Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤

miércoles, 30 de agosto de 2017

Mensaje Para Padres De Adictos

Con demasiada frecuencia, el problema causado por la adicción, se enfoca solo hacia los estragos que causa sobre las esposas, esposos e hijos del adicto, sin tomar en cuenta el inmenso sufrimiento y confusión que hace caer también sobre los acongojados padres.

En realidad, para ellos existe una angustia y un sentido de impotencia tan profunda y especial, que su problema es aún más difícil de resolver. Cuando el marido y padre adicto descuida, abandona a su familia, tenemos entre manos una situación desastrosa muy evidente, para la que existe ya juicios establecidos y controles sociales bastante bien organizados, a través de agencias particulares o públicas.

¿Pero, que se puede hacer para consolar y traer comprensión a la madre que de buenas a primeras, se percata que el ser de sus entrañas ha atravesado, casi sin sentir, esa invisible línea divisora que separa el bebedor social sano del adicto y alcohólico desesperadamente enfermo?
 ¿Cuando se presenta cómo le será posible ayudar al hijo querido a retomar a la salud y felicidad? ¿Que lo podemos decir?

 La relación de padres e hijos es un lazo emocional enormemente profundo.

Son ellos que trajeron al pequeño ser al mundo, los que cuidaron sus primeros pasos inciertos; los que amaron, protegieron y guiaron sus valores su felicidad y prosperidad. Cada retoño de su unión es parte inseparable de su vida.

Ahora que es adulto, no tienen ya ellos el derecho de controlarlo. Pero el patrón de la costumbre es muy difícil de romper; el impuso de los padres de seguir tratándolo como si aún fuera un niño…

Sin embargo, a pesar de que “acude a mamá” cuando se encuentra en un callejón sin salida, tratar de dirigirlo es sencillamente imposible.


Se rebela ante su autoridad, ignora sus súplicas y sus regaños. Muy a menudo, es el padre, quien guiado por su cariño y orgullo, lo protege demasiado, nulificando así las posibilidades de su recuperación. Una y otra vez, los padres perdonan y protegen y se hacen la ilusión de que así lo están ayudando.


Es natural que los padres del adicto estén siempre a la defensiva cuando se trata de sus consumos, por ser la vida de sus hijos parte intrínseca de la suya, no pueden evitar el sentimiento que parte de la culpa es suya. Se refleja esto en el grito conmovedor:
¿Dónde falle? ¿Cómo pude haberlo evitado? ¿Algo hice mal y este es el resultado?


Es sumamente difícil para un padre enfrentarse a la triste realidad que la criatura adorada se encuentra ahora dominada por la destructiva enfermedad del alcoholismo y la drogadicción. El amor de los padres tiende siempre a verla como la niña, o niño, que una vez fue.

Si este es su caso, trate de darse cuenta cabal de ACEPTAR EL HECHO, que su hijo está enfermo. Los médicos, psicólogos, trabajadores sociales, y otros profesionales que han dedicado su vida entera a ayudar a los adictos, reconocen la adicción como una verdadera enfermedad, tan real como la diabetes o la tuberculosis.


Es una enfermedad crónica que puede ser controlada pero no curada. La única esperanza del adicto para encontrar una vida útil y satisfactoria, es que deje de consumir para siempre. El menor sorbo de licor es lo suficiente para reavivar, en toda su intensidad, la infernal llamada del alcoholismo y drogadicción.


Si la hija o hijo adicto vive en casa, es muy probable que la experiencia de convivir con su comportamiento adictivo día tras día, le haya enfermado a Ud. Espiritualmente. Porque a diario, vive alerta a los inciertos pasos de sus idas y venidas; a la llave que se eterniza encontrar su destino para abrir la puerta, al mensaje que puede traer la noticia de un accidente o una tragedia. Todo esto acaba por llenarle de un continuo temor y le hace perderlas esperanzas.

Si el hijo es casado y tiene familia y casa, vive usted preocupado por el afecto que sus acciones tiene sobre la esposa y los nietos. Tal vez se ha visto obligado a asumir la responsabilidad de mantenerlos, aun a costo de gran sacrificio personal. Esto equivale INDIRECTAMENTE, a relevarlo de una responsabilidad que  propiamente es de .él.

Muchos padres llegan al extremo de culpar al cónyuge por la adicción de su hijo. No importa cuáles sean las circunstancias de ese hogar, jamás se le puede echar la culpa al esposo o esposa. El adicto consume porque esta enfermo.

La única manera que Ud. Puede ayudar a este adicto compulsivo es enfrentándose a las siguientes realidades:

Es imposible que el controle sus consumos o dosis por un acto de voluntad
Es posible que lo obligue a controlarlos, y sea con consejos o con regaños, tratándolo bien o tratándolo mal.

Lo mejor que puede hacer es darse cuenta y aceptar que Ud. No tiene derecho de criticar, regañar o exigir la sobriedad de este ser adulto por ser su hijo, más que si fuera un extraño. La única manera en que lo puede ayudar es convencerse que tiene que otorgar la completa libertad de sus propias acciones.

Mientras persista en sacarlo de apuros, un y otra vez, le está negando el derecho que él tiene a la libertad de sus propias acciones.

Si Ud. sigue protegiéndolo, si sigue resolviendo sus problemas causados por sus consumos, Ud. le está haciendo un gran daño.

Cierto que no hacerlo es, para los padres, muy difícil y muy doloroso “Es nuestra carne y hueso” gime la madre, ¿Cómo podemos abandonarlo? Y ¿Quién velara por él si no lo hacemos nosotros?

Pero la responsabilidad no es de Uds., a nadie le corresponde la responsabilidad de los consumos de alcohol y drogas de otras personas, más que a la persona misma.

No se avergüence ni se sientan culpables los espectadores, sin ofrecer una palabra de consejo o protesta, mientras la esposa pide ayuda profesional, aun cuando sea de la policía. Revelar el problema, haciendo un lado todos los tapujos, muy a menudo es la forma de inducir una crisis que impulsa al adicto a desear buscar ayuda para sí mismo.

Es muy probable que jamás se dirija a un Centro de Ayuda por complacerles a Uds., pero si ve en peligro su propio hogar y teme perder a su esposa e hijos, entonces es muy probable que dé el primer paso para recobrar la sobriedad.

Lo que Ud. se imagina es su deber y su hondo cariño, sencillamente retrasa el día del “Juicio Final” con el cual al fin y al cabo, tendrá que enfrentarse él solo.

Si verdaderamente lo ama, su amor tiene que ser suficientemente grande para concederle la libertad de buscar su propia salvación. No olvide que además de ser su hijo, primero es una persona adulta y libre.

Si en vez de protegerlo, obligarlo o intervenir, Ud. se limita a entregarle a él su autonomía y confianza, le prestara la mejor ayuda para que encuentre el sendero hacía la salud y la sobriedad. Con gran frecuencia, la mano que lo guiara por ese sendero será la mano curativa de los profesionales.

También puede ayudarlo adquiriendo conocimiento de todas las otras fuentes de ayuda, tales como los centros de información adictiva, médicos y servicios sociales, entendidos en esta enfermedad. De esta manera, el momento adecuado lo podrá dirigir a una de ellas.

Este momento solo se presenta cuando él cae en un profundo abismo de desesperación respecto a sus borracheras y drogas, en el cual admite, de su propio fuero, que ya no las puede controlar y declara que necesita y pide ayuda para hacerlo.

Si acepta ayuda, alégrese. Porque el profesional puede hacer lo que ningún padre,
Ninguna madre o esposa o hijos pueden. Los miembros de los centros de ayuda, comprenden su problema. No trate de participar en su lucha hacia la sobriedad, no intervenga salvo con las indicaciones que se le dan, déjele el campo abierto. Y no se aflija si falla una, dos o más veces. Su terapeuta sabe cómo ayudarlo.

No importa cuál sea su participación individual, demostrara su verdadero cariño y comprensión hacia su hijo, soltando las riendas y no interviniendo.

Este es el verdadero amor.

Aun, con las mejores intenciones, cuando tolera, consiente y aguanta sin fin, en vez de hacerle un bien, le causa un gran daño. Lo que es más el adicto muy a menudo, sabe intuitivamente que Ud. le está haciendo un daño, lo consiente, protege o interviene en su vida.
El día que, al fin, impulsado por su propio e inaguantable sufrimiento, se rescate él mismo de las pesadas cadenas de su adicción agradecerá el haber contribuido para que le fuera posible encontrar las propias fuerzas y valor para dar ese primer paso.

Por eso “suelte las riendas” y no siga retrasando el día feliz en el que él pueda comenzar a rehabilitar su vida. Su necesidad suprema es libertada para encontrar, por si mismo, el verdadero significado y propósito de su existencia.

Mientras tanto para que Ud. no pierda el ánimo y encuentre una medida de tranquilidad únase y asista a las reuniones de los grupos de familia que le queden cercanos. Comparta con los otros miembros sus sentimientos y experiencias, que ellos le comprenderán mejor que nadie, puesto que conviven con los mismos problemas. Al mismo tiempo le ofrecerán valiosa ayuda, información y orientación, que le permitirán recobrar las esperanzas y mantener el valor y las fuerzas necesarias para enfrentarse a ese problema.

Los grupos de familiares de adictos. Se reúnen para discutir sus problemas en común y compartir sus experiencias, guiados por un profesional y con el buen criterio que adquieren al informarse y aprender a tratar a sus hijos enfermos. De esta manera, se ayudan a comprender entre si el Problema con que se enfrentan y les es posible tratar de resolverlos constructivamente.

Cuando aprenden y aceptan que son impotentes ante la adicción de sus seres queridos y que su cambio de actitud, con frecuencia impulsa al adicto a buscar ayuda para sí mismo
El objetivo básico es ofrecer consuelo y esperanza a los familiares y amigos de los enfermos adictos.


Autora: Victoria Meléndez  López      Asociación: ESPERANZA Y VIDA
GRACIAS A TODAS ESAS PERSONAS QUE HACEN POSIBLE ESTE TRABAJO…ES LA ESPERANZA DE LOS PADRES, MUJERES, HOMBRES, HIJOS, HIJAS, MUCHOS ÁNIMOS PARA SEGUIR EN LA LUCHA DIARIA DE LAS ADICIONES…MI MAS SINCERA ENHORABUENA A ESTA ASOCIACIÓN, Y TODOS LOS QUE TRABAJAN CON ESTA ILUSIÓN.(ES ADMIRABLE)…
Mari-Carmen.

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