarnaciones y
equilibrando las energías de sus vidas pasadas tal y como lo habían planeado. Sus vidas, que
muchas veces son etiquetadas como "fracasos" desde el punto de vista de la personalidad, a
menudo son éxitos rotundos desde la perspectiva del alma.
La mayor parte de las almas planean estas dificultades vitales para que sean de utilidad a
otros. Este deseo es un aspecto fundamental de nuestra verdadera naturaleza como almas eternas.
Cuando estamos en espíritu y somos conscientes de nuestra unidad con los demás, vemos
el servicio como un propósito básico de la vida, y las oportunidades para servir como enormes
bendiciones. Ya que son almas que están equilibrando su karma, muchos de aquellos que
parecen llevar vidas difíciles están, realmente, realizando actos de servicio. Un alma podría
planear, por ejemplo, experimentar el alcoholismo para que otros puedan expresar compasión, y
así conocerse mejor a sí mismos. Los alcohólicos y otros que nos facilitan las experiencias que
buscamos, tienen que soportar algunas de las críticas más duras de la sociedad. ¡Ojalá más
gente supiera esto!
Un trabajador de la luz es alguien cuyo plan de vida está especialmente orientado al
servicio. En general, el término se aplica a cualquiera que esté decidido a ayudar a los demás.
Aunque no es necesario haber planeado grandes retos para ser un trabajador de la luz, muchos
lo han hecho precisamente con la intención de superar esas dificultades para el beneficio de toda
la sociedad.
Este tipo de trazado vital no es mejor (ni peor) que cualquier otro. De hecho, dado
el enorme número de reencarnaciones que cada uno de nosotros planeamos, muchos
interpretarán este papel en algún momento.
Naturalmente, planeamos las dificultades de la vida, en parte, para nuestro propio
crecimiento personal. Como almas, aprendemos mucho entre las encarnaciones, pero
asimilamos las lecciones más profundamente en el plano físico. Aprender mientras estamos en
espíritu es similar a un trabajo de clase; la vida en la Tierra es el campo de estudio en el que
aplicamos, probamos, y perfeccionamos ese conocimiento.
Es una poderosa experiencia para
el alma.
Finalmente, a pesar de las vivencias concretas que contengan, todos los programas vitales
que he examinado estaban basados en el amor. Cada alma estaba motivada por un deseo de
dar y recibir amor, libre e incondicionalmente, incluso en aquellos casos en los que el alma había
acordado interpretar un papel "negativo" para estimular el crecimiento de otro individuo. Muchas
almas estaban motivadas también por un deseo de recordar el propio amor.
Literalmente, somos
amor. Baso esta afirmación no sólo en mi investigación, sino también en mi experiencia personal
directa: la revelación de mi alma que describí en el prefacio.
Las dificultades vitales nos dan la
oportunidad de expresar amor, y de este modo conocernos más profundamente a nosotros
mismos como amor, en todas sus muchas facetas: empatía, perdón, paciencia, aceptación, valor,
equilibrio, y confianza. Nuestra experiencia terrenal como amor también toma la forma de
comprensión, serenidad, fe, gratitud y humildad, entre otras virtudes.
El amor es el tema principal
de la planificación prenatal y, por tanto, el tema principal de este libro.
Al entrar en el plano físico, somos un amor que se oculta temporalmente a sí mismo.
Cuando recordamos quienes somos realmente, nuestra luz interior, nuestro amor, brilla para
que todos lo vean.
Yo creo que ésa es la razón por la que estamos aquí.
El Plan de tu Alma, Robert Schwartz,
Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤
Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤
Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤
Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Honrando la memoria de mi hijo: recordando su vida y su luz.❤
Perder a un hijo es una de las experiencias más dolorosas que una madre pueden enfrentar. Es un dolor desgarrador, que deja un vacío en el corazón que nunca se podrá llenar. Sin embargo, a pesar de esta gran pérdida, siempre habrá una forma de honrar su memoria y mantener vivo su legado.❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤
Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤
Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤
Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤
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