Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤

lunes, 19 de marzo de 2018

EL PLAN DE TU ALMA. Autor: Robert Schwartz.. Cap. 4.



SORDERA Y CEGUERA.
Considerando las muchas dificultades que, como almas, podemos incorporar a un plan de vida, me vi abrumado por la magnitud del desafío que plantean la sordera y la ceguera. Antes de nacer sabemos que sólo tendremos cinco sentidos físicos. También sabemos que obtendremos la mayor parte de los datos sensoriales a través de la vista y el oído. ¿Por qué, me preguntaba, elegiría alguien un plan de vida que implicara tanta lucha? Además, ¿por qué desearía un alma una vida física que no proporciona una parte tan importante de la experiencia física? Mientras me planteaba estas cuestiones, pensé en mi sobrina pequeña, que nació casi totalmente sorda.
Sólo en Estados Unidos, más de veinticinco millones de personas de más de ochenta años son ligeramente sordas. Otros seis millones son totalmente sordas. En esta categoría está Penélope, que ha estado completamente sorda desde que nació. Si ella eligió experimentar la sordera total desde el primer momento de su vida física, debe haber razones, pensé. Estuvo en una escuela —me contó— con alumnos predominantemente de raza blanca. Así que, en un solo año, me introduje en el mundo de la conciencia de raza y en el de la popularidad.
El comentario de Penélope me hizo preguntarme por qué había elegido antes de nacer ser mujer y afroamericana, además de sorda.
Penélope descubrió que el instituto era incluso más difícil que la escuela.
—No me sentí apoyada por mis compañeros negros, ni por los sordos —recordó. Cuando hablaba en clase (en lo que ella describe como su “extraña voz”), notaba expresiones raras en los rostros de los estudiantes. Se suele decir que “El sentido se pierde en la traducción”. Eso me preocupaba. Me alegro de que no me salieran canas. La experiencia que mejor recuerdo tuvo lugar en una fiesta. Estaba intentando pronunciar mi nombre después de decir hola. La P es una letra muda. Yo no puedo pronunciarla. Seguramente estaba articulando “Benélobe”. Después de pronunciarlo lo mejor que pude, una mujer se giró y preguntó a mi amiga si yo estaba resfriada. Aquello me dolió. Es lo último que yo quería. Pero cosas así ocurrían.
Penélope me explicó que la mitad de la gente que conocía eran capaces de entenderla al hablar. Normalmente, cuando alguien no la comprende, Penélope pide un papel y un lápiz.
—No te creerías cuánta gente no quiere darme un papel y un lápiz. Eso significa más tiempo.
Penélope se preocupa por la información que puede perderse cuando habla con la gente. A veces malinterpretan su falta de respuesta. En otras ocasiones, malinterpretan su abuso del lenguaje corporal.
Penélope me contó que ciertos comportamientos de la gente oyente son especialmente frustrantes para los sordos.
—La gente a veces habla más lento de lo normal. Nosotros no agradecemos eso. Si necesitáramos que hablaran más lento para poder leerles los labios, lo pediríamos. Y a veces hablan ALTO. Te lo juro. O nos preguntan si sabemos leer. A veces, nos gustaría escribir en respuesta “no”.
Me reí ante el travieso sentido del humor de Penélope. En ese momento, me di cuenta de que Penélope no tenía ningún modo de saber si me había hecho reír, porque toda nuestra con- versación había tenido lugar por Internet. ¿Cuántas veces había hablado a través de la red con gente, y no había sido consciente de su efecto sobre ellos? Antes de mi estudio de la planificación prenatal, habría sentido cierta tristeza. Ahora, sabía que éste era el tipo de experiencias que ella había deseado.
—¿Qué tal las citas en el instituto?
—Ésa fue la experiencia más dura durante esa época. Me sentía preparada. Me sentía intelectualmente madura. Tenía mucho que compartir. Pero las barreras de comunicación no se llevaban bien con los chicos del instituto, a menos que la cosa fuera de meterse mano, y todo eso. Yo no estaba interesada en aquello. Yo quería tener conversaciones. Estaba ansiosa por conseguir apoyo y comprensión masculina. Me dolió profundamente no encontrarlo.
Penélope sabe que las experiencias de este tipo, aunque fueron difíciles, la hicieron más empática.
—Mi sordera incrementó mi sensibilidad.
Pregunté a Penélope cuál creía que era el reto principal de su sordera.
—Yo sabía que tenía que ser sorda para comprender mejor a los desamparados —contestó—. Quería ser un puente entre grupos opuestos, no sólo entre el mundo de los sordos y los oyentes, sino también entre cualquier tipo de frontera cultural.
Me sorprendió que Penélope usara la palabra sabía, cuando tendría que haber dicho pensaba o creía.
—¿Cómo sabías que tenías que comprender a los desamparados? —pregunté.
—Estaba en mi corazón. Tengo intuición. Literalmente, yo he sido rechazada por mi sordera. No puedo evitar preocuparme por el resto de personas que han experimentado algún tipo de rechazo. Me siento atraída por aquellos que están perdidos, que no son aceptados. Mi alma parece querer compadecerse por las personas que no tienen quién los represente.
LA SESIÓN DE PENÉLOPE CON STACI WELLS.
Un par de días después de nuestra charla, Penélope y yo nos reunimos online con Staci para acceder a la información sobre la planificación prenatal de Penélope. De nuevo, la conversación tuvo lugar a través del chat.
—Te contaré lo que vea, lo que oiga, y lo que sienta —escribió Staci—. Estas impresiones me vienen físicamente. Las recibo a través de mi espíritu guía, que sostiene en sus manos lo que él llama El libro de la vida [los Registros Akáshicos] , un libro que contiene toda la información sobre las vidas de todo aquel que ha vivido alguna vez, o que está vivo hoy en día. Siento con fuerza que la sordera es una oportunidad para ti, para explorar lugares de crecimiento que no has sido capaz de explorar antes, así como un enlace con tu vida anterior. Ser sorda te da la oportunidad de estar en contacto con tu experiencia interior, con tu intuición, con tus pensamientos, incluso con los síntomas físicos y la retroalimentación que tu cuerpo te proporciona. Esto te ayuda a conocerte a ti misma.
Staci vio a Penélope a los tres años, cuando ésta fue testigo de una agresión verbal que sufrió su madre por parte de un novio.
—De niña, eras emocionalmente muy sensible —dijo Staci. El abuso continuó durante dos o tres años. Staci sabe que la madre de Penélope en aquella vida es de nuevo su madre en ésta.
—En esa vida anterior la agresión fue a más, y finalmente se convirtió en maltrato físico — escribió Staci—. Una vez, en un momento de ira, el novio intentó estrangular a la madre de Penélope con el cable del teléfono. Quería asustarla y doblegarla a su voluntad. Un día, Penélope estaba con una vecina fuera del apartamento en el que ella vivía con su madre y el novio de ésta. En el interior, la madre y su pareja estaban discutiendo a gritos. Penélope y la vecina escucharon que se rompían cosas dentro. La mujer abrazó a Penélope para consolarla. Ambas estaban paralizadas por el miedo. El novio persiguió a la madre de Penélope hasta el dormitorio. La madre cerró la puerta tras ella, dejando al novio fuera. El novio tenía una pistola. Abrió la puerta de una patada y disparó a la madre de Penélope varias veces. Penélope escuchó los disparos claramente. Su madre se desangró hasta la muerte. El novio entró en el cuarto de baño, se sentó en el suelo con la espalda apoyada en la bañera y lloró. En ese momento la vecina introdujo a Penélope en el apartamento desde donde llamaron a la policía y a un familiar de Penélope. Después el novio se disparó en la cabeza. Penélope oyó también el disparo. Aquí es donde termina mi visión —dice Staci—. Penélope, la vida de tu madre fue segada de tajo. Tú la echaste de menos durante los diez años siguientes en esa vida. Tu propia vida fue segada también. No creo que vivieras más allá de los treinta en esa vida. Las dos hicisteis un acuerdo a nivel de alma para estar juntas de nuevo en esta vida y continuar la relación. Tu padre [en tu vida actual] no es el hombre que disparó a tu madre en esa vida. Ese hombre no vive en esta vida presente.
»El terror, los sonidos, y los gritos que oíste aquel día permanecieron contigo el resto de tu vida. Me dicen que sufriste una horrible depresión debido a ello. Cuando te ibas a dormir, y con frecuencia durante el día, el sonido del pasado te perseguía.
Me dicen que tu último pensamiento cuando abandonaste esa vida fue librarte de esos sonidos para siempre, sin importarte lo que eso implicara. En esa vida te suicidaste. Eso influyó mucho en tu decisión de ser sorda. No querías volver a experimentar el terror de aquellos momentos. Lo que quiero saber, Penélope, es como te sientes cuando te cuento esto. ¿Te resulta familiar? No sólo intelectualmente, sino emocional y físicamente.
—Mis sueños, durante la noche… —escribió Penélope, en respuesta— mi madre me decía que siempre gritaba en sueños. Puede sonar a broma. Soy sorda; pobre de cualquiera que duerma cerca de mí. Supongo que eso estaba en mi subconsciente la mayoría de las noches. No recuerdo que nunca me hayan temblado tanto las manos—añadió Penélope, al observar la sensación física que se presentó mientras Staci hablaba—. Ha sido muy fuerte. He tenido que frotarme las manos, intentando calmarme.
—¿Normalmente te tiemblan? —preguntó Staci— Sí, mi guía lo confirma. Estás trabajando aún para alcanzar la sanación total. Trabajar en ello a nivel subconsciente ha sido el único modo en el que has podido hacerlo hasta ahora. Éste es un ejemplo de cómo tu cuerpo físico expresa tus sentimientos y tus conflictos, de cómo te da señales.
—Mi prometido siempre me ha preguntado por qué me vuelvo tan agresiva cuando me disgusto —contestó Penélope—. Quería saber si he tenido alguna experiencia traumática en esta vida. Ahora lo sé. Debo romper el círculo.
—Te vuelves agresiva por lo que viste en esa vida —explicó Staci—. Aún queda mucho en tu subconsciente.
Pregunté a Staci si podía contarnos algo más.
—Me dicen que esto [la sordera] le permite tener un punto de vista de compasión hacia la gente con todo tipo de discapacidades. Le permite ser más compasiva con los animales, me dicen que es algo con lo que disfruta mucho. En años posteriores llegará hasta otros que están sordos, y les ayudará de muchas formas, dándoles orientación de todo tipo.
—Además, pretendo utilizar mis identificadores (sordera, condición femenina, juventud, perteneciente a una minoría étnica) como llamadas de atención para compartir la información mejor y de manera más creativa —indicó Penélope.
—Minoría étnica… —dijo Staci—. Puedo ver que eso va con tu elección de ver las cosas de un modo más compasivo. Te has sentido diferente a los demás de muchas formas.
—i Sí! —exclamó Penélope— Nunca me he sentido en mi lugar.
—Penélope, ¿qué te está pareciendo esta experiencia? —pregunté, queriendo asegurarme de que se sentía cómoda con su sesión.
—Siento una especie de alivio —contestó—. Desde que tengo uso de razón me he hecho preguntas. Ahora me siento afirmada como ser humano. Además me siento menos sola.
—Staci —pregunté—, ¿sería posible que nos proporcionaras la conversación que tuvo lugar en la sesión de planificación prenatal cuando eligió la sordera?
Penélope y yo esperamos algunos minutos mientras Staci “sintonizaba” el diálogo. Entonces, describió la sesión de planificación con tal detalle que sentí que éramos realmente parte de ella.
—Estoy escuchando una conversación mental —escribió Staci—. También estoy viendo. Penélope está en una habitación enorme. Los muros son altos; hay muchas imágenes en los muros… imágenes de vidas pasadas. Su espíritu guía principal está aquí, junto a otros guías. Veo a Penélope sentada con las piernas cruzadas en el suelo, junto con el resto de almas con las que interactuará de un modo importante en la vida que está por llegar. Algunas de estas almas han estado con ella en vidas previas, pero permanecerán en el otro lado mientras ella se encarna.
Su espíritu guía principal está junto a ella, dirigiendo el proceso, atendiendo a todo el mundo.
Espíritu guía: Estamos aquí reunidos para ayudar a Penélope a decidir lo que va a ser su vida. Muchos de vosotros habéis ayudado a Penélope antes, en otras vidas y entre vidas. Penélope aún sufre por las experiencias de su vida más reciente, y busca la sanación en la vida que está por llegar. Os pide a todos que unáis vuestra energía con la de ella mientras decide lo que va a ser, lo que experimentará y lo que no, así como el modo en que interactuará con todos los que estáis aquí para poder lograr sus retos.
—Todos unen las manos —continuó Staci—. Veo la energía pasando de uno a otro hasta que vibra en toda la habitación como olas que penetran en todos los presentes. Lo primero que decide Penélope es el color de su cuerpo, ya que eso será parte de la conexión entre ella misma, y el alma que era y es su madre. Cuando Penélope decide esto, veo que su alma toma un color oscuro, “probándose la talla”, pero también adoptándolo como propio. Después se produce una conversación mental entre Penélope y su madre: acuerdan que su madre se ocupará de ella del modo en que no pudo hacerlo en la vida anterior. Penélope expresa al alma que es su madre que aún siente una gran necesidad de ser acunada en sus brazos. Acuerdan que recibirá muchos abrazos. Pero entonces, los recuerdos de lo que fue testigo en su vida anterior vuelven a su mente, y Penélope pide por favor que eso no ocurra de nuevo. El hombre que disparó a su madre en esa vida se levanta, y está de acuerdo en no tomar forma física mientras Penélope y su madre estén en un cuerpo físico. Después se sienta de nuevo.
Penélope: Pero los sonidos. Tengo miedo de oírlos aun. No quiero oírlos.
Espíritu guía: Querida, sabes que continuarán resonando en tu radio de alcance. ¿Preferirías nacer sorda para que ningún sonido pueda recordarte nunca a esos sonidos? Continuarás estando influenciada por ellos, por lo que viste y experimentaste, pero sólo lo sentirás a un nivel profundo y subconsciente, donde será más fácil para ti.
Penélope: Sí.
Espíritu guía: Espera. [Levanta la mano]. Antes de que lleguemos a este acuerdo, piensa esto primero: continuarás estando influenciada por las atrocidades de las que fuiste testigo en esa vida porque me has dicho que tu deseo es completar el proceso de sanación. Aun las sentirás, pero a un nivel que serás incapaz de definir durante mucho tiempo.
Penélope: Sí, eso es lo que quiero y lo que deseo hacer.
—Su energía cambia de algún modo, y se hace más seria. La excitación de nacer y vivir de nuevo ha desaparecido cuando se ha dado cuenta de en qué tendrá que trabajar. Pero asiente y sigue con el siguiente paso del proceso de planificación.
Penélope: Quiero darme a otra gente. Quiero expandir mi capacidad de ser compasiva. En mi última vida, la facultad para expresar compasión terminó cuando murió mi madre. Quiero ocuparme de manera compasiva de mucha gente.
Espíritu Guía: En la vida que vas a tener tendrás la oportunidad de usar tu propia experiencia y de dirigir el conocimiento de ti misma hacia fuera, mostrándote de un modo amable, compasivo, y cariñoso, y también podrás enseñar a otros.
—Hablan sobre voluntariado. La vecina que ayudó a Penélope en su vida anterior será una de las personas discapacitadas con las que trabajará más tarde [como voluntaria], algo después de los treinta años. Penélope dice que quiere hacer esto para devolver lo que le dieron a ella. La vecina se levanta, y acepta. Veo que su alma toma la forma de alguien que tiene discapacidades físicas y que necesita la ayuda de un bastón. Ahora entiendo que la imagen del alma cambia durante la sesión de planificación de modo que todos los implicados sean capaces de reconocerse mejor los unos a los otros por la vista cuando se vean en forma física. Eso es todo lo que veo ahora. ¿Hay alguna pregunta?
Me quedé atónito, tanto por la claridad de la visión psíquica de Staci como por la fuerza de la sesión de planificación prenatal de Penélope. El guía de Staci la había llevado a la parte que mejor explicaba las motivaciones de Penélope para elegir la sordera. Su plan estaba lleno de significado y sabiduría.
En mi estudio de la planificación prenatal, había aprendido que la personalidad tiene libre albedrío, y que puede adherirse a los planes del alma o desviarse de ellos.
—Respecto al hombre que asesinó a la madre de Penélope en la última vida —pregunté a Staci—, ¿fue el asesinato una decisión libre hecha por la personalidad de este hombre, o fue planeado antes de esa encarnación?
—Dejadme ver la respuesta que me viene… En el momento de su sesión de planificación se sabía que había pasado muchas vidas sintiendo desprecio por sí mismo y también ira. No había aprendido aún a valorarse a sí mismo. La madre de Penélope dijo durante esa sesión de planificación que había estado trabajando en sus relaciones durante muchas vidas, y que agradecería la oportunidad de trabajar en esos problemas de nuevo… y con él. A nivel del alma, ella se entregó libremente en base a un amor incondicional. El asesinato no fue previsto ni planeado. Fue una decisión libre tomada en ese momento. No veo que la madre de Penélope le guarde rencor a nivel del alma. Hay una clara comprensión de lo que ocurrió, también perdón y compasión por los problemas con los que él estaba tratando —concluyó Staci.
Se me ocurrió que una decisión libre de asesinar seguramente crearía una gran cantidad de karma.
—¿Por qué este alma no se encarna ahora para equilibrar esa energía de un modo y bajo unas circunstancias que no sean amenazantes para Penélope?
—Porque no hay necesidad de lo que concebimos como urgencia —respondió Staci—. Hay mucho tiempo para eso en otras vidas. El tema principal de la vida de Penélope es sanar de esa vida. Penélope, que es muy sensible, no habría sido capaz de sanar si él hubiera estado en su vida. Me dicen que una de las cosas que quería sanar era su propio suicidio.
—Sé que hay muchos modos en los que las almas pueden sanar mientras están en espíritu —dije—. ¿Por qué eligió Penélope sanar a través de otra encarnación, en lugar de hacerlo en espíritu?
—Me dicen que no se trata de elegir. Hubo alguna instrucción, y la oportunidad de sanar en el otro lado. Ella tomó parte en muchas sesiones con sus espíritus guía y su madre. Llegó a entender las cosas, sobre todo en lo que llamaremos un nivel intelectual. Pero sentía la necesidad de volver a la encarnación física para tener una oportunidad de sanar más profundamente. Además, su madre necesitaba volver a la forma física en un tiempo concreto.
La razón por la que su madre necesitaba hacer eso no fue especificada. Podría ser que las almas con las que su madre quería compartir una vida estuvieran a punto de encarnarse. Penélope ansiaba estar con ella, así que era necesario continuar sanándose en el mundo físico. Y su madre aceptó la oportunidad de ser su madre de nuevo, y de resarcir lo que ocurrió antes.
—Staci —dije—, por favor, pregunta a tu guía qué otros aspectos del caso de Penélope es importante sacar a la luz, tanto para los lectores en general como para los lectores sordos que intentan comprender el propósito de la sordera.
Staci repitió las palabras a su espíritu guía. Después nos escribió su respuesta.
—Uno —comenzó a enumerar sus afirmaciones—. La experiencia interior de alguien es tan real, si no más, que el mundo exterior. Dos. La sordera permite a alguna gente concentrarse mejor en sus retos. Tres. La sordera no es una discapacidad. Es una oportunidad. Proporciona un sutil cambio de perspectiva que es necesario para el crecimiento personal y espiritual. Cuatro. La sordera no es culpa de nadie. Es una elección. Como toda elección, proporciona la oportunidad de experimentar la vida exactamente del modo necesario para nuestro reto. Y a veces hay una necesidad de equilibrio. Hay almas que le han cortado las orejas o las extremidades a otras, y que sienten la necesidad de castigarse encarnando y experimentando la sordera, la pérdida del uso de una extremidad, u otras discapacidades. Otras veces, el alma necesita experimentar armonía interior. Cuando el alma es sensible hasta el extremo de Penélope, las fuerzas externas, los sonidos, y las energías, pueden presentar desafíos para conseguir la armonía interior. En el caso de Penélope, excluir cualquier sonido que le recordara las atrocidades que experimentó en la anterior encarnación era el deseo de su alma. Recordad que liberarnos del miedo es uno de los mayores desafíos que experimentamos como humanos. Penélope está aun trabajando en esto.
—En cuanto a lo que has comentado sobre las almas que quieren castigarse a sí mismas — pregunté—, ¿no es más un deseo de desarrollar empatía?
—La empatía es el mayor reto. Eso es verdad. Pero si un alma no se perdona a sí misma, está atrapada. Cuando nosotros [los espíritu guía] vemos eso, con frecuencia ofrecemos a las almas que elijan castigarse a sí mismas por lo que hicieron. Al final, vosotros os juzgáis a vosotros mismos. La mayoría de las veces, cruzáis [morís] con ecos de las emociones negativas, y eso provoca que no veáis las cosas totalmente claras. Veis a través de lo que podríamos llamar “cristales ahumados por el miedo” o “cristales ahumados por la culpa”. En ese momento, no sentís compasión por vosotros mismos.
Le pregunté si el miedo había jugado un papel en la planificación de la vida de Penélope.
—El miedo en este caso es un transportador. Penélope murió experimentando un estado de miedo, y por eso su alma no fue capaz de progresar. Sabía que necesitaba dejar escapar el miedo. Todavía acarrea miedo de su vida anterior.
—Gracias por responder a estas preguntas —dije.
—Gracias a vosotros —contestó—. Estáis ayudándome a cumplir mi dharma.
LA COMPASIÓN.
En mis muchas sesiones con los médiums, la compasión ha sido una de las lecciones vitales que el Espíritu ha mencionado más a menudo, así como la empatía y el amor incondicional por uno mismo y por los demás. Como almas eternas buscamos descubrirnos como compasión. Este conocimiento de uno mismo, que es realmente el sentimiento de la compasión como un regalo entregado y un regalo recibido, viene a nosotros y se profundiza por su misma expresión en el plano físico.
La sociedad ve la sordera como una imperfección. Ser visto como imperfecto por los demás garantiza la oportunidad de sentir compasión por todos aquellos que han sido apartados por la sociedad como si fueran menos que los demás. Un contraste de este tipo no existe en el reino espiritual, donde todos son iguales y la belleza iridiscente de cada alma es evidente e incuestionable. Ningún alma es menos que las demás; el mismo concepto es absurdo. En el reino físico, esta noción absurda y vacía se reviste temporalmente de un ilusorio significado, el cual nos permite comprender y experimentar compasión de un modo que de otra forma sería imposible.
Penélope planeó la experiencia de la sordera en parte para conocer la compasión. Siente una gran compasión, no sólo por los sordos si no por todos los que son rechazados por cualquier motivo. Busca fortalecer la conexión entre el mundo de los oyentes y el de los sordos, entre grupos opuestos, entre culturas encontradas. Su compasión habla a voz en grito al mundo mien- tras tiende estos puentes.
No es coincidencia que Penélope eligiera ser mujer y afroamericana. Además de su deseo de comprender la compasión, eligió ser miembro de dos grupos que a menudo lidian con la falta de compasión. Cada vez que es tratada sin compasión, sea cual sea la razón, su apreciación de ésta, y el deseo de la misma, se fortalecen.
Las mujeres, las minorías étnicas y las personas que son sordas o discapacitadas auditivas han estado históricamente privadas de poder. Cuando oí hablar a Penélope, me sorprendió la disparidad entre el considerable deseo que sentía por efectuar cambios en el mundo, y la relativa falta de poder de los grupos a los que pertenecía. Sumergiéndose en circunstancias en las que carece de poder externo, creó una posibilidad para desarrollar el poder interno.
Penélope diseñó una vida de aprendizaje a través de los opuestos, un plan que es habitual en el plano terrenal, y un camino de profundo crecimiento espiritual. Si no hubiera elegido las circunstancias en las que experimentaría una falta de compasión, seguramente habría tenido menos oportunidades y menos motivación para cultivar la compasión que ahora ofrece a otros. Si no hubiera elegido circunstancias en las que careciera de un poder patente, nunca habría sabido lo poderosamente que ella podría afectar al mundo.
Expresar compasión en el mundo físico, donde el ego crea una sensación de separación de los demás, y donde el miedo a veces se lleva lo mejor de nosotros puede resultar un desafío. Esto no ocurre cuando estamos en el mundo espiritual. En la sesión de planificación de Penélope, por ejemplo, había compasión hacia el alma que asesinó a la madre de Penélope en la vida anterior. No había ira, odio, o ansia de venganza; en lugar de ello, vimos perdón y comprensión. Hay que señalar, también, la compasión y la ausencia de juicio respecto al suicidio de Penélope en una vida anterior. En ningún momento fue criticada o condenada. No pudo completar el aprendizaje planeado para esa encarnación, pero los presentes sólo sintieron compasión respecto a las dificultades que la condujeron a terminar con su vida.
Como almas no nos juzgamos los unos a los otros. El único juicio en el reino del espíritu es el juicio propio que surgirá en la revisión de la vida. Nos juzgamos a nosotros mismos, y somos los únicos que lo hacemos. Nuestros espíritus guía se sientan con nosotros cuando revisamos nuestras vidas, y ocasionalmente señalan momentos ante los que podríamos haber expresado una mayor compasión, pero incluso estas indicaciones se hacen de un modo amoroso y sin juzgar. Sólo cuando estamos en un cuerpo, y aparentemente separados unos de otros, expresamos falta de compasión en nuestros juicios. Esos juicios, lejos de ser el resultado de la separación percibida, son realmente la causa de ésta. Abandonar nuestros prejuicios y amar con compasión indiscriminada es recordar quiénes somos realmente.
Igual que la compasión fue un tema importante en la sesión prenatal de Penélope, también lo fue el deseo de servir de ayuda. Como almas, el amor nos motiva a ayudar a la evolución de los demás, y la sesión de planificación de Penélope estaba llena de almas que deseaban servir de este modo. Penélope diseñó una vida en la que serviría a la humanidad, centrándose princi- palmente en la comunidad sorda. La madre de Penélope quería ser de ayuda para ella, proporcionándole el amor y el afecto físico que fue cortado de tajo en su vida anterior. La vecina buscaba ayudar a Penélope al darle la oportunidad de expresar compasión, por ello, acordó asumir discapacidades físicas. El alma que asesinó a la madre de Penélope tenía un deseo tan fuerte de ayudar a Penélope que aceptó no encarnarse esta vez, dejando de lado su propio crecimiento y el equilibrio de su karma. El amor, expresado como un deseo de ayudar a los demás, fluyó en la sesión de planificación prenatal de Penélope.
Y lo mismo ocurrió en la planificación de la vida anterior. Cuando la madre de Penélope diseñó esa vida, sabía que el alma que se convertiría en su pareja sentimental podría actuar violentamente, pero quiso darle la oportunidad de desarrollar sentimientos de su propia valía mientras estaba en el cuerpo. A nivel del alma, su deseo de serle de ayuda no se vio disminuido por su historial de encarnaciones en las que había expresado ira. Con toda seguridad, estas dos almas planearán otra encarnación juntos, una vida en la que él tendrá otra oportunidad de elegir el amor por encima de la ira.
Amamos a las almas con las que planeamos nuestras vidas. Durante nuestra existencia terrenal, podrían ser personas que compliquen las cosas, que nos provoquen estrés o preocupación, o incluso que se conviertan en nuestros “enemigos”. Cuando no encarnan a los esposos separados, al padre maltratador y al hijo descuidado, o a los ex compañeros de trabajo en pie de guerra, son amigos que se quieren. Se preocupan profundamente uno por el otro, y con frecuencia se reencarnan juntos para completar las lecciones que quedaron sin terminar en vidas previas.
Las almas no necesitan encarnarse para servir en el reino físico. Efectivamente, como nos contaron en la sesión con Staci, almas que no se habían encarnado fueron de gran ayuda para Penélope en sus vidas anteriores. Las almas que están en el mundo espritual son de gran ayuda en nuestros sueños, y cuando estamos despiertos llegan a nosotros a través de las emociones. Aquellos que nos aman están con nosotros siempre, se encarnen o no junto a nosotros. Los lazos del corazón son eternos.
La vecina de la vida anterior jugará un importante papel en la vida actual de Penélope, como lo hará cualquier alma que permita a Penélope expresar compasión. Aprender a aceptar el amor y la compasión es tan importante como aprender a expresarlos. El alma planea vidas que incorporan accidentes físicos, enfermedades, y discapacidades físicas y mentales (por ejemplo, la discapacidad que nos confina en una silla de ruedas) para crear circunstancias en las que, literalmente, no pueda huir de alguien que está expresándole amor. En vidas pasadas, estas almas podrían haber tenido dificultades para aceptar el cuidado y la ternura de otros. Y planean sus siguientes vidas para aprender esa lección.
Las almas también eligen vivencias para superar el miedo. Como el espíritu guía de Staci indicó, Penélope quería vencer el miedo que aún albergaba de su vida anterior. En esta encarnación, ese miedo está en un nivel subconsciente, y su sanación está teniendo lugar en ese nivel. Cuando diseñamos nuestras vidas, buscamos la sanación de muchos tipos, incluyendo la curación de emociones “negativas” como el miedo.
Durante el trascurso de mi investigación, me encontré con un joven que en meditación había contactado con su futuro ser, es decir, con una encarnación de su alma en un tiempo futuro. Su yo futuro le contó que la gente del futuro se refiere a esta época de la Tierra como “La Edad del Miedo”. Date cuenta de la importancia de esta denominación. De los nombres casi infinitos que podrían haberse aplicado a nuestra época, eligieron la palabra miedo. El miedo es la emoción predominante de nuestro tiempo. Es una parte de nuestra existencia diaria que tendemos a no observar. Transportado desde cientos de encarnaciones previas, el miedo que no ha sido sanado está profundamente instalado en la conciencia individual y colectiva. Para sanar el miedo y seguir adelante sin él necesitamos experimentarlo (la resistencia a cualquier energía sólo la hace más fuerte). Los desafíos de la vida nos presentan una oportunidad para sanar los miedos, tanto conscientes como inconscientes.
Como el miedo y otras emociones negativas, las falsas creencias también exigen sanación. Si, por ejemplo, el alma que asesinó a la madre de Penélope, mientras estuvo en un cuerpo dio forma a una creencia de que se merecía ser despreciado, de que es menos que los demás, ese alma diseñará encarnaciones futuras para aprender lo contrario.
“Menos que los demás” no es una etiqueta más cierta cuando se aplica a uno mismo que cuando se aplica a los demás. Las vidas subsiguientes usarán planes de aprendizaje en los que el ser que se encarna reflejará esa carencia de autoestima.
Hemos remarcado lo que estaba presente en la planificación prenatal de Penélope, pero lo que no estaba es igualmente notable: cualquier sensación de que la sordera sea negativa, “mala”, o una forma de castigo. Penélope sabía que la sordera no es ninguna de estas cosas. Fue lo suficientemente inteligente para reconocer la sordera como una valiosa oportunidad de aprendizaje. De hecho, estaba tan ansiosa por elegir este desafío vital que su espíritu guía demoró el proceso para asegurarse de que lo que deseaba era la sordera. En ningún momento se quejó o buscó un desafío menos difícil. En ningún momento, el resto de almas, expresaron pena por el reto al que se enfrentaría. Al igual que Penélope, lo vieron como una oportunidad de crecimiento, y se sintieron ansiosos por apoyarla en su búsqueda.
Incluso ahora, mientras está en el cuerpo, Penélope ve el crecimiento que se deriva de esta experiencia, y se siente agradecida por su evolución espiritual. La importancia de la gratitud es enorme. Dos violines afinados con una frecuencia similar sonarán con una resonancia parecida; es decir, vibrarán al unísono. Del mismo modo, la gratitud es una alineación del yo con la frecuencia de la Mente Divina. LA GRATITUD ES UNA VIBRACIÓN ELEVADA, INCLUSO SAGRADA, DEL MISMO TIPO QUE EL AMOR, EL PERDÓN, LA ALEGRÍA Y LA COMPASIÓN. Estar agradecidos no significa que estemos “contentos” al sufrir. Significa que encontramos un aspecto o una consecuencia de un desafío vital que apreciamos. A pesar de la naturaleza o del grado de nuestras dificultades, el crecimiento y el aprendizaje siempre ocurre. Esta expansión del ser debe ser reconocida, y apreciada.
La mayoría de nosotros oímos con nuestros oídos. Penélope buscó conocerse a sí misma como compasión, y por eso eligió una vida en la que escucharía con el corazón. El corazón tiene su propio lenguaje, y Penélope está aprendiendo su cadencia. Muchos de nosotros escuchamos voces exteriores, las voces de la gente que nos dicen quiénes somos y qué debemos pensar, hacer, y ser. Penélope planeó una vida en la que sólo escucharía su voz interior, la voz de su alma. Atendió a esa llamada, y es más rica por ello. Los desafíos vitales como la sordera agujerean el velo que parece separarnos de nuestra divinidad. Cuando aceptamos nuestros desafíos, emergemos del viaje amnésico con un conocimiento de nosotros mismos más profundo. La sordera de Penélope la está llevando hacia su Hogar, hacia esta verdad.
Bob Feinstein ocupa un lugar especial en este libro. Es la única persona cuyo desafío vital, la ceguera, fue el resultado de un “accidente” no planeado. (Como verás en el siguiente capítulo, a menudo planeamos “accidentes”, o al menos su posibilidad, antes del nacimiento). Durante la sesión de Bob con la médium, me sorprendió descubrir que Bob no había buscado la experiencia de la ceguera desde las primeras fases de su planificación prenatal. De hecho, originalmente había diseñado para sí mismo una vida muy diferente. Cuando tuvo lugar la ceguera, Bob y sus espíritus guía se adaptaron a ello, creando un nuevo programa de vida.
He usado comillas en la palabra “accidentes” porque no creo que sean accidentes reales. El universo está ordenado, hasta la última partícula microscópica, y en algún nivel (a veces consciente, a veces no) somos los creadores de todo lo que experimentamos. Planeamos algunos “accidentes” antes de encarnarnos; juntos creamos otros cuando ya estamos aquí. Sin embargo, en ningún caso son sucesos genuinamente aleatorios.
Inicialmente, me pregunté si el relato de Bob podría ser incluido en este libro. Pensaba que quizá la gente obtendría más ayuda de relatos de almas que habían deseado un desafío concreto antes de nacer. Después de considerarlo me di cuenta de que Bob era un regalo del Espíritu, que nos había reunido para mostrarnos cómo responden las almas a sucesos inesperados en el plano terrenal. Este libro no estaría completo sin este relato.
EL RELATO DE BOB.
—Cuando salí de la incubadora, estaba ciego.
Así es como comenzó la vida de Bob. Nació en diciembre de 1949, con seis meses de gestación, pesando menos de un kilo. El exceso de oxígeno usado en su incubadora provocó que las células de sus retinas se multiplicaran con demasiada rapidez, convirtiéndose en una masa de tejidos cicatrizados.
—De pequeño___dijo Bob, tranquilamente—, mi madre nunca mencionó que era ciego. Escuchaba el mundo, pero no sabía qué significaba. Cuando tuve tres años de edad comencé a darme cuenta de que en mí había algo distinto. Escuchaba cosas como, “Apaga la luz”, o “Qué oscuro está esto”, pero aquello no tenía ningún sentido para mí. Mi madre decía “Veo que viene la tía Sylvia”. Yo decía, “¿Cómo lo sabes?”. Ella contestaba, “La veo”. Entonces preguntaba qué significaba eso. Ella decía, “Alguna gente ve con sus ojos, pero tú ves con tus manos”.
Bob no se dio cuenta de lo distinto que era hasta que comenzó a ir a la escuela. Mientras otros niños aprendían a usar el lápiz y el bolígrafo, Bob estudiaba Braille y mecanografía. En las clases que dio junto a niños videntes, los profesores con frecuencia comenzaban el primer día de escuela diciendo, “Tenemos que ser muy buenos con Robert. Es muy especial”. Cuando tocaba los libros que los niños que veían estaban leyendo, le sorprendía descubrir que parecían papel en blanco. También le sorprendió descubrir que otros niños corrían y montaban en bici sin que les ayudaran.
—Yo era muy ingenuo —recordó Bob—. A veces los niños decían, “¿Cuántos dedos tengo?”. Yo solía decir, “No lo sé”. Eso les cortaba el rollo. Otros niños ciegos intentarían adivinarlo y se equivocarían, y los niños se reirían. Así que ser inocente, en cierto sentido, me vino bien.
Aunque Bob evitaba parte de las burlas, aun tenía dificultades con sus compañeros videntes. Un estudiante que normalmente lo escoltaba hacia la clase de Braille caminó un día demasiado rápido y no aminoro la velocidad cuando Bob se lo pidió.
—Deberían pedir a otros niños que hicieran esto —se quejó el chico—. Y tú deberías caminar más rápido.
Bob también experimentó algunas dificultades en su propio hogar.
—Mi padre no se interesaba demasiado por mí. Creo que se sentía muy decepcionado por haber tenido un hijo ciego.
Como resultado, Bob pasaba la mayor parte de su tiempo con su madre y sus tías, que eran amables y lo apoyaban. A veces Bob simulaba que leía libros impresos, y se imaginaba historias al pasar las páginas.
—Alguien me dijo una vez que el libro estaba al revés, pero mi madre nunca evitó que hiciera esas cosas. Fue un buen modo de sacar adelante a un niño ciego, porque me hacía sentir más normal. Ella, instintivamente, sabía lo que tenía que hacer.
Cuando iban de compras, la madre de Bob lo dejaba tocar los artículos aunque de vez en cuando rompiera cosas. Creía que era el mejor modo de que aprendiera.
Socialmente, Bob descubrió que el instituto era más difícil que la escuela.
—Me sentía muy solo —dijo, con tristeza en la voz—. Los chicos hablaban de salir a divertirse, pero nunca me incluían.
Sin embargo, había lugares en los que Bob era aceptado. Cuando tenía quince años, fue al campamento de música.
—iÉse fue uno de los veranos más maravillosos que puedo recordar! Siempre tenía un amigo con quien hablar.
El equipo se tomó un gran interés por la música en Braille, y Bob tocó el clarinete en la orquesta. Tenía un buen oído y divirtió a sus compañeros del campamento diciéndoles, por ejemplo, que la bocina de un coche sonaba en Si bemol, o que una puerta chirriaba en La agudo.
Bob se graduó en el instituto Oberlin.
—Me sentía orgulloso por haber tenido éxito en un instituto para videntes, donde no se hicieron excepciones conmigo excepto las estrictamente necesarias a causa de mi ceguera. En cierto modo, intenté demostrar que la ceguera no tiene que ser un obstáculo insuperable. En el instituto, Bob descubrió su homosexualidad que, como pronto veremos, era parte de su planificación prenatal.
Una de las grandes alegrías de la vida de Bob fue Harley, un Labrador que fue su compañero durante ocho años.
—A veces, cuando estaba con Harley, realmente llegaba a olvidar que estaba ciego, porque adoraba pasear con él —recordó Bob—. La gente pensaba que no era el mejor perro guía, por ser demasiado travieso. Una vez, Harley se hizo con un trozo de pollo del plato de alguien. ¡Todo el mundo se escandalizó! Harley, para mí, no hacía nada malo. Yo era como un padre que lo adoraba.
Harley salvó la vida de Bob cuando evitó que se cayera de la plataforma del metro hasta las vías.
Pedí a Bob que me ayudara a comprender cómo es la ceguera.
—Bob, ¿cómo te imaginas ciertos objetos? Puedes ponerte un objeto pequeño en la mano, y sentir su forma. Pero algo como un avión… ¿tienes una idea de qué aspecto pueden tener los aviones, u otros objetos grandes?
—Si te digo la verdad, no —contestó Bob–. Hay un montón de cosas… aprendes las palabras, pero no te las imaginas bien. Como los animales. Yo no sé cómo son en realidad porque nunca los he acariciado. No sé cómo es un rascacielos, o cómo es el horizonte, o la luna, o las estrellas. No sé lo que significa que alguien sea guapo, o feo.
—¿Cuándo sueñas, que ves?
—Mis sueños son sólo voces, como programas de radio. Lo interesante es que nunca sueño con caminar con un perro guía o con un bastón. Si tengo que llegar a algún lugar en mi sueño, estoy automáticamente allí. (Las palabras de Bob me recordaron que, cuando estamos en espíritu, “viajamos” concentrándonos en el destino deseado). No siento demasiado en mis sueños. No huelo. Son sólo voces, porque nunca he visto nada. Soy uno de los pocos ciegos que nunca han visto la luz, ni la oscuridad.
—¿En tus sueños hay siempre alguna referencia a tu ceguera?
—No… No importa si soy ciego. Si en mi sueño quiero leer un menú… no es necesario. Sencillamente, sé todo lo que hay en la carta. Siempre sé las cosas.
—Bob, ¿en qué se diferencian los ciegos de los videntes?
—Creo que somos más sensibles a ciertas cosas: el tacto, el olfato, la amabilidad. Cuando eres ciego te conviertes en un barómetro de la amabilidad y la descortesía, porque lo necesitas para sobrevivir.
Pregunté a Bob en qué sería diferente si no fuera ciego.
—Tengo un sentimiento de amor por los desvalidos —respondió, y me recordó a Penélope—. Si fuera vidente, sería mucho más esnob, estaría más preocupado por el dinero, por el aspecto de la gente, por cosas que ahora no tienen ninguna importancia para mí. Lo único que importa ahora es la esencia de la persona. Y creo que la ceguera me ha proporcionado un amor real por los animales, porque sé lo que es depender de un perro, y hacer que un perro use su inteligencia para ayudarte. Aprendes a confiar en los animales. Y aprendes a confiar en la gente, porque cuando eres guiado por alguien, tienes que confiar en esa persona.
LAS SESIONES DE BOB CON STACI WELLS.
Mi conversación con Bob me había dado una ligera comprensión de los desafíos a los que se enfrentan los invidentes o discapacitados visuales. Aunque podía imaginarme que estos desafíos producirían un tremendo crecimiento personal, estaba ansioso por saber cómo había esperado Bob evolucionar cuando planeó su ceguera. En ese momento, aun no sabía que el plan original de su vida no incluía tal experiencia.
La médium Staci Wells llevó a cabo dos lecturas para Bob; ambas están combinadas en la narración que sigue. En varios momentos, el Espíritu pidió a Staci que hiciera hincapié en ciertos puntos para que yo pudiera, por mi parte, destacarlos en el libro. He insertado [Rob] en esos momentos para señalar las ideas enfatizadas.
Como las demás sesiones de planificación vital que hemos visto, la de Bob contiene referencias al tablero que las almas usan para diseñar la encarnación que está por llegar. Pero, a diferencia de todas las demás sesiones de planificación, en la de Bob se usan dos tableros: un tablero de transición para trazar los distintos modos en los que Bob podría responder al accidente, y un tablero final que contiene el nuevo plan para su vida.
Antes de la primera lectura de Staci, le informé que Bob había nacido prematuro y que estuvo en la incubadora, donde un exceso de oxígeno le provocó la ceguera. Con claridad y detalle, Staci estableció tanto su plan original como el de su nueva vida. Descubrimos que había deseado desarrollar la autoestima y la aceptación. Para potenciar este crecimiento, en un principio había planeado el desafío vital de descubrir y aceptar su homosexualidad en el contexto de un matrimonio heterosexual con una mujer llamada Maureen. Cuando tuvo lugar la ceguera, Bob y sus espíritus guía crearon un plan totalmente diferente que le permitiría conseguir los mismos retos. Esta improvisación no se parecía en nada a cualquier cosa que Staci o yo hubiéramos visto antes. Me entusiasmé por la oportunidad de ser testigo de cómo un alma y sus espíritus guía se adaptan repentinamente a un acontecimiento imprevisto.
—Eres un alma considerablemente responsable —dijo Staci a Bob, cuando comenzó a acceder a la información—. Has experimentado vidas de gran pobreza para poder avanzar en tu crecimiento espiritual. En esas vidas anteriores trabajaste en una carencia de ego, negando el yo, y dando al cuerpo sólo lo que era necesario para llevar una exigua existencia. Fuiste monje ermitaño en España. Eso te aisló de las adversidades e injusticias de la humanidad. Hiciste un largo viaje a pie como parte de tu misión. Estabas muy delgado. Pedías comida y vivías de la caridad de los demás. Esa vida fue la precursora de las elecciones que hiciste para la actual. Hubieras preferido vivir una vida solitaria e interactuar con gente de modales amables y generosos. Eres un alma sensible. Esto es parte de por qué elegiste aislarte en esa vida, y en múltiples vidas anteriores.
»En la fase de planificación anterior a esta vida, se habló mucho sobre traer equilibrio a tu ser, y sobre apartarte del mundo que te rodea. En ese momento preferías interactuar con la gente. Te sentías muy cómodo interactuando con los que tendrían que ser tu familia. Quisiste crear una vida en la que pudieras honrar a tu familia, y estar cerca de ellos. Al mismo tiempo, también querías trabajar en una carencia de autoestima que habías desarrollado al llegar tan lejos en la forma ermitaña de crecimiento espiritual. Querías retener la independencia emocional que habías obtenido trabajando duramente en vidas anteriores. En la vida actual, el reto es construir tu autoestima desde el interior. Vas de un extremo al otro, desde este punto hasta estar pendiente de los demás para sentirte así afirmado.
»Se habló sobre cosas que podrían presentarse como desafíos en tu vida, y sobre los distintos modos de vencer tus retos. No se esperaba que tu madre te diera a luz prematuramente. El embarazo fue vigilado [por tus espíritus guía] no obstante, la noticia del nacimiento prematuro llegó repentinamente. Fue una sorpresa. Los guías, inmediatamente, se colocaron junto a la incubadora, esperando a que se deslizara del cuerpo y entrara en ese estado de conciencia donde el espíritu o el cuerpo astral es liberado. Sabían que iba a ocurrir rápidamente. Algunos dirían que lo sacaron del cuerpo, pero no fue así. Quieren que te diga eso [Rob].
Staci continuó.
—Mi espíritu guía quiere que comencemos con el tablero de ajedrez, con el tablero de planificación. Es un grafico en el que se trazan sobre la vida de alguien los peldaños del creci- miento y del desarrollo, para que el alma tenga una referencia visual. Este tablero es como un organigrama. Cada opción es una pregunta. Si la respuesta es sí, tomas un camino. Si la res- puesta es no, tomas un camino distinto. Cuando Bob tuvo ese accidente en la incubadora… la frase que estoy escuchando es “Volvamos al tablero”. Bob y dos de sus espíritus guía se reúnen y vuelven a la habitación con el tablero de planificación para dibujar el camino alternativo que podría tomarse para lograr los retos de esta vida.
»Están mostrándome el instante en el que Bob se encontró de nuevo en espíritu en el lugar de la planificación… Está muy desorientado por este rápido y enorme cambio, y sorprendido al encontrarse otra vez allí. No sabe lo que está pasando en el cuerpo infantil. Reconoce a sus guías, confía en ellos totalmente, y está dispuesto a ser guiado por ellos. Estoy escuchando a uno de los dos guías, que está hablando por los dos, diciéndole a Bob que ha habido un percance en el proceso y que el cerebro de Bob ha recibido demasiado oxígeno. Bob parece estar en estado de shock… Callado, con los ojos abiertos de par en par y las pupilas dilatadas, aturdido y apesadumbrado.
Espíritu guía: La enfermera que se ocupó de conectar los tubos a tu cuna, donde aun sigue tu cuerpo, ha cometido un error y ha permitido que pase demasiado oxígeno. Esto ha elevado los niveles de oxígeno en tu cerebro, y ha provocado daños.
—Veo que muestran a Bob sus ojos, los ojos del bebé. El espíritu de Bob, aunque está unido al cuerpo del niño, está fuera del cuerpo. Mientras le hablan a través del pensamiento telepático, el ojo de su mente ve esos ojos. Le muestran el daño, y cómo verán sus ojos cuando pase por la infancia y la madurez.
Espíritu guía: No hay daños cerebrales; son sólo los ojos. Hay un incremento en tu inteligencia. Aunque es un incremento menor, te será de ayuda. Ahora tienes la opción de volver a evaluar el plan para tu vida, para ver si estos cambios servirán a tus propósitos. Si lo deseas, puedes retirarte de este cuerpo, volver a nosotros, considerar una nueva familia anfitriona, y trazar nuevos planes.
—Bob hace rápidamente un montón de preguntas a sus guías. Pregunta si podrá caminar. Quiere asegurarse de que su cuerpo aún será capaz de funcionar como espera. Ellos le aseguran que lo hará. Entonces pregunta:
Bob: ¿Y mi trabajo?
Espíritu guía: Podrás llevarlo a cabo.
Bob: ¿Esta discapacidad impedirá mi proceso evolutivo en esta vida?
Espíritu guía: Vamos a ver.
—Entre los guías y Bob, suspendido en el aire, está el tablero de planificación de su antigua vida, un tablero transicional sobre ése, y más arriba el tablero para la vida de Bob tal como será tras este cambio. Estos tableros son como un holograma, firmes en apariencia, pero no sólidos. Sus pensamientos crean estos tableros y dibujan líneas en ellos. Las líneas representan el proceso de crecimiento. Se forma un diagrama. Hay algunas ramificaciones en el camino. En algunas ocasiones son casas. Por ejemplo, la casa que su familia ocupa en el momento de su nacimiento, la casa a la que se mudarán, y los lugares que ocupará en su etapa adulta, incluso su paso por la universidad, están trazados en este tablero. Todo ocurre muy rápidamente. Mueven elementos de un tablero a otro con el pensamiento. Lo primero que sacan del tablero de planificación original para colocarlo en el tablero transicional es a su madre.
Espíritu guía: Comencemos con tu madre. Permanecerá en esta vida contigo, y continuará siendo tu madre.
Bob: Eso es genial.
—Bob parece más tranquilo. Toma aliento profundamente, y deja escapar un suspiro [de alivio].
Espíritu guía: Tu padre…
—Lo pasan del tablero original al tablero central.
Espíritu guía: Aun estará contigo.
—Rápidamente, mueven otros elementos: mascotas, familiares, cosas así. Todas van al tablero nuevo. Cuando los guías cambian estos elementos, también aparecen en el tablero superior.
Espíritu guía: Estos elementos no cambiarán, y seguirán siendo una influencia, un foco, y una fuerza constante en tu vida. Pero tus maestros cambiarán. Este colegio [señala una escuela elemental en el tablero inferior] ya no es relevante, debido a tu situación. Ahora deberás ir a este colegio [señala un colegio que de repente aparece en el tablero nuevo]. Este colegio atenderá mejor tus necesidades y te dará la orientación que necesitas para vivir en el mundo bajo estas circunstancias. Ahora, nos ocuparemos de tus amigos.
—Se dirigen al instituto. Esos amigos se pasan del tablero original al nuevo. Son amigos que serán importantes para Bob en ese momento de su vida. Bob asiente con la cabeza. Tiene los dedos de una mano en la boca, y sostiene el codo de ese brazo con la otra mano. La conversación se acelera rápidamente en este momento, cuando el guía cambia elementos de la planificación original a la nueva. Me dicen que ésas son piezas elementales… nada que necesitemos incluir para los propósitos de este libro. Ahora llegamos a la parte más importante, y les pido que aminoren la velocidad.
Espíritu guía: La mujer que acordó ser tu esposa puede optar por romper este acuerdo. Tu reto seguirá siendo la autoaceptación, pero ahora sin ella. En ese caso experimentarás un desafío mayor debido a la ausencia de una compañera que te apoye.
—Bob no dice nada. Está escuchando y pensando en todo eso. Ahora, pregunta por la mujer. La llama Maureen.
Bob: ¿Al menos tendré la amistad de Maureen?
Espíritu guía: Ésa es una elección suya. Vamos a llamarla.
—A la velocidad del pensamiento, aparece. Aun no ha nacido. Veo su forma física de la mitad del torso para arriba. No es sólida (puedo ver a través de ella) pero es la silueta de un cuerpo humano femenino, el cuerpo que tomará en la vida que está por venir. Parece tener entre veinticinco y cuarenta y cinco años.
—Debajo está el cuerpo de luz, el cuerpo espiritual. Mi guía me dice, “el abrigo del cuerpo”. Ella lleva puesto parte del abrigo. Instantáneamente recuerda ella el plan de su vida, y cómo se interrelaciona con el de Bob. Me dicen que sólo una parte de ella está en el abrigo porque ya está cambiando de idea acerca de su participación en esto. Le muestran el nuevo diagrama para la vida de Bob. Durante un largo tiempo, no dice nada. Finalmente, dice:
Maureen: El colegio en el que originalmente planeamos conocernos será irrelevante. Bob no irá allí debido a esto.
Espíritu guía: No importa, aún podemos disponer que os conozcáis.
Maureen: No, no quiero que sea así.
Espíritu guía: Podemos arreglarlo para que os conozcáis a la misma edad a la que os hubierais encontrado previamente.
Maureen: No. Es muy importante que compartamos una historia que comience en el colegio. No se trata sólo de que yo me sienta cómoda con Bob; Bob debe estar a gusto conmigo. Esto es más importante para él.
Se dirigen a Bob y piden su opinión. Él dice que lo comprende, y que está de acuerdo con ella, aunque es obvio que también está decepcionado.
Bob: Te libero de tu acuerdo conmigo. Habrá otro momento y otro lugar en el que podamos reunirnos de nuevo, y compartir nuestras vidas.
Maureen: (Ella toma su mano) Gracias. Sí, lo habrá. En tres vidas, después de ésta, podremos estar juntos de nuevo.
—Él asiente, y se abrazan. En lugar de salir de la habitación caminando, su forma espiritual desaparece. Escucho un audible suspiro de Bob cuando libera a Maureen de su acuerdo, y abandona sus expectativas. Me piden que te diga [Rob] que él abandonó sus expectativas, pues incluso en el nivel del alma batallamos con eso. No es tan duro como en el plano fisico, pero para muchos de nosotros, no tener expectativas acerca de otros individuos que son importantes para nosotros, sigue siendo un problema.
Maureen veía claramente que la nueva dirección de la vida de Bob no sería necesariamente de utilidad para sus retos. Fue tanto por la falta de ayuda para su propósito, como por su amor incondicional por Bob (al ver que ella ya no era la elección óptima para ser una compañera toda la vida) por lo que declinó ese acuerdo.
Staci se detuvo, y me señaló que su guía estaba esperando una pregunta antes de pasar a otra parte de la planificación de Bob. Staci había demostrado de nuevo una extraordinaria capacidad para ver y oír una sesión de planificación de vida, aunque la de Bob era realmente una sesión de planificación postnatal. Al ser testigos de este extraño suceso, estábamos echando un vistazo tras el velo donde un alma forjaba un nuevo diseño para una encarnación que ya había comenzado.
El Espíritu había ofrecido a Staci exactamente la información que buscábamos. Descubrimos que ciertos elementos del programa original de Bob habían sido preservados, aunque otros se habían alterado. Estaba ansioso por ver que más descubriríamos.
El resultado de la precipitada planificación (la decisión de Bob fue continuar viviendo como persona ciega) ya lo conocíamos. Dado que Maureen había declinado su participación en su vida, ¿por qué y cómo había tomado Bob esa decisión?
—En esta vida —dije a Staci—, Bob quería trabajar en la aceptación y la autoestima. ¿Se ha hablado algo más sobre cómo la ceguera ayudará a la consecución de estos retos?
—La [nueva] vida se está perfilando —anunció Staci mientras era introducida en la sesión de planificación. (Su espíritu guía estaba llevándola ahora a una parte distinta de la conversación). Bob ha asumido todos los cambios.
Bob: Comprendo las necesidades especiales que tendré si elijo aceptar este cuerpo y esta vida. Decidme cómo ayudará o dificultará esto a mi progreso para lograr los retos que preparé originalmente.
—La respuesta viene de los dos espíritus guía, como si estuvieran hablando con una sola voz.
Espíritus guía: Ahora llegarás a conocerte a una edad mucho más temprana. Te saltarás casi dos décadas del proceso de desarrollo debido a la falta de estimulación visual que te habría desorientado de tu pasado, y de saber quién eres y quién eliges ser.
Bob: Eso me gusta. Y significa que me saltaré un montón de tiempo perdido y de dificultades.
Espíritus guía: Sí, así es. Pero habrá nuevas dificultades debido a la ceguera.
Bob: Comprendo.
Espíritus guía: Aunque aún tendrás el desafío de amarte a ti mismo, como te conocerás mejor a una edad más temprana, esto hará la mitad del camino. Cuando en esta vida empieces la escuela, estarás en el mismo estado de evolución en que habrías estado en el instituto.
Bob: Eso elimina un montón de estrés que estaba presente en la vida que originalmente planeamos.
Espíritus guía: Sí. Habrá veces en las que te cuestionarás a ti mismo, te preguntarás si eres lo suficientemente bueno, o si hay algo malo en ti. Pero tu inteligencia se incrementará, y tu capacidad de razonar se verá potenciada. Encontrarás más sentido a los lazos de tu vida, y causarás menos dolor a aquellos que te quieren.
—Cuando he dicho lazos —explicó Staci—, me han mostrado la imagen del ser superior [alma] y del ser inferior [la personalidad]. Ambos están unidos por lazos. Bob será capaz de reunirlos y entenderlos a una edad más temprana. Evidentemente, el matrimonio de Bob debía haberle guiado a comprender totalmente su homosexualidad. No hay dudas de que Bob habría intentado llevar una vida heterosexual. Ahora nos saltaremos ese paso. Su crecimiento estará más directamente relacionado con su homosexualidad y con el estilo de vida que eso implica. Bob asiente, como pensando en todo ello.
Bob: ¿Cómo descubriré que soy homosexual?
Espíritus guía: Tu experiencia será distinta a la que habrías experimentado sin el accidente y el reto físico que representan las distracciones visuales, tendrás una visión y una conciencia de ti mismo que estará en contacto con tu ser interior.
—Me dicen que “yo interior” es el término que se usa para la conexión inteligente entre el alma y el ser vivo [físico]. Debido a esto, se potenciará la capacidad creativa de Bob. Cuando mejoramos la conexión con nuestra energía creativa, siempre hay un crecimiento espiritual, ya sea consciente o inconsciente.
Espíritus guía: Desarrollarás un aprecio por la amabilidad (el don del temperamento), que no habrías tenido. Esto te recordará que eres bueno y valioso, y aunque humano, estás lleno de amor y eres capaz y merecedor de ser amado y de dar amor. Aunque no será fácil, será menos difícil que si hubieras sido un humano vidente sometido a distracciones que podrían bloquearte.
—Señalan al elemento que representa los distintos centros de enseñanza a los que acudirá.
Espíritus guía: Ya en la escuela sabrás que eres diferente. Sabrás que te sientes atraído por el sonido de la voz de hombre, por el olor de un hombre, por todas las cosas que son exclusivamente masculinas en nuestra especie.
Bob: Entiendo.
—Es verdad —dijo Bob más tarde—. Lo supe desde muy pequeño. Incluso cuando tenía ocho o nueve años, siempre disfrutaba más siendo abrazado por los hombres que por las mujeres. A los trece o catorce años, reaccionaba mejor cuando estaba con chicos. Sus voces me atraían. Su olor también me atraía.
Con esto, Staci y su guía concluyeron su fascinante presentación. Era el momento de las preguntas.
Desde mi conversación anterior con Bob, era consciente de que la ceguera le había conducido a experiencias que habían puesto a prueba su autoestima y que le habían proporcionado tanto la motivación como la oportunidad de buscar amor en su interior. Aunque nos habían dicho que uno de los retos de su vida era estar más entre la gente.
—Staci, por favor, pregunta a tu espíritu guía por qué Bob acepto el desafío de la ceguera sabiendo que eso provocaría cierta medida de aislamiento.
La voz de Staci se hizo más lenta cuando su espíritu guía comenzó a hablar directamente a través de ella.
—En vuestra línea temporal, se informó a esta alma de este nuevo plan de vida dos días después de nacer. La ceguera aún no era completa, pero se estaba desarrollando. El precedente estaba fijado. Esta alma, como todas las almas, pasó mucho tiempo entrando y saliendo del cuerpo en las primeras semanas de vida. El alma vio un modo de superar esta dificultad, y aun así mantener un alto grado de comodidad. (Tomo comodidad como una referencia a las vidas anteriores en las que Bob había crecido acostumbrado a la soledad). Un reto de esta vida es aprender a ser emocionalmente independiente.
—¿Cómo define el Espíritu la independencia emocional? —pregunté.
—Darse cuenta y reconocer que somos responsables de nuestra propia felicidad y bienestar.
—¿Bob sintió que no había creado su propia felicidad y bienestar en su vida como monje en España?
—Nosotros no lo diríamos así. Diríamos que aun sufría de una intensa sensibilidad emocional. Descubrió que era más fácil interactuar con el mundo encerrándose en sí mismo, y limitando sus relaciones con los demás, y sin involucrarse en la vida diaria.
—¿Por qué la ceguera podría conseguir su reto de independencia emocional? (Yo quería que el espíritu guía de Staci explicara cómo es posible que un alma elija experimentar la ceguera).
—Porque presenta un desafio mayor para el alma. El único modo en el que el alma puede sobrevivir como persona en esta vida es reconociendo y aprendiendo la lección de que ella (el alma) es su propia fuente de bienestar. Al aprender esto, se logra la autoestima. A esta alma se le dio la opción de salir de la vida y ella decidió quedarse. Esta alma prefiere los desafíos difíciles.
—¿Por qué eligió Bob experimentar la homosexualidad?
—Antes de los cambios que condicionaron la vida de esta alma, hubo un acuerdo con una mujer para compartir la experiencia del matrimonio. No se suponía que tuviera que durar toda la vida. Se produciría una lucha interna en el alma de esta persona para reconocer su homosexualidad latente, enfrentarse a ella, y aceptarla. Esto iba a ocurrir más tarde. Esa experiencia hubiera servido al mismo propósito que si la homosexualidad hubiera estado siempre presente en su vida. Presentaba un reto para el problema de la autoestima. La ceguera y la homosexualidad no están bien aceptadas, reconocidas, y tratadas en la cultura occidental. Son desafíos. Para sentirse bien como homosexual hay que descubrir la valía personal. Para aprender una lección a veces necesitas grandes desafíos. Esta alma siempre ha estado dispuesta a trabajar duro.
Entonces pregunté cómo podría saber una persona ciega si la ceguera ha sido planeada antes del nacimiento, o si ha tenido lugar inesperadamente. Me contestó que, si alguien ha nacido ciego, o con una predisposición genética a la ceguera, eso podría indicar una planificación prenatal. Cuando le pregunté qué otras motivaciones podría tener un alma para hacer tales planes, me explicó que muchos compositores se encarnan en ciegos para poder seguir escuchando la música fácilmente; que, incluso cuando las almas no hayan sido compositores en vidas pasadas, a menudo tienen un deseo de incrementar su capacidad auditiva u otros sentidos (lo que puede ocurrir como consecuencia de la ceguera); y que las almas artísticas con frecuencia eligen habitar cuerpos con trastornos oculares.
—¿Qué más podría querer saber la gente sobre el desafío de la ceguera? —pregunté, para concluir.
—Los invidentes a veces ven cosas que no podrían percibir si vieran con normalidad.
Bob es el valor personificado. Originalmente, había planificado un camino difícil hacia el descubrimiento de sí mismo, hacia la autoaceptación, y finalmente, hacia el amor propio. Cuando se dio cuenta de que este plan ya no era posible, trazó otro en el que mantendría el desafío original de la homosexualidad, y añadió el nuevo de la ceguera. Elegir una sexualidad “alternativa” en un mundo que aún lucha con la tolerancia es un acto audaz. Añadir a eso el desafío no planeado de la ceguera demuestra tener mucho valor. En lugar de abandonar esta nueva dificultad retornando al espíritu (una decisión que sería comprensible y respetable), Bob eligió aceptarla.
En el primer programa de Bob, él y un alma con quien compartía mucho amor diseñaron una vida en la que iban a casarse. El matrimonio no iba a durar. En el transcurso de mi investigación, he descubierto que generalmente sabemos antes de nacer si un matrimonio durará o no. El divorcio no es un fracaso; es parte de nuestro plan. Venimos juntos y nos casamos para enseñar y aprender los unos de los otros, y para equilibrar el karma. Cuando se consigue este crecimiento, el matrimonio ha servido a este divino propósito. No estoy sugiriendo que el divorcio o el matrimonio para toda la vida estén predestinados; siempre tenemos libre albedrío. Podemos elegir dejar a alguien con quien hemos decidido pasar una vida, y podemos optar por continuar cuando habíamos decidido tener una unión temporal. La elección es nuestra.
Inicialmente, Bob orquestó una vida en la que iba a descubrir y aceptar su sexualidad mientras estaba casado. Primero, tendría que reconocer su homosexualidad él mismo. Después, tendría que reunir el valor para decírselo a su esposa. Finalmente, tendría que amarse a sí mismo y a su esposa lo suficiente para dejar un matrimonio que ya no reflejaba quién era. No sabemos si habría o no logrado tal amor a sí mismo; esto hubiera dependido de las decisiones libres de su personalidad, y de como se presentara ese desafío. Sin embargo, está claro que diseñó una vida en la que tendría lugar ese tipo de transformación.
Cuando la ceguera entró inesperadamente en escena, Bob creó un nuevo plan que propiciaría el mismo desarrollo. Como nos contó el espíritu guía de Staci, ni la ceguera ni la homosexualidad son bien aceptadas en la cultura occidental. Cuando Bob eligió encarnarse en occidente y en este momento histórico, sabía que a veces sería rechazado, y ese aislamiento y esa soledad serían el equivalente al rechazo que la esposa de Bob hubiera mostrado cuando él le anunciara su homosexualidad.
Bob creó un plan de vida para aprender a través de los opuestos. Sabiendo cómo respondería a veces la sociedad a su ceguera y a su homosexualidad, y determinado a mejorar su aceptación y su autoestima, planeó circunstancias que le conducirían a descubrir en su interior lo que no le ofrecían en el exterior. Aunque era un desafío mayor que el que había buscado originalmente, la ceguera, en cierto sentido, incrementó la posibilidad de que Bob lograra sus retos porque, como señalaron sus espíritus guía, ésta lo liberó de las distracciones externas.
Los guías sabían que la ceguera haría que las cosas fueran más fáciles para Bob, y que hasta cierto punto lo obligaría a escuchar y a buscar una sabiduría interior.
Imagina una sala en el Louvre en la que hay un enorme paisaje colgado en una pared. Primero una persona podría atravesar la habitación sin verlo; quizá otras pinturas distrajeran su atención. Otra persona podría entrar en la habitación y fijarse en el paisaje desde lejos. Él o ella admirarían la obra de arte al pasar, pero no se detendrían a verla en realidad. Y una tercera se sentaría frente al paisaje durante horas, saboreando cada matiz… las pinceladas, la textura del óleo, el juego de colores, el uso de la luz. Esta persona reconocería la pintura como una obra maestra.
Bob eligió la ceguera porque ésta representaba una oportunidad para redescubrir su magnificencia. El destino (el amor a sí mismo) seguía siendo el mismo, pero la ruta hasta ese fin cambió drásticamente. Bob no necesitaba ver para observar la belleza de su paisaje interior. Él es, sin embargo, libre para no mirarlo, para fijarse al pasar, o para detenerse a apreciar cada detalle.
Bob ha conseguido mucho. Ha desarrollado una gran empatía, especialmente con los rechazados, y una aguda intuición que le permite sentir la esencia de una persona. A pesar de su ceguera, Bob ve lo que es importante: las relaciones con la gente, la amabilidad, y la compasión. Aprendió a confiar tanto en los animales como en la gente que lo guía. Aunque a veces se ha sentido aislado debido a su ceguera, continúa acercándose a los demás. Es dulce y amable, un alma profundamente sensible. Tal es la belleza interior a la que ha despertado en esta vida.
Cuando Bob nota actitudes como la amabilidad, en sí mismo o en los demás, está viendo con el corazón, no con la cabeza. Este conocimiento del corazón es el que hace de Bob un “barómetro de la amabilidad”. Sólo así se puede comprender la belleza y el amor en cualquiera de sus manifestaciones. Cuando miramos una flor, no razonamos que sus colores son atractivos, que la fragancia es agradable y que por tanto merece la pena disfrutar de ella. Cuando vemos un niño recién nacido, no analizamos la forma del rostro ni las dimensiones del cuerpo para concluir que el niño merece nuestra apreciación. Estas experiencias hablan instantánea y directamente al corazón, igual que lo hace la amabilidad. La mente es circunvalada; no es necesaria ninguna interpretación. La comprensión es inmediata y natural.
Cuando estamos en el Hogar, en espíritu, y por tanto no restringidos por los confusos y distorsionantes filtros del cerebro físico, este tipo de conocimiento del corazón es nuestra propia naturaleza. Si elegimos encarnarnos en la época actual (a la que los seres espirituales se refieren a veces como La Edad de la Razón, debido a su énfasis en los procesos mentales) podemos perder temporalmente el contacto con nuestros corazones al sumergirnos en nuestro intelecto. En resumen, nos dedicamos a explorar quienes no somos. Dado que los desafíos dolorosos de la vida pueden ser comprendidos (y sanados) sólo por el corazón, nos obligan a dejar de analizar, y a comenzar a sentir. Derrocada de su trono, la mente sirve entonces al corazón, que una vez fue sirviente suyo. Cuando volvemos a centrarnos en el corazón, recordamos quiénes somos realmente. Esta experiencia tiene como resultado un conocimiento más profundo de uno mismo, el cual no sería posible sin el contraste proporcionado por el reino físico.
Los guías de Bob sabían que la ceguera le daría “una apreciación de la amabilidad”, y que esta apreciación del corazón le recordaría que está “lleno de amor, y que es capaz y merecedor de ser amado y dar amor”. También sabe que la vida que planeó anteriormente contenía “estimulación visual que podría haberte desorientado en la búsqueda de saber quién eres, y quién eliges ser”. Como alma, Bob es amabilidad, dulzura, y suavidad. Estas cualidades, tan fácilmente y tan con frecuencia oscurecidas por la aplastante realidad, son muy valiosas en el espíritu. La ceguera de Bob lo ha mantenido cerca de estos aspectos de su ser interior. Son el umbral de la auto aceptación y el amor a sí mismo que buscaba experimentar en esta vida. Sin visión no ve su forma fisica, pero a través de la amabilidad atisba su identidad eterna.
El plan de vida de Bob, como el de tantos otros que eligen encarnarse en una época en la que el amor hacia uno mismo es escaso, fue diseñado para darle una comprensión más profunda del amor a sí mismo a través de su carencia y también de la experiencia de su creación. Cuando estamos en espíritu, conocemos el amor a nosotros mismos tan fácil y naturalmente como conocemos el amor a los demás. Sabemos, también, que ambos son uno. Sólo en lo físico podemos olvidar, y después recordar el sentimiento del amor a sí mismo. Los desafíos de la vida nos llevan a ese amor, mostrándonos que vive en nuestro interior, y reflejando que nosotros somos el gran amor de nuestras vidas.
A fin de cuentas, la muerte del cuerpo físico es una decisión tomada por las almas después de haber cumplido su plan de vida. “Cuando alguien muere, podéis estar seguros de que ha hecho todo lo que debía hacer”, nos dijo el alma de Valerie. Esta seguridad trae consigo una comprensión de que no somos los culpables de la muerte de un ser querido. Los accidentes fatales o las circunstancias de las que tal vez nos sentimos responsables son sólo algunos de los puntos de salida planeados por nuestros seres queridos antes de nacer.
Por eso, quienes creéis que habéis causado, o que podríais haber evitado la muerte de alguien, debéis saber esto: nadie muere sin su propio consentimiento. Esa es la base del perdón hacia vosotros. Ahí yace vuestra paz.
La fe y la confianza en la sabiduría de nuestros planes prenatales nos permiten saber que aquellos a los que amamos sacaron de sus vidas todo el crecimiento, la belleza, y la riqueza que buscaban. Están en paz, con el conocimiento de que han vivido sus vidas tal como las habían planeado, y compartirán con nosotros este conocimiento, y la paz que implica.