En un hombre que cae o tropieza en el camino,
A menos que hayas caminado con sus zapatos o soportado su carga.
El zapato bien puede esconder de la vista, un clavo que cause dolor,
O la carga que él soporta, puesta en tus espaldas, bien puede hacerte tropezar también.
No desprecies al hombre que hoy está caído
A menos que hayas sentido el revés que ocasionó su caída
O que hayas sentido lo mismo que sólo los caídos conocen.
Tú puedes ser fuerte, pero si te enfrentaras con lo mismo que lo hizo caer
En la misma forma y en el mismo lugar,
Podría causar que tú también te tambalearas.
No seas severo con el hombre que se equivoca
Ni lo apedrees con palabras o con rocas
A menos que estés seguro, sí, absolutamente seguro
De que tú nunca te has equivocado.
Entiende que si acaso la voz del genio
Te murmurara con la misma suavidad
Con que le habló a ese hombre cuando se perdió
Te haría tambalear a ti también.
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