Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤ Honrando la memoria de mi hijo: recordando su vida y su luz.❤ Perder a un hijo es una de las experiencias más dolorosas que una madre pueden enfrentar. Es un dolor desgarrador, que deja un vacío en el corazón que nunca se podrá llenar. Sin embargo, a pesar de esta gran pérdida, siempre habrá una forma de honrar su memoria y mantener vivo su legado.❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤

lunes, 19 de marzo de 2018

EL PLAN DE TU ALMA.. Cap. 6.- Muerte de un Ser Querido.



Autor: Robert Schwartz.

La pérdida de, no sólo una, sino dos personas importantes en la vida de Valerie, ambos inesperadamente y a una edad relativamente temprana, parecía indicar que estas muertes eran parte de su plan prenatal. De ser así, ¿por qué eligió Valerie experimentar dos pérdidas tan importantes? ¿Y por qué una de ellas fue la de su único hijo?
EL RELATO DE VALERIE.
—Lo hacía todo con él —me contó Valerie sobre Dustin, su hijo de su primer marido. Después se divorció y se volvió a casar—. Estábamos juntos en los Guías Indios’, jugábamos al béisbol y al baloncesto. Recuerdo una vez, siendo pequeño, en la que fuimos a un entrenamiento del equipo de béisbol. Llegamos hasta el campo. Cuando salimos del coche, vio a los pequeños Mickey Mande’ corriendo y golpeando bolas como locos, ¡bam! Todos eran muy buenos. Dustin y yo caminamos hacia la verja. Nos quedamos allí, mirando. Dustin ni siquiera se había puesto nunca un guante. Dijo, “Vale, mamá. Quiero intentarlo”. Entró allí corriendo, sin conocer a nadie, con todos esos chicos que parecían Mickey Mantle. ¡Nunca me sentí más orgullosa de él! Tenía valor. Para mí, ésa era la esencia de Dustin.
Para Valerie, los otros dos rasgos más destacados de Dustin eran su intelecto y su inconformidad. Su inteligencia brillaba en su trabajo con los ordenadores y los coches; una vez, incluso, ensambló un motor de automóvil entero él solo. Su inconformidad era evidente en el modo en el que constantemente cuestionaba al mundo.
—Es como si siempre conociera un modo mejor —observó Valerie—. Tuvo encontronazos muy fuertes con la sociedad debido a la falta de sentido común en el modo en el que están organizadas las cosas.
Valerie nunca supo cuántos amigos había tenido Dustin hasta que más de doscientos cincuenta acudieron a su velatorio.
—Empezaron a llegar uno a uno —recordó—. Judah vino y me dijo, “Tu hijo fue una de las personas más brillantes que nunca he conocido”. Todos venían y me decían lo mismo. Todos sus compañeros lo valoraban.
Una semana antes de la muerte de Dustin, Valerie estaba sentada en silencio junto a la ventana de su sala de estar, con las luces apagadas, mientras una suave lluvia caía en el exterior. Dustin se acercó y se sentó junto a ella. Cuando extendió la mano para encender una lámpara, Valerie le dijo, “No, Dust. Me gusta la luz natural. La luz natural es buena”. Juntos, en silencio, observaron cómo las gotas resbalaban por el cristal de la ventana.
Dustin tenía diecinueve años cuando murió. Había llegado a casa el viernes por la noche, y entró en la habitación de Valerie, donde charlaron un poco y después se dieron las buenas noches. “Te quiero”, le dijo Valerie. “Yo también te quiero”, contestó Dustin. Para sorpresa de Valerie, Dustin dejó que lo besara; generalmente no era una persona demasiado emotiva.
Por la mañana, Valerie cruzó el lago Pontchartrain de camino hacia Nueva Orleans. Al volver a casa por la noche, mientras conducía por la autopista de nuevo sobre el agua:
—Miré a mi izquierda y vi un maravilloso atardecer con nubes rosas —recordó—. A veces me pregunto si no fue aquel exactamente el momento en el que murió Dustin.
Cuando Valerie llegó a casa, su perra, Tessie, llegó corriendo para recibirla, como siempre hacía.
—Hola Tessie, ¿qué tal? —le preguntó, acariciándole la cabeza.
La casa estaba en silencio; Valerie pensó que Dustin habría salido.
—Abrí la puerta de la habitación de Dustin. Estaba sobre su cama, con los pies en el suelo, como si se hubiera caído hacia atrás. Tenía los brazos en los costados, y la cabeza girada a la derecha. Cuando eres madre, desde que tienes a tu hijo (sin importar la edad que tenga), siempre vas a su habitación a comprobar que sigue respirando. Es algo típico en las madres. Fui hasta él, iy no estaba respirando! Dije, “Oye, Dust”. No me respondió. Grité más. “iDust”. No me respondió. Seguí gritando cada vez más fuerte, hasta que mi voz resonó en la habitación. Cogí a la perra y la puse junto a Dustin para ver qué hacía. Ni siquiera lo miró. Para ella, él no estaba allí. Corrí hasta la sala de estar, diciéndome a mí misma, “¡Dios, no! ¡Esto no puede estar pasando! ¡Esto es una pesadilla! ¡No es real!”. Pensé que si lo decía con mucha fuerza…
Justo entonces Valerie vio las luces del coche de su marido en el camino de entrada. “iDustin no respira!”, gritó desde la puerta. Su marido corrió al interior y le suministró primeros auxilios. “¡Vamos, Dustin! ¡Vamos, chico!”, gritaba mientras golpeaba el pecho de Dustin. Entre tanto, Valerie llamó al 911, y después corrió al exterior para esperar a la ambulancia.
Cuando llegaron los paramédicos, a Valerie le parecía que se movían a cámara lenta. Los empujó al interior de la casa, gritando, “iDe prisa, de prisa!”.
No mucho después los paramédicos dijeron a Valerie que Dustin estaba muerto. La causa de la muerte, dijeron, había sido una sobredosis accidental.
—Dustin acababa de terminar los exámenes en la universidad, y estaba contento —dijo Valerie, con tristeza—. Había conseguido buenas notas. Había salido a celebrarlo. Acababa de escribirme una hermosa carta para el día de la Madre, diciéndome lo mucho que me quería. Él nunca me había escrito nada así. No puedes imaginarte lo que es tener a tu hijo aquí un día, y que de repente todo haya desaparecido.
El día del velatorio de Dustin, Vicki, la hermana de Valerie, fue a su casa, tenía algo importante que decirle.
—Me dijo, “Valerie, Dustin vino a verme anoche. Nunca había sentido tanta alegría y felicidad. Era brillante. Era luz. Y dijo, «Tía Vicki, dile a mi madre que soy luz natural». Lo siento, Valerie. No sé lo que significa”.
~¡Estaba tan feliz! —exclamó Valerie—. Aquel era el modo de Dustin de confirmarme, a través de la persona en la que más confiaba del mundo, que estaba vivo y bien.
Dos noches después, Valerie se despertó repentinamente de un sueño profundo.
—En el momento en el que me desperté, me levanté —dijo—. No fue mi cuerpo el que se levantó; fui yo. En el momento en el que me levanté, sentí la esencia de mi hijo. El tiempo dejó de existir. Lo sabía todo a la vez. Había energía. ¡Fue lo más poderoso que he sentido nunca! Yo era él, y él era yo, y en esos breves momentos lo supe todo sobre mi hijo. Estaba feliz. Yo lo sabía. Podía sentirlo.
La muerte de Dustin fue la segunda pérdida devastadora en la vida de Valerie.
Doce años antes, Valerie había estado trabajando como camarera mientras asistía a la universidad. Un día, al terminar las clases, decidió visitar a Brad, el marido de su prima Lorraine, que trabajaba cerca de la universidad. Aquel día también había ido a visitarlo un amigo, D. C. Brad los presentó.
Más tarde, Brad llamó a Valerie para decirle que D.C. y él habían planeado ir a un casino un par de días después. ¿Quería ir con ellos? “Claro, será genial”, le dijo a Brad. Cuando llegó la noche señalada y sonó el timbre de la puerta, Valerie abrió y encontró a D.C. allí. Aunque D.C. lo negó, Brad no había acudido (por petición de D.C.) para que ellos pudieran estar solos.
Valerie y D.C. comenzaron a enamorarse esa misma noche.
—Parecía que lo conocía de siempre —dijo Valerie, con nostalgia. Su afecto creció rápidamente—. Cada minuto que pasábamos juntos era romántico. Nuestra relación vivía el momento porque no sabíamos cuándo tendría que marcharse.
D.C. era submarinista y trabajaba en el mantenimiento de las tuberías de las plataformas petrolíferas. El trabajo era peligroso y físicamente agotador, por lo que la mayoría de los sub- marinistas no continuaban con ese tipo de trabajo después de los cuarenta años. Frecuentemente, no sabían cuándo recibirían su próximo encargo.
—Tienes que planear tu vida alrededor del hecho de que esos hombres pueden irse una semana, o dos meses, sin previo aviso —dijo Valerie—. Empezamos a salir el veintiocho de septiembre. El diecisiete de febrero, me pidió matrimonio. Estábamos en mi apartamento, sentados en la cama, hablando. Fuera, en un árbol, había un cardenal. D.C. dijo, “Siempre van en parejas. Espera un minuto, y verás llegar a su compañera”. Y lo hizo. Entonces, con toda tranquilidad me dijo, “¿Cuándo vas a casarte conmigo?”. Yo le contesté, “¡Cuando tú quieras!”. ¡Fue muy emocionante!
No había pasado ni una hora desde la proposición de matrimonio, cuando D.C. recibió un encargo de trabajo. Valerie y él condujeron por el puente elevado hasta su apartamento, donde él preparó su equipo.
Johnny, su compañero y amigo, lo recogió en su coche.
—Puedo verlo como si hubiera sido ayer —dijo Valerie—. Yo me quedé en la calle, y le dije adiós con la mano. Y ésa fue la última vez que lo vi.
Dos días después, mientras Valerie estaba sirviendo mesas en el restaurante, levantó la mirada y vio a Brad y a Lorraine. La llevaron a la bodega.
—Valerie, ha ocurrido un terrible accidente —le dijo Brad—. D.C. ha muerto.
—¡No, no puede estar muerto! —gritó Valerie— ¡Acaba de pedirme que me case con él!
Lorraine y Brad, que no sabían nada sobre el compromiso, se miraron con incredulidad.
Al día siguiente Valerie recibió una carta de la compañía de submarinismo:
Aproximadamente a las 14:00, el submarinista primero Dave Copeland bajó a una profundidad de 90 metros. Por el altavoz declaró su deseo de subir. La carta afirmaba que se habían escuchado una serie de gruñidos, y que enviaron a Johnny a investigar. Cuando llegó, D.C. lo miró a los ojos un instante, y después lo apartó. Johnny dijo más tarde que, en ese momento, supo que D.C. iba a morir. Entonces, D.C. se quitó el casco.
—No se suicidó —explicó Valerie—. Llevaba quince años buceando, y era un profesional. Sabía que algo iba muy mal.
Valerie aun no estaba segura de lo que pasó. Sabía que una semana antes D.C. y Johnny habían estado viendo un partido de futbol en casa de Brad.
—Cuando D.C. llegó esa noche —recordó Valerie— tenía un bulto enorme en la frente. Le pregunté, “¿Qué te ha pasado?”. Me contestó, “Me alegro mucho de verte. Estaba dándole las gracias a Brad, y sin querer nos golpeamos las cabezas”, irónicamente pensé que le había dado las gracias por habernos presentado y porque estaba muy enamorado de mí.
Sufrió una fractura de cráneo o una contusión que le provocó una increíble presión cuando bajó allí.
El dolor de la muerte de D.C. fue tan abrumador que, durante un corto espacio de tiempo, Valerie se refugió en el alcohol para anestesiarse. Tardó dos años en volver a sentirse bien.
—Un día —añadió Valerie—, estábamos sentados en el sofá, me miró y dijo, “Siento haber tardado tanto en encontrarte. Te prometo que la próxima vez no tardaré tanto”. No le pregunté por qué había dicho eso. Él fue mi verdadero amor. No es algo fácil de encontrar. Había perdido mi futuro, o eso me parecía.
LA SESIÓN DE VALERIE CON DEB DEBARI.
La conversación con Valerie me conmovió profundamente. Se había enfrentado a dos muertes muy dolorosas con serenidad y fortaleza, y estaba dispuesta a hablar de esas muertes con la esperanza de que ello pudiera proporcionar consuelo y significado a otros.
En esa búsqueda de significado, y dado que la pérdida de un ser querido es una experiencia universal, pedí a Valerie, y ella aceptó amablemente, que me permitiera explorar su planificación prenatal con tres médiums. Una de ellas era Deb DeBari. Deb había proporcionado lecturas a varias personas que habían compartido sus historias conmigo. Yo sabía que era sensible, intuitiva, y totalmente exacta. Sabía, por esas sesiones, que era capaz de hablar con los seres queridos “fallecidos”. También escucha a sus espíritus guías con total claridad. Ellos trabajan mano a mano con Deb para proporcionar a quienes acuden a consultarle sabiduría e información sobre los reinos físico y espiritual.
Cuando comenzó la sesión, D.C. se puso en contacto con Deb inmediatamente. Aunque había oído a Deb hablar con seres en espíritu, de nuevo me sorprendió su facilidad para hacerlo.
—Yo no soy su ex —dijo D.C. a Deb, que nos repitió sus palabras—. Aun la considero mi prometida.
Fue una nota dulce para comenzar.
—Sabía que mi vida no iba a ser larga —continuó D.C.—. Sabía que no iba a llegar a anciano. Antes del accidente de submarinismo había recibido algunas llamadas de atención.
—Me está enseñando un contrato —explico Deb, refiriéndose a los acuerdos prenatales con otras almas—. Este accidente fue planeado en el otro lado. Esta mostrándome una moto. ¿Conducía una moto?
—Sí —confirmó Valerie.
—Recibió algunos avisos con ella —dijo Deb—. Si eso no se lo llevaba, sería otra cosa.
—¿Qué pasó en realidad? —preguntó Valerie, con cierta urgencia. Llevaba mucho tiempo preguntándose sobre la muerte de D.C.
—Sentía que mi cerebro iba a explotar —contestó D.C.—. Es el peor tipo de muerte que existe. Tuve que detenerlo —D.C. confirmaría lo que su amigo Johnny había contado a Valerie: sabía que iba a morir, e hizo que su vida terminara rápidamente.
—¿Cuál es la lección? —le preguntó Valerie.
—Muchas —respondió D.C.—. Yo era muy temerario. En cierto sentido, no tenía respeto por la vida. Puse mi vida en peligro innecesariamente. Gran parte de ese problema lo arrastraba de vidas pasadas. Había vivido muchas vidas como soldado. Tuve que poner mi vida en peligro muchas veces por causas en las que no creía. También he aprendido a apreciar el amor. Aprendí mucho, y sigo contigo, a tu alrededor. No voy a volver [a reencarnarme de nuevo) pronto. Hay ciertas lecciones que quiero aprender antes de volver. Quiero estar mejor preparado. Quiero conocer mi desafío. Esta [última] vez, no lo conocía.
D.C. estaba refiriéndose a la amnesia que todos experimentamos cuando entramos en el plano terrenal. Como seres eternos, somos conscientes de los propósitos de nuestras vidas antes de encarnarnos. Cuando nacemos y cruzamos el velo entre lo físico y lo espiritual, olvidamos (en algunos casos permanentemente, en otros temporalmente) las razones por las que estamos aquí. Las situaciones que la vida nos pone por delante, con frecuencia nos sirven para recordarnos nuestro propósito.
— Quiero que sepas que aun te quiero —le dijo D.C. a Valerie.
—Yo también te quiero —le contestó Valerie.
—No quiero que creas que te dejé porque no te quería —añadió D.C.—. Te dejé porque te quiero. No quiero usar el verbo en pasado. Aun lo hago.
—¿Por qué es tan difícil? —preguntó Valerie, suavemente— ¿Por qué no podemos hacerlo todo en el otro lado?
—En el otro lado —explicó Deb—, no experimentamos emociones negativas, tal como hacemos aquí. Las emociones negativas son… no quiero decir que no se nos permiten, pero no las sentimos del mismo modo en el que lo hacemos aquí.
Deb estaba hablando de la ausencia de dualidad y opuestos en el reino espiritual. En espíritu y en la Tierra podemos experimentarnos como paz, alegría y amor, pero sólo a través de la encarnación podemos comprender realmente sentimientos de “vibración inferior” como la ira y el odio. Con esa experiencia, por dolorosa que pueda ser, nace en nosotros el conocimiento de nuestro verdadero ser.
En ese momento D.C. retrocedió, y Dustin se apareció a Deb.
—D.C. desaparece, pero se queda cerca —nos dice Deb—. Quiere dar energía a Dustin.
—Yo no era feliz —dijo Dustin a Valerie—. No sabía lo que quería hacer. Estropeaba una montaña de cosas que luego no podía arreglar. No fue un suicidio. Fue un accidente. Estaba en camino para hacer que eso ocurriera. Era adicto a las drogas. Algunas personas pueden probar las drogas una vez, y estar bien. Yo no era una de ellas. Intenté escondértelo. Intenté mantener cierta normalidad pero, en mi interior, estaba rabioso. Luché contra esa ira, pero no pensaba con claridad. Iba por la vida a ciegas. No podía confiar en nadie. Debido a esta carencia de confianza tomé decisiones equivocadas. Lo siento. No quería decepcionarte.
—Lo sé —dijo Valerie, cariñosamente—. No estoy decepcionada contigo.
—Ésa fue mi segunda oportunidad —explicó Dustin—. Un par de meses antes estuve cerca de la sobredosis.
Pregunté a Dustin si Valerie y él habían acordado antes de nacer el momento de su muerte.
—Moriría antes de los veinticinco —contestó Dustin—. Tenía desde los quince (esos diez años) para elegir mi muerte. Mi contrato decía que, si vivía más allá de los veinticinco años, me quedaría. La elección era mía.
—Pero esa elección se hizo en el nivel del alma, no al nivel de la personalidad, ¿no? — pregunté.
—A nivel del alma —confirmó Dustin.
—¿Qué estábamos intentando compensar? —preguntó Valerie— ¿Ésa era mi lección?
—Fue una lección mutua —dijo Deb.
Una imagen de una de las vidas pasadas de Valerie llegó en ese momento a la mente de Deb:
—En una vida pasada, Valerie fue hija [de Dustin], y murió pronto. Fue un accidente, se cayó de un caballo. Valerie, tú estabas limpiando el terreno, labrando. Era la época de los pioneros. La ropa parece de aquellos tiempos. Dustin se quedó desolado.
Pregunté a Deb cómo se había beneficiado Valerie al dar la vuelta a esa experiencia en su vida actual.
—Estoy escuchando [de mis espíritus guía]: “Ella está en estado de gracia” —dijo Deb—, lo que significa que ha ascendido espiritualmente. A menudo, eso mitiga las lecciones, o las hace mucho más fáciles. Se ha producido un gran crecimiento.
La explicación del estado de gracia reflejaba mi propia opinión. En el trascurso de mi exploración de los distintos planes vitales, había llegado a comprender una definición de la gracia como el hecho de completar el karma o las “lecciones” planeadas. En el caso de Valerie, la repentina e inesperada muerte de su único hijo había tenido un impacto tan profundo en ella que otras lecciones de su programa de vida podrían haber sido innecesarias. Pensé las opciones que la médium Staci Wells ve en los tableros de vida de la gente en sus sesiones de planificación pre- natal. Sin duda, el tablero de vida de Valerie tenía sus propios puntos opcionales: si Valerie aprende de la muerte de su hijo, entonces “ocurre tal cosa. Si no lo hace, aquella otra”.
Pero, ¿cuál fue el “enorme crecimiento” que resultó del estado de gracia de Valerie?
—La empatía, así como la compasión —contestó Deb.
—Eso es lo que ocurrió —dijo Valerie—. Es un conocimiento que llega a formar parte de ti, y que nunca se va, nunca.
—Lo usa para el bien —añadió Deb.
En ese momento, Deb no tenía idea de lo proféticas que resultarían ser sus palabras. Después de que el Huracán Katrina golpeara Nueva Orleans, Valerie estaba un día comprando en un supermercado y se encontró con una mujer que estaba sola en un pasillo. Traumatizada por el huracán, la mujer estaba sollozando, con convulsiones.
—La abracé, sin más —me contó Valerie más tarde.
Cuando su abrazo terminó, la mujer dijo, agradecida:
—Tienes mucha fuerza.
En aquel momento, Valerie era la personificación de la empatía y la compasión. La expresión física de tal divinidad es una fuerza conductora tras la decisión del alma de entrar en el plano terrenal. Como Valerie sintetizó esos rasgos en el reino físico, los conocía de un modo y hasta tal grado que no hubiera sido posible sin sus experiencias de pérdida física. En ese instante, Valerie convirtió su dolor en amor. Y triunfó.
—Deb —pregunté—, ¿qué dirían tus guías a la gente que se ve tentada a alejar el dolor?
—Dicen, “Aceptadlo. Aceptad el dolor y decir, Voy a llorar hasta que no tenga más lágrimas. Y luego, llorad de nuevo para liberar el dolor” —dijo Deb.
Entonces, Dustin comenzó a hablar otra vez.
—Malgasté el talento que tenía. La próxima vez tendré que utilizarlo. Y tendré que ser un poco más fuerte para ser capaz de aceptar que la gente no esté de acuerdo con mi verdad. Necesitaré confiar en mí mismo. Me siento mal porque mi muerte te hiciera sentir tan triste.
—Pero eso fue algo que decidimos juntos —dijo Valerie.
—Lo sé —contestó Dustin—, pero no vamos a hacerlo de nuevo. No haré nada que pueda ponernos tristes de nuevo. Ese capítulo está cerrado. Ahora, pasaremos a algo superior. Estoy muy orgulloso de ti. Intentaré hacer sonar el teléfono una vez. Estoy aprendiendo a jugar con la electricidad. Espera un mensaje. A veces, cuando sueñas, puedo hablar contigo. Cuando te despiertes, intenta recordar tus sueños. Intentaré enviarte mensajes. Te quiero mucho.
—Yo también te quiero —dijo Valerie.
—Lo sé —le contestó Dustin—. Aquí sentimos el amor. Lo sentimos de otra manera. Es más poderoso.
—Me está mostrando una oleada de energía —explicó Deb—. Cuando sienten amor, todo su ser resuena con ese sentimiento.
—Ves cuánto bien hiciste en las vidas de la gente, ¿no? —preguntó Valerie a Dustin.
—Sí —dijo Dustin—. No era consciente de lo que estaba haciendo. La próxima vez será mejor.
—Deb —pregunté—, ¿podrían decir algo más tus guías a quienes están intentando superar la pérdida de un ser querido?
—Dicen que no es nada personal —contestó Deb—. Dios no les ha mandado un rayo. Cuando nos demos cuenta de que no es nada personal, y de que es algo que nosotros hemos elegido, nuestra perspectiva cambiará.
HABLANDO CON EL ALMA DE VALERIE.
A través de Deb, tanto Dustin como D.C. habían confirmado que estaban bien, y que sus tempranas muertes físicas habían sido planeadas antes de nacer. Pensé que la experiencia de hablar con ellos había sido sanadora para Valerie. Había aprendido más sobre por qué habían tenido lugar sus muertes y, lo más importante, había podido expresarles su amor. Y ellos, por su parte, le expresaron el suyo.
Para comprender mejor por qué un alma elegiría antes de nacer perder a su prometido y a su hijo, pedí a la médium Corbie Mitleid que canalizara al alma de Valerie. Yo quería descubrir más del programa de vida de Valerie, y del propósito profundo de su desafío vital. Además, deseaba escuchar la sabiduría que el alma de Valerie podía ofrecer acerca del cómo y del porqué, en general, las almas planean sus encarnaciones.
Dado que nuestras almas contienen la conciencia de cada personalidad en la que se han encarnado alguna vez, a veces se expresan en plural al ser canalizadas, justo como hace el alma de Valerie en la siguiente conversación.
La canalización comenzó con algunos minutos de silencio mientras Corbie entraba en trance. Cuando sentí que estaba preparada, comencé con la pregunta fundamental.
—¿Por qué Valerie experimentó la pérdida de su prometido y de su hijo? —pregunté.
—Ya había pasado por eso antes, y lo había llevado mal. Los dos casos anteriores tuvieron lugar en las guerras mundiales —anunció el alma de Valerie.
Igual que cada persona tiene una energía única, también la tienen los seres espirituales. Cuando el alma de Valerie comenzó a hablar a través de Corbie, sentí un súbito cambio de energía. De un modo distinto a los convencionales cinco sentidos, sentí la presencia, la fuerza vital, del yo superior de Valerie. Y después de hablar con Corbie en varias ocasiones, estaba claro que el tono y la inflexión de su voz era ahora totalmente diferente.
—Perdió a su prometido en 1916 —continuó el alma de Valerie—. Había una superstición según la cual, cuando volvías al frente [en la Primera Guerra Mundial], no debías estar prometido, porque era como poner una diana en tu espalda. Su prometido y ella pensaron que serían la excepción. Cuando el prometido murió, ella se volvió loca. Intentó tirarse por la ventana, se negó a comer, y se convirtió en motivo de pena y escándalo en su familia, que vivía en la zona sur de Inglaterra; aunque no era noble tenía buenos contactos. Consiguió suicidarse en 1920.
»Nació muy poco después, como hacen muchos suicidas. Esta vez en la zona oeste de Estados Unidos. Era de origen extranjero. Se casó a los dieciocho años y tuvo un hijo. La metieron en un campo de internamiento [durante la Segunda Guerra Mundial], porque no era totalmente americana. Perdió el rastro de su hijo, que le había sido arrebatado. Tenía la constante y desolada esperanza de encontrarlo vivo. El niño murió antes de los veinte años en un accidente automovilístico, mientras cruzaba una carretera estando borracho. El prometido, el hijo, y ella, han estado interpretando amor y pérdida durante bastante tiempo. Esperamos y rezamos porque la personalidad [Valerie] comprenda ahora la fugacidad de la pérdida, y que es posible seguir adelante sin un ser querido, hasta la reunión [de nuevo] fuera del cuerpo.
Me detuve un momento para asimilar todo lo que estaba diciendo. Nos habían presentado esta riqueza informativa en un tono seguro aunque compasivo. No había señales de juicios, sólo el reconocimiento de que Valerie no había podido superar sus pérdidas en dos vidas pasadas. Es interesante que su hijo en la vida de la Segunda Guerra Mundial muriera aproximadamente a la misma edad que Dustin tenía en esta vida. Me pregunté qué vendría a continuación.
—¿Eres el yo superior de Valerie? —pregunté con gran interés.
—Sí.
—Quiero dejar claras las vidas anteriores. ¿El prometido que murió en la guerra en 1916 era D.C., y el hijo que murió mientras Valerie estaba internada era Dustin?
—Sí.
—Has mencionado que queréis que Valerie comprenda la fugacidad de la pérdida. ¿Por qué es importante que una personalidad comprenda esto?
Lo pregunté, deliberadamente, en un tono tranquilo. Quería que el alma de Valerie supiera que mis preguntas pretendían descubrir el significado, no intentar que percibiera errores en su plan de vida.
—Consideramos que la pérdida mal entendida es un descarrilamiento. Cuando comprendes la impermanencia, cuando comprendes que el cambio es verdaderamente la única constante en el continuum espacio-temporal, comprendes que esas pérdidas vienen y van. Estas almas han estado con ella una y otra vez. Son verdaderas almas gemelas. Ella puede extraer de esta experiencia las bendiciones que ambos le proporcionan, y tomarlas para mejorar su vida, en lugar de descarrilar su dirección positiva con recriminaciones a sí misma, o a Dios, o a la fe.
La personalidad es creada por el alma, el yo superior —añadió el alma de Valerie—. La personalidad es la ilusión que se requiere en la tierra, en este espacio-tiempo, para aprender las lecciones que hay que aprender. Por eso, sin un cuerpo y sin tiempo, hay lecciones que no pueden aprenderse.
Ahora que habíamos zanjado este tema, parecía un buen momento para explorar las diferencias entre personalidad y alma.
—Entiendo que la personalidad —dije— consiste en un núcleo permanente y eterno que sobrevive a la muerte, y que se reúne con el alma tras la muerte, así como también en ciertos rasgos temporales que existen sólo durante una vida.
—Es así.
—Entonces, cuando la personalidad muere en una vida concreta (por ejemplo, cuando Valerie muera en esta vida) ¿su núcleo permanente se reunirá contigo?
—En este momento no estamos separados. No lo consideramos reunificación, porque eso implica una separación. Nunca hay separación. Lo que la personalidad siente [tras la muerte], cuando se siente uno con Dios y con el yo superior, es sencillamente la desaparición de las telarañas que oscurecían su visión, pero eso no significa que no estuviera conectada.
Esta idea, que había escuchado en otras conversaciones con el Espíritu, me confirmó lo que ya sabía. Sin embargo, aun sentía cierta incomodidad por la profundidad del sufrimiento de Valerie. Para mí era difícil comprender la necesidad de tal dolor, incluso después de lo que el alma de Valerie acababa de revelar. A decir verdad, me había sentido así con todas las personas con las que había hablado. Quería saber por qué habían sufrido, y quería ofrecer una razón que pudiera aliviar su sufrimiento.
—¿Cómo crece el alma como resultado de las encarnaciones físicas? —pregunté.
—La Tierra y otros lugares físicos hacen posibles lecciones que no podrían lograrse sin un cuerpo, sin necesidades físicas y sin relaciones físicas. Pongamos como ejemplo el hambre y la sed en dos personalidades. Si prevalecen las emociones de avaricia y miedo, el que tiene comida y bebida evitará que el otro la tome, o robe lo poco que tenga. Cuando la emoción que domina es generosidad, ayuda, amor universal y comprensión de que la situación es transitoria, las emociones benévolas pueden alcanzar y ayudar a la otra personalidad, y el alma avanza.
Todos hablan antes de la encarnación. ¿Es demasiado? De ser así las cosas se alteran, las decisiones se cambian, hasta que se decide un programa y se publica en los Registros Akáshicos. [En este caso] las muertes son como un intento más en un experimento. Los guías consideraron que, si se producía un avance suficiente [en Valerie], esta oportunidad sería mucho más productiva de lo que fue en otras ocasiones.
—¿Por qué programaron dos muertes en lugar de una?
Me parecía que la fugacidad de la pérdida podía entenderse con una muerte, y que múltiples muertes podían oscurecer esta comprensión.
—A menudo —contestó el alma de Valerie—, cuando esta personalidad ha experimentado la muerte, no le ha ido bien. Creemos que teniendo en cuenta dónde y cuándo sería aleccionada la personalidad [en la Tierra], y la información de que estaría rodeada, tendría una oportunidad mejor de superar las muertes. Aunque este tiempo en la Tierra está lleno de dificultad y oscuridad, la capacidad de asumir la espiritualidad, que normalmente está oculta, es omnipresente. Para la personalidad es más fácil, mucho más fácil, aprender las verdades espirituales esta vez, porque están más difundidas.
—¿Creéis que Valerie está logrando lo que queríais que consiguiera?
—Es valiente. Su facilidad para ver transciende a la mayor parte de las personalidades que hemos encarnado en los últimos doscientos años. Creíamos que para poder prescindir de estas lecciones después de esta vida, tendría que enfrentarse a esas muertes, llenarlas de significado, aceptar su transitoriedad, y completar su vida incorporando ese aprendizaje como un enriquecimiento, no como una desgracia. Puede tomar su dolor, aprender de él objetivamente, después comprender su fuerza recién encontrada y entregarla a aquellos que han perdido a sus hijos o a sus prometidos. Puede darles el mismo consuelo y la comprensión de que la pérdida es temporal, y de que pueden tomar las cosas buenas de la vida e incorporarlas a los años que les queden en la Tierra. Con cualquier lección se aprende algo, pero es como leer un libro y retener la información aprendida sin compartirla con nadie. En ese caso, la información se pierde con el libro, y muere. Lo que el alma aprende, lo enseña luego a otros al ser ángel guardián y espíritu guía para ellos. En la personalidad, lo que se aprende debe enseñarse a otros, ya sea a una sola persona o escribiendo un libro que llegue al mundo entero.
Aquí, el alma de Valerie estaba repitiendo de otra manera, una idea que yo había ya escuchado: no podemos completar nuestro ciclo de vidas físicas hasta haber dejado nuestra sabiduría en el plano terrenal.
—Antes habéis dicho que estas tres personalidades habían repetido situaciones de amor y pérdida. ¿Puedes hablarme de otras encarnaciones que hayan compartido, y en las que hayan trabajado en esto?
—Los dos adultos han sido a menudo marido y esposa. Esto proviene de una vida hace mil quinientos años, cuando se tomó la decisión que puso en movimiento los requisitos de esta lección. El niño, con frecuencia, entra como niño, a veces como un amigo, a veces como un hermano. No siempre llega a través del cuerpo de Valerie.
—¿Qué ocurrió en esa vida?
—Hace mil quinientos años eran parte de un grupo de asalto…
—Te refieres a Valerie y a D.C.?
—Sí. Concretamente, tenían que matar a las mujeres y a los niños, y lo hicieron con bastante serenidad y eficacia. Tal trauma creó la necesidad de sentir la pérdida que infligieron. Ya que en ese momento eran tan íntimos como hermanos, el lazo se forjó una y otra vez [en las siguientes vidas]. La lección continúa.
—¿Y en ese grupo de asalto ambos estaban encarnados como hombres?
—Sí.
Ahora creí saber por qué se habían planeado las dos vidas, y decidí ampliar el enfoque de la conversación.
—La historia de Valerie será leída por gente que ha perdido a un ser querido —dije—. Hemos hablado sobre la comprensión de la naturaleza temporal de la pérdida. ¿Qué más os gustaría decir para ayudar a alguien que está sufriendo?
—Aprended a atravesar el velo. Nada ni nadie se pierde realmente. Si supieras que ampliando tus facultades llegarías a las almas de tus seres queridos, ¿sentirías tanto la pérdida? Ya no están contigo para ir de picnic, o para lavar los platos, o para asistir a la graduación de tu hijo con su forma [cuerpo], pero aun pueden ver. El afecto por las almas no muere. ¿Cuánta gente tiene a sus padres o a sus abuelos muertos durante lo que consideran muchos, muchos años y su amor sigue siendo fuerte y vibrante? Cuando perdáis a alguien, aseguraos de recibir todo lo que tenéis que recibir de esa personalidad. Si perdéis a un ser querido, si una personalidad abandona el cuerpo, acepta esos tesoros y sigue adelante con tu vida. Cuando alguien muere a los cuarenta o a los ochenta años, es que ya ha vivido su vida como tenía que vivirla.
—¿Por qué otras razones planean las almas antes del nacimiento experimentar la pérdida de un ser querido, especialmente cuando es de corta edad, por lo que podríamos considerar causas no naturales? —pregunté. Quería proporcionar tanto consuelo como fuera posible a padres como Valerie que habían perdido un hijo.
—Estás asumiendo que somos nosotros los únicos que tomamos esa decisión. Piensa en el chico. ¿Y si él decidió que iba a tener una vida breve, disfrutando los beneficios de tener a Valerie como madre durante el tiempo que estuvo en la Tierra, y ella aceptó? A veces, las vidas breves se eligen cuando un alma desea acelerar su crecimiento. Debes saber que no hay respuestas sencillas. Todas las vidas están interconectadas. Este es un principio básico espiritual. Así que, si preguntas si A ocurrió debido sólo a B… La respuesta es no, ocurrió debido a B, a B prima, a C, y a muchas otras razones. Por eso es necesaria la planificación antes de la encarnación, para estar seguros de que la trama de la vida beneficiará a todos, recibiendo las lecciones que cada uno desea aprender.
—¿Hay algo que pueda hacerse para animar a la personalidad a aprender?
—Esto, a nivel subconsciente, siempre se hace. Pero, cuando una personalidad deja de correr dormida, se centra, se detiene, y llega a tocar el núcleo eterno, se hace presente toda la aprobación, todo el coraje y toda la fe en lo que puede realizarse. Si alguien duerme profundamente no puedes ponerle delante un libro y decir, “Lee esto”. Está dormido. Cuando se despierte y te mire, podrás entregarle el libro.
—En muchos casos —dije—, cuando la personalidad está dormida, se produce una pequeña crisis. Si la personalidad no se despierta, tiene lugar otra crisis ligeramente mayor. Si aún no se despierta, tendrá lugar una todavía mayor. Me ha parecido ver ese patrón.
—Es una llamada al despertar. Con eso se intenta que el dolor pueda ser evitado, y las dificultades superadas. La llamada suele tener lugar mientras dormimos, con amor y ánimo. Es más fácil cuando estamos en ese estado. Entonces, la mayor parte del dolor puede ser eliminada, y se trasmuta en comprensión.
—Parece que Valerie está aprendiendo lo que queríais que aprendiera. Pero si no lo estuviera haciendo, si no estuviera respondiendo al amor y al ánimo, ¿podríais poner en marcha algún tipo de crisis vital para proporcionarle el despertar que buscáis?
—Habría una pérdida a su alrededor —respondió el alma de Valerie—. Podría ver un documental de viudas y huérfanos de Irak, y sentirse inclinada a examinar su propia pérdida. Pero nuestra intención no es que siga perdiendo a gente en su vida hasta que despierte. No en esta encarnación.
—¿Hay alguna vida en la que ése sea el plan?
—Hipotéticamente es posible, pero eso no es algo que nosotros hayamos elegido.
—¿Qué más es importante para que la gente comprenda la vivencia de perder a un ser
querido? —pregunté.
—No es algo que ha ocurrido porque sean malos. Lo que ellos hicieron hace mil quinientos años no se juzga como bueno ni malo. No puedes matar un alma. Éste es quizá un concepto que es difícil que la gente comprenda. No es que aprobemos o consintamos que una personalidad mate a otra; de lo contrario, el karma no existiría.
—Cuando planeáis una vida, ¿habláis a los maestros o a Dios como parte de la planificación?
—Por supuesto. Pero igual que hay modos concretos en los que podemos guiar a la personalidad, hay modos en los que los maestros trabajan con nosotros. Pero no necesariamente planean punto por punto, porque entonces, ¿cómo aprendería el alma? Los maestros son almas de vibraciones majestuosas. Parte de nuestro crecimiento como almas es alcanzar ese tipo de comprensión y esa facultad de ayudar a otros. La vida está basada en el amor y la ayuda. No hay nada más.
—Cuando Valerie planeó su vida con Dustin y D.C., ¿planeasteis concretamente cuándo y cómo morirían?
—Siempre hay tres o cuatro posibilidades. Nadie tiene sólo una puerta de salida.
—¿Qué otras posibilidades se diseñaron para D.C. y Dustin?
—Para D.C., un atraco, un ataque al corazón, frenos defectuosos, cáncer. —Cuando el alma de Valerie mencionó los frenos, pensé inmediatamente en el modo en el que D.C. había creado la imagen de una moto en la sesión de Valerie con Deb. Aparentemente, D.C. había estado a punto de morir en un “accidente” de moto y eso, también, había sido planeado como posibilidad antes del nacimiento—. Para el niño, teníamos que dejar abierto un punto de suicidio consciente; había una oportunidad de que el niño muriera salvando a otro chico. También estaba la oportunidad de que muriera más tarde en un bombardeo suicida.
—¿Alguno de los puntos de salida alternativos llegaron antes de sus muertes reales en esta vida?
—Sí.
—¿Por qué las muertes tuvieron lugar en el momento exacto, y del modo en el que lo hicieron?
—Entre las tres almas acordaron que sería el momento de mayor crecimiento para todos los involucrados.
—Parece que las almas provocaron las muertes de las personalidades. ¿Es así?
—No es que causáramos las muertes —explicó el alma de Valerie—. Por ejemplo, alguien tiene un accidente, y puede sobrevivir o no. Cuando ese accidente tiene lugar, la personalidad no puede tomar la decisión de vivir o morir. El alma observa y decide que no es el momento. Recuerda, el alma y la personalidad, aunque parezca que están separadas, no discuten. El alma no discute con la personalidad, “Es el momento de irse”, “No, no lo es”. Debes entender que la personalidad es una construcción.
—En el caso de Dustin —señalé—, se produjo una sobredosis accidental. No estaba intentando suicidarse. ¿Cómo decidió el alma que esa acción le provocara la muerte?
—Como has dicho, fue accidental. La dosis podría haberlo matado, o no.
—¿Pero su alma decidió que ese era el momento para terminar la encarnación?
—Tendrías que preguntar a esa alma. Desde nuestro punto de vista, debería ser así.
—Entonces, ¿la muerte de Dustin no fue provocada por la cantidad de droga que tomó, sino que fue decisión de su alma permitir que esa cantidad terminara con su vida?
—Así es.
—¿De modo que la decisión de su alma se convirtió en una respuesta bioquímica en su cuerpo? —Así es.
—Y si su alma no hubiera querido que la encarnación terminara, ¿la misma cantidad de droga no le habría provocado la muerte?
—O el alma hubiera dispuesto circunstancias externas para que esa dosis fatal no estuviera disponible.
—¿Cómo puede hacer eso un alma? —pregunté.
—¿Cómo podría hacer un alma que un coche fuera a la izquierda, en lugar de a la derecha? —respondió el alma de Valerie.
—Ésa es una buena pregunta. ¿Cómo podría hacer un alma que un coche fuera a la izquierda, en lugar de a la derecha?
—A través de impulsos. Digamos que otro chico está decidiendo suicidarse tomando drogas. De algún modo, en ese momento, la personalidad es rozada por el alma y la despierta. En sus manos hay suficiente para matar, pero la personalidad no se toma el resto. Dustin no recibió esa llamada.
—Habéis mencionado antes —dije— que la encarnación física proporciona la posibilidad de aprender lo que no podría asimilarse de otro modo. Según yo entiendo, hay muchos seres que eligen no encarnarse nunca. Si la encarnación es el único modo de aprender ciertas cosas, ¿por qué algunos seres eligen no tener vidas físicas?
—La experiencia humana no engloba todas la experiencias que son importantes para el crecimiento de un ser. No hay palabras para explicar algunos de los conceptos que pueden aprenderse cuando un alma nunca se encarna en la Tierra ni en una personalidad humana.
Me pareció que era un momento perfecto para sacar el tema del aprendizaje a través de los opuestos. Expliqué que, según mi investigación, me parecía que muchas almas habían planeado vidas en las que la personalidad experimenta lo contrario de lo que el alma quiere aprender.
—Si uno quiere aprender el amor incondicional, y tiene una vida en la que es juzgado, ésa será una vida motivadora —respondió el alma de Valerie—. La diferencia está entre motivación e inspiración. La mayor parte de las personalidades aprenden por motivación. Por el modo en el que la Tierra se ha construido, la mayoría de las personalidades aprenden con lo negativo. Ahora que estáis avanzando, el tiempo se está acelerando y las vibraciones son más elevadas, es posible trabajar más en la inspiración.
—En algunos casos, he oído referencias a energías concretas que el alma otorga a la personalidad. ¿Forma esto parte del modo en el que se construyen las personalidades?
—Sí.
—En el caso de Valerie, ¿cuáles fueron?
—Le dieron inteligencia, curiosidad, fortaleza, y disposición para superar el dolor. —¿Cómo crea el alma una cualidad como la fortaleza?
—Pregunta a Dios cómo crea una flor. No puede explicarse.
Entonces pregunté que parte de lo que le ocurre a una persona en su vida fue planeado antes del nacimiento.
—Esto varía según los casos. Ciertas almas, por su nivel de crecimiento, necesitan que las cosas estén totalmente planeadas. Cuando un alma es más vieja, está más dispuesta a dejar puertas abiertas a la elección. No esperarías que un alma, durante su primera encarnación en la Tierra, fuera capaz de dejar tanto al azar como un alma que ya lo ha hecho muchas, muchas veces. No todas las almas tienen la misma evolución. Y no todos los métodos para crear las personalidades y el karma son iguales.
—¿Qué más te gustaría decir a Valerie que fuera de ayuda para ella?
—Que su corazón es mayor, y ha sufrido menos daño de lo que nosotros esperábamos. Que su esfuerzo le ha aportado, sin duda, un crecimiento para su alma. Que deseamos que se mire en el espejo, y esté en paz consigo misma.
—¿Por qué esperabais que su corazón fuera menor, o sufriese más?
—Ésta ha sido una lección muy dificil para la personalidad. Pero ha hecho grandes avances. Esto es algo por lo que estamos agradecidos.
—¿Por qué Valerie y D.C. no tuvieron más tiempo juntos?
—Porque lo que tenía que ocurrir era el compromiso, el acuerdo de pasar la vida juntos — respondió el alma de Valerie—. La vida en sí misma no era el objetivo.
—Quiero asegurarme de que lo entiendo correctamente. ¿Por qué era tan importante el compromiso?
—Cuando dos personalidades se comprometen, se da un acoplamiento de emociones. Se da un lazo. Es la señal de la confianza. En el arquetipo del matrimonio, cada uno de los contrayentes dice en la ceremonia “Somos uno”, pronuncian las palabras pero no las sienten. Valerie y D.C. no tenían mentiras que desatar. Por tanto, la unión, estaba completa. Por lo que la segunda parte, la pérdida, podrá ya tener lugar.
—Valerie vive en Nueva Orleans, que ha sufrido un gran huracán. ¿El huracán era parte también de su planificación prenatal?
—La experiencia del huracán la colocó en un lugar donde habría muchos que perderían a seres queridos. Si tenía que aprender la lección de la transitoriedad, y hacerla llegar a otros, no había un lugar mejor que Nueva Orleans.
—¿Y por eso es por lo que planeasteis que viviera allí?
—Sí.
—Hubo almas que dijeron, “Estoy creando una encarnación en la que la personalidad experimentará la pérdida de sus seres queridos en un huracán. ¿Coordinamos nuestros planes de vida para que Valerie pueda proporcionar ayuda a la personalidad que estoy creando?”
—Podría haber pasado, pero no ocurrió.
—Valerie está interesada en el crecimiento espiritual. ¿Cómo la animarías a conseguirlo?
—La animamos a llevar sus emociones a un punto central. Cuando uno se mueve en un arco amplio, el camino para volver es más largo. Sin embargo cuando uno está quieto y en un punto central, tiene capacidad para alcanzar cualquier zona y la vuelta es más fácil.
—¿Cuál sería el mejor modo para llevar esto a cabo?
—Ella lo sabrá. El alma no da un programa. Si le dijéramos “Tienes que hacer A, luego B, luego C”, no buscaría, no experimentaría, no probaría. Las personalidades, con frecuencia, quieren demasiados detalles porque tienen miedo de hacer algo mal, o de perderse algo, pero no es así. Muchas oportunidades aparecerán frente a ella. Tiene que elegir. De otro modo, la personalidad sería solo un autómata.
—¿Hay algo más que sea importante, y que no os haya preguntado?
—Tus preguntas han sido más que suficientes.
—¿Hay algo más que queráis decir?
—Esta vez te hemos dado todo lo necesario.
—Gracias por hablar conmigo —dije.
—Gracias a ti —dijo el alma de Valerie.
LECTURA COMPLEMENTARIA DE STACI PARA VALERLE.
Para ofrecer una imagen tan completa como fuera posible del diseño de la vida de Valerie, pedí a la médium Staci Wells que accediera a la sesión de planificación prenatal en la que se habían tratado las muertes tempranas de D.C. y Dustin. Antes de la lectura, informé a Staci de que Dustin había muerto por una sobredosis accidental. Cuando comenzamos, yo estaba expectante, en silencio, mientras el espíritu de Staci accedía a los Registros Akáshicos y le otorgaban la información que buscábamos.
—Está teniendo la conversación inicial con su espíritu guía —anunció Staci—, que me dice que ha sido su maestro y mentor en el plano espiritual durante tres vidas. Fue su esposo y su padre en vidas anteriores. Los escucho hablar sobre las vivencias que Valerie ha experimentado. Tiene muchos intereses a nivel del alma. Es muy seria. Le gusta tomarse las cosas sistemática y ordenadamente, pero cuando entra en una encarnación física, eso es un gran reto para ella.
Valerie: He experimentado muchas dificultades para mantenerme centrada. Con frecuencia me desequilibra algo que capta mi atención. Intento concentrarme en un asunto concreto, pero entonces mi vida va en una dirección negativa.
Espíritu guía: Había desequilibrios de vez en cuando que provocan un cambio en tu punto de atención, aunque también sirven para guiarte de nuevo a tu centro.
—La escena está cambiando ahora. La veo conversando con D.C.
Staci se detuvo para escuchar su conversación.
—Hay un fuerte deseo por parte de Valerie de relacionarse de nuevo con él románticamente en una vida física. Lo escucho decir:
D.C.: Mi plan es estar encarnado físicamente durante poco tiempo, y eso no es bueno para ti. Te dejaré sola.
—Ella deseaba tenerlo en su vida, sin importarle cuánto tiempo estarían juntos. Lo quería mucho. También se está dilucidando aquí cómo servirá a su propósito experimentar esto. Dialogan sobre los planes que harán [juntos después de la encarnación], incluso hasta el punto de hablar de niños.
D.C.: Pero vas a sentirte decepcionada.
Valerie: Si eso significa que te tendré en mi vida durante poco tiempo, está bien. Servirá a mi propósito de encontrarme a mí misma de nuevo, al reto de encontrar armonía interior y equilibrio después de todo eso. Tu presencia en mi vida será un regalo para mí.
—Él esta de acuerdo, incluso sabiendo que, finalmente, su presencia le traerá dolor debido a su muerte. Lo veo acercarse a ella y acariciar su rostro con sus manos. Está lleno de amor por ella, pero también de compasión por lo que va a sufrir. No obstante, comprende el papel que para ella representará. Este acuerdo sobre fallecer pronto ya lo hizo con alguien más antes de sentarse con Valerie. Ahora seguiré con Dustin.
Nuevamente, se produjo una pausa mientras el guía de Staci la llevaba a esa parte de la planificación.
—Estoy en el centro de su conversación —explico Staci—. Dustin ya la llama mamá. Se ha establecido que, para sus propios propósitos, va a dejar pronto su vida. Escucho las palabras, “será de un modo, o de otro”. Se trata de equilibrar el karma. En una vida anterior, los papeles estaban invertidos. En esa vida, ella murió mucho más joven que Dustin. Él era su madre. Vivieron una vida difícil, en el campo. Eran muy pobres, trabajaban duramente. Dustin ansiaba más excitación, así que sus planes para esta vida incluían posibilidades que le harían sentirse más vivo. Tengo la sensación de que fue difícil para él mantener la mente centrada [en su encarnación como el hijo de Valerie]. Dustin acepta ayudar a Valerie para que obtenga equilibrio a través de su necesidad de devolverle el cuidado, el amor, y la energía que él le dio en su vida anterior.
—Valerie [a Dustin]: Quiero cuidar de ti. Quiero darte la vida y cuidarte todo lo que pueda. Este tipo de responsabilidad es muy fácil para mí. Seguiré creciendo a través de las responsabilidades de cuidar del hogar y de la familia. Es parte de mi identidad.
—Espíritu guía: Tienes que desarrollar un más fuerte sentido de tu valor, no sólo la autodisciplina. Incluso cuando vuelves [al espíritu después de la vida], todavía traes contigo confusión acerca de quién eres. Tiendes a identificarte como la mujer, la madre, o la novia de alguien. Descubrir quién eres y permitir que eso sea suficiente, ha sido un desafío constante para ti. Esta vida te ayudará a encontrar el equilibrio dentro de ti misma.
—Dustin dice que quiere ambos mundos (la existencia física y el espíritu) por igual. Tiene mucha energía acumulada de sus seis vidas anteriores, durante las cuales, estas energías, se movieron muy lentamente y fueron superficiales. Quiere expresar y eliminar esa energía durante la vida que está por venir. Hay cosas que quiere hacer. Quiere hacerlo todo, hacerlo bien y volver a casa. Hay cosas que hace en el otro lado, muchas almas con las que interactúa, han sido familiares en varias vidas pasadas y en esta vida. Trabaja con niños. Piensa que ese debe ser, al menos, un tercio de su trabajo en el otro lado. Trabaja en ello. Estos son niños que están entre las edades de cinco y quince años. Dustin los ayuda, especialmente cuando son transiciones repentinas, para que se sientan cómodos, jueguen, y se reorienten. Además, adora la música. Quiere hacer cosas en la vida física (y hacerlas rápido), así que volverá.
»Hay alguien involucrado en su muerte con quien tiene un acuerdo [prenatal]. Es la persona que le suministró las drogas, su contacto principal. Esta persona era su amigo más íntimo, especialmente cuando su vida se empezó a centrar en las drogas. Escucho a Dustin usar las palabras “Sácame de allí”, como si dijera “Sé tú la causa de mi muerte”. Y hay más. Veo a los dos en una vida pasada, en la época medieval. Veo caballeros con armadura (cota de mallas y cascos) sobre caballos. Eran soldados que lucharon juntos en el ejército del rey. Cuando el amigo de Dustin está muriendo después de ser herido en la batalla, le pide que lo atraviese con su espada para no tener una muerte agonizante. Dustin lo comprendió y obedeció a su amigo.
»Dustin no tiene energía negativa respecto a la experiencia de las drogas, o la muerte. No lo ve como algo negativo. Cree que ha servido a un propósito. ¿Cuál era su propósito? Irse pronto. Ésta no tenía que ser una vida abrumadora para él. Tenía que llegar, hacer las cosas, disfrutar en el camino, y marcharse. Las drogas sólo habían sido una experiencia. Dustin tenía la seguridad de que sería cuidado en esta vida, de que ocurriera lo que ocurriera antes y después de empezar a tomar drogas estaría bien porque tenía ese acuerdo con su madre. Sabía que siempre estaría allí pendiente de él. Las drogas eran parte de su expresión de la libertad personal, y un modo de terminar la vida.
»Quiero volver a centrarme en Valerie —añadió Staci—. En cada una de estas conversaciones, sabía que experimentaría una gran tristeza como resultado de las elecciones de otras personas. Supo que era capaz de ocuparse de ello. Comprendió que, al experimentar emociones tan extremas, habría un efecto de péndulo que finalmente la conduciría a un lugar de equilibrio en su interior.
Los que somos inmortales no podemos conocer la muerte, pero podemos crear su ilusión en el plano físico. Esta ilusión no es parte de nuestras vidas en el reino espiritual, donde siempre somos conscientes, tanto de nuestra eternidad como de nuestra unidad con todas las almas. Cuando está en espíritu, Valerie siempre es consciente de que Dustin y D.C. son uno con ella, tal como ella lo es con ellos. No puede percibirse a si misma como algo separado de ellos. Como almas que han compartido otras encarnaciones, su amor es profundo, y los lazos de sus corazones inseparables.
Y así sigue siendo. Como nos dijo un ángel en un relato anterior, las dimensiones espirituales están a un cabello de distancia de nosotros, y solapan y engloban lo físico. La separación que Valerie percibe de Dustin y D.C., un abismo aparentemente inmenso que una vez se sintió incapaz de salvar, es en realidad su propia creación como ser infinito. ¿Quién sino la más poderosa de las almas conjuraría una ilusión que parece real incluso a su propio creador? Al olvidar que antes de nacer planeó sumergirse en una ilusión creada por ella misma, Valerie puede recordar ahora (y de este modo conocer más profundamente) lo que significa ser ilimitado. Cuando atraviesa el velo, ya sea con un médium o “elevando” su conciencia hasta unirla con la de su hijo, recuerda que esa separación es ilusoria. En el interior de esa memoria hay otra más: el recuerdo de su ser como un alma eterna y poderosa. Al recordarse de este modo, Valerie llegará a reconocer quién es realmente.
Incluso envuelta en la separación que percibe de sus seres queridos, Valerie está viviendo la experiencia y de esta forma llegará a reconocerse a sí misma como confianza y fe. En el relato anterior, Pat planeó antes de encarnarse vivir décadas de alcoholismo para sentir la completa separación de Dios que finalmente lo llevaría a su conexión espiritual. Como Pat, Valerie ahora roza otras dimensiones a través de un conocimiento interior, un profundo conocimiento fruto del dolor. Si Dustin y D.C. no parecieran estar ausentes, ¿qué significado tendría para Valerie confiar en que están siempre presentes? Si no parecieran haber fallecido, ¿cómo podría Valerie tener fe en que sus vidas son eternas? De la duda nace la confianza; en la incertidumbre se crea la verdadera fe. Sólo en estas circunstancias es duro el contraste y la elección significativa. Cada vez que elige rasgar el velo, y sentir el amor que Dustin y D.C. continúan enviándole, Valerie da otro paso hacia la comprensión de la ilusión, de la transitoriedad, de la muerte física. Comprender la ilusión de la pérdida mientras estamos en el cuerpo es comprender de modo muy amplio la imposibilidad de la pérdida en espíritu. Nunca estamos sin nuestros seres queridos, y ellos nunca están sin nosotros. Cuando su vida se complete, Valerie, que aparentemente ha sentido la pérdida, volverá al espíritu y compartirá con Dustin y D.C. una apreciación nueva y más profunda por sus vidas y su amor.
Así como las circunstancias de esta encarnación han engendrado en Valerie un conocimiento de la verdad y de la fe, también le permiten experimentarse a sí misma como empatía y compasión. Como diría más tarde, “Tengo una magnífica comprensión del sufrimiento humano”. Y así es. Aunque es más que una comprensión; ahora es una forma de ser. Cuando Valerie abrazó a la mujer cuya vida había sido devastada por el huracán Katrina, sintió (sintió verdaderamente) su desesperación. La profundidad de la empatía de Valerie y la intensidad de su compasión fue forjada por su propia “noche oscura del alma”. En ese momento, en el supermercado, la angustia de Valerie le permitió comprender realmente la de otra persona.
Valerie podría haber planeado una existencia despreocupada, pero tal vida nunca habría creado el eco emocional, que resonó y difundió tras el huracán. Mientras Valerie la abrazaba, la mujer sintió la empatía y la compasión de alguien que sabía. Se sintió comprendida, y por ello, dejó de estar sola en su dolor. Valerie, que se había sentido totalmente sola después de las muertes de Dustin y D.C., fue capaz de aliviar ese dolor porque ella misma estaba viviéndolo. El impacto energético de tal conexión íntima es inconmensurable, y excede el que podría haber ofrecido alguien que sólo tuviera una comprensión conceptual del sufrimiento. Y en esa espontánea expresión del amor, Valerie creó una nueva conciencia de sí misma como empatía y compasión. Después de abandonar el plano físico, llevará ese conocimiento al espíritu, donde permanecerá como parte de su alma mucho después de que el dolor que lo hizo posible se desvanezca en el tiempo.
Mientras Valerie sana y ayuda a otros a sanar, forjará en su interior un sentimiento de equilibrio, una tranquilidad interior que contrastará radicalmente con las crudas e intensas emociones que acompañan a la muerte. Esto, también, es parte de su plan de vida. Como Valerie dijo en su sesión de planificación prenatal, ha experimentado otras vidas en las que había perdido el equilibrio. El alma busca estabilizar lo que en las anteriores encarnaciones ha quedado desequilibrado. Que D.C. y Dustin decidieran antes de nacer dejar a Valerie es difícil de comprender desde el nivel de la personalidad, pero al nivel del alma estos planes se hicieron por amor. D.C. y Dustin planificaron vidas que impulsarían su crecimiento y el de todos los que compartiesen sus vidas, incluyendo a Valerie. Como indicó el espíritu guía de Valerie, la inseguridad causada por sus muertes es lo que realmente la llevará de nuevo a su centro. Valerie encontrará su centro y, experimentará el efecto péndulo que Staci mencionó cambiando su perspectiva al nivel del alma donde la transitoriedad de las pérdidas es más patente.
Durante el curso de su encarnación, la valiente entrega a su plan de vida hará que Valerie tenga conciencia de su propia valía —de la que habló su espíritu guía. Mientras ve el coraje que demuestra diariamente viviendo sin Dustin y D.C., se conoce a sí misma como el poderoso creador de todo lo que experimenta; y mientras se expresa en el plano físico como verdad, fe, empatía, compasión, y equilibrio, Valerie llegará a conocer sentimientos de amor a sí misma que no dependen del papel que interpreta en una vida concreta. En la vida actual de Valerie la pérdida, diseñada por ella, la motivará a cambiar gradualmente de la conciencia de la personalidad a la del alma. Como le dijo su espíritu guía, en vidas pasadas se ha definido como la mujer, la madre o la novia de alguien. Esas definiciones son parte también de su vida, pero la pérdida de las personas para las que ha interpretado esos papeles hace que recuerde que es algo más. El programa de vida de Valerie le pide que se conozca del mismo modo en el que ahora conoce a D.C. y a Dustin… como un alma eterna.
La historia de Valerie nos enseña que, dado que no conocemos el plan prenatal de otra persona, no podemos juzgar el modo en el que vive ese plan. Por ejemplo, muchos se sienten inclinados a juzgar al vendedor de drogas con dureza, y aun así, a nivel del alma, había tal amor entre Dustin y él que habían planeado otra encarnación juntos, en la que Dustin había confiado en él para un papel muy importante. Como Valerie, el traficante de droga permitió a Dustin tener la vida (y la muerte) que necesitaba para su crecimiento. Cuando el traficante de drogas finalmente vuelva al espíritu, Dustin lo recibirá con amor y le agradecerá haber interpretado su papel a la perfección. Del mismo modo, Valerie expresará gratitud a D.C. y a Dustin por hacer posible el aprendizaje que había planeado. No habrá acusaciones. Todos sabrán que no son víctimas y que, de hecho, no hay víctimas. La culpabilidad estará ausente y el perdón será innecesario, porque, ¿qué es lo que hay que perdonar cuando todos realizan el plan bien, y cariñosamente?
Aunque estos papeles se eligieron y se aceptaron antes de nacer, la realización del plan crea sentimientos dolorosos de pérdida. Valerie ha aprendido y tiene mucho que enseñar acerca de cómo vivir con tales sentimientos. Tras la muerte de su hijo, la experiencia le enseñó que tenía que aceptar el dolor. Como aconsejaron los espíritus guía en la sesión de Valerie con Deb, “Llorad hasta que no os queden lágrimas. Y después, llorad un poco más”. Los guías saben que el dolor reprimido es un dolor no sanado.
Para sanar el dolor, sería útil tener en cuenta que nos relacionamos con nosotros mismos del mismo modo en que nos relacionamos con los demás. Si un amigo viene a nosotros buscando apoyo después de perder a un ser querido, no nos quedamos de brazos cruzados y nos damos la vuelta, ni le decimos que no tenemos tiempo para él, o que debe dejar de lado el dolor y seguir adelante. Entonces, ¿por qué a veces nos tratamos a nosotros mismos de esta manera? Valerie se alejó de ella misma después de la muerte de D.C. buscando alivio en el alcohol, pero después de la muerte de Dustin se quiso a sí misma lo suficiente como para permitirse sentir la pérdida. Cuando sufrimos, necesitamos más que nunca darnos a nosotros el mismo amor que el que ofrecemos tan libre y generosamente a un amigo en su pena.
A causa del dolor, a veces hay un deseo o tentación de acelerar el proceso, o incluso de apartarlo. Para el alma, el dolor es una expresión de amor, y todas las expresiones de amor son sanadoras. Si nos resistimos al dolor, literalmente envolvemos nuestro dolor en energía y lo encerramos. Llorar es el modo natural que tiene el cuerpo de limpiar tal densidad energética; las lágrimas hacen que fluya la energía, y de ese modo permiten la sanación.
Cuando comprendemos el valor del duelo, podemos sentirnos inclinados a pensar que debemos llorar. A nivel etéreo, la energía del debemos es incompatible con la verdadera curación.
Debemos es una construcción intelectual de la mente intentando controlar un proceso del corazón. Cuando nos decimos a nosotros mismos que “debemos” o que “tenemos” que hacer algo, estamos permitiendo que sea la mente la que fije la vibración donde actuar. Por ello, mucho más importante que lo que hacemos es la frecuencia en la que lo hacemos. El duelo es sanador cuando es una expresión natural y espontánea de una emoción. Llorar porque “debemos” llorar es llorar a través del ego. Llorar porque queremos es un modo amoroso y benévolo de cuidar de nosotros mismos.
El Espíritu nunca nos abandona en nuestro dolor, y nadie llora solo. El doliente “solitario” está rodeado y es abrazado por una familia de espíritus guía, ángeles, y fallecidos, cuyo amor por él es desbordante. Los cuerpos mueren; el amor no lo hace. Cuando pensamos en los que han vuelto al espíritu, la energía de nuestros pensamientos los acerca a nosotros. Con frecuencia, intentan hablar con nosotros, tal como Dustin envió un mensaje a Valerie a través de su hermana.
Son capaces de colocar ideas en nuestras mentes (tanto mientras estamos despiertos como cuando estamos soñando) y sensaciones en nuestra intuición. Dado que ahora ellos son energía sin bloquear por las restricciones físicas, pueden, como dijo Dustin, comunicarse a través de instrumentos como los teléfonos. Como los espíritus guía y los ángeles, pueden poner en marcha “coincidencias” que guíen, sanen, o nos beneficien de otro modo. No es raro, por ejemplo, que una persona que está sufriendo se encuentre (y adopte) a un animal perdido poco después de perder a alguien. Los seres queridos en espíritu son también capaces de crear aromas familiares, como la colonia o el perfume que usaban, para indicarnos que aun están con nosotros. Nuestro dolor interfiere a veces con nuestra facultad de percibir sus mensajes, pero abrirnos a la presencia de los seres queridos es una invitación para que hagan milagros en nuestras vidas.
A fin de cuentas, la muerte del cuerpo físico es una decisión tomada por las almas después de haber cumplido su plan de vida. “Cuando alguien muere, podéis estar seguros de que ha hecho todo lo que debía hacer”, nos dijo el alma de Valerie. Esta seguridad trae consigo una comprensión de que no somos los culpables de la muerte de un ser querido. Los accidentes fatales o las circunstancias de las que tal vez nos sentimos responsables son sólo algunos de los puntos de salida planeados por nuestros seres queridos antes de nacer. Por eso, quienes creéis que habéis causado, o que podríais haber evitado la muerte de alguien, debéis saber esto: nadie muere sin su propio consentimiento. Esa es la base del perdón hacia vosotros. Ahí yace vuestra paz.
La fe y la confianza en la sabiduría de nuestros planes prenatales nos permiten saber que aquellos a los que amamos sacaron de sus vidas todo el crecimiento, la belleza, y la riqueza que buscaban. Están en paz, con el conocimiento de que han vivido sus vidas tal como las habían planeado, y compartirán con nosotros este conocimiento, y la paz que implica.

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