Por supuesto, cada padre afrontará este duelo de manera absolutamente personal dependiendo de su historia familiar, experiencias previas de duelo y el vínculo que lo unía a su hijo. Esto no significa que a un padre le dolerá más o menos que a otro sino que, en base a estas variables, cada uno construirá su propio camino de sanación. Es posible que esto traiga tensiones en la dinámica familiar afectando a la armonía de la pareja… las emociones están a flor de piel mientras que la irritación y la culpa surgen con una fuerza inusitada. Sin embargo, tu dolor es tan profundo como lo es para tu pareja, sólo que él o ella lo enfrenta y expresa de un modo distinto. Brindarle a cada miembro de la familia el espacio que necesita para hacer su duelo es tan importante como ser pacientes entre ustedes mismos para así construir espacios de comunicación en donde sea posible hablar libremente de sus sentimientos. En este sentido, podemos distinguir algunas estrategias de afrontamiento saludables que te permitirán transitar este duelo lo mejor posible para así construir con tu hijo fallecido un nuevo vínculo basado en el amor y los gratos momentos que han compartido juntos ¿Estás preparado? No dejes de leer este artículo que hemos preparado para ti.
¿CÓMO ELABORAR EL DUELO POR LA MUERTE DE UN HIJO?
La muerte de un hijo implica no sólo la pérdida de su presencia física sino también de los sueños y proyectos que tenías en mente.
Desde que somos pequeños jugamos y fantaseamos con la idea de ser padres. Sin embargo, sólo cuando llega un hijo a nuestra vida es que comprendemos el amor profundo que nos unirá por siempre a nuestro niño… más allá de cualquier distancia, tiempo o adversidad se construye un vínculo que transforma de un modo irreversible ese mundo en el que te encontrabas hasta ahora.
Cuando un hijo muere, ese mundo que hemos construido en nuestra mente se destruye… los padres quedan absolutamente desorientados y entumecidos frente a la nueva realidad. Es que el orden natural de la vida nos dice que los hijos no deben morir antes que los padres… debemos ver a nuestros hijos crecer, estudiar y formar su propia familia. Es por eso que la muerte de un hijo resulta tan incomprensible… su ausencia física implica la pérdida del futuro, de sueños y de esperanzas generando un dolor tan profundo que no puede expresarse con palabras. En este sentido, cada padre experimentará este proceso de duelo de manera absolutamente personal.
Hay quienes expresarán sus sentimientos en público, otros que preferirán hacerlo en privado… hay quienes se refugiarán en la religión mientras que otros culparán a Dios por lo sucedido. Por lo tanto, es frecuente no sólo que se produzcan tensiones en el matrimonio sino que también se distancien de viejos amigos o miembros de la familia. Es que los padres sienten que esta pérdida los ha transformado absolutamente por lo que les cuesta relacionarse con otras personas del mismo modo que lo hacían antes.
Hay quienes expresarán sus sentimientos en público, otros que preferirán hacerlo en privado… hay quienes se refugiarán en la religión mientras que otros culparán a Dios por lo sucedido. Por lo tanto, es frecuente no sólo que se produzcan tensiones en el matrimonio sino que también se distancien de viejos amigos o miembros de la familia. Es que los padres sienten que esta pérdida los ha transformado absolutamente por lo que les cuesta relacionarse con otras personas del mismo modo que lo hacían antes.
La muerte de un hijo es una pérdida significativa y permanente, por lo que el gran desafío para los padres en duelo es aprender a sobrellevar el dolor de esta ausencia obligándolos a repensar sus prioridades. El sentido de vida que hasta ahora te guiaba se ha destruido por lo que lentamente debes recoger los pedazos de esta vida que ha sido destrozada para encontrar nuevas fortalezas que te permitan construir un nuevo propósito.
Hay quienes buscan un modo de honrar la memoria de su hijo trabajando por los principios que solía defender, otros modificando las leyes que han de algún modo directo o indirecto producido su fallecimiento mientras que hay padres que recaudan fondos o participan en actividades como voluntarios en entidades sanitarias u ONGs dedicadas a la enfermedad que ha provocado su muerte. Sin embargo, la mejor manera de honrar la memoria de quien ha partido es volviendo a participar de la vida reconociendo la maravillosa oportunidad que te dio la vida de compartir estos años con tu hijo.
Sé que ahora parece difícil, pero procura ser paciente con estas emociones. Cada uno de los momentos que has compartido con él o ella vivirán por siempre en tu corazón… después de todo, fue él o ella quien te ha enseñado sobre este amor incomparable que formará parte de ti eternamente.
Si bien cada padre desandará un camino de duelo individual que será único en donde tú, tu pareja, tus hijos sobrevivientes y familiares procesarán este dolor en distintos tiempos y maneras, es posible reconocer algunas emociones, síntomas físicos así como cambios en el sistema de creencias que son frecuentes tras la pérdida de un hijo, como por ejemplo:
- Emociones. Fuerte shock, entumecimiento y negación durante los días posteriores a esta pérdida que comienzan a atenuarse con el paso del tiempo. Se experimenta una gran sensación de confusión, tristeza y desesperación que imposibilita al doliente realizar las tareas cotidianas, así como un fuerte impulso de sobreproteger a sus hijos sobrevivientes, o temor a estar solo frente a un mundo que se muestra potencialmente peligroso. También es usual sentir culpa y enojo por no haber podido cumplir con su rol protector de padres… se suele pasar gran tiempo pensando en lo que podría haber sucedido si se hacían o decían las cosas de un modo distinto. Este sentimiento de enojo se traduce también en un resentimiento hacia los padres que disfrutan de sus hijos sanos… la vida pareciera ya no tener sentido por lo que viven una intensa soledad y aislamiento aún cuando están rodeados de otras personas. Es que sienten que nadie puede realmente comprender la magnitud del dolor que ha dejado esta pérdida. Te sugiero que leas este artículo para conocer sobre las emociones que estás atravesando: “¿Cuáles son las Etapas del Duelo?”
- Salud Física. Debido al fuerte estrés físico y emocional que implica esta pérdida, el sistema inmune de los padres en duelo se encuentra notablemente debilitado por lo que suelen mostrar trastornos del sueño y la alimentación, opresión en el pecho, pérdida de la memoria, falta de deseo sexual, agotamiento físico y desgano por las responsabilidades laborales y domésticas, ausencia de concentración, dolores de cabeza intensos, boca seca, irritabilidad a los ruidos, somatización de la enfermedad que padecía su hijo y estómago vacío. No es para nada recomendable el consumo de alcohol, drogas y/o medicamentos con el objeto de evadir estas manifestaciones de duelo por lo que es primordial consultar con el médico de la familia ante cualquier inquietud. Si quieres conocer más sobre el impacto que tiene el duelo en tu cuerpo no dejes de leer este artículo: “Síntomas Físicos ante la Pérdida de un Ser Querido”
- Sistema de Creencias. La muerte de un hijo pone a los padres frente a una profunda crisis vital que los lleva a revisar no sólo el sistema de valores que hasta entonces los guiaba, sino también, los principios filosóficos y espirituales que creían incuestionables. Algunos encontrarán en la fe un refugio en donde tomar fuerzas para seguir adelante mientras que otros estarán enojados con Dios y se alejarán definitiva o provisoriamente de su religión. Es importante permitirse evaluar nuevamente sus prioridades, así como expresar estos cambios con el fin de construir lentamente un nuevo sentido de vida.
- Pensamientos. Tras la muerte de un hijo, la mente se encuentra absolutamente enfocada en comprender esta pérdida abrumadora por lo que es usual mostrar un bajo rendimiento en el trabajo, así como también una fuerte falta de concentración que afecta a las tareas cotidianas. Es que la cabeza de los padres en duelo vaga de un pensamiento en otro intentando buscar explicaciones frente a esta ausencia física. En este sentido, es posible olvidarse de algunas responsabilidades diarias así como también tener la sensación de perder habilidades que te permitían hacer las tareas con facilidad.
Por otro lado, durante los primeros días y/o semanas de duelo es frecuente que sientas una gran desorientación respecto a esta nueva realidad… el mundo se muestra absolutamente irreal y abrumador. Inclusive durante los primeros meses es posible que tengas alucinaciones auditivas, olfativas y/o visuales en las que puedes sentir el aroma del perfume de tu hijo, escuchar su voz y/o verlo en la calle o en la casa.
Es importante señalar que todas estas reacciones son absolutamente normales durante este proceso de duelo. Sin embargo, a medida que se trabaja el dolor, los padres deben ir notando leves pero importantes mejorías en las que estas reacciones lentamente se van atenuando. Por supuesto, esto no significa que el dolor desaparecerá sino que poco a poco las emociones se van haciendo menos intensas.
Recuerda que no hay fechas ni plazos para el duelo…habrá días de mayor calma y otros de mayor tristeza. Habrán eventos familiares y acontecimientos importantes en tu vida en los que te gustaría que tu hijo estuviera presente, pudiendo desencadenar el sufrimiento aún muchos años después. Esto no es un retroceso en tu duelo…es una reacción absolutamente normal por lo que debes permitirte expresar las emociones que surjan y así trabajar tu duelo.
Los ejercicios de meditación como éste que hemos preparado para tí: “Audio Meditación: Respirar y Soltar” te podrán ayudar a liberar un poco esa carga dolorosa que llevas en tus espaldas y que no te permite avanzar.
CONSEJOS DEL PADRE MATEO PARA PADRES EN DUELO
Curso Recomendado: La Muerte y el Sentido de la Vida:
¿CÓMO IMPACTA LA MUERTE DE UN HIJO EN LA RELACION DE PAREJA?
La pérdida de un hijo implica una crisis vital en los padres en duelo que ocasiona fricciones en la pareja.
La muerte de un hijo obliga a los padres a readaptarse a una nueva realidad que se muestra cruel e ilógica. Por lo tanto, el duelo es un trabajo emocionalmente exigente… debemos llegar a un acuerdo con el hecho de que nuestro hijo está muerto y construir una nueva vida en la que el niño no vive físicamente pero que, a pesar de ello, por siempre estará presente en cada recuerdo, en cada latido de nuestro corazón.
La identidad personal de cada uno de los padres en relación a su hijo ha cambiado, así como también su comportamiento y estilo de vida. Junto con esta pérdida se ha desvanecido una parte de su futuro, de sus sueños y de su identidad por lo que los invade una gran sensación de remordimiento, impotencia y culpa por no haber podido proteger a su hijo de la muerte. Por lo tanto, la pérdida de un hijo rompe con el equilibrio familiar que tenías hasta ahora… repentinamente tú ya no eres el mismo y tu pareja tampoco. Te vuelves notablemente más impaciente y cada pequeño error se convierte en una oportunidad para liberar el enojo y la impotencia que te ha invadido desde la pérdida de tu hijo. Inclusive es posible que tiendas a insistir o magnificar aquellos aspectos desagradables de tu pareja sin prestar atención a sus actitudes positivas.
Los padres tienen una gran necesidad de saber por qué su hijo murió, ¿a quién o qué le pueden atribuir esta pérdida?
Una de las situaciones más complejas que puede existir es cuando los cónyuges se culpan mutuamente por la muerte y/o cuando uno de ellos se siente personalmente responsable. En este caso, es esencial que el matrimonio busque asistencia terapéutica. Esto puede verse aún más profundizado en el caso de factores más específicos como, por ejemplo, cuando culpas a tu cónyuge por esta pérdida debido a que él era el conductor en un accidente de coche en el que tu hijo falleció, cuando hay culpas mutuas por no haber podido advertir las señales de alerta en caso de que haya sido un suicidio, o bien cuando ya los problemas maritales que había con anterioridad a esta muerte vuelven a surgir con mayor fuerza. Inclusive, aún cuando nuestra pareja no podría haber hecho nada para evitar esta pérdida, podemos culparlo por lo sucedido debido a la impotencia, el enojo y el dolor que nos abruma generando un fuerte impacto en el vínculo amoroso que hasta ahora los unía.
Al duelo que estás atravesando se le añade un enorme desafío: conocerse de nuevo con tu pareja en la experiencia más dolorosa de la vida.
En este sentido, la relación amorosa podrá cambiar de dos maneras:
- Se encontrarán tan distintos que no saben cómo relacionarse entre sí por lo que deciden poner fin al matrimonio o
- Lograrán fortalecer la pareja luego de haber desandado juntos este camino del duelo.
Es que el dolor causa estragos hasta en nuestras fibras más íntimas obligándonos a hacer un enorme esfuerzo para preservar las relaciones con los demás en un momento en el que no tenemos energías para siquiera levantarnos de la cama. Por eso, la honestidad así como la predisposición a la comunicación es esencial para mantener este vínculo en tiempos de crisis.
En este sentido, la muerte de un hijo puede hacer aflorar los siguientes conflictos en la pareja:
- Distancia Emocional. Desde niños escuchamos decir que “los hombres no lloran” o que “llorar es para débiles” por lo que la sociedad impone para cada género las formas socialmente válidas en las que pueden expresar su dolor.
Los hombres tienden a asumir el rol de sostenedor de la familia por lo que tienden a ocultar sus emociones en público mientras que se centran en el trabajo y el mantenimiento del hogar. Por otro lado, las mujeres manifiestan deseos de hablar sobre su dolor y suelen expresar sus emociones públicamente con amigos y/o familiares por lo que suelen sentirse desconectadas de su pareja debido a su ausencia de expresión emocional. Evita los comentarios sarcásticos, acusaciones perjudiciales y el distanciamiento emocional si tu pareja no actúa como lo esperabas. Te sugiero leer este artículo al respecto:“Diferencias entre hombres y mujeres al afrontar la pérdida de un hijo”.
- Crianza de los Hijos. Luego de la pérdida de un hijo, los padres se muestran sobreprotectores de los hijos sobrevivientes frente a un mundo que ha demostrado estar repleto de peligros.
Es que es usual que sientan que no han podido cumplir con su rol protector con el hijo fallecido haciendo surgir una multiplicidad de culpas y temores que pueden resumirse en esta pregunta: “¿Si ya me ha sucedido una vez quién me asegura que no sufriré la pérdida de otro hijo?”. En este sentido, es posible que surjan conflictos entre los miembros de la pareja respecto a esta conducta… hay quienes creerán que es necesario liberar a los niños de estos temores y no coartarlos en su libertad mientras que otros pensarán que hay que extremar las medidas de cuidado, preocupándose a cada minuto acerca de dónde están y qué están haciendo.
- Socialización. Muchas parejas suelen mostrar conflictos debido a que uno de sus miembros está preparado para participar de actividades sociales antes que el otro.
No comprenden cómo es posible que puedan reírse, reunirse con amigos o disfrutar de una actividad al aire libre cuando su hijo ha fallecido. Recuerda que no es posible evaluar el proceso de duelo de tu cónyuge tomando como referencia tu propio estilo de afrontamiento. Es importante mantener una comunicación abierta en la que los padres puedan expresar que nunca van a olvidar a su hijo por más que tengan estos espacios de distracción o disfrute.
- Relaciones Sexuales. Durante el proceso de duelo se produce una disminución del deseo sexual por lo que la relación íntima de los padres se podría ver postergada por un tiempo prolongado. Las caricias y los abrazos decrecen notablemente.
Es que al fuerte estrés físico y emocional padecido se le añade la culpa de experimentar placer. Es necesario no presionar a la pareja para tener este encuentro íntimo y esperar hasta que ambos se sientan preparados. Hablar abiertamente al respecto los ayudará no sólo a entender cómo el otro se está sintiendo, sino también, a tenerse paciencia mutua para encontrar nuevamente en el sexo un espacio de amor, disfrute y conexión con la pareja.
Habrá días en que sentirás una leve mejoría pero tu pareja tendrá un día de intenso dolor o viceversa.
Hay quienes verán en la mudanza de la casa un modo de escapar a los recuerdos, mientras que otros verán esta medida como innecesaria para esta etapa emocionalmente exigente que atraviesa la familia.
Los hombres por un lado, mostrarán un mayor control de sus emociones bajo la creencia de que deben ser personas “fuertes” para hacerse cargo de la familia encontrando en el trabajo un modo de escapar de la tristeza. Sin embargo, las mujeres suelen mostrarse más propensas a expresar su
dolor, a enfrentar estos recuerdos y a llorar públicamente por este dolor abrumador que las embarga. Entonces inmediatamente un pensamiento viene a tu mente “¿Qué es lo que le sucede, no le duele la pérdida de nuestro hijo?” .
dolor, a enfrentar estos recuerdos y a llorar públicamente por este dolor abrumador que las embarga. Entonces inmediatamente un pensamiento viene a tu mente “¿Qué es lo que le sucede, no le duele la pérdida de nuestro hijo?” .
Estas diferencias en el duelo pueden causar dificultades en la relación en un momento en el que precisamente más necesitan el apoyo mutuo. Entonces algunos hombres pueden creer que su pareja no está haciendo su duelo correctamente porque suelen “sobre-reaccionar” en este proceso mientras que algunas mujeres pueden pensar que este dolor más hacia adentro y menos observable que tiene su pareja significa que no amaba al hijo fallecido.
Por supuesto, esto no quiere decir que la mayoría de los matrimonios terminan indefectiblemente en separación… algunas parejas empeoran debido al surgimiento de conflictos preexistentes, otros matrimonios se fortalecen y encuentran un nuevo significado a su vínculo mientras que algunos terminan separándose debido a que no logran comprenderse y apoyarse mutuamente en este difícil camino de duelo.
En este sentido, es importante que ambos puedan hablar abiertamente sobre su dolor para así comprender el estilo de afrontamiento que cada uno ha llevado adelante para desandar este duelo.
Recuerda que:
Es esencial comprender que cada persona tendrá una respuesta personal frente a la pérdida basada en el vínculo que lo unía con su hijo, sus propias herramientas personales de afrontamiento y las expectativas culturales que caracterizan a su género, entre otros múltiples factores. Que no haga su duelo de igual modo que tú no significa que esta pérdida no le interese o no le duela. Es importante evitar juzgar al otro padre por cómo elabora su duelo… Construye una comunicación clara y abierta con tu pareja en la que cada uno se sienta cómodo de expresar al otro sus sentimientos, temores y desafíos. Cuando la pareja respeta el duelo del otro y se apoyan entre sí, se logra crear una relación de mayor entendimiento mutuo y empatía.
- La mejor manera de cuidar de la pareja es cuidando de ti mismo individualmente… permítete tener tus momentos en soledad pero también trabaja cada día para mantener una comunicación abierta y honesta con tu pareja para que cada uno sepa que el uno está para el otro cuando requiera de compañía, comprensión y escucha. Tómate un tiempo para hablar y escuchar realmente lo que le sucede a tu pareja reconociendo que, si bien es importante llorar juntos, también es vital buscar espacios de contención adicionales fuera del matrimonio para encontrar consuelo. Por ejemplo, los grupos de ayuda mutua, terapeutas especialistas en duelo, redes de amigos y familiares, instituciones religiosas, etc.
- Tras esta ausencia, sentimos que no queda nada que dar incluso a la pareja… no puedes satisfacer tus propias necesidades por lo que menos aún sientes que puedes ocuparte de las necesidades de otra persona. Cada uno de los cónyuges está concentrado en sus sentimientos, sus necesidades y sus tiempos, por lo que tienen poca energía para invertir en otros seres queridos.La terapia de pareja así como también las sesiones psicológicas individuales permiten conocernos más a nosotros mismos, adaptarnos a los cambios implicados en esta pérdida, así como también, reflexionar sobre las tensiones que se producen en la pareja debido a esta ausencia física.
Suponer que una pareja en duelo está condenada a la separación es una mirada pesimista que muchas veces no coincide con la realidad. Sin embargo, una mirada más acorde sería advertir las señales de peligro que conlleva este duelo.
El dolor por la pérdida es tan física y emocionalmente agotador que muchos padres en duelo no tienen la energía suficiente para hacer que su matrimonio funcione. Por supuesto, esto no significa que el amor se haya esfumado sino que todos tus esfuerzos se encuentran concentrados en comprender esta ausencia.
Por lo tanto, el acompañamiento terapéutico así como la comprensión y respeto mutuo los ayudará a aceptar no sólo que cada uno de ellos tiene una nueva identidad bajo la cual deben reconstruir su vínculo sino que, además es esencial validar la respuesta individual que cada uno de ellos manifiesta frente a esta pena.
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