La muerte o
transición de un hijo es lo peor que puede pasar a una madre…
La muerte no sigue un orden cronológico, no entiende de
edades y algunas personas tenemos que enfrentarnos al desgarro, al dolor tremendo,
inmenso que produce perder un hijo. Nadie, creo está preparado para eso.
Después de un golpe
así es muy difícil encontrar sentido a la vida.
Cada
duelo es personal, no hay una única forma de recorrerlo.
Es muy difícil continuar, no sabes a veces por dónde tirar
o no quieres seguir o, simplemente, te parezca imposible conseguirlo. Estás tan cansada que te cuesta horrores.
Ahora después de un año y unos meses, de
su transición, siento tanto dolor como al principio. Pero mi hijo está en mi corazón y tengo momentos de paz.
El duelo por la muerte de un hijo es largo y tiene muchos
altibajos, cuesta mucho volver a la vida. Tratas de vivir
por él, por el amor que le profesas. El amor que compartes con tus seres
queridos perdura.
Mi perrita es una angelita que comparte mi vida, es amor incondicional. Junto con ella doy paseos por la naturaleza, viendo palomas, mariposas, pájaros, el aroma de las plantas, la tranquilidad del paisaje...
Mi perrita es una angelita que comparte mi vida, es amor incondicional. Junto con ella doy paseos por la naturaleza, viendo palomas, mariposas, pájaros, el aroma de las plantas, la tranquilidad del paisaje...
Las cosas no serán como antes, eso no
puede ser. Estoy viviendo un cambio tan profundo, una transformación tan dura.
A mí
me parece que nadie
muere un minuto antes o después de lo pactado, puede ser cierto o no, ¿quién
sabe? pero a mí
esto me consuela.
Yo creo que hay algo más después de esta vida, hay vida después.
Yo creo que hay algo más después de esta vida, hay vida después.
Me gusta pensar y creer que las vidas
cortas pertenecen a seres llenos de Luz que han venido, por Amor, a
despertarnos la Conciencia, a romper máscaras, a flexibilizar
corazas, a enseñarnos, a través del dolor de su partida, lo esencial. Lo
importante.
La vida ahora se reduce a tratar de sentir
paz y encontrar la parte amable y
bondadosa de todo, vivir el momento presente, sin grandes expectativas, agradecer la
calidez del sol, la brisa, la naturaleza, poder compartir sentimientos y emociones, una vida
tranquila. Apreciar la sencillez, hacernos la vida algo más fácil, sin complicarnos en mirar lo que hacen
bien o mal los otros. Vivir en paz sin pretender cambiar a nadie. Conectar
con algo más grande, con la plenitud y la paz que conlleva aceptarnos como
somos.
Creo además en un Poder superior, Fuente o
Dios.
Se que en algún momento mi hijo y yo nos volveremos a encontrar. Mi amor puro y verdadero, mi amado hijo Adrián, mi Ángel de amor y Luz. Te amo
Se que en algún momento mi hijo y yo nos volveremos a encontrar. Mi amor puro y verdadero, mi amado hijo Adrián, mi Ángel de amor y Luz. Te amo
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