Dime: ¿quién es aquella que siempre perdona,
Que
todo lo olvida sin guardar rencor?
Ayer
tus travesuras, hoy tus «locuras»
Te
besa, te bendice y te llama su amor.
Ayer
tus regueros de ropa, tus corotos
Hoy
el mismo cuadro, ¡el baño un zaperoco!
Ella
recogiendo, secando, guardando
Por
tí, no se cansa de andar curucuteando.
Dormía
despierta, la oreja parada
Cuando
te sentía, corría alarmada
A
tocarte, arroparte, porque estornudaste
Hoy,
a ver si por fin ya llegaste.
A
nadie le cuenta cómo la exasperas
A
veces te grita que la desesperas.
¿Que
a veces te grita?
¿Qué
te vuelve loco?
¿Y
cargar contigo, te parece poco?
¿Y
cargar contigo, te parece poco?
Hoy
que eres grande, soltero o casado
«Aquello«,
tú sabes ¿Se lo habrás contado?
El
negro secreto que guardas profundo
¡Que
nadie lo sabe, nadie en este mundo!
¡Tch!
Descarga tu alma ¿Vas a callar
Ante
la única con que puedes contar?
¡El
único ser que no te dejara
Que
contra mar y viento te defenderá!
La
verás jurando que todo eso es mentira
Que
no fue tu culpa. Que alguien te empujó
Nada
tendrás que temer de su ira
¡Porque
eres perfecto y San Se acabó!
¿Que
quién es esa Santa, esa Mártir Bendita
Que
no busca fama, ni gloria, ni ná…?
Pues,
la tuya, mía, de todos, igualita
La
única que responde al nombre de «Mamá».
– Conny Méndez
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