En realidad,
la vida es eterna, ¿no es así?
Lo es con toda
seguridad.
No tiene
final.
No lo tiene.
La reencarnación es un
hecho.
Lo es. Puedes
regresar a tu forma mortal, esto es, una forma física que puede “morir”,
siempre y cuando lo desees.
¿Decidimos cuando
deseamos regresar?
“Sí”
y “cuando”, sí.
¿Decidimos
también cuando deseamos partir? ¿Elegimos cuando deseamos morir?
Ninguna experiencia
se impone a ningún alma contra su voluntad. Por definición, esto
no es posible, puesto que el alma crea cada experiencia.
El alma
no desea nada. El alma lo tiene todo. Toda la sabiduría,
todo el conocimiento, todo el poder y toda la gloria.
El alma es la parte de Ti que nunca duerme, que nunca olvida.
¿ El alma
desea que el cuerpo muera ? No. El deseo del alma
es que tú nunca mueras. Sin embargo, el alma dejará
el cuerpo, cambiará su forma corporal, dejando atrás casi todo
el cuerpo material, de un momento a otro, cuando no vea
el propósito de permanecer en esa forma.
Si es el
deseo del alma que nunca muramos, ¿por qué morimos?
No mueren
simplemente, cambian de forma.
Si el deseo
del alma es que nunca hagamos eso, ¿por qué lo hacemos ?
¡Ése no es
el deseo del alma!
¡Ustedes son
“cambiadores de forma”!
Cuando ya no
tiene ninguna utilidad permanecer en una forma particular, el alma
cambia de forma, deseosamente, voluntariamente, alegremente, y
se mueve en la Rueda Cósmica.
¿Alegremente?
Con gran alegría.
¿Ningún alma
lamenta morir ?
Ningún alma
muere... jamás.
Me refiero
a que, ¿ningún alma siente pesar porque su forma física actual esté
cambiando, porque esté a punto de “morir”?
El cuerpo
nunca “muere”, simplemente cambia de forma con el alma. Sin embargo,
comprendo a lo que te refieres y por el momento, utilizo
el vocabulario que ustedes han establecido.
Si tienen una
comprensión clara de lo que desean crear, en relación con lo que
eligieron llamar la otra vida o si tienen un conjunto claro
de creencias que apoye la experiencia después de la muerte
de reunirse con Dios, entonces, no, el alma nunca lamenta lo que
ustedes llaman muerte.
La muerte
en ese caso es un momento glorioso; una experiencia maravillosa.
El alma puede ahora volver a su forma natural, a su estado
normal. Hay una ligereza increíble; una sensación de libertad total;
ninguna limitación y un conocimiento de la Unidad que
de inmediato es dichosa y sublime.
No e posible
que el alma lamente tal cambio.
Entonces, ¿estás
diciendo que la muerte es una experiencia feliz?
Sí, siempre, para
el alma que desea que lo sea.
Si el alma
desea tanto estar fuera del cuerpo, ¿por qué no lo deja simplemente?
¿Por qué espera?
No dije que
el alma “desea estar fuera del cuerpo”, dije que el alma
se alegra cuando está afuera. Son dos cosas diferentes.
Puedes estar feliz
haciendo una cosa y feliz haciendo otra. El hecho de que
té alegre hacer la segunda, no significa que eres infeliz
haciendo la primera.
El alma
no es infeliz al estar con el cuerpo. Por el contrario,
al alma le agrada estar en tu forma actual. Eso no excluye
la posibilidad de que el alma pudiera sentirse igualmente
contenta si se desconectara del cuerpo.
Es obvio que
hay mucho acerca de la muerte que yo no comprendo.
Sí y esto
es porque no te gusta pensar en ella. Sin embargo, debes
contemplar la muerte y la pérdida en el instante en que
percibas cualquier momento de vida o no habrás percibido
la vida, sino que sólo habrás conocido la mitad de ésta.
Cada momento
termina en el instante en que empieza. Si no comprendes esto,
no comprenderás lo exquisito que hay en esto y no llamarás
común al momento.
Cada interacción
“empieza para terminar” en el instante en que “comienza
a empezar”. Sólo cuando hayas contemplado y comprendido profundamente
esto, se abrirá ante ti el tesoro total de cada momento y
de la vida en sí.
La vida
no puede darse a ti, si no comprendes la muerte. Debes
hacer algo más que comprenderla. Debes amarla, incluso como amas
la vida.
Tu tiempo con
cada persona se glorificará, si piensas que fue tu último momento
con esa persona. Tu experiencia de cada momento mejorará sin medida,
si piensas que fue ese último momento. Tu negativa a contemplar
tu propia muerte conduce a tu negativa a contemplar
tu propia vida.
No la ves como
es. Pierdes el momento y todo lo que éste tiene para
ti. Miras al pasarlo, en lugar de ver a través de él.
Cuando observas
algo con detenimiento, ves a través de eso. Contemplar una cosa con
detenimiento es ver a través de ella. Entonces, la ilusión
deja de existir. Entonces ves una cosa como lo que realmente es. Sólo
entonces puedes disfrutarla en verdad, esto es, darle alegría.
(“Disfrutar” es hacer que algo sea alegre.)
Incluso, puedes
disfrutar la ilusión entonces, ¡ porque sabrás que es una
ilusión y que es la mitad del disfrute ! Es el hecho
de que pienses que es real lo que te causa todo
el dolor.
Nada
es doloroso, si comprendes que no es real. Permite que repita
esto.
Nada
es doloroso, si comprendes que no es real.
Es como una
película, un drama, actuado en el escenario de tu mente. Estas creando
la situación y a los personajes. Estás escribiendo las líneas.
Nada
es doloroso en el momento que comprendes que nada es real.
Esto es tan
cierto como la muerte y como la vida.
Cuando comprendes
que la muerte es también una ilusión, entonces, podrás decir: “Oh,
muerte, ¿ dónde está tu desenlace ?”
¡ Puedes
incluso disfrutar la muerte ! Puedes incluso
disfrutar la muerte de otra persona.
¿ Eso parece
extraño ? ¿ Parece una cosa extraña para decirla ?
Sólo si no
comprendes la muerte y la vida.
La muerte
nunca es un final, sino que siempre es un principio. Una muerte
es una puerta que se abre, no una puerta que se cierra.
Cuando comprendas
que la vida es eterna, comprenderás que la muerte es tu
ilusión, que te mantiene muy preocupado y, por lo tanto, te ayuda
a creer que eres tu cuerpo. Sin embargo, no eres tu cuerpo
y, por lo tanto, la destrucción de tu cuerpo no te
preocupa.
La muerte
debería enseñarte lo que es real en la vida. La vida
te enseña que lo que es inevitable no es la muerte,
sino lo transitorio.
Lo transitorio
es la única verdad.
Nada
es permanente. Todo está cambiando, en cada instante, en cada
momento.
No podría
haber nada permanente, porque incluso el concepto de permanencia
depende de lo transitorio para tener algún significado. Por lo tanto, incluso
la permanencia es transitoria. Observa esto con detenimiento.
Contempla esta verdad. Compréndela y comprenderás a Dios.
Éste es el
Dharma, éste es el Buda. Éste es el Dharma Buda. Ésta es la
enseñanza y el maestro. Ésta es la lección y el maestro. Éste
es el objeto y el observador, convertidos en uno.
Nunca han
sido otra cosa que Uno. Eres tu quién los
ha separado, para que tu vida pudiera desplegarse ante ti.
Sin embargo,
al observar tu propia vida desplegarse ante ti, tú no
te despliegas. ¡ Manténte junto a tu Yo !
¡ Ve la ilusión ! ¡ Disfrútala” !
No obstante, ¡ no te conviertas en ella !
No eres
la ilusión, sino el creador de ésta.
Estás en este
mundo. No eres de él.
Utiliza
tu ilusión de la muerte. ¡ Utilízala ! Permita que
sea la llave que abra hacia más vida.
Si ves
la flor como si muriera, la veras con tristeza.
No obstante, si ves la flor como parte de un árbol completo
que está cambiando y que pronto dará frutos, verás la verdadera
belleza de la flor. Cuando comprendas que el florecer
y marchitar de la flor es una señal de que el árbol
está listo para dar frutos, entonces comprenderás la vida.
Observa esto con
detenimiento y verás que la vida está en su propia metáfora.
Recuerda siempre
que no eres la flor, que ni siquiera eres el fruto. Eres
el árbol y tus raíces son profundas, fijadas en Mí. Soy
la tierra de la cual brotaste y tus flores y frutos
regresarán a Mí, creando tierra más rica. Así, la vida engendra vida
y no puede conocer la muerte jamás.
Eso es muy
Hermoso. Es muy hermoso. Gracias. ¿Podrías hablarme ahora sobre algo que
me preocupa? Necesito hablar sobre el suicidio. ¿Por qué existe
ese tabú en contra de terminar con la propia vida?
En realidad, ¿por
qué está allí?
¿Quieres decir que no es malo suicidarse?
No puedo
responder esta pregunta a satisfacción tuya, porque en sí contiene
dos conceptos falsos; se basa en dos suposiciones falsas; contiene
dos errores.
La primera
suposición falsa es que existe el “bien” y el “mal”.
La segunda suposición falsa es que es posible matar. Por
lo tanto, tu pregunta en sí se desintegra en el
momento en que se divide.
El “bien” y
el “mal” son polaridades filosóficas en el sistema de valor
humano, que no tienen nada que ver con la realidad final
(un punto que he explicado repetidas veces en este diálogo). Más
aún, ni siquiera hay bases constantes dentro de su propio sistema,
sino valores que continúan cambiando de vez en cuando.
Ustedes hacen
el cambio, cambian su mente respecto a estos valores, según
su conveniencia (lo que es correcto que hagan, como seres
en evolución); sin embargo, en cada paso a lo largo del camino
insisten en que no han hecho esto y que son sus valores incambiables los
que forman los cimientos de la integridad de su sociedad. Por
lo tanto, han construido su sociedad sobre una paradoja. Continúan
cambiando sus valores, mientras proclaman que ¡ son valores incambiables
los que... valoran !
La respuesta
a los problemas presentados por esta paradoja no es arrojar agua fría
sobre la arena, en un intento de convertirla en concreto,
sino celebrar el cambio de la arena. Celebrar su belleza,
mientras conserva la forma de su castillo, pero celebrar también
la nueva forma y apariencia que toma cuando sube la marea.
Celebren las arenas
que cambian cuando forman las nuevas montañas que escalarán y en la cima
de las cuales y con las cuales construirán nuevos castillos. Sin
embargo, comprendan que estas montañas y estos castillos son momentos
para cambiar, no para permanecer.
Glorifiquen
lo que son hoy, más no condenen lo que fueron ayer,
no eviten lo que puedan llegar a ser mañana.
Comprendan que
“bien” y “mal” son invenciones de su imaginación y que
“correcto” e “incorrecto” son sólo anuncios de sus últimas
preferencias e imaginaciones.
Por ejemplo,
respecto al asunto de suicidarse, es la imaginación actual
de la mayoría de la gente en su planeta la que dicta que
“no es correcto” hacer eso.
De manera
similar, muchos de ustedes aún insisten en que no es correcto
ayudar a una persona que desea terminar con su vida.
En ambos casos
dicen que esto debe ser “contra la ley”. Es probable que hayan
llegado a esta conclusión porque la terminación de la vida
ocurre relativamente rápido. Las acciones que terminan con la vida durante
un período más prolongado no son contra la ley, a pesar de que
logran el mismo resultado.
Así, si una
persona en su sociedad se suicida con una pistola, los miembros
de su familia pierden los beneficios del seguro. Si se suicida con
cigarros, no los pierden.
Si un médico
los ayuda a suicidarse, lo llaman asesino, mientras que si una
compañía tabacalera lo hace, lo llaman comercio.
Con ustedes parece
que sólo es cuestión de tiempo. La legalidad de la
autodestrucción, lo “correcto” o “incorrecto” de esto, parece
tener mucho que ver con la rapidez con que se lleve
a cabo la acción, así como quién la ejecuta. Mientras más rápida
es la muerte, más “errónea” parece ser. Mientras más lenta es la
muerte, se acerca más a lo “correcto”.
En forma
interesante, esto es exactamente lo opuesto a lo que una
sociedad verdaderamente humana concluiría. De acuerdo con cualquier
definición razonable de lo que llaman “humano”, mientras más pronto sea
la muerte, mejor. No obstante, su sociedad castiga
a aquellos que intentan hacer lo que es humano
y recompensan a aquellos que hacen lo que no es cuerdo.
No es cuerdo
pensar que lo que Dios desea es el sufrimiento continuo y que
un final humano rápido a ese sufrimiento es “malo”.
“Castigan
lo humano y recompensan lo demente”.
Éste es un
lema que sólo una sociedad de seres con comprensión limitada podría
aceptar.
Envenenan
su sistema inhalando carcinógenos, envenenan su sistema ingiriendo
comida tratada con sustancias químicas que a la larga los matarán
y envenenan su sistema respirando el aire que continuamente
contaminan. Envenenan su sistema en cien formas diferentes
a través de mil momentos diferentes y hacen esto sabiendo
que estas sustancias no son buenas para ustedes. Sin embargo, debido
a que tardan mucho tiempo para matarlos, se suicidan con
impunidad.
Si
se envenenan con algo que funciona con mayor rapidez, se dice que
hicieron algo contra la ley moral.
Les diré
esto: No es más inmoral matarse rápidamente que matarse lentamente.
Por
lo tanto, ¿una persona que termina con su propia vida, no la
castiga Dios?
Yo no castigo.
Yo amo.
¿Qué hay entonces
acerca de la afirmación que se escucha con frecuencia acerca
de que aquellos que piensan que van a “escapar” de su
predicamento o que van a terminar su condición, con
el suicidio sólo descubren que están enfrentando el mismo
predicamento o condición en la otra vida y, por este motivo,
no escaparon ni terminaron con nada?
Su experiencia
que ustedes llaman vida después de la muerte es un reflejo de su
consciencia, en el momento en que entran en ésta. Sin embargo,
siempre son seres con libre albedrío y pueden alterar su experiencia
cuando lo decidan.
Entonces, ¿los
seres queridos que terminaron con su vida física se encuentran bien?
Sí. Están muy
bien.
Hay un libro
maravilloso sobre este tema, llamado Stephen lives, de Anne Puryear. Trata
de su hijo, quien se suicidó cuando era adolescente. A muchas
personas les ha sido útil.
Anne Puryear
es una mensajera maravillosa, al igual que su hijo.
Entonces, ¿puedes
recomendar este libro ?
Es un libro
importante. Dice más sobre este tema, de lo que estamos diciendo aquí
y aquellos que tienen heridas profundas o acontecimientos alrededor
de la experiencia de un ser amado que se quitó la vida
estarán abiertos a la curación a través de este libro.
Es triste
que tengamos heridas o asuntos profundos, aunque creo que gran parte
de esto es resultado de lo que nuestra sociedad nos “ha dicho”
sobre el suicidio.
En
su sociedad, a menudo no ven las contradicciones de sus
propias construcciones morales. La contradicción entre hacer cosas que
saben perfectamente que van a acortar su vida, pero las hacen con
lentitud y hacer cosas que acortarán su vida con rapidez, es una
de las más intensas en la experiencia humana.
Neale Donald Walsch