Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤
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viernes, 23 de marzo de 2018

Comparto un extracto de un libro de la Dra. Kübler-Ross


Psiquiatra que escribió varios libros y revolucionó  el para paradigma científico-materialista del siglo XX.

Aconsejo que lean  La rueda de la vida y La muerte un amanecer.
Todas las personas interesadas en conocer qué hay después de lo que algunos conocen como “muerte”…

Extracto del libro  La rueda de la vida:
 Después del seminario, me acerqué al pastor N., sin saber muy bien cómo decirle que renunciaba. Nos detuvimos ante el ascensor, hablando del seminario que acababa de terminar y de otros asuntos. Cuando él pulsó el botón para llamar el ascensor, decidí aprovechar ese momento para dimitir, antes de que él entrara en el ascensor. Pero ya era demasiado tarde, pues se habían abierto las puertas.

Yo me disponía a hablar, cuando repentinamente apareció una mujer entre el ascensor y la espalda del pastor N. Me quedé con la boca abierta. La mujer estaba flotando en el aire, casi transparente, y me sonreía como si nos conociéramos.

- ¡Dios santo! ¿Quién es? —exclamé extrañada.

El pastor N. no tenía idea de lo que ocurría. A juzgar por su expresión, debía de pensar que me estaba volviendo loca.

- Creo que la conozco —dije—. Me está mirando.

- ¿Qué? —preguntó él. Miró a su alrededor y no vio nada—. ¿De qué está hablando?
- Está esperando que usted entre en el ascensor, entonces se me acercará —le expliqué.
Seguramente durante todo ese rato el pastor había estado deseando huir, porque saltó dentro del ascensor como si se tratara de una red de seguridad. Y en cuanto se hubieron cerrado las puertas, la mujer, la aparición, se acercó a mí.

- Doctora Ross, he tenido que volver —me dijo—. ¿Le importaría si fuéramos a su despacho?
Sólo necesito unos minutos.

Mi despacho estaba sólo a unos cuantos metros, pero fue la caminata más rara y perturbadora
que había hecho en mi vida. ¿Estaría experimentando un episodio psicótico? Había estado
algo estresada, sí, pero no tanto como para ver fantasmas, y mucho menos un fantasma que se
detuvo ante mi despacho, abrió la puerta y me hizo pasar primero como si yo fuera la visita.
Pero en cuanto cerró la puerta, la reconocí. —¡Señora Schwartz!

¿Señora Schwartz? La señora Schwartz había muerto hacía diez meses y estaba enterrada. Sin embargo, allí estaba, en mi despacho, a mi lado. Era la misma de siempre, afable y reposada, aunque algo preocupada. Mi estado de ánimo era bastante diferente, tanto que tuve que sentarme para no desmayarme.

- Doctora Ross, he tenido que volver por dos motivos —me dijo claramente—. El primero, para agradecerles a usted y al reverendo Gaines todo lo que han hecho por mí.
Yo toqué mi pluma, los papeles y la taza de café para comprobar si eran reales. Sí, eran tan reales como el sonido de su voz.

- Pero el segundo motivo ha sido para decirle que no renuncie a su trabajo sobre la muerte y la forma de morir. Todavía no.

La señora Schwartz se aproximó al costado de mi escritorio y me dirigió una sonrisa radiante.
Eso me dio un momento para pensar. ¿Era éste un suceso real? ¿Cómo sabía que yo pensaba renunciar?

- ¿Me oye? Su trabajo acaba de empezar —continuó—. Nosotros le ayudaremos.
Aunque me resultaba difícil creer que eso estuviera ocurriendo, no pude evitar decirle: —Sí, la oigo.

De pronto presentí que ella ya conocía mis pensamientos y todo lo que iba a decirle. Decidí pedirle una prueba de que estaba realmente allí; le pasé una hoja de papel y una pluma y le pedí que escribiera una breve nota para el reverendo Gaines. Ella escribió unas palabras de agradecimiento.

- ¿Está satisfecha ahora? —me preguntó.

Francamente, yo no sabía qué era lo que sentía. Pasado un momento la señora Schwartz desapareció. Salí a buscarla por todas partes; no encontré nada. Volví corriendo a mi despacho y estudié detenidamente la nota, tocando el papel, analizando la letra, etcétera. Pero entonces me detuve. ¿Por qué dudarlo? ¿Para qué continuar haciéndome preguntas?

Como he comprendido desde entonces, si la persona no está preparada para las experiencias místicas, nunca va a creer en ellas. Pero si está receptiva, abierta, entonces no sólo las tiene y cree en ellas, sino que alguien puede cogerla y suspenderla en el aire con un pulgar y va a saber que ese alguien es absolutamente real. 


jueves, 22 de marzo de 2018

La rueda de la vida, libro

Elisabeth Kübler-Ross supo desde muy joven que su misión era aliviar el sufrimiento humano. Y ese compromiso la llevó al cuidado de enfermos terminales. Mucho fue lo que aprendió de esta experiencia: vio que los niños dejaban este mundo confiados y serenos observó que algunos adultos partían, después de superar la negación y el miedo, sintiéndose liberados, mientras que otros se aferraban a la vida sólo porque aún les quedaba una tarea que concluir, pero todos hallaban consuelo en la expresión de sus sentimientos y en el amor incondicional de quien les prestaba oído.

A Elizabeth no le quedaban dudas: morir es tan natural como nacer y crecer, pero el materialismo de nuestra cultura ha convertido este último acto de desarrollo en algo aterrador. La rueda de la vida es un libro tan singular como la misma Elizabeth Kübler-Ross, una mujer que creía en el poder del amor incondicional capaz de guiarnos cuando abandonamos la tierra en busca del hogar definitivo: un remanso de paz y de luz.


Este es el último capítulo de "La rueda de la vida ". Una despedida, y un compendio de la sabiduría de una persona que vivió plenamente, y a través de su servicio a los demás, descubrió que es realmente el amor.


"La rueda de la vida "" es el último libro que escribió Elisabeth Kübler-Ross, y testamento vital de la autora. Desde pequeña descubre su misión; aliviar el dolor de los demás. Más allá de las verdades científicas, Elisabeth cree en la reencarnación y en presencias invisibles, pero sobre todo, su trabajo afirma la inmortalidad del alma y la vida eterna que alcanzan quienes mueren serenamente. Para ella, la vida después de la muerte no es una sospecha ni un misterio. No le cabe la menor duda: fuera de este mundo hay una vida mejor, libre de preocupaciones y dolencias. En múltiples conferencias transmite su mensaje con la credibilidad que da la palabra de una mujer de ciencia. Pero sobre todo, vivir sinceramente para morir plenamente.

viernes, 16 de marzo de 2018

Pacto de Amor entre Almas. Extracto del libro: El Plan de tu Alma


Como indican los relatosplaneamos las dificultades de nuestra vida para alcanzar objetivos concretos. El objetivo común es la sanación; concretamente la sanación de las energías "negativas" que han quedado sin resolver en vidas pasadas.

Digamos, por ejemplo, que una persona estuvo consumida por el miedo durante una encarnación. Al final de esa vida, el individuo puede conservar restos de la energía del miedo, especialmente si la persona murió mientras experimentaba un gran miedo. La energía de baja frecuencia del miedo no se puede transportar totalmente a la frecuencia superior del reino espiritual donde reside el alma, aunque un residuo energético sí  podría cruzar. El individuo siente esta energía y planea una nueva vida en la que se sanará a través de la expresión del amor.

También planeamos actitudes para equilibrar el karma. El karma a veces se conceptualiza como una deuda cósmica, pero también puede ser descrito como una energía desequilibrada con otro individuo. Generalmente tenemos karma con miembros de nuestro grupo de almas: otros en la misma fase evolutiva con quienes hemos compartido muchas vidas. En esas vidas pasadas, hemos interpretado los papeles de marido, esposa, hija, hijo, hermano, hermana, madre, padre, amigo íntimo, y enemigo mortal con las mismas almas. Recuerdo el relato real de un padre que estaba leyendo un cuento antes de dormir a su hija pequeña. Cuando terminó, ella sonrió y dijo,"Papá, ¿te acuerdas de cuando eras mi hijo, y yo era tu mamá, y te leía cuentos antes de dormir?".

Un alma del grupo podría, por ejemplo, haber tenido una encarnación en la que hubiera pasado muchos años cuidando de alguien físicamente enfermo. Si el alma que interpretó el papel de cuidador planea después una vida en la que tenga el desafío de la enfermedad, el alma que recibió los cuidados podría buscar equilibrar aquel intercambio energético ofreciéndose a cuidarlo. En cuerpo, sin embargo, ninguna de las almas recordará el plan. La que eligió ser el cuidador podría sentirse abrumada por la necesidad de hacerse cargo de otra persona, quizá incluso podría verlo como un castigo por sus malos actos en una vida pasada. En realidad, sin embargo, no es un castigo; sólo es un deseo de equilibrar el karmaDel mismo modo que hemos ideado nosotros los papeles que interpretamos, tampoco somos víctimas. No hay nadie a quien culpar; de hecho, no hay culpaEl universo no nos castiga haciendo que nos ocurran cosas "malas". Como la gravedad, el karma es una ley neutral e impersonal. Si tropezamos y caemos, no culpamos a la gravedad ni nos sentimos victimas o castigados por ella. Cuando nos damos cuenta de que el karma opera del mismo modo, los sentimientos de culpa, victimización y castigo respecto a los desafíos vitales se disipan, y entonces comprendemos lo que habíamos esperado aprender, y valoramos de un nuevo modo los desafíos que expanden nuestras almas.
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Comprender el karma nos ayuda a ir más allá de nuestros prejuicios, concretamente en lo que se refiere a aquellos que han experimentado grandes traumas o percances como la adicción a las drogas, o la indigencia. Generalmente, estos individuos están viviendo sus encarnaciones y equilibrando las energías de sus vidas pasadas tal y como lo habían planeado. Sus vidas, que muchas veces son etiquetadas como "fracasos" desde el punto de vista de la personalidad, a menudo son éxitos rotundos desde la perspectiva del alma.

La mayor parte de las almas planean estas dificultades vitales para que sean de utilidad a otros. Este deseo es un aspecto fundamental de nuestra verdadera naturaleza como almas eternas.

Cuando estamos en espíritu y somos conscientes de nuestra unidad con los demás, vemos el servicio como un propósito básico de la vida, y las oportunidades para servir como enormes bendiciones. Ya que son almas que están equilibrando su karma, muchos de aquellos que parecen llevar vidas difíciles están, realmente, realizando actos de servicio. Un alma podría
planear, por ejemplo, experimentar el alcoholismo para que otros puedan expresar compasión, y así conocerse mejor a sí mismos. Los alcohólicos y otros que nos facilitan las experiencias que buscamos, tienen que soportar algunas de las críticas más duras de la sociedad. ¡Ojalá más gente supiera esto!

Un trabajador de la luz es alguien cuyo plan de vida está especialmente orientado al servicio. En general, el término se aplica a cualquiera que esté decidido a ayudar a los demás.

Aunque no es necesario haber planeado grandes retos para ser un trabajador de la luz, muchos lo han hecho precisamente con la intención de superar esas dificultades para el beneficio de toda la sociedad. Este tipo de trazado vital no es mejor (ni peor) que cualquier otro. De hecho, dado el enorme número de reencarnaciones que cada uno de nosotros planeamos, muchos interpretarán este papel en algún momento.

Naturalmente, planeamos las dificultades de la vida, en parte, para nuestro propio crecimiento personal. Como almas, aprendemos mucho entre las encarnaciones, pero asimilamos las lecciones más profundamente en el plano físico. Aprender mientras estamos en espíritu es similar a un trabajo de clase; la vida en la Tierra es el campo de estudio en el que aplicamos, probamos, y perfeccionamos ese conocimiento. Es una poderosa experiencia para el alma.

Finalmente, a pesar de las vivencias concretas que contengan, todos los programas vitales que he examinado estaban basados en el amor. Cada alma estaba motivada por un deseo de dar y recibir amor, libre e incondicionalmente, incluso en aquellos casos en los que el alma había
acordado interpretar un papel "negativo" para estimular el crecimiento de otro individuo. Muchas almas estaban motivadas también por un deseo de recordar el propio amor. Literalmente, somos amor. Baso esta afirmación no sólo en mi investigación, sino también en mi experiencia personal
directa: la revelación de mi alma que describí en el prefacio. Las dificultades vitales nos dan la oportunidad de expresar amor, y de este modo conocernos más profundamente a nosotros mismos como amor, en todas sus muchas facetas: empatía, perdón, paciencia, aceptación, valor, equilibrio, y confianza. Nuestra experiencia terrenal como amor también toma la forma de
comprensión, serenidad, fe, gratitud y humildad, entre otras virtudes. El amor es el tema principal de la planificación prenatal y, por tanto, el tema principal de este libro.
Al entrar en el plano físico, somos un amor que se oculta temporalmente a sí mismo. Cuando recordamos quienes somos realmente, nuestra luz interior, nuestro amor, brilla para que todos lo vean.

Yo creo que ésa es la razón por la que estamos aquí.




sábado, 24 de febrero de 2018

Conversaciones Con Dios Para Jovenes

Si pudieras hacer una pregunta a Dios, ¿qué le dirías? ¿Sería algo sobre el mundo, sobre tu salud, sobre tus propias emociones? ¿Qué te gustaría saber del amor, la amistad, el sexo?

En estas páginas descubrirás que la conversación más importante no es sólo la que Neale Donald Walsch tuvo con Dios en un determinado momento de su vida, sino la que tú tengas con Él a partir de ahora. El diálogo y tu propia reflexión te ayudarán a superar los obstáculos y a conseguir lo que te propongas. Y no lo olvides: no hay mejor ocasión para intercambiar unas palabras con Él que ahora mismo.

Si alguna vez te preguntaste «¿Dios me escucha? ¿De verdad puede ayudarme? ¿Le importo lo suficiente? ¿Existe un poder superior que pueda resolver mis dudas?», este libro es para ti.
«Haber tenido la compañía de un libro como éste hace unos años me hubiera ahorrado muchos momentos de sufrimiento y de soledad».
Alanis Morissette

Neale Donald Walsch es el autor de la serie de libros Conversaciones con Dios, además de los bestseller Una amistad con Dios y Unión común con Dios, todos en los primeros puestos de la lista de los más vendidos de The New York Times. Sus obras han sido traducidas a veinticuatro idiomas y han vendido millones de ejemplares. En la actualidad vive con su esposa Nancy en Ashland, Oregón. Juntos dirigen la institución ReCreation, cuya finalidad es ayudar a las personas a encontrarse a ellas mismas. Walsch se dedica a dar conferencias y a organizar retiros alrededor del mundo para apoyar y propagar el mensaje de sus libros.
Prólogo
    A lo largo de los años todas las emociones que me han embargado, las preguntas que me he formulado y la salvaje pasión que las impulsa me han hecho sentir abrumada.
    A través de mi existencia he podido percatarme de que estas preguntas cubren un espectro muy amplio: todo lo que va desde «¿Quién es Dios y a dónde voy al morir?», hasta «¿Por qué estoy aquí?» y «¿Por qué siento cosas horribles respecto a mi cuerpo?»; o desde «¿Por qué al sexo lo rodea tanta vergüenza?», hasta «¿Por qué existe la guerra?»; y millones de preguntas que quedan en medio (iy que son demasiadas para incluirlas en la lista!).
    También llegué a sentir que las respuestas que me daban en la escuela, aquellas que debía respetar, generaban en mí una sensación de resistencia. Había, entre todas, muchas respuestas motivadoras y con resonancia, pero también había otras cuyo mensaje transmitía la imposibilidad de elegir la existencia de un sistema patriarcal y la presencia de un objetivo hacia el cual nuestra vida entera debía enfocarse si deseábamos tener éxito (ah, y claro, también había respuestas sobre lo que significaba tener éxito).
    Había mensajes de intolerancia y enjuiciamiento, de exclusión y competencia. Todos estos mensajes (y muchos más) generaban una discordancia con lo que percibía dentro de mí. Parecían confusos, equívocos, inconsistentes e hipócritas.Y sin embargo, todo lo que estaba aprendiendo entonces giraba alrededor de esas nociones. El mensaje que recibía indicaba que los seres humanos estábamos apartados, que algunos eran mejores que otros, que no había suficiente de nada y que, por tanto, teníamos que reñir para conseguir lo que se pudiera. Que si deseaba algo que no coincidía con la definición que mis maestros, mi comunidad o la sociedad tenían de lo que era benéfico, era mala persona.
    Poco a poco fui absorbiendo estos y muchos otros mensajes. Claro que hubo resistencia y confusión, pero, a pesar de todo, en algún momento me los probé para ver si me quedaban bien. Algunos sólo por un mili segundo para rechazar-los de inmediato, pero hubo otros sobre los que aún continúo reflexionando.
    Asimismo, en aquel tiempo decidí no volver a la religión que había abandonado a los doce años: aquella que dejé porque percibí que era rígida y excluyen-te, y que transmitía mensajes hipócritas.
    Lo más difícil de abandonarla fue el hecho de que me quedé ante el gran desafío de establecer una nueva relación con Dios. Al no tener religión, me encontré perdida, sin saber por dónde comenzar y, a pesar de que creía en Dios, pasaron muchos años entre el momento en que me despedí y el momento en que conecté otra vez con la religión de una manera en la que me sentí cómoda y transparente con mi nuevo y redefinido Dios.
    Un día, al final de una gira que duró año y medio, me senté sola en el jardín de mi casa (un sitio a donde voy con frecuencia cuando necesito un momento de reflexión profunda). Había surgido un gran conflicto dentro de mí: por un lado me sentía agradecida, más allá de toda definición, por poder crear y por haber experimentado todo lo que había sucedido durante la gira. Pero, al mismo tiempo, me sentía incómoda, abrumada y desilusionada por la forma en que estas mismas experiencias podían marginarme y distanciarme (entre muchas otras cosas) de los demás.
    Yo había alcanzado todo lo que mi familia y el mundo me habían enseñado a anhelar. Al reflexionar al respecto, que dichos logros se sentían como el resultado natural de mi esfuerzo y que, a su vez, dicho esfuerzo había sido impulsado por distintas motivaciones.
    Entre ellas había dos que resultaban ser las más obvias: la primera (y la más relevante), mi deseo de expresarme y comprenderme con honestidad y al mundo en el que vivía. Después sentí que si les ofrecía a otros seres humanos algo con que relacionarse, ellos podrían validar sus experiencias y sentir apoyo
    o consuelo. Fue así como surgió en mí el deseo de compartir con la gente estas revelaciones personales y ese amor.
    Sentí que si la gente descubría que habíamos tenido experiencias similares nos sentiríamos más conectados. También sentí que al compadecerse de mí estaría inspirando a otros a hacer lo mismo por ellos y que, por tanto, mis expresiones serían, al menos, algo con lo que la gente podría definirse a sí misma de acuerdo con la forma en que decidiera relacionarse con dichas expresiones (es decir, amándolas u odiándolas).
    La segunda motivación fue el deseo de trabajar más allá de una visión personal y de satisfacer la curiosidad que me causaba lo que la sociedad indicaba que era el tipo de éxito que debía lograr para convertirme en una persona valiosa.
    Para ese punto de mi vida ya había experimentado lo que la sociedad definía como el pináculo que debía alcanzar y, sin embargo, continuaba sintiendo que me hacía falta algo. Me propuse comprender qué era.
    Así que fui a la India con la intención de alejarme de la presión que tenía de continuar produciendo a una velocidad apabullante. Me fui a reflexionar y a tratar de ser lo más objetiva posible con respecto a mi existencia.
    Alguna vez bromeé con un amigo y le dije que me iba a la India a hacer lo mismo que podría haber hecho en mi propio jardín. No obstante, era mucho más sencillo estar en un lugar donde no me preguntasen: «¿Cuándo va a salir tu nuevo CD?». Claro que es una pregunta inofensiva, pero en ese momento no me ayudaría a solucionar mi situación.
    Lo más importante es que, cuando viajé a la India, también pude viajar hacia mi interior. Aunque ya estaba algo familiarizada con los viajes internos, en esa ocasión conseguí llegar a un lugar mucho más profundo. Y encontré dentro de mí un paisaje más inspirador que cualquiera de los países que había conocido.
    El viaje fue real y también figurado. Lo hice justamente después de aquella primera dosis de fama, después de haber alcanzado cierto estatus, después de haber manifestado mi forma más real de expresión y de haber experimentado los resultados de ese éxito.
     Impulsada por el deseo de sentir cierta paz que no había experimentado aún, pude liberarme con la mejor disposición. Me desprendería de todo: estaba dispuesta a dejar cualquier posesión material, todo símbolo de estatus. Estaba lista para hacer cualquier cosa que fuese necesaria para anular todo lo que no era real y así encontrar la paz. Incluso estaba lista para liberarme de cualquier pretensión de expresarme a través de la música y de las letras de mis canciones, medios a través de los cuales me había sentido muy cómoda desde que era pequeña. Es decir,
    que a pesar de que no sabía lo que se requeriría estaba cruelmente dispuesta a hacer lo que fuese necesario para sentirme en paz.
    En ese momento parecía que la mayor parte de lo que había estado haciendo no funcionaba. No podía sentir la alegría que, según yo, me correspondía por nacimiento. De alguna forma descubrí que deshacerme de todo no era necesario hacer para alcanzar la paz y la claridad. Pude comprender que esa voluntad de hacer lo que fuese necesario y mi disposición a crecer en territorios desconocidos sería lo que tendría un mayor impacto en la eventual realización de mis objetivos.
    Sentí que estaba preparada para liberarme de las expectativas que tanto yo como los demás generábamos de mí. En un intento por descubrir quiénes eran mis verdaderos amigos revalué mis amistades, e incluso, en algún momento, recuerdo haber compartido con un amigo mi preocupación sobre si estaba en el momento adecuado para morir porque, de alguna extraña forma, creía que mi fin se aproximaba. Me siento muy agradecida porque al parecer no fue así. Exploré las voces que hablaban en mi cabeza y que transmitían aquellos mensajes que no tenían que ver con el amor (y hasta la fecha continúo revisando las grabaciones que hay en mi mente).
    Por aquel entonces deseaba aclarar cuál era mi verdadero propósito en la vida: evolucionar, expresar, definir, aceptarme y amarme y provocar, en la medida de lo posible, que otras personas también lo hicieran consigo mismas.
    Exploré con mayor atención muchas de las enseñanzas que había recibido para ver si me servirían para lograr mis objetivos. Fueron momentos hermosos y terribles también. (Ahora, con mucha frecuencia, cuando despierto por la mañana me alegro de volver a experimentar ese mismo nivel de renacimiento).
    En el exterior mi vida no cambió demasiado porque, en realidad, estaba bien preparada. Sin embargo, los cambios internos modificaron la forma en que me relacionaba con muchas cosas.
    Cuando fui a la India llevé conmigo un libro que me ayudó a explorar mis verdades más profundas, un libro que alteró mi vida y que tuvo un gran impacto en mí. Ese libro fue Conversaciones con Dios, de Neale Donald Walsch. Poco antes de viajar una amiga me lo regaló. Creo que ella se dio cuenta de la situación en que me encontraba y sintió que ese libro podría ofrecerme un poco de la motivación e introspección que estaba lista para recibir: el texto me dio eso y mucho más.
    En cuanto descubrí aquel libro me sentí mucho menos sola. Sentí más comprensión, reafirmación. Me sentí menos demente. Al leerlo derramé muchas lágrimas. Me sentí validada, inspirada, reconfortada. Sentí una conexión con todo
    lo que estaba vivo. Me sentí motivada, reconocida. El libro mostraba a Dios de la misma forma en que yo siempre lo había imaginado: incondicionalmente amoroso, congruente y sencillo. Sentí como si volviera a casa.
    El libro llegó en un momento perfecto de mi vida. Además, comprendí que haber tenido la compañía de una obra como ésta en el pasado me habría salva-do de muchos momentos de sufrimiento y soledad que experimenté antes de leerlo.
    Me alegra mucho saber que el libro se publicó y que, si así lo deseas, lo podrás leer en este momento de tu vida. También me alegra saber que ahora también se encuentra disponible esta versión para jóvenes.
    Deseo que este y todos los libros de Conversaciones con Dios te conmuevan de la forma en que lo hicieron conmigo. También espero que sepas que hay mucha gente de todas las generaciones que se siente orgullosa y agradecida de saber que tú eres uno de los encargados de darle forma al futuro.
    Te envío un fuerte abrazo por todo el valor y la disposición que tienes y que se requiere para leer un libro como éste. También agradezco profundamente tu contribución para el planeta, sin importar de qué tipo haya sido, sin importar si tú la consideras muy valiosa o dulcemente sencilla. Gracias.
    Y creo que el mundo también quiere darte las gracias por ser precisamente quien eres en este instante.

    Cuídate mucho,
    te envío todo mi cariño,

    Alanis Morissette
    Índice
    Prólogo     9
    1. Por fin ¡respuestas!     15
    2. La hora de la verdad     19
    3. Los hacedores del cambio     27
    4. Comienza el diálogo     31
    5. Acerca de cómo es el mundo     41
    6. La presión de ser adolescente     51
    7. Elige lo que quieres ser     57
    8. Lo que más desean los adolescentes     65
    9. El sexo     77
    10. Dios     93
    11. El éxito     117
    12. El amor     123
    13. Las drogas     143
    14. La escuela     147
    15. Los padres     157
    16. El futuro     169
    17. El sufrimiento y la muerte     175
    18. Otros misterios     199
    19. Una última pregunta     223
    Algunas palabras finales     231
    Fuente:  https://www.rerumnatura.es/espiritualidad/84768-conversaciones-con-dios-para-jovenes-9788403101999.html

    viernes, 23 de febrero de 2018

    ¿Algún día llegaré a un lugar de verdadera sabiduría?


    En el tiempo después de tu “muerte”, podrás elegir tener cada pregunta que nunca habías respondido y abrirte a nuevas preguntas que nunca soñaste que existieran. Puedes elegir experimentar la Unidad con Todo Lo Que Es. Tendrás la oportunidad de decidir lo que deseas ser, hacer y tener en seguida.
    ¿Eliges regresar a tu cuerpo más reciente?  ¿Eliges experimentar de nuevo la vida en forma humana, pero de otra clase?
    ¿Eliges permanecer dónde estás en el “mundo del espíritu”, en el nivel que estás experimentando entonces?  ¿Eliges continuar, más adelante, en tu conocimiento y experiencia?  ¿Eliges “perder tu identidad” y convertirte en parte de la Unidad?
    ¿Qué eliges?  ¿Qué eliges?  ¿Qué eliges ?
    Ésa será la pregunta que siempre te haré. Ésa es la pregunta del universo, siempre. Porque el universo no sabe nada, excepto cómo concederte tu deseo más caro, tu mayor deseo. En realidad, lo está haciendo a cada momento, cada día. La diferencia entre tú y Yo es que tú no sabes conscientemente esto.
    Yo sí lo sé.
    Dime... mis parientes, mis seres queridos, ¿ me encontrarán después que yo muera y me ayudarán a comprender lo que está sucediendo, como algunas personas dicen que lo harán ?  ¿ Me reuniré con “aquellos que se fueron antes” ?  ¿ Podremos pasar juntos la eternidad ?
    ¿ Qué eliges ?  ¿Eliges que sucedan estas cosas?  Entonces, sucederán.
    Estoy confundido. ¿Estas diciendo que todos nosotros tenemos libre albedrío y que este libre albedrío se extiende e incluso pasa nuestra muerte?
    Sí eso es lo que estoy diciendo.
    Si eso es verdad, entonces, el libre albedrío de mis seres queridos tendría que coincidir con el mío, deberán tener el mismo pensamiento y deseo que yo tengo, cuando yo lo tenga o no estarán allí para mí, cuando muera. ¿Y si deseara pasar el resto de la eternidad con ellos y uno o dos de ellos deseara continuar?  Es probable que uno de ellos desee elevarse cada vez más, en esta experiencia de Reunificación con la Unidad, como tú lo expresaste. ¿Qué sucedería entonces?
    No existe contradicción en el universo. Hay cosas que parecen contradicciones, pero no lo son en realidad. Si se presentara una situación como la que describes (a propósito, es una muy buena pregunta), lo que sucederá es que ambos podrán tener lo que elijan.
    ¿Ambos?
    Ambos.
    ¿Puedo preguntar cómo?
    Sí puedes.
    De acuerdo, ¿Cómo...
    ¿Cuál es tu pensamiento acerca de Dios ?  ¿Piensas que existo en un lugar y sólo en un sitio?
    No. Pienso que existes en todas partes al mismo tiempo. Creo que Dios es omnipresente.
    Tienes razón respecto a eso. No hay un lugar dónde Yo No Esté. ¿Comprendes esto ?
    Creo que sí.
    Bien. ¿Qué te hace pensar que es diferente contigo?
    Porque Tú eres Dios y yo soy un simple mortal.
    Comprendo. Todavía estamos aferrados a esto de “simple mortal”...
    De acuerdo, de acuerdo... supongamos que por el bien de esta discusión, asumo que yo también soy Dios o, al menos, que estoy hecho del mismo material que Dios. Entonces, ¿estás diciendo que yo también puedo estar en todas partes, todo el tiempo?
    Es simplemente un asunto de lo que la consciencia elija tener en su realidad. En lo que llamarías el “mundo del espíritu”, en lo que puedes imaginar, en lo que puedes experimentar. Ahora, si deseas experimentar que eres un alma, que estás en un lugar, en un “momento”, puedes hacerlo. No obstante, si deseas experimentar que tu espíritu es más grande que eso, estar en más de un lugar “al mismo tiempo”, también puedes hacer eso. En realidad, puedes experimentar que tu espíritu esta en cualquier parte que desees, en cualquier “momento”. Esto es porque en verdad sólo hay un “tiempo” y un “lugar” y tú estás en todos, siempre. Puedes así experimentar cualquier parte o partes que desees, cuando lo elijas.
    ¿Y si deseo que mis parientes estén conmigo, pero uno de ellos desea ser una “parte del Todo” que está en otro lugar?  ¿Qué sucede entonces?
    No es posible que tú y tus parientes no deseen lo mismo. Tú y Yo y tus parientes y Yo, todos nosotros, somos uno y el mismo.
    El sólo acto de que desees algo es el acto de que Yo desee algo, puesto que simplemente eres Yo, actuando la experiencia llamada deseo. Por lo tanto, lo que tú deseas, lo deseo Yo.
    Tus parientes y yo somos también uno y el mismo. Por lo tanto, lo que Yo deseo, lo desean ellos. Entonces, lo que tú deseas, también lo desean tus parientes.
    En la Tierra también es verdad que todos ustedes desean lo mismo. Desean paz. Desean prosperidad. Desean alegría. Desean realización. Desean satisfacción y autoexpresión en su trabajo, amor en su vida, salud en su cuerpo. Todos desean lo mismo.
    ¿Piensas que esto es una coincidencia?  No lo es. Es la forma cómo funciona la vida. Te lo explico en este momento.
    Ahora, lo único que es diferente en la Tierra que en lo que llaman el mundo del espíritu es que en la Tierra, mientras todos ustedes desean lo mismo, todos tienen ideas diferentes acerca de cómo obtenerlo. ¡Por lo tanto, todos van en direcciones diferentes, buscando lo mismo!
    Son esas ideas diferentes que tienen las que producen diferentes resultados. Estas ideas podrían llamarse sus Pensamientos Apoyados. Hable de esto con anterioridad.
    Sí, en el Libro 1.
     Neale Donald Walsch

    miércoles, 31 de enero de 2018

    Saludos desde el Cielo: libro




    ¿Hay vida después de la muerte? ¿Volveremos a reunirnos con nuestros seres queridos después de morir? ¿Pueden comunicarse con nosotros ahora?

    Saludos desde el cielo, escrito por Bill Guggenheim y Judy Guggenheim, es el primer estudio completo sobre los contactos después de la muerte, o cdm.

    Examina la experiencia espiritual que tiene lugar cuando una persona entra en comunicación directa y espontánea con un familiar o un amigo que ha fallecido. A lo largo de siete años de investigaciones, los autores reunieron más de tres mil testimonios de personas que han vivido esta experiencia

    LOS TESTIMONIOS DE SALUDOS DESDE EL CIELO OFRECEN:

    •NUEVAS Y APASIONANTES PRUEBAS DE QUE EXISTE VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE.

    •CONSUELO Y APOYO PARA QUIENES HAN PERDIDO A UN SER QUERIDO.

    •ESPERANZA PARA QUIENES ANHELAN REUNIRSE CON SUS SERES QUERIDOS DESPUÉS DE LA MUERTE.

    •FUERZA Y ALIENTO PARA QUIENES SUFREN DE ENFERMEDADES TERMINALES.

    •INSPIRACIÓN PARA QUIENES CUIDAN DE LOS ANCIANOS Y LOS ENFERMOS TERMINALES.

    •CONFIANZA Y CONOCIMIENTO PARA QUIENES TIENE MIEDO A LA MUERTE.

    •PAZ INTERIOR PARA QUIENES ABRAN SU MENTE Y SU CORAZÓN A ESTA BUENA NOTICIA.

    LOS MENSAJES DE ÁNIMO DE AQUELLOS QUE SIGUEN VIVIENDO EN EL MÁS ALLÁ SE CONVERTIRÁN EN UN TESORO PARA TI. EL PROFUNDO AMOR QUE LOS ANIMA ES UNA FUENTE DE ESPERANZA E INSPIRACIÓN ESPIRITUAL PARA TODOS LOS LECTORES.

    BILL GUGGENHEIM Y JUDY GUGGENHEIM
    Se han dedicado a investigar los contactos después de la muerte (CDM) desde 1988. Bill forma parte de la Junta de Consejeros de la Asociación Internacional de Estudios sobre Experiencias Cercanas a la Muerte. Ambos son miembros de la Asociación para la Educación y la Consejería sobre la Muerte y de otras organizaciones de EE.UU. creadas para atender las necesidades de los enfermos terminales y las personas que han perdido a un ser querido...

    DEL LIBRO SALUDOS DESDE EL CIELO
    Helen es un ama de casa de Alabama. Su hijo Adam era miembro del servicio de guardacostas y murió en un accidente de helicóptero a los 27 años. Su sobrina Jessica falleció 5 meses después en un accidente de tráfico cuando tenía apenas 20.

    - Después de la muerte de Adam, seguí viviendo porque tenía que seguir viviendo, aunque ya no sentía ninguna alegría. Lavaba los platos, tendía las camas, llevaba una vida normal pero dentro de mí sentía un vacío, un agujero que nunca desaparecía.

    Una tarde, diez meses después de morir Adam, me preparé un café y me acosté en la cama para oír la radio. ! De repente Adam y Jessica se aparecieron delante de mi cogidos de la mano!
    Parecían perfectamente sanos y los dos estaban radiantes, también parecían completamente sólidos e iban vestidos con largas túnicas blancas, una luz tenue rodeaba sus siluetas, se les veía tan contentos...tan en paz...!estaban resplandecientes!.

    Adam habló primero:
    -Hola mamá, te quiero, me encuentro bien, estoy feliz y espero que un dia te reúnas conmigo, por favor, no sigas llorando por mi, libérame, déjame ir.
    Luego habló Jessica:
    -Hola tía Helen, dile a mi madre que no siga triste por mi, estoy bien y lo que ha pasado tenía que ocurrir.
    Después los dos se fueron y solo a partir de ese día logré desprenderme de mi hijo, dejé que se marchara aunque no en mis recuerdos ni en mi corazón. Conseguí aceptar que ya no pertenecía a este mundo, sino que estaba en otro mejor.

    También aprendí a confiar por completo en Dios y hoy en día mi vida y mi salud han mejorado en todos los sentidos.
    Cuando un ser querido se marcha, es natural sentir una gran tristeza, sin embargo los difuntos que regresan suelen hacernos saber que no es necesario que sigamos llorando por ellos, quizás por este motivo insisten en decirnos que están en paz con su nueva vida.

    Extraído del libro SALUDOS DESDE EL CIELO de Bill y Judy Guggenheim.-2008

    SALUDOS DESDE EL CIELO: UNA INVESTIGACION SOBRE LOS CONTACTOS DES PUES DE LA MUERTE
     Bill y Judy Guggenheim 

    Saludos desde el cielo, es el primer estudio completo sobre los Contactos Después de la Muerte, o CDM. Examina la experiencia espiritual que tiene lugar cuando una persona entre en comunicación directa y espontánea con un familiar o un amigo que ha fallecido. A lo largo de siete años de investigaciones, los autores reunieron más de tres mil testimonios de personas que han vivido esta experiencia.