Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤
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domingo, 8 de abril de 2018

Superar el duelo: ¿Qué te ayuda?

Aunque el título de este artículo puede parecer una pregunta simplista y de poca hondura, nada más lejos de la realidad. En el duelo hay una parte fundamental que tiene que ver con adentrarse en el dolor, en las emociones que vienen con este proceso.
El trabajo emocional sería comparable a cuando estamos en la playa y viene una gran ola: si nos quedamos rígidos, la ola nos tumba y descarga toda su fuerza contra nosotros, emprendiendo una lucha en la que se impone la fuerza del mar. Sin embargo, si nos zambullimos y buceamos por debajo de la corriente, nos levantaremos cuando el movimiento haya cesado y podremos seguir disfrutando de la belleza del mar.
Con las emociones se da el mismo proceso: si lucho contra ellas, su fuerza y el propio miedo a que nos destrocen nos van a dominar; pero si encontramos los espacios y los tiempos para ir adentrándonos en ellas, podremos elaborarlas y extraer toda la información que nos traen.

Conectar con nuestro dolor de manera consciente

La otra parte que necesita el duelo es la del movimiento, el dinamismo. Se trata de conectar con la parte de nosotros que nos impulsa a hacer algo, es decir: responsabilizarnos de pasar del modo automático al modo consciente, que es cuando el doliente se toma un tiempo para contestar a esta pregunta y conectar con esa parte de sí mismo que busca la forma de manejarse con lo que trae la vida, que busca vivir.
Como ya hemos comentado en artículos anterioresel duelo es un proceso activo. Por eso, desde muchas teorías se presenta el duelo como un camino construido a base de tareas. Esto quiere decir que el doliente es un agente de lo que le ocurre, no un paciente. Cuando llega el momento de hacernos cargo del proceso, pararnos a conectar con esta capacidad humana de hacernos agentes, presentes… y eso alimenta nuestra capacidad de hacernos cargo, compensando el posible sentimiento de incapacidad o indefensión.
No sólo nos alimentamos de comida, también lo hacemos de sensaciones, por lo que alimentar estas sensaciones de capacidad, de autoayuda y de autocuidado hace que cultivemos esas áreas de uno mismo que ayudan en la elaboración del proceso.

¿Qué me ayuda en el duelo?

La pregunta es muy amplia, por lo que la respuesta puede estar relacionada tanto con cosas pequeñas y prácticas, como con grandes decisiones respecto al duelo individual. En cualquier caso es una pregunta que sólo puede responderse uno mismo.
Por este motivo, con frecuencia los consejos de los demás no nos sirven, porque están basados en experiencias ajenas, que no son universales. Puede que uno sienta la necesidad de conectar con los demás, de compartir, hablar y llorar en compañía, pero para otra persona tal vez se despierte la necesidad de buscar espacios de soledad, de relajación, de deporte, de escuchar música, etc.

Profundizar en el duelo

Cuando nos proponemos trabajar con esta pregunta, puede ayudarnos coger papel y boli, y escribir. Si nos quedamos en blanco o no sabemos qué más añadir, nos volvemos a hacer la pregunta y permitimos que salga lo que salga, sin juzgar ni buscar respuestas mágicas.
El duelo es un conjunto de muchas acciones, la elaboración no va a depender de algo en concreto, sino de la unión de muchas cosas. Cuando tengamos unas cuantas acciones, seleccionaremos las más concretas o intentaremos afinarlas lo más posible. Eso ayuda, de lo contrario, nos marcamos metas difusas que, por lo tanto, son inalcanzables. Es más adecuado: “Me ayuda dedicar media hora de meditación todos los días”, que: “Me ayuda dedicar espacios de tiempo a estar tranquila”.
Cuanto más concreta es la acción, más fácil es de colocar en la agenda, más fácil proporcionármela y más fácil saber si la estoy llevando a cabo o no. Puede ayudar también tenerla por escrito escrito en algún sitio que veamos habitualmente, como un post-it que coloquemos en un sitio visible. Y adquirir un compromiso con eso. De la misma manera que adquiero un compromiso con el dolor, con el recuerdo, con la nostalgia, puedo adquirir un compromiso con esta otra parte que está accesible y que merece la pena poner en funcionamiento aunque requiera esfuerzo.
Estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dudes en consultar nuestra página web:

jueves, 5 de abril de 2018

Entrevista Elizabeth Kubler-Ross 1/2

Kübler Ross dio una conferencia el 11 de agosto de 1991 en el aula magna de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires, invitada por la Fundación Argentino Brasileña, actualmente Fundación Salud (wwww.fundacionsalud.org.ar), que dirige Stella Maris Maruso. Ante medio millar de personas, un público integrado por médicos, pacientes y familiares, durante cuatro horas habló sobre la vida, la muerte y la transición. En esa reunión esta samaritana del siglo XX afirmó sin rodeos que el Sida se cura y también que el paciente es el dueño de su vida. Al término de la conferencia el periodista Aurelio Álvarez la entrevistó y el texto fue reproducido en el periódico La Capital, de la ciudad de Rosario, Argentina, y se encuentra íntegro en la sección Artículos de www.tu-mismo.es, web de la revista Tú Mismo, que se edita en Valencia, España. K. R. nació el 8 de julio de 1926 cerca de Zurich, Suiza, y residió finalmente en Estados Unidos. Dirigió la cátedra de Psiquiatría Clínica y Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Virginia, y recibió una treintena de doctorados honoris causa de diversos centros universitarios del mundo. Escribió numerosos libros, entre ellos "La muerte de un amanecer" y "Una luz que se apaga".

Entrevista Elizabeth Kubler-Ross 1/2

EL MATERIAL SETH



EL MATERIAL SETH es el relato documentado de cómo una mujer que no creía en el más allá se vio confrontada por una prueba aplastante. Seth diagnosticó enfermedades, describió el contenido de sobres sellados sorprendiendo a parapsicólogos e impartió conferencias en vivo.

En esta obra se habla de reencarnación, clarividencia y experiencias parasensoriales; pero, sobre todo, de la paz y la armonía que se pueden alcanzar gracias a la conciencia espiritual:
sueños, proyección astral y los mecanismos subconscientes del hombre.Ilustrada con sorprendentes fotografías tomadas durante una sesión real, esta obra ofrece evidencias fascinantes y convincentes de la vida extrasensorial.
Jane Roberts es considerada una de las más extraordinarias psíquicas del presente siglo.

Autora de libros de gran éxito por su originalidad y valentía -entre ellos Aventuras de la conciencia, publicado también por esta editorial - Jane pasó a otra dimensión el 5 de septiembre de 1984.
"Puedo asegurarte que la muerte es otro principio, y que, cuando estás muerto, no estás en silencio. Pues esta voz que ahora oyes, ¿es silencio? ¿Está muerta la presencia que sientes dentro de esta habitación?...­
A finales de 1963, Jane Roberts y su esposo se hallaban experimentando con una tabla ouija, cuando una personalidad que se llamó a sí misma "Seth", empezó a formar mensajes.

Pronto la señora Roberts empezó a entrar en trance con gran facilidad; sus gestos, sus ojos, su voz, todo ello lo tomó "prestado" el mismo Seth.


Esto es lo mejor de toda una serie continua de notables "conferencias" sobre salud, sueños, proyección astral, Dios, la reencarnación y los mecanismos del subconsciente humano.

Como Raymond Van Over dice en su introducción:
"Seth, en mi opinión, posee un gran talento para presentar y exponer temas complejos y a menudo muy difíciles, de una manera simple y clara... Desde el punto de vista filosófico, el material de Seth es algo de lo mejor que he leído en su clase".
Retomando a menudo un tema exactamente donde lo dejó seis meses antes, Seth explica brillantemente muchos de los problemas y paradojas de lo oculto, y ofrece numerosas instrucciones para desarrollar PES (percepción extrasensorial), que cualquier lector puede ensayar por sí mismo.

Ilustrado con sorprendentes fotografías tomadas durante una sesión real, EL MATERIAL DE SETH proporciona evidencia fascinante y convincente de uno de los más extraordinarios "maestros" psíquicos del presente siglo.

            Este libro está dedicado a Seth, y a Rob, mi esposo.

Índice

 Material Adicional

La muerte. Sergi Torres


LA MUERTE

Este Vídeo forma parte del material extra de la película "Yo, libre: Un viaje al instante presente" dirigida por David del Rosario y protagonizada por Sergi Torres. Para ver la Película íntegra o para más información:
www.yolibrelapelicula.com facebook.com/yolibrelapelicula

miércoles, 4 de abril de 2018

Diferencias entre el duelo y la depresión

Históricamente, el debate que recoge las reflexiones sobre las semejanzas y diferencias entre el duelo y el trastorno de depresión mayor ha sido muy prolífico. Hasta hace relativamente poco reinaba la confusión entre los clínicos, pues el único criterio que diferenciaba un proceso de otro era el tiempo transcurrido desde la pérdida de un ser querido, detonante del dolor.
El DSM-IV tr (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales – Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM)) consideraba que, si habían pasado menos de dos meses de la muerte del ser querido, era duelo y, si habían pasado más de dos, entonces estábamos ante un trastorno de depresión mayor y no ante un duelo. Este criterio era muy claro y muy sencillo de aplicar. Sin embargo, los clínicos considerábamos que, si bien no existe un tiempo concreto para hacer el duelo, dos meses resulta un periodo muy insuficiente.

Criterios para distinguir un duelo sano de un trastorno depresivo

La última revisión científica de este tema aparece recogida en el DSM-V recientemente publicado para la población hispanohablante. En esta nueva edición, se puede apreciar un gran esfuerzo por parte de los teóricos por intentar dar una respuesta más cercana a la realidad del doliente y del clínico.
A grandes rasgos, establece que las diferencias entre el duelo sano y el trastorno depresivo mayor son las siguientes:
    • 1. En el trastorno depresivo mayor, el estado de ánimo deprimido es persistente y continuado, mientras que en el duelo el dolor aparece en forma de oleadas, lo que se denominan punzadas del duelo.
    • 2. En el proceso de duelo el dolor se da de forma intermitente y convive con momentos de un cierto optimismo y esperanza, que no aparecen en ningún caso en el trastorno de depresión mayor.
    • 3. El sentimiento predominante en el duelo es de vacío, mientras que en el trastorno depresivo mayor es el estado de ánimo deprimido y la incapacidad para expresar felicidad o experimentar placer.
    • 4. No existe un contenido cognitivo concreto en el trastorno depresivo, mientras que en el duelo tiende a asociarse con recuerdos o pensamientos sobre el fallecido.
    • 5. El sentimiento depresivo en el duelo suele variar en intensidad y/o en frecuencia en torno a los 6 meses desde la muerte del ser querido. En el trastorno depresivo mayor, el estado de ánimo depresivo dura más.
    • 6. En el trastorno depresivo la ideación suicida está relacionada con el deseo de morir, mientras que en el duelo sano está relacionada con el deseo de reunirse con el fallecido.
Asimismo el DSM recomienda que se valore individualmente cada caso, reconociendo por primera vez que en el duelo no existen universalidades, sino generalidades. Y añade la necesidad de prestar atención a las diferencias culturales.

Avances en el tratamiento del duelo

Nos encontramos ante un gran avance, incluso podríamos decir que ante un momento histórico. Hemos avanzado en el modo en el que los teóricos y los clínicos nos acercamos a la comprensión y el conocimiento del duelo. Aún nos queda mucho camino por recorrer, pero cada vez estamos más cerca. Este cambio va a influir, y mucho, en nuestros pacientes, puesto que facilita la distinción entre un proceso y otro, y eso va a permitir una mejora en el diagnóstico y por lo tanto en su tratamiento.
Consideramos que la Asociación de Psiquiatras Americanos, responsables de la nueva edición del DSM, está de enhorabuena. Han sido muy valientes tratando de lanzar un mensaje claro y rotundo a la sociedad en su conjunto. Ese mensaje se resume en dos certezas:
Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dude en consultar nuestra página web:

martes, 3 de abril de 2018

Lo que sucede cuando morimos” Según Elisabeth Kübler-Ross



Según la experta en muerte, quizás la más influyente de estos tiempos, la Dra. Elisabeth Kübler-Ross, la muerte humana se compara con la hermosa transformación de una mariposa.  Para ella la muerte es el nacimiento o despertar a otra vida.  Este video te muestra claramente cual era su entendimiento sobre la muerte después de muchos años de investigación. Míralo con atención! Quizás te pueda dar otra perspectiva de la vida y de la muerte que no habías considerado.


"Morir es mudarse de una casa a otra mucho más bella”

Elisabeth Kübler-Ross (1926 – 2004) psiquiatra suizo-estadounidense, experta en el estudio de la muerte, los enfermos terminales y los cuidados paliativos escribió diversos libros destacados y reconocidos por la medicina mundial.  El video que acabamos de compartir contigo es un fragmento del libro “On Life after Death”.

Trastornos físicos durante el proceso de duelo

No podemos separar el cuerpo de la mente, no son entes divididos que vayan cada uno por su lado. Los seres humanos somos un todo y no podemos atender una parte de nosotros mientras descuidamos la otra. A nivel fisiológico, el duelo supone un estresor a largo plazo, de modo que el proceso psicológico va a venir acompañado de sintomatología y sensaciones a nivel físico, que debemos atender como parte de la atención global que merece el duelo.
En otra entrada de este blog nos referíamos a los trastornos de sueño que puede traer consigo el duelo. Otras complicaciones físicas están relacionadas con la comida, tanto por la aparición de pérdida de apetito como por el aumento de peso. Es muy frecuente que se produzcan pérdidas de peso significativas sin que el doliente haya hecho nada para causarlos, ya que el propio proceso de elaboración del duelo requiere una energía interna tremenda que consume recursos.

Cambios bruscos de peso durante el duelo

Los aumentos o descensos bruscos de peso durante un proceso de duelo pueden estar provocados fundamentalmente por dos motivos:
  • – Por un lado, tras el duro golpe que implica una muerte, puede desarrollarse un desajuste fisiológico que explique los cambios significativos de peso. Cuando tanto el aumento como la pérdida se produce de manera brusca, es recomendable pedir opinión médica.
  • – Por otro lado, puede que la comida esté siendo utilizada como regulador de la emoción. La comida puede usarse como regulador del estado de ánimo, recurriendo a ella en momentos de más ansiedad, o ante alguna emoción en concreto. De la misma manera, durante el proceso de duelo –y sobre todo al principio– no se suele cuidar la alimentación, por lo que es fácil que se tienda a malcomer y a tener horarios muy irregulares, lo que también contribuye al descontrol del peso.

Síntomas físicos del duelo

Durante el duelo, también es frecuente que el doliente experimente un conjunto de sensaciones poco específicas, como dolores difusos, sensación de tensión y agotamiento, dolores de cabeza, complicaciones gástricas… todas ellas relacionadas con el esfuerzo que está haciendo el organismo para afrontar la situación y que son sensaciones normales en la descripción diagnóstica del duelo.
Eso no quiere decir que deban desatenderse o que no haya que hacerles caso. El doliente debe procurarse autocuidado sin alarmarse, dando a esas sensaciones el significado que tienen: son avisos de nuestro cuerpo de que está sucediendo algo complicado de procesar. Y, por lo tanto, debemos atenderlo con cuidado y cariño.

Complicaciones físicas graves del proceso de duelo

Las complicaciones físicas del duelo también pueden ser intensas y complejas. Por ejemplo, pueden darse procesos de ansiedad que incluyan ataques de pánico, mareos y fuertes somatizaciones físicas. La somatización se hace patente cuando no está habiendo una atención adecuada al proceso interno, tanto emocional como cognitivo. Es el recurso que tiene nuestro organismo para llamar la atención de lo que está ocurriendo y no estamos atendiendo. Por este motivo, deberíamos estar más agradecidos que enfurecidos con nuestro cuerpo cuando se resiente, ya que nos esta advirtiendo y, por lo tanto, haciendo un favor.
En el duelo existen muchas situaciones que nos conducen a no atender adecuadamente el propio proceso: el miedo de las personas al contacto con el dolor (lo que les impulsa a evitarlo y a llenar su vida de actividades), reprimir según qué emociones, centrarse más en el proceso de la familia que en el propio, o el miedo a la muerte que se hace real cuando alguien cercano fallece… Todo esto hace que aumente la probabilidad de que el cuerpo se queje.

Escuchar al cuerpo durante el duelo

El duelo, como proceso holístico, incluye subprocesos a todos los niveles: emocional, cognitivo, físico… por lo que no debe extrañarnos que el cuerpo también “tenga voz” durante la elaboración del duelo. Se trata de encontrar la manera de escucharlo y atenderlo.
Por un lado, resulta fundamental el autocuidado más básico en cuanto a necesidades de descanso, alimentación, apoyo y consuelo. Por otro lado, hay que ir escuchando las señales físicas como otra fuente de información del proceso: ¿Estoy atendiendo mi proceso de duelo? ¿Me estoy atendiendo y escuchando? Son preguntas que puede plantearse el doliente, que le ayuden a parar, observarse y escucharse de forma global.
Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dude en consultar nuestra página web:

martes, 27 de marzo de 2018

¿Realmente hay cinco etapas de duelo?



"El duelo resulta ser un lugar que ninguno conocemos hasta que llegamos a él. Anticipamos (sabemos) que alguien cercano puede morir, pero no anticipamos más allá de unos días o semanas que le siguen a esa muerte imaginaria".

El cándido relato de duelo escrito por Joan Didion en "El año del pensamiento mágico" ofrece una experiencia poderosa de lo que es perder a un ser querido.
La gente se refiere a menudo a las cinco etapas del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.
Las cinco etapas se enseñan en todo el mundo, el artista Damien Hirst creó una serie llamada DABDA (el acrónimo de las etapas en inglés) y aparecen hasta en series de humor televisión como "Los Simpsons" y "La Oficina".

Pero, ¿es cierto?

No hay un período de tiempo establecido para pasar por estas etapas pero han sido aceptadas como parte del patrón normal del duelo.

El concepto se origina en el trabajo hecho en los 60 por John Bowlby (1), el psicólogo que se volvió famoso por su trabajo sobre el apego entre bebés y padres, y Colin Murray-Parkes, quien ha escrito mucho sobre el luto.
Juntos identificaron cuatro etapas del duelo basándose en entrevistas con 22 viudas: insensibilidad, búsqueda y anhelo, desorganización y desesperanza y reorganización.
Después Elisabeth Kubler-Ross, famosa por cambiar las actitudes respecto al tratamiento de los moribundos, llevó a cabo una serie de entrevistas con enfermos terminales y formuló las cinco etapas que conocemos hoy en día para describir la experiencia de enfrentar la muerte inminente, aunque no las puso a prueba sistemáticamente.
Su atractivo fue tal que pronto las mismas cinco etapas estaban siendo usadas para describir otras reacciones emocionales, como la pena.
Al notar que se estaba usando sin que hubiera evidencia sistemática de tal patrón, investigadores de la Universidad de Yale (2) pusieron a prueba a las cinco etapas a principios de este milenio.

Emociones encontradas

Como la lista de las cinco etapas varía un poco dependiendo de la fuente, decidieron examinar incredulidad, anhelo, rabia, depresión y aceptación.
Durante tres años recogieron información para el Estudio del Duelo de Yale. En total, 233 personas fueron entrevistadas aproximadamente seis, 11 y 19 meses después de que un ser amado (usualmente el/la esposo/a) había muerto.
Aquellos cuyos familiares habían tenido una muerte violenta o estaban sufriendo lo que se conoce como duelo complicado fueron excluidos.
El panorama resultante fue más complejo que lo que las cinco etapas dejan ver.
Los investigadores encontraron que la aceptación era la emoción más fuerte en general mientras que la incredulidad era muy baja.
La siguiente emoción en términos de intensidad era el anhelo, y la depresión era más evidente que la rabia en todas las etapas.
Además, las emociones no remplazaban una a la otra en una secuencia ordenada; el punto más alto de cualquiera de esas emociones sí llegaba en la secuencia correcta, pero una persona en la tercera fase, por ejemplo, sentía más aceptación que rabia.
Después de seis meses, los investigadores notaron que todas las emociones negativas empezaban a declinar, pero eso no quiere decir que la gente ya había superado las secuelas de la tragedia.
Es común extrañar profundamente a los muertos durante muchos años, pero la mayoría de gente lo sobrelleva.
Hay que tener en cuenta además que por razones éticas los investigadores sólo empezaban las entrevistas un mes después de la muerte del ser querido, así que no tenían datos de esas primeras semanas, que pueden incluir emociones conflictivas.

El tiempo cura

Un estudio (3) publicado unos años más tarde incluyó la reacción a las muertes violentas, pero en este caso quienes estaban en duelo eran estudiantes universitarios, así que la mayoría había perdido familiares menos cercanos que la pareja.
Nuevamente, las fases no se sucedían con precisión, aunque los investigadores encontraron que la angustia era más alta antes y la aceptación llegaba más tarde.
Pero a diferencia del otro estudio, no le hicieron seguimiento a la gente a través del tiempo. Capturaron un momento, así que no podían saber si los individuos estaban pasando por las etapas. Sólo podían afirmar que quienes habían sufrido la pérdida hace seis meses tendían a ser diferentes a los que lo habían experimentado hacía un año.
Otro estudio confirmó que la gente mayor no responde de una manera establecida. George Bonanno, de la Universidad de Columbia, le hizo seguimiento a individuos antes de la pérdida, inscribiendo a parejas de edad avanzada en el estudio y luego revisando los obituarios en el diario local.
Encontró que un 45% genuinamente no experimentaron angustia severa tras la muerte de su esposo/a, ni tampoco al pasar el tiempo: 10% de los/las viudos/as incluso mostraron señales de mejoría en su estado de salud.
El estudio de Bonanno, publicado el año pasado (4), confirma que no existe un patrón establecido.

Sin libreto

A pesar de lo que la evidencia indique, la idea de las cinco etapas del duelo es atractiva, en el sentido de que le puede dar esperanza a la gente pues no importa cuán mal se estén sintiendo en el momento, eventualmente avanzarán a la siguiente fase hasta que se sentirán mejor.
Sin embargo, cuando entrevisté a Ruth David Koningsberg, autora de "La verdad sobre el duelo", quien ha investigado las cinco etapas, me dijo que también podía hacer que quienes están en duelo piensen que deberían estar sintiendo algo específico.
"Es reconfortante para quienes están experimentando alguna de esas emociones, pero estigmatiza a quienes no", dijo Koningsberg. "Uno puede sentir que está haciendo el duelo incorrectamente o que hay algo mal con lo que está sintiendo".
Como muestran los estudios, no hay una forma "correcta" o "incorrecta" de llorar una pérdida: no todos experimentamos lo mismo, ni debe esperarse que sea así.
La pérdida siempre está ahí, pero para la mayoría de la gente, la pena cambia con el tiempo.
Eso no significa que todo el mundo tiene que pasar por todas las etapas, ni siquiera que los sentimientos aparecerán en ese orden.
Quizás sea reconfortante tener un libreto, que muestre hacia dónde se irá después, pero desafortunadamente las experiencias de la vida real no son siempre tan metódicas como las teorías que las describen.
La vida tiende a ser más desordenada.
1. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/13872076
2. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17312291i
3. http://www.researchgate.net/publication/45658453_An-examination_of_stage_theory_of_grief_among_individuals_bereaved_by_natural_oriented_contribution