SERIE DEL PERDÓN,3º ARTÍCULO DE JORGE LOMAR
Si el ataque no te hace feliz ¿por
qué insistir? En los artículos anteriores de esta serie hemos visto cómo en
nuestra mente se ocultan una serie de programas que, a no ser que estemos
atentos, conseguirán que en cualquier momento ataquemos a cualquier cosa.
Puede ser que el ataque solo sea mental,
pero aun así, tendrá sus consecuencias emocionales. Si el ataque ya es
emocional, viviremos momentos intensos de sufrimiento en alguna relación con
los demás. Si el ataque es interno, en forma de culpa, nos sentiremos
pequeños, temerosos y aislados. Si el ataque es físico, nos sentiremos heridos
o fracasados. Siempre hay pérdida unida al ataque. ¿Por qué atacamos entonces?
ATAQUE MENTAL
Para tener alguna conciencia de cómo atacamos a los
demás y cómo nos atacamos a nosotros mismos, es preciso estar dispuesto ver los
mecanismos de ataque en donde todo comienza: el ataque mental. Se manifestará
en cierto tipo de pensamientos y sus correspondientes emociones consecuentes.
Ambos verifican los programas de ataque que están ocultos en nuestras
creencias, nuestra manera de ver el mundo y nuestro concepto de “yo”.
El ataque mental es cualquier tipo de pensamiento que
nos separa de algo, que pretende dañar o que simplemente menosprecia, limita o
debilita. Se siente como aquello que llamamos “negatividad”, independientemente
de que el ataque esté dirigido hacia algo externo o hacia ti mismo.
Cuando culpamos, criticamos destructivamente, hacemos
bandos, juzgamos a alguien, e incluso cuando lo clasificamos, especialmente si
lo clasificamos de inútil o de peligroso, estamos atacando mentalmente. A
partir de ese momento, surge una barrera emocional o energética que por un lado
nos separa de la otra persona, y por otra nos mantiene presos a ella, ya que al
ser un “enemigo”, una parte luchadora de nuestra mente permanecerá en constante
vigilancia con respecto a esa persona. Esa parte de nuestra mente ha sido
entrenada para hacernos sobrevivir, es rígida, sistemática y suele olvidarse de
todo en pro de defendernos. Es primal, muy antigua, emocional y poderosa, cuyos
surcos están profundamente arraigados en nuestra mente.
Ese mismo ataque puede dirigirse contra
una idea, una circunstancia, una raza, una profesión, contra el mundo o incluso
contra Dios, cualquiera que sea el sentido que este concepto tenga
para ti. Y en cualquier caso se habrá abierto un toque de queda en tu mente.
EN DEFENSA PROPIA
Si estás recibiendo algún tipo de ataque físico
mientras lees este artículo, te aconsejo que intentes escapar o si no puedes,
te defiendas físicamente como puedas. Esto es evidente y no es el nivel de
trabajo del perdón. Como ya hemos dicho en los artículos anteriores, el perdón
es un profundo acto interior. Perdonar no significa que no te defiendas de un
ataque evidente. Perdonar se refiere a todos los casos en los que puedes hacer
un ejercicio de autoconciencia, darte cuenta de qué es lo que estás defendiendo
y qué pretendes con tu ataque.
El
recurso “en defensa propia” lo estamos usando en muchas más situaciones que en
los ataques físicos y directos. Lo empleamos constantemente ante cualquier
percepción de ataque. Por ejemplo, cuando sentimos que se nos ha atacado
verbalmente, se abren más posibilidades que simplemente responder con más
ataque. Pero para ello habría que estar muy atento y bastante entrenado en el
perdón. Si llevas tiempo trabajando, es más probable que puedas darte cuenta de
lo que ha ocurrido cuando has recibido ese ataque verbal. Por un momento,
sientes perfectamente qué es lo que en ti se ha sentido vulnerable. También puedes
sentir qué es lo que en la otra persona se ha sentido vulnerable para haber
tenido la necesidad de atacarte. En ese instante ya has encontrado un portal
por el que puede entrar tu perdón, existe un vínculo entre la otra persona y
tu. Ambos sois vulnerables, ambos estáis defendiendo vuestro “yo”. Entonces
puedes llegar a comprender por qué tiene miedo el otro o porqué se ha sentido
ofendido. E incluso puede que no entiendas los motivos del otro, pero te des
cuenta de que aquello que se ha puesto a la defensiva en mi, solo es mi propia
sensación de debilidad. Y eso es lo que pretende el ego, que hagas caso siempre
a tu debilidad, que te identifiques con ella.
EN DEFENSA DE LA VERDAD
También atacamos cuando alguien tiene una idea
distinta de la nuestra. Parece que hay una parte dentro de ti que se retuerce y
se siente herida simplemente porque otra persona tiene una visión distinta del
asunto. Esa parte dentro de ti no es más que un programa que va a colocar
inmediatamente a la otra persona en otro bando. En poco tiempo la ha catalogado
de “enemigo”, aunque sea a un nivel sutilmente subconsciente y ni tu sepas que
haya sucedido esta inmediata clasificación. Tú te has sentido identificado con
una opinión, y si la opinión es rebatida, la defiendes del mismo modo que si
fuera “en defensa propia”.
Puede,
incluso, que pienses que tu opinión es la verdad, y que eso te justifica para
defenderla, atacando al otro. Sin embargo, la verdad no necesita ser defendida.
No es necesario hacerle ver al otro la verdad si él no quiere.
LA VERDAD NO NECESITA SER DEFENDIDA.
Muy relacionado con la creencia de tener que defender
la verdad atacando a otro, está la idea de utilizar la culpabilización como
herramienta didáctica. ¡Para que aprenda! ¡Lo hago por tu bien! En realidad el
ataque pretende dañar, no pretende en absoluto que el otro aprenda nada, ya que
sin duda, ese no es el modo de enseñar nada a nadie. La acción que surge de
este pensamiento pretende aliviar la ira, proyectar la culpa y quedar por
encima, es decir, establecer el poder sobre otro. Lecciones de separación y
conflicto, en definitiva.
En
otros casos, una persona puede hacerte sentir ofendido solo con su presencia.
La defensa propia también puede saltar para justificar tu ataque. Solemos decir
que esa persona tiene mala energía o no nos produce “feeling”. Pero este
planteamiento ha cometido el primer error de quien realmente se dedica a
trabajar el perdón. Se ha colocado al problema fuera de tu mente. El mal
“feeling” que percibes en el otro ha surgido en tu propia mente y precisamente
de su manera de percibir al otro. Tú tienes el poder de cambiar tu percepción
de él en lugar de derrochar energía juzgando.
Muy
habitualmente, es nuestro estilo de vida el que se ve amenazado por alguna
causa percibida en el exterior, y la defensa propia se fusiona con el
profundo miedo al cambio que suele paralizarnos cuando se tambalea nuestro
marco de comodidad.
En este
mismo contexto, es muy habitual que ataquemos “en defensa de mi imagen”.
Defender la propia imagen a veces se refiere al prestigio o
al honor como si todo eso fuera la parte esencial de tu identidad, la máxima
verdad que te sustenta. Te puedes imaginar cómo salta esta “defensa propia” en
estos casos, como si fuera un resorte. Bajo este modelo de pensamiento, toda tu
seguridad, comodidad y estilo de vida está orquestado en el modo en que te ven
los demás. Si eso fracasa, tu trabajo, tu poder, tu aparente identidad se
podría venir abajo. En definitiva, cualquiera que sea la imagen que uno quiere
preservar ante los demás, muchos de los ataques mentales a los que recurrimos
pretenden defender tu personaje. Incluso en ocasiones, se defiende un personaje
débil, victimista o enfermizo, ya que se cree necesitar esa consideración por
parte de los demás.
EN DEFENSA DE OTRO
En otros casos, nuestro ataque se justifica porque
estamos defendiendo a otra persona a la cual consideramos indefensa (por si
alguien se ha olvidado, vuelvo a colocar el ámbito de trabajo fuera de los
ataques físicos, sino en los ataques psicoemocionales).
La mayor parte de las
veces, lo que hacemos es tomar partido automáticamente por algo en lo que
estamos involucrados emocionalmente. Es decir, parecemos defender a otro, pero
en realidad estamos defendiendo un interés propio. A veces el interés propio es
tan sutil como una lealtad, una amistad, una simpatía o un lazo familiar que
parece obligarte a entrar a formar parte de un conflicto.
Muchas veces surge nuestra ira cuando vemos sufrir a
las personas que más queremos. Eso te hace sufrir mucho y muy a menudo es
este mismo sufrimiento el combustible de nuestro ataque. Basta con que le des
suficiente crédito a estos pensamientos para verte envuelto en cualquier tipo
de guerra o conflicto.
ATACAR PARA CONTROLAR
Una gran cantidad de energía mental mal canalizada está
destinada a atacar a otras personas con el fin de que hagan lo que tú quieres.
Nos resulta familiar, al haber sido educados de esta manera es un programa
profundo. Para muchos padres no existe recurso alguno más allá del grito o la
amenaza para movilizar a sus hijos. Y este mecanismo se suele transferir de
padres a hijos, de hermanos a hermanos. ¡Cuántos conflictos surgen entre los
humanos porque unos intentamos modelar a otros a nuestra imagen y semejanza!
Aceptar al otro, respetar sus motivos y
todo el paradigma que lo sostiene es un sofisticado arte
que toda persona debería estar interesado en comenzar a practicar. El programa
del control, igual que cualquier otro, se puede cambiar. Porque cuando das
libertad, te liberas.
Cuando das libertad, te liberas
ATAQUE A MI MISMO
Cuando nos sentimos incapaces de algo, cuando nos
preocupamos por algo que podría pasar, o cuando tememos que algo se repita, así
como cuando nos culpamos de algo, nos estamos atacando mentalmente a nosotros
mismos. Entonces nos sentimos fragmentados, divididos por dentro, deshechos en
nuestra autoestima.
El ataque a mi mismo puede venir de la mano de un
error que aparentemente hemos cometido, y sobre el cual nos juzgamos a un nivel
de identidad, algún susurro programado que subliminalmente te dice “eres malo”.
Como si se olvidase que cometer errores es lo más natural en el ser humano, que
el mundo que vemos es imperfección en estado puro y que la mejor actitud que
podemos tomar ante los errores es aprender y perdonar.
Un error es un punto álgido de aprendizaje, ser
consciente de él lo convierte en un éxito.
Cualquier
éxito de nuestra vida habrá estado precedido por multitud de errores. Y más aún
cuando llevamos la escena al ámbito de las relaciones humanas.
Hay personas que piensan, aunque
sea sin darse cuenta, que culparse duramente por un error le ayudará a aprender
mejor, y de nuevo, hacen de la culpa su herramienta didáctica. Sin embargo, el
aprendizaje no puede funcionar mediante el ataque. El ataque, precisamente,
provoca el ambiente mental que impide cualquier aprendizaje. Será mucho más
productivo que te sientas bien mientras observas la mecánica de un error e
intentas aprender. Tu energía mental estará limpia, no necesitará defensas y tu
mente se mantendrá fresca y abierta.
Cuando la
motivación de un aprendizaje es el miedo, es posible que tu motivación la
consideres muy importante, pero el proceso de aprender se hará muy difícil. La
mente que realmente aprende está aprisionada entre las defensas y límites que
le impone la mente que lucha.
Una
preocupación o miedo recurrente, es otra forma sutil de ataque a ti mismo que
pone en guardia a la parte defensora de tu mente, y te manifiesta debilidad y
desconfianza. También el miedo se puede perdonar. Para perdonar cualquier
preocupación o miedo, debes darte cuenta de que estás temiendo
a tu pasado, y de que ese mecanismo será empleado por el ego para debilitarte
mediante hipótesis terroríficas proyectadas en tus fantasías de futuro.
También ayudará cuando te des cuenta, de
una vez por todas, de que lo único que puedes controlar en tu
mundo es tu mente, y este poder es absoluto. Pero no intentes controlar antes a
tu mundo que a tu mente, o tu mundo acabará controlando a tu mente y a ti.
COMPASIÓN
Compasión no es lástima. Cuando alguien te da pena, lo
sitúas por debajo de ti y en realidad, lo separas de ti. Compasión no es
simpatía. Puedes sentir compasión por alguien y no estar de acuerdo con su
manera de ver el mundo. Compasión no es sentir lo mismo que siente el otro. Si
eso fuera compasión, dos personas enfadadas estarían en actitud compasiva.
La compasión tiene dos niveles, uno humano
y otro espiritual. Al nivel humano sí se emplea la empatía, que significa que
percibes con absoluta claridad lo que el otro siente. Por supuesto, cualquiera
podría decir que es imposible que dos personas sientan lo mismo al tener
mentalidades y experiencias completamente distintas. Sin embargo, cuando una
persona es lo suficientemente madura y autoconsciente como para haber
desarrollado la empatía verdadera, sabe que los sentimientos humanos son muy
básicos y siempre los mismos sin importar edad, género, raza, ideología o
generación. Y a este nivel puede conectar con la otra persona.
La mente humana dispone de dos partes. Una
de ellas se dedica a defender, a luchar, está en controversia con todo lo que
ve, analiza y desmenuza, busca el defecto constantemente, ve peligro en todas
partes, y provoca todos los conflictos que vive. De esta parte de la mente
hemos estado hablando al referirnos a los distintos tipos de ataque mental.
La otra parte solo tiene el objetivo de
aprender, unificar, y caminar pacíficamente hacia la verdad, busca crecer y
expresar amor. Esta parte te conecta contigo mismo, con los demás y con todo.
La compasión sucede cuando te sitúas en
esta parte de tu mente. Puedes hacerlo con solo desearlo. Entonces, todos los
ataques que habías urdido y percibido comienzan a verse de otra manera. Al
entrar en el modo de aprendizaje, comprendes el miedo que el otro siente. ¡Cómo
no ibas a comprenderlo! Te has pasado toda tu vida sintiendo miedo. Descubres
que, bajo la apariencia peligrosa, iracunda o dolorida de la otra persona, hay
una vulnerabilidad que compartes con él. Lo puedes percibir como a un hermano
en este viaje de aprendizaje, y te unes a él en la vulnerabilidad humana.
A un nivel más profundo, la compasión es
descubrir que bajo todos los disfraces que tanto yo como el otro interpretamos,
está el Ser, la Vida sin límites ni forma, el Amor puro que somos. Alguno
se le llama “ver la luz”. Ver su Verdad. Ver tu Verdad.
Si, ¡somos humanos! Muchas veces no será
nada fácil ver la esencia del otro tras sus convincentes disfraces que hacen
saltar por los aires nuestro equilibrio emocional y disparan automáticamente
nuestro juicio más duro. ¿No resulta extraño que nuestra mente esté
tan entrenada en mil maneras en hacernos daño? Pero bajo todos esos programas,
nuestra esencia reclama que regresemos al conocimiento de la verdad. Entonces,
desde la verdad, podremos ver los programas de sufrimiento con tanta facilidad
que dejaremos de creerlos, y por tanto, los desconectaremos. ¡Programa
desinstalado satisfactoriamente! ¡Qué gran liberación!
Muchas de las veces no somos capaces de
ver la paz y el amor profundos en el otro hasta que nos centramos y vemos
la paz y el amor profundo en nosotros mismos. Si has podido descubrir un ataque
mental en tu vida, ya sea emitido o recibido, recuerda que dispones del don de
la compasión. Es una parte profunda y esencial de tu mente. Cuando puedas,
desplaza por un momento tu atención de los programas de dolor y dedica unos
minutos de silencio a encontrar esta parte de ti, tu verdadera identidad, y
desde aquí, vuelve a mirar lo que pasó.
Un
trabajo irremediablemente unido al perdón profundo consiste en ejercitar la conciencia
de lo que eres realmente, la conciencia esencial. La experiencia de saber lo
que somos nos llevará a ver de otro modo, a nosotros mismos y a todo lo que
percibimos. Es el salto a la conciencia espiritual
Fuente: PUBLICADO EN UNIVERSO HOLÍSTICO EN DICIEMBRE
DEL 2009
Resumen
de lo que se habla en el vídeo que está al final del artículo:
El programa de supervivencia está ahí porque hay una profunda creencia en la muerte.
El programa de supervivencia está ahí porque hay una profunda creencia en la muerte.
Epicúreo: “O Dios es también sufrimiento, dolor y
culpa o este mundo no lo ha creado Dios”, este mundo que estamos percibiendo es
una creación mental..
Sobre
el perdón…. Pase lo que pase siempre elige paz, dentro, que no
significa sumisión.
Cada perspectiva en la que te sientes que estás solo
es falsa, siempre estás interconectado con todo. La perspectiva de que algo
estás haciendo a solas o por tu cuenta, es siempre falsa,…. siempre vas a
tener que RENDIRTE a lo que te pasa, a lo que la vida te trae, a la conexión
con los demás, tu eres parte de un río que está fluyendo, muchas veces creemos
que sabemos más que la vida e intentamos manipular y cambiar al otro… Todo lo
que está a tu alrededor, eres tu, cualquier lucha con lo que hay ahí afuera, es
una lucha contra ti mismo, cualquier ataque fuera es un ataque dentro, esa es
la mirada del PERDÓN..
Responsabilizarnos y ACEPTAR nuestro sentir…. “tú no
me molestas, ME MOLESTAN MIS PENSAMIENTOS SOBRE TI, no me molesta lo que pasó
me molestan LOS PENSAMIENTOS REPETITIVOS OBSESIVOS CULPABILIZANTES, sobre lo
que pasó”
Nuestros niños interiores están metidos en una cueva,
nunca los quieres mirar, nunca les quieres dar la luz de tu conciencia, de ver
lo que sientes.. negamos el sentir de nuestro niño.
El verdadero perdón es siempre interno, de uno mismo,
sensación de paz.
Estoy perdonando todas esas diferencias que he
establecido dentro de mi.
Las cárceles es el centro social de la culpa, la gente
está haciendo penitencia peni=dolor, el programa te dice que para crecer tienes
que sufrir dolor, entonces entendemos que la justicia es un castigo, es la
venganza, la venganza es justicia.. esto es una cadena de ataques y defensas,
eso es lo que provoca el programa, y de lo que se trata es a través del perdón hacer
una cadena de PERDÓN
Pasos para entrar en ese camino del perdón..
1er
paso: Acepto el SENTIR, me quedo con él –esto es como
abandonar la proyección, me ocupo de lo dentro en lugar de lo de fuera, me
ocupo de mí, me centro en mí, me doy cuenta de este sentir, le atiendo le
honrro, le dejo su espacio, su tiempo.
2º
paso: Tomo la RESPONSABILIDAD me doy cuenta que el
conflicto está en mi mente no fuera, ya definitivamente he dejado de proyectar.
3er paso, es el
más importante PIDO AYUDA, me doy cuenta que una mente programada NO
puede arreglarse (desprogramarse) a sí misma, hace falta esa parte de la mente
que es ilimitada que limpie con su luz a la parte programada.
Tengo que darme cuenta de que no entiendo nada de que
no sé nada, no sé cómo se originó el universo, no sé porqué estamos aquí, no sé
cual es tu propósito ni el mío, no sé a dónde vamos… LO ENTREGO TODO, ahí estoy
pidiendo ayuda, y ahí es donde recibes la paz, sientes la paz, sientes que
estás siendo curado.
4ª paso,
ACEPTA LA SANACIÓN, esto significa que va a volver el programa una y otra vez a
ofrecerte la alternativa del ataque fuera o del ataque dentro con culpa
victimismo, o ataque fuera… y una y otra vez vas a tener que elegir PAZ en ese
mismo tema, hasta que esa idea es profundamente elegido, y ese aspecto de tu
vida esa capita de cebolla de tu yo (ego) acaba de ser vencido, y entonces
sientes una liberación, ha cambiado tu percepción.
Nos deberíamos centrar en esas personas que
tenemos a nuestro alrededor, tus hijos, tu pareja, tus padres, tus jefes
compañeros de trabajo, tus amigos, esas personas es donde se trabaja el perdón
y ahí está tu máxima inspiración y tu máximo conexión espiritual. Luego hay
otro trabajo de perdón impersonal, mientras vas por la calle, en el metro, con
los que te cruzas, esas personas que parecen distintas o que de repente nos
asustan. No hay mayor inspiración que el día a día, las relaciones
humanas. ELIJO PAZ AHORA.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=xn1QrDUybaU&feature=youtu.be[/youtube]
Jorge Lomar • Visión Cuántica en el Perdón Auténtico
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=kyONvCEG61s&feature=player_embedded#![/youtube]
Ver
desde el corazón y sentir desde el corazón.
Ya podemos amar de verdad, verdad
Es muy importante que aprendamos el perdón de la forma
que sea.
Qué bueno que ahora ya están haciendo nuevas concepciones
de la realidad sin ser dualista….
Buscar
en You Tube: Conferencia “Un nuevo concepto del perdón” en Durcal (Granada)
Oyendo
su vídeo estas son sus palabras:
Tu niño interno
sufre por tanto tu percepción emocional es errónea y estás dejando de ser
comprensión y haces caso al profesor del miedo, del ataque del sufrimiento….
La paz y la sabiduría interior te piden que dejes las
armas. Deja las armas internas: el ataque mental, la culpa el miedo, la
culpabilización.
Eres un adicto al programa del conflicto. Tengo que
manipularme y programarme a mi mismo. Yo soy amor y lo único que necesito es
sacar el programa que no me deja sentir el programa del amor.
Amor es estar bien con este momento, sin
manipulaciones, sin exigencias, sin demostrar nada, no tengo nada que venderos,
ni que compraros, confío en este momento.
Esto te enseña el perdón. En el momento presente.
Esto es un proceso que estamos viviendo que estamos
juntos en el proceso. Estamos juntos en el proceso y debajo de todo lo que nos
separa debajo es consciencia, amor, aceptación.
Lo bonito es experienciarlo, no escuchar a un tío loco
que te lo cuenta.
El camino del perdón te cambia la mentalidad. Tanto
tiempo viviendo como un guerrero y para luego darte cuenta que el ataque no
tiene ningún sentido.
Si te atacan el cuerpo defiendete y luego trabaja el
perdón. Siente la emoción y aceptala tal y como es.
El trabajo del perdón es sorprendente. De repente eso
que tanto te importaba cambia y no sabes como ni porque. Estabas poniendo todo
tu ego, todo tu éxito o todo tu fracaso en un punto.
Perdonar significa : per es constante y
totalmente y donar es donar…
La vida te hace una pregunta: Vas conmigo o vas por tu
cuenta.??? Acepto todo y si quieres luchar el amor espera.
No se puede imponer amor. Tienes que esperar que
ocurra y que la condición es que abandones las armas, que salgas del campo de
batalla.
Las personas que están ahí fuera son las mismas que
yo.
Cuando estoy en la mente que ataca estás atacando y si
estás en la mente que perdona perdonas dentro y fuera.
El programa te pone fuera en el campo de batalla. Te
pierde tu capacidad de comprensión y tu mente está enferma.
Si tu pareja te dejara y sacando el bazoca vas a
solucionarlo. El programa te dice que para quitar el sufrimiento tienes que
poner sufrimiento.
El perdón para el conflicto y el perdón te da la
posibilidad de conectarte con tu sabiduría interna.
Estamos haciendo caso al programa que nos manda a la
mili.
El programa trae todo lo del pasado para impulsarte a
lucha.
El programa te enseña a luchar.
Si ataco al programa, soy el programa de ataque.
Estoy atacando al sistema de pensamiento, una mentalidad
un software
El programa que es ego es un software y un sofware se
puede cambiar.
El bucle del pensamiento sentimiento se limpia con el
perdón. Hay un progama histórico que desde el subconsciente funciona.
Aquí tengo que cuestionar mi sistema de pensamiento
porque creo que aquí ha habido una injusticia. La comprensión nos espera. Y nos
dice: Te sientes víctima, te espero.
Me rindo salgo del campo de batalla. Me rindo a
una sabiduría superior.
Fuente: El mismo vídeo.
Fuente: Jorge Lomar
Fuente: http://www.lavidaesfacilydivertida.com/?p=10467
Fuente: http://www.lavidaesfacilydivertida.com/?p=10467
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