Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤
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martes, 13 de marzo de 2018

EL PACTO ENTRE ALMAS


Si crees en la reencarnación, debes tener en cuenta que antes de encarnarte en un nuevo cuerpo para tener una nueva experiencia de vida, las almas hacen pactos que se mantienen a veces a lo largo de varias reencarnaciones para experimentar o superar o recordar ciertas experiencias, por lo cual el pacto y acuerdo entre almas es una razón importante por la que en la vida diaria hay personas que nos dan un interés muy particular o nos despiertan y llevan a experiencias que no pensaríamos podríamos tener. Nadie en tu vida está de más, siempre hay una razón por la que está y por la que se retirará si esto ocurre, nada es al azar.

EL PACTO ENTRE ALMAS

miércoles, 28 de febrero de 2018

Traumas en la infancia

Abraham Hicks en español Tuvo traumas en la infancia y se Alineaba con drogas

https://www.youtube.com/watch?v=FkWEozMpnFk

Abraham-Hicks ~ Acerca de la adolescencia (español)


Abraham Hicks subtitulado al español: Elegimos a nuestros padres?


Cómo ayudar a la familia tras una muerte traumatica

El dolor que experimenta una familia tras la muerte de uno de sus miembros se incrementa hasta niveles casi insoportables cuando ésta se ha producido por un suicidio. Las muertes violentas, y en particular el suicidio, son las más difíciles de aceptar. Se buscan explicaciones, se pretende encontrar culpables, no se sabe cómo mitigar una angustia que se muestra aturdidora.
El efecto del suicidio en la familia constituye una tragedia devastadora que provoca serios destrozos en la vida de los sobrevivientes, introduciéndoles en un duelo, por regla general, muy traumatizante y prolongado. Sobre todo en el caso de las madres, al tener más interiorizado su papel tradicional de cuidadoras, encuentran muchas dificultades para entender que sus desvelos, sus cuidados, sus intentos de protección y sus esfuerzos de contención hayan sido ineficaces a la hora de evitar la tragedia.

Por otra parte, la mayoría de las familias viven el suicidio como un verdadero estigma que les llena de vergüenza y que no les es fácil sobrellevar. Y esto parece ser así incluso aunque desde el entorno se evite todo señalamiento negativo y se les trasmita todo el apoyo posible. Así, en ocasiones, se busca enmascarar una realidad extremadamente dolorosa y se fabrica un verdadero tabú respecto a lo que en verdad le ocurrió a la víctima, ocultando la causa real de la muerte. No deja de ser una forma de protección de algo que no se quiere aceptar porque resulta más amenazante de lo que uno está dispuesto o capacitado para soportar.

Aquel terapeuta que pretenda ayudar a la familia para superar de manera adecuada el proceso de duelo por un suicidio necesita manejar una serie de pautas terapéuticas para facilitar la evolución psicológica de los familiares en las diversas etapas y evitar así la aparición de duelos patológicos.
Pero conviene entender que no existen panaceas ni remedios infalibles. Cada ser humano es distinto y reacciona ante un mismo evento de manera original. Y, por otra parte, es evidente que el impacto no será el mismo para los hijos del suicida que para sus hermanos, padres o pareja.

Algunos principios generales de intervención inmediata en los casos de suicidio serían los siguientes:

1.- Acompañar a la familia en algunas tareas fundamentales:
  • Reconocimiento compartido de la realidad de la muerte y del modo como ésta se produjo (confrontación directa, ritos funerarios, visitas a la tumba…)
  • Experiencia compartida del dolor y la pena. Será preciso captar, comprender y respetar la expresión de sentimientos complejos y contradictorios (ira, decepción, desamparo, alivio, culpa…) presentes, en mayor o menor grado, en las relaciones familiares tras haberse producido el hecho luctuoso.
  • Reorganizar el sistema familiar reestructurando las relaciones para compensar la pérdida.
  • Abrirse a nuevas relaciones y vivir abiertos a nuevas metas en la vida. En el proceso de duelo (un año o dos como mínimo) cada estación, cada fiesta o acontecimiento evoca la pérdida. Habrá que evitar que la idealización del muerto, la sensación de deslealtad o el miedo a otras pérdidas impida contraer nuevos vínculos o empuje a abandonar compromisos.
2.- Trabajar para atemperar el sistema impulsivo y preparar a los más jóvenes para que sean capaces de tolerar las inevitables frustraciones que acompañan a toda vida humana. Es importante ayudarles a entender que el sufrimiento, el fracaso en el logro de objetivos, las contrariedades y los conflictos son experiencias dolorosas con las que es preciso contar. Deben, por lo tanto, ser integradas como componentes inevitables de la vida y pueden ser manejadas de forma constructiva sin dejarse arrastrar por los senderos sombríos de la autoaniquilación.


3.- Ayudar a la familia para que comprenda que el suicidio estuvo relacionado con la enfermedad y no con fallos en los que, inevitablemente, ellos hubieran podido incurrir. Parece que explicar la muerte por suicidio como un síntoma de una enfermedad mental puede disminuir el riesgo de la imitación, mecanismo que, según se ha comprobado, puede inducir a algún otro miembro de la unidad familiar a seguir el mismo camino que el suicida.
4.- Separar la forma de la muerte del muerto mismo. J. Montoya Carrasquilla subraya que en la muerte por suicidio es preciso separar la forma de la muerte del muerto mismo; hay que rescatar al occiso de la forma en que ha muerto, diferenciar su vida del modo de morir. Conviene hacer esa distinción para que se produzca el proceso de sanación. Es preciso hacer aflorar el convencimiento de que lo que realmente importa no es la manera como murió el ser querido, sino el hecho de que ya no está. Por lo tanto el trabajo terapéutico de recuperación y de duelo debe hacerse por su ausencia y no por su modo de morir.
5.- Conocer la estructura global de la familia y la posición funcional de la persona que muere. Si eso es importante, en general, para todo aquel que pretende ayudar a una familia, y fundamental para quien se propone hacerlo con quienes han perdido uno de sus miembros, se convierte en imprescindible cuando el muerto lo es por suicidio. Pretender tratar todas muertes del mismo modo constituye un craso error. Fundamentalmente porque no basta con orientar la ayuda, de acuerdo a nociones corrientes de duelo, a la expresión abierta del dolor. Es preciso conocer el modelo de relación que utiliza la familia, su grado de cohesión, el tipo de comunicación más o menos sano que mantienen entre sí sus integrantes y que mantenían con el difunto, el papel más o menos relevante que éste desempeñaba, su posible función como mantenedor homeostático de la estructura familiar, etc., etc…
6.- Ayudar a vencer los mecanismos de negación. Es importante también que el terapeuta tenga un buen control de su propia emotividad y acompañe a la familia para que ésta vaya logando superar sus naturales mecanismos de negación. Parece conveniente (Bowen) no rehusar términos directos como “muerte”, “morir”, “enterrar” o “suicidio”, evitando otros menos directos como “el que se fue”, “el que ya no está”… La utilización de expresiones claras sirven para señalar que se es capaz de hablar con naturalidad de este tema por más doloroso que resulte y ayuda a los demás a sentirse cómodos y a abrir sistemas emocionales cerrados. Los vocablos alusivos pretenden suavizar la realidad de una muerte traumática, pero contribuyen a la confusión y a no enfrentarse a una dolorosa realidad que no deja de existir por más que se pretenda edulcorarla o enmascararla.
7.- Facilitar la expresión de los sentimientos. Una acción terapéutica fundamental es permitir la expresión del dolor estimulando sus manifestaciones sobre todo en aquellos familiares que tratan de mantener un control excesivo sobre sus emociones.
8.- Priorizar el duelo. En el trabajo con familias que deben abordar duelos difíciles es importante ayudarles a “priorizar el duelo”, algo así como “establecer una jerarquía de dolientes” que impida la usurpación del dolor por parte de familiares que, no siendo los más afectados, tienden, debido a su peculiar personalidad, a comportarse como si fueran los que más sufren restando protagonismo y atención a quienes verdaderamente más la necesitan. Habrá que hacer un trabajo de contención de las personalidades histriónicas que, como se dice popularmente, desearían ser el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro. Es importante lograr la solidaridad de toda la familia para que brinde su apoyo emocional al “doliente priorizado” (padre, madre, esposo/a, hijos…) incrementando así sus actitudes altruistas y su disposición de acompañamiento a quien realmente es más menesteroso.

9.- Adquiere una especial importancia el apoyo a la familia respecto al manejo que ésta debe hacer de los sentimientos de culpabilidad. A este respecto convendría tener en cuenta:
  • Que la culpa es una fase habitual por la que pasan todos cuantos pierden un ser querido. Es conveniente ‘normalizar’ este sentimiento y vivir como algo natural el hecho de preguntarse qué se hizo mal o qué se dejó de hacer bien.
  • Que, aunque se produjo en ese determinado momento, el suicidio pudo también haber ocurrido antes y si realmente no sucedió así en ello tuvieron mucho que ver los desvelos y los cuidados que generosamente brindó en su momento la familia. Es este un aspecto que conviene destacar.
  • Que si el propio suicida jamás deseó padecer la enfermedad que le llevó a la muerte, tampoco tiene ninguna lógica cargar sobre las espaldas de la familia, del médico, del psicólogo o del psiquiatra una decisión que ni desearon, ni alentaron.



La familia tendrá que entender que no era fácil, ni posible evitar lo que finalmente sucedió. El ser humano acaba haciendo lo que desea y nadie se lo puede impedir. No es razonable vivir encadenado al otro para evitar una posible tragedia. La vida en esas condiciones no tendría sentido y el simple planteamiento de una situación de esa naturaleza resulta absolutamente absurdo. Además nadie puede hacerse responsable, de forma definitiva, de la vida de otro salvo que se trate de un niño o de un demente y ello con matices y aceptando que, incluso en esos casos, hay circunstancias que escapan a nuestro control y no son, por tanto, previsibles.
Es igualmente imprescindible tener en cuenta un contexto más amplio que el de la propia familia. Es éste un principio desculpabilizador que permite entender, por una parte, que toda persona es libre y responsable de sus actos y, por otra, que la matriz social en la que una persona toma sus decisiones no está constituida exclusivamente por el entorno familiar.
Será también fundamental trabajar todo lo referente al complejo mundo de los límites que las familias muy aglutinadas o fusionadas tienden peligrosamente a diluir. Eso facilitará la comprensión de un “sí-mismo” independiente y la responsabilidad de cada uno frente a ese “sí-mismo”. Habrá que aprender a aceptar que cada uno es dueño de su propio destino y señor de sus propias decisiones. Por lo tanto, el amor y la proximidad afectiva no implican que uno deba sentirse corresponsable, y mucho menos culpable, de las conductas que uno desaprueba en aquellos a quienes ama.
Un último recurso sería procurar que el culpabilizado caiga en la cuenta de que él no le inculcó, en ningún caso, la idea suicida, ni le facilitó los medios para ejecutar el suicidio, sino que, por el contrario, se esforzó por modificar su manera de ser, le aconsejó lo mejor que pudo y sufrió y padeció a causa del carácter difícil del difunto.



10.- Señalar, finalmente, como algo importante la necesidad de dar tiempo al tiempo.Es tarea fundamental del terapeuta trasmitir serenidad. Los procesos de duelo no pueden ni ahorrarse, ni precipitarse porque cuando se cierran en falso se convierten en fuente de patologías. La familia tendrá que comprender que no existe receta mágica que pueda liberarle del dolor de la separación, máxime cuando ésta ha sobrevenido de forma inesperada y violenta. Habrá que confiar en el valor analgésico del paso del tiempo y en sus efectos terapéuticos.
J. J. RUIZ
Terapeuta familiar
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 Fuente: http://www.cuidatusaludemocional.com/suicidio.html

domingo, 25 de febrero de 2018

Abraham-Hicks en español ~ Tus hijos saben que saben



Abraham-Hicks en español ~ Tus hijos saben que saben

Gratis descarga audio MP3, transcripción PDF: http://www.tuvidaahora.com?p=1936 Apoya a Tu Vida Ahora: http://goo.gl/P4z57c


Transcripción parcial:
Entonces, si estuviésemos en tu lugar, iríamos donde nuestros hijos de inmediato, y diríamos –he reconsiderado, mi impulso es el de protegerlos de que sean absorbidos hacia una vida muy estrecha, pero la falla en mi razonamiento es el que ustedes vean la vida a través de mis ojos, lo que no pueden hacer.  Y a la inversa, mi razonamiento erróneo era el que yo podía ver su vida a través de mis ojos, lo que no puedo hacer. Así que he decidido dejarlos usar sus propios ojos, y vivir sus propias vidas. Sólo sepan, que de todas las cosas, les deseo bienestar. Y he decido que va a ser cosa suya el saber si lo están encontrando o no.

Transcripción completa: http://www.tuvidaahora.com?p=1936

jueves, 22 de febrero de 2018

La depresión, ¿que es?


La depresión es uno de los trastornos mentales más comunes en la sociedad actual y muchas personas sufren, de forma más o menos manifiesta esta enfermedad. Un desequilibrio químico desciende los niveles de serotonina de nuestro cuerpo, provocándonos una tristeza prolongada en el tiempo. Afortunadamente el tratamiento que se utiliza para combatir la depresión tiene cada vez mejores resultados.
Hay ciertas personas que por su forma de ser son más propensas a padecerla. Las personas responsables, con baja autoestima, exigentes, perfeccionistas, con un elevado sentido del deber y de respeto, minuciosos, baja tolerancia al fracaso y con planteamientos vitales muy rígidos tienen un mayor riesgo de sufrir depresión. Dan mucha importancia al control por lo que les gusta saber lo que ocurre en cada momento. Adoran la rutina, detestan la improvisación o las sorpresas y sufren si sienten que no controlan algún aspecto de sus vidas.
La detección precoz es fundamental por lo que os ayudamos a reconocer fácilmente esta enfermedad para ponerle remedio a tiempo y comenzar cuanto antes a combatirla.
1.     Si una persona siente tristeza sin motivo aparente o justificado y no tiene ganas de hacer nada por falta de ilusión y motivación, podría estar desarrollando una depresión.
2.     Dejar de comer, dormir mal –o demasiado- y sentirse sin fuerzas pueden ser síntomas físicos indicativos de una depresión.
3.     El depresivo tiende a aislarse. No quiere relacionarse con nadie, deja de quedar con otras personas y de salir a la calle e incluso puede mostrarse malhumorado con los miembros de su familia y amigos.
4.     Si se padece una depresión al paciente le costará levantarse de la cama y se irá encontrando mejor según transcurre el día. La serotonina alcanza sus niveles más altos por las tardes, de ahí la mejoría.
5.     Si la gran parte de los pensamientos que se tienen son negativos y están relacionados con ideas de enfermedad o incluso la muerte también se puede estar padeciendo una depresión.
6.     El síntoma más evidente es el llanto. Si se llora sin motivo y después de llorar no se encuentra uno mejor, es posible que la depresión haya comenzado.
7.     Es frecuente que la depresión se acompañe de ansiedad, por lo que se pueden dar algunos síntomas de ésta como el nerviosismo, la agitación, la respiración acelerada y entrecortada…
8.     Otro síntoma es la anhedonía, incapacidad para obtener placer o disfrutar. La falta de interés en el sexo, la impotencia o frigidez y la ausencia de deseo son también muy reveladores.
La depresión no es una psicosis, es decir, no hay ruptura con la realidad y, por tanto, el enfermo es consciente de que lo está. Por eso es importante que uno se analice a sí mismo de manera objetiva y pueda prevenir la depresión o tratarla desde sus primeros estadios: eso incrementa exponencialmente las posibilidades de recuperación completa. Si tu personalidad responde a los rasgos descritos y has notado alguno de los síntomas que se han presentado, acude a un especialista. No todas las depresiones son iguales ni todos los síntomas son exclusivos de una depresión, pero en caso de verte afectado, la detección temprana es básica para la recuperación.
https://www.adamedtv.com/depresion/como-detectar-la-depresion-sintomas-y-rasgos-de-personalidad-de-las-personas-depresivas/

lunes, 5 de febrero de 2018

¿Elegimos a nuestros padres antes de nacer?


Hay una pregunta esencial que se hace todo ser humano alguna vez en su vida y que es la esencia de la conciencia que nos hace ser quien somos, esto es, la pregunta de por qué estamos aquí. El pensamiento moderno apoyado en la ciencia responde muy bien al cómo llegamos aquí: la mayormente azarosa unión de un esperma y un óvulo, el abrazo carnal de dos seres con los que no teníamos nada que ver hasta el momento de la concepción. Para la ciencia establecida no es necesario ir más allá de esto, puesto que, según el paradigma materialista, no existíamos antes de la concepción en el vientre de nuestra madre y no venimos al mundo por ninguna razón o necesidad en específico, lo único que de alguna manera traemos con nosotros son los genes de nuestros antepasados.

Esta respuesta no es muy satisfactoria para muchas personas que creen que su vida y el mismo mundo tienen un propósito, un significado y un destino que no puede ser reducido solamente de la ciega evolución de la materia. Los aspectos cualitativos de la existencia, las intuiciones, las "verdades espirituales", no pueden comprobarse científicamente, pero aún así ejercen una atracción y nos dotan de una razón de ser, son aquello que nos mueve e impulsa a crecer y desarraollarnos moral y espiritualmente, puesto que el ser humano, creemos, no deja de crecer cuando se convierte en adulto.

Como dice el filósofo Manly P. Hall, para muchos niños la noción de que han existido y existirán para siempre no es en ninguna medida algo extraño, o algo que deben de aprender a creer bajo algún adoctrinamiento, es algo que se cree con naturalidad, puesto que generalmente el ser no se identifica con el cuerpo solamente. Es posible que el universo mismo no haya tenido principio y no tenga final, solamente sea existencia existiendo multiforme, infinita transformación (en esto coinciden religiones con algunas teorías físicas modernas). ¿La muerte realmente es el final? ¿Es el nacimiento el inicio de todo lo que somos? O, en cambio, ¿no es más bien sólo un nuevo despertar en una larga cadena de sueños y despertares en nuevos modos de existencia?

Para el budismo, la reencarnación es el resultado del karma, es decir, de las acciones que hemos realizado. El budismo no cree en la existencia de un alma inmortal, pero sí en la continuidad de la mente. La mente no está ligada al cuerpo más que por habituación y no es definida por lo material, tiene una base intangible, la misma que el espacio y la misma que Buda. Las vidas y cuerpos a los que nacemos son el resultado de los karmas que hemos echado a andar, hábitos a los cuales nos hemos aferrado de alguna manera, consecuencias cristalizadas. En el hinduismo, donde sí se considera que existe un alma inmortal, la reencarnación es vista de forma similar, sólo que en algunas acepciones de esta religión se confiere realidad al individuo, el cual es una emanación por así decirlo, del Ser Supremo, y el cual evoluciona hacia la reidentificación con su esencia inmortal. En la filosofía platónica, la doctrina de la transmigración de las almas sostiene que el alma reencarna bajo la ley de la necesidad, se dice que las Moiras, las hijas de Ananke (la diosa de la necesidad) tejen su destino. El filósofo neoplatónico Plotino sugiere que el alma elige sus padres, circunstancias y lugar de nacimiento, "el alma desciende y entra al cuerpo apropiado". Esto, sin embargo, no es una decisión conforme a un antojo o algo así, sino que es el cumplimiento de la necesidad, el alma "decide" conforme a lo necesario, a aquello que le es esencial para continuar su proceso evolutivo o de recordar su verdadera naturaleza, lo cual le hace avanzar, también según la filosofía platónica, hacia la reintegración con la unidad divina.

El psicólogo James Hillaman explica que si bien nuestra cultura tiene la noción de la genética y la influencia de la naturaleza, "estas teorías no nos hablan a la individualidad y a la unicidad que sientes que eres tú". Otras culturas tienen un mito fundacional que debemos reconsiderar, como por ejemplo el Mito de Er que expone Platón en La República: "El mito dice que el alma elige sus padres particulares, y así son parte de tu destino, ya sea que experimentes una carencia paternal, padres solteros, adoptivos o lo que sea... En el mundo actual llenamos a los padres de un gran peso, como si fueran dueños y totalmente responsables del destino total de sus hijos... Este otro mito sugiere que tú tienes tu propio destino y que los padres tiene la tarea de proveer el lugar en el mundo en el que puedes enraizarte en la vida y hacer más fácil que crezcas". 

Ya sea que las coordenadas de la reencarnación hayan sido elegidas por la voluntad del alma o hayan sido computadas por el cosmos conforme a la ley de la necesidad o del karma, de cualquier manera el resultado --la encarnación particular en un cuerpo determinado en el seno una familia determinada-- es exactamente lo que merecemos y necesitamos, según la teoría de la reencarnación en diversas culturas. Es decir, la vida que tenemos es la oportunidad perfecta para crecer. La reencarnación supone una teoría de la evolución espiritual --una teoría de la evolución más completa puesto que incluye los aspectos morales y espirituales de la existencia. De esta forma cada encarnación es la continuidad de nuestro esfuerzo evolutivo, de nuestra estancia en una escuela metafísica de aprendizaje, de autoconocimiento, de amaestramiento del vehículo del cuerpo en servicio del espíritu. Asimismo, la reencarnación y el karma garantizan la moralidad y la causalidad inherente en todos los aspectos del universo. Sin ellas, nuestros actos y pensamientos no tendrían ninguna regulación ni ningún sentido ya que se desvanecerían en la nada, y podríamos hacer lo que se nos plazca sin cosechar los efectos integrales de cada acto. Intuimos, sin embargo, que esto no es así, lo que hacemos en un sentido no sólo físico y cuantitativo, sino también metafísico y cualitativo tiene consecuencias en directa relación a la naturaleza de nuestros actos.

En un sentido práctico, existen dos importantes nociones que la reencarnación nos brinda. Por una parte nos exhorta a reconocer por nuestro propio bien, que existimos en un universo moral, donde nuestros actos tienen consecuencias y en el que somos responsables de nuestra actualidad, de todas las condiciones con las que enfrentamos el mundo. No hay manera de descargar: no fue el azar, no fueron nuestros padres, ni siquiera fue dios. Somos siempre lo que hemos sido. El presente es la co-presencia de todos los momentos que hemos vivido bajo el condicionamiento funcional de un cuerpo en el tiempo con una cierta memoria. Asimismo, nos llama a optar por una actitud de reverencia y comprensión en lo que se refiere a nuestros padres, una actitud que ya no busca juzgar o culpar, sino que entiende que nuestros padres son el vehículo de la manifestación de aquello que somos, no los dispositores. Y cualquiera interesado en responder a la pregunta con la que empezó este artículo y con la que empieza toda búsqueda de sentido en la vida, entonces verá en sus padres una rica fuente de enseñanzas para acercarse a resolver el misterio de por qué está aquí. ¿Qué es lo que venimos a aprender de ellos, o qué es lo que venimos aprender al mundo que fue necesario que fuéramos engendrados por este padre y esta madre y no cualquier otro par? Pueden existir muchos maestros, algunos muchos más evolucionados y cercanos a la iluminación --algunos de ellos serán quizás nuestros padres espirituales-- pero lo que sí es seguro, es que en nuestros padres tenemos maestros inmediatos, insoslayables, a veces crueles, a veces amorosos, pero siempre poseedores de una valiosa lección, de una profunda joya psíquica, de una historia que va más allá de la sangre y que necesitamos comprender para conocer quiénes somos y a dónde vamos.

Twitter del autor: @alepholo


sábado, 30 de diciembre de 2017

El Indomable Will Hunting. Película En Español


Will es un joven rebelde con una inteligencia asombrosa, especialmente para las matemáticas. El descubrimiento de su talento por parte de los profesores le planteará un dilema: seguir con su vida de siempre -un trabajo fácil, buenos amigos, muchas cervezas y alguna bronca- o aprovechar sus grandes cualidades intelectuales en alguna universidad. Sólo los consejos de un solitario y bohemio profesor le ayudarán a decidirse. © 1997 MIRAMAX ALL RIGHTS RESERVED.